JUNG KOOK

«¿Por qué será que a veces me pongo a pensar que tengo suerte y a la vez desdicha? ¿Por qué será que mis sueños guardan algún secreto que yo no acabo de descifrar? ¿Por qué será que cuando he logrado vencer el miedo y me siento tranquilo, este coge más fuerza y vuelve apoderarse de mí? ¿Por qué será que cuando intento ser feliz al lado de la persona que quiero esta me abandona, se cansa de mí, dejo de importarle? ¿Por qué...?».

Siempre me hacía las mismas preguntas, una y otra vez, sin encontrar las respuestas, hasta que un día me harté, pues había encontrado la solución, la fórmula idónea: estar solo, pero... Sí, ahora me siento demasiado solo. Ahora la soledad es mi fiel compañera y, aunque sé que no es una buena amiga: me compaña en mi servidumbre y desolación, a tomar el té, a comer pasta, a sonreír falsamente, a ser un muerto-vivo.

«¡Maldita soledad! Maldito yo».

Desde que mi padre falleció he hecho de todo para ser un buen hijo y un buen hermano; pero el día que mi padre dejó este mundo mi alma se fue con él. Era el único que me comprendía, que me consolaba, podría ser yo mismo a su lado, era mi mejor amigo y, lo he perdido.

«Deseo tanto encontrar una compañera de viajes, que me saque de esta embraguiadora desolación, porque ya no aguanto más, estoy al borde del colapso».

—¡¿Señor, puedo pasar?! —Escuché la voz de mi guardaespaldas tras la puerta de mi oficina, la que me hizo salir de mis cavilaciones.

Yo era el CEO del Grupo Corporativo "DR Corporation", un organismo que crea los mejores productos de belleza de Corea; pero es más rico en fama por la producción de perfumes, alcanzamos el puesto número uno y no podíamos perderlo. El presidente del mismo, el señor Kim Tae Shin, me confió este puesto por mis méritos y además por haberle tenido y aún le tiene un gran aprecio y cariño a mi padre, una vez cuando más jóvenes fueron familia, hermanos aunque no de sangre.

—¡Pasa Ji Min! —diciendo esto él entró a toda carrera, dentro y fuera de aquí es uno de mis mejores amigos—. ¿Qué sucede, explotó una bomba? —me alarmé.

—No señor —respondió agitado.

—Min, me harto de decirte que mientras estemos solos háblame informalmente.

—Ya lo sé, todavía no me acostumbro. El trabajo es el trabajo y fuera de él es otra cosa.

—Bueno, dime, por qué andas desesperado.

—Acabo de recibir una llamada del presidente Kim.

—¿Qué pasó? Habla. —Me levanté de detrás de mi buró y fui directo a él.

—Me pidió que fuera a escoltarlo al aeropuerto.

—¿Por qué?

—Su hijo llega hoy de Italia, la prensa estará vuelta loca.

—¡Ah! —Puse cara de hastío—. Espero que su viaje no haya sido en vano. Es todo un engreído.

—No digas eso, ya sabes que aunque él no quiso dirigir la corporación de su padre ha aportado excelentes ideas, y aunque nadie lo conoce bien lo estiman y lo respetan mucho.

—Ya me doy cuenta —dije al ver cómo le brillaban los ojos al hablar de ese niño mimado.

—Además, deberías darle las gracias. Debido a él estás sentado en esa silla, debido a su ausencia —combatió.

—Eso no es tan cierto —le refuté—, pero lo que en verdad me molesta es que hace todo desde las sombras. ¿Por qué no muestra la cara, es tan horrible su rostro acaso?

Vi que sonrió ante mi pregunta, bajó la mirada un instante y luego la regresó a mí.

«Ahora tengo más curiosidad».

—¿De verdad quieres ver su verdadero rostro? —Sonrió, con cierto sonrojo en sus mejillas—. Te sorprenderías mucho.

—Ahora mismo envidio que seas tú el único que lo conozca. Cuéntame, cómo es —indagué como si se tratara de un gran chisme.

—No pienso decírtelo, quédate con las ganas —me dijo quedamente, vanagloriándose por ser el único que conoce el rostro de ese niño mimado, luego se dirigió a la puerta—. Tengo que irme, ya he perdido tiempo hablando contigo.

—Es cierto, vete. Ya me contarás cómo te fue cuando regreses.

—Vale —salió disparado de mi oficina y yo me quedé pensativo, metí las manos en los bolsillos de mi pantalón y disimulé media sonrisa.

—¿Sorprenderme? —Resoplé fugazmente por la nariz—. Diablos, ahora mismo la curiosidad está devorándome. No es que me importe su vida pero me intriga mucho el porqué le oculta su rostro al mundo. ¿Es demasiado feo, o, es demasiado hermoso? —Sacudí la cabeza—. Mierda, debo dejar de pensar cosas absurdas.

Pasé una mano por detrás de mi cabeza y me percaté que alguien estaba detenido observándome, seguramente Ji Min dejó la puerta abierta y yo ni me di cuenta por estar absorto en mis pensamientos en voz alta; pero no me alarmé, ya sabía quién era.

—No es absurdo lo que piensas, yo también me hago la misma pregunta —dijo entrando y poniendo una carpeta con documentos encima de mi escritorio—. ¿Así que llega hoy?

—Sí, "chico misterio" llega hoy.

—Toma —me extendió un cartón cuadrado doblado a la mitad y muy colorido.

—¿Qué es? —cogí el cartón.

—Es una invitación, me llegó hace poco. Un conocido mío tendrá su fiesta de compromiso hoy, va a casarse y nos ha invitado; a ti, a mí y a Ji Min, sabe que yo no salgo si no es con ustedes —me explicó y proseguí a guardarla en el bolsillo interior de mi saco—. Solo vine a eso, ya Min tiene la suya —cogió la carpeta que había traído.

—No me dijo nada —lo seguí con la mirada.

—Seguramente su mente estaba en otro lugar.

—Sí, en el aeropuerto. Debes haber visto como salió de aquí, parecía un cohete.

—Lo vi —se dirigió a la puerta, pero antes de que se vaya necesito pedirle un favor.

—Hobi. ¿Puedes pasar a recogerme?

—¿Por qué? Es decir, puedo, lo haré; pero por qué.

—Y lleva una carpeta repleta de hojas, inventa algo y que me necesitas, saldré y me vestiré en tu auto, prepara un traje para mí, ya sabes mi talla.

—No entiendo nada Jung Kook —se alejó de la puerta y caminó hacia mí, con el ceño fruncido—, explícame mejor.

—Es que no quiero que mi hermana se me pegue como chicle, no me divertiré si ella está allí —contesté y Hobi relajó las cejas.

—Ah hombre, por qué no empezaste por ahí. Claro, déjalo en mis manos —me sonrió sacudiendo su cabeza y regresó a su trabajo.

Hobi es mi secretario y otro de mis mejores amigos, el único que me habla de manera informal cuando estamos solos, a diferencia de Ji Min. Es excelente en lo que hace, muy inteligente y siempre me apoya, conoce de administración y de leyes, su padre quería que fuera abogado y su madre gerente de empresa. Estudió para ambas cosas y al final eligió lo que más le gustaba: ser secretario en "DR Corporation", es un puesto importante y a él le gusta este mundo convulsionado por la moda y la tecnología.

Miré mi reloj: 8:00 de la mañana.

«Diablos, por qué las horas pasan tan lento. Saber de esa fiesta hace que mi cuerpo quiera dejar de trabajar, mejor vuelvo a sentarme para seguir en lo que estaba, así me olvidaré del tiempo».

Cumplí al pie de la letra con mis pensamientos y luego de unas largas horas de trabajo, regresé a la casa... al caos que es mi casa.

—Buenas tardes señorito —me recibió Jisoo, nuestra mucama, siempre me saludaba cortésmente.

—Buenas tardes Jisoo —saludé observando la oscuridad de mi casa, aunque las luces estuviesen encendidas, porque después de la muerte de mi padre, la felicidad y el brillo que aquí había, desparecieron—. ¿Y el resto de las damas de esta casa?

—Su hermana está durmiendo y su madre está en la sala de estar leyendo el periódico —me ayudó a quitarme el saco.

«A veces no sé ni para qué pregunto, es lo mismo de siempre: mi hermana se la pasa durmiendo y mi madre pendiente de las noticias para ver si puede sacar algún provecho de ello».

—¿Hijo ya viste las noticias? —Chilló mi madre de repente, dirigiéndose hacia mí, agitando un periódico que traía en la mano—. Mira, léelo.

—Buenas tardes mamá. ¿No me saludas?

—Buenas tardes hijo. Ahora lee las noticias.

Cogí el periódico, molestarme con ella sería una pérdida de tiempo, lo abrí y vi una imagen del hijo del presidente Kim en primera plana, toda su ropa era negra y de buena calidad.

—Sí, temprano en la mañana supe que llegó hoy.

—¿Y quién es esa chica a su lado, es su novia? —señaló en el periódico a una joven.

Mis ojos se habían concentrado tanto en ver el rostro de él cubierto por unas gafas oscuras y un "sombrerito de play boy" que no miré el resto de la portada. Él estaba de perfil y a su lado había una chica rubia sonriente que descansaba su cabeza en su hombro derecho, mientras se aferraba a su brazo.

«No sé quién es pero por alguna razón siento que la he visto antes, que la conozco de algún lado, solo no recuerdo de dónde ni cuándo».

—Hijo dime quién es ella —insistió mi madre.

—Y yo qué sé mamá —dije devolviéndole el periódico—. Ni que fuera su mejor amigo para saberlo.

—¡Ya sé...!

—¿Sabes qué cosa? —La miré de pies a cabeza—. Mamá conozco esa cara, ni se te ocurra.

—Haremos una cena y lo invitaremos. Así sabremos un poco de él, además quiero que conozca a nuestra Han Ah.

—No —negué con mi cabeza y boca caminando hacia el pasillo que conduce a mi habitación.

—¿Por qué no? —fue tras de mí.

—¡Mamá el día en que Kim Tae Hyung ponga un pie en esta casa yo me largo!

Eso no era cierto, quería saber tanto como mi madre del "mistery boy" aunque no me agrade; pero lo que menos me agrada es que ella siempre quiera aprovecharse de las personas, conmigo es suficiente. Desde que papá murió se convirtió en una mujer avaro y codiciosa.

—¿Jung Kook pero que estás diciendo?

—Es una advertencia mamá —me volteé hacia ella y la miré seriamente—, guerra avisada no mata soldado.

Me fui a mis aposentos, decidí darme una ducha bien caliente y descansar hasta que Hobi viniera por mí, lo cual hice.

Horas más tarde, después de haber cenado, o bueno, de haber probado apenas la comida, Hobi llamaba a mi puerta, yo vestía ropa adecuada porque sabía que saldría con él después de escuchar su argucia pero... fue una mentira tan bien elaborada y perfecta que hasta yo terminé creyéndomela.

Salí como un loco de casa cogiendo a San por el brazo, fuimos directo hacia su auto y allí lo solté.

—Por el amor de Dios Hobi, qué lío —me puse las manos en la cabeza—. Cuéntame más sobre el problema, debemos buscar una solución mejor y rápido.

—¿De qué carajo estás hablando Jung Kook? —Me bajó las manos—. Me dijiste que inventara una excusa creíble para que pudieras salir sin tu hermana. ¿No me digas que...? Ohh madre... —comenzó a reírse y ahí me di cuenta.

«Crap».

—Hombre que te lo has creído. Wow, ¿soy demasiado bueno, o es que tú tienes la cabeza en la luna?

—Es mi madre —contesté enervado—, hoy me ha sacado de mis casillas.

—Mn, I see —dijo y me dio dos palmaditas en el hombro derecho, para tratar de consolarme.

—Chicos, vámonos ya —replicó Ji Min bajando la ventanilla trasera del lado izquierdo del auto.

Le hicimos caso, Hobi se fue al volante y yo al asiento trasero al lado de Min, había una caja en sus piernas y una muda de ropa dentro de un nylon transparente, supuse era mi traje y mis zapatos. Pues sí. Me deshice de lo que traía puesto y me coloqué la vestimenta elegante que San escogió para mí.

Después de varios minutos llegamos al lugar, era un local inmenso, la música se escuchaba en las calles, música Pop. San estacionó el auto y nos bajamos, recorrimos el camino de luces cambiantes y entramos al local; había mucha gente desconocida, varias mesas y un minibar.

—Vamos a saludar a los tortolitos —dijo Hobi, Ji Min y yo lo seguimos sin decir nada, solo admirábamos el entorno.

Hobi nos presentó a los prometidos, los felicitamos, sonreí ante un comentario de Hobi y giré mi cabeza apenado por los enamorados; pero mi sonrisa se congeló cuando vi entrar al local una chica vestida de azul celeste. Su vestido era enteramente largo y cubría su cuello, se veía espléndida, y su cabello negro le daba el toque perfecto.

—Jung Kook, se te van a enfriar los dientes. ¿Qué te pasa? —me preguntó Hobi, ya la pareja no estaba, solo tenía a mi lado a dos amigos intrigados.

—¿Quién es ella?

—¿Quién? —cuestionó.

—Ella —apunté hacia la chica—. Es hermosa.

—Wow, sí que lo es, y no solo tus ojos se han dado cuenta de eso.

—Chicos, creo que esta será la mejor noche de mi vida.

Justo diciendo eso, vi que un tipo se acercó a ella con malas intenciones, inmediatamente fui hacia ellos, lo alejé y comencé a hablarle a ella, le explicaba mi acercamiento pero solo tenía la mirada en el suelo. Tal vez era su primera vez visitando estos lugares y tenía pena, debía romper su timidez, deseaba ver su rostro más de cerca.

—¿Es la primera vez que vienes a un sitio como este, cierto? No te sientas apenada, también es mi primera vez.

«¿Una mentira? No es como si nunca hubiese ido a una fiesta; pero de compromiso, sí, es cierto que jamás había asistido a una».

—Sí, es mi primera vez —dijo, permitiéndome escuchar su voz y...

«Dios bendito, esa es la voz más suave y armoniosa que he escuchado jamás, y ahora quiero escucharla más».

Levantó su rostro y me miró a los ojos, ahí comprendí que el amor a primera vista existe. Estaba maquillada muy sencillamente, casi era natural, lucía increíblemente hermosa. Quería decírselo pero tal vez se ruborizaría y volvería a atender al suelo, no quería que me privara de verla, así que me quedé callado, pensado.

«Creo que he encontrado al amor de mi vida. ¿Está bien, que piense eso?».

TAE HYUNG

—Amy demonios, esto no está bien —dije mirando mi vestimenta.

—Tae, te ves preciosa, y ya estamos aquí —dijo y tiró de mí.

«Solo yo dejo que Amy haga esto conmigo, aunque realmente me vi en el espejo antes de venir y, sí, me veía espléndida... Wow, referirme a mí de forma femenina se siente raro».

Entramos al local, era inmenso, el ambiente se sentía agradable y la música también.

«Oh Dios, creo que muchos ojos están observándome, qué intenso».

—Mira, ya tienes muchos admiradores —expresó con picardía—. Voy a saludar a mi amiga y su prometido, ya regreso.

—Amy no me dejes aquí solo —le supliqué cuando la vi alejarse—. Aaamyyy.

«Me dejó solo, mierda. La mataré luego. Alguien se me acercó».

—Joder qué joyita más linda. Buenas noches hermosa.

«Joder digo yo, quién será este fresco y atrevido».

—Buenas noches —dijo otra persona—. Caballero, ella tiene compañía, si nos disculpa —no pude levantar la mirada del suelo, escuchar esa voz tranquila y agradable me lo impidió.

—¡Ah!, discúlpame, no lo parecía. Los dejo entonces.

Vi como el susodicho grosero se alejaba, por la sombra, mientras unos zapatos marrones seguían quietos frente a mí.

—Hola, disculpa lo que dije anteriormente de ser tu compañía, es que vi como tu amiga te dejó sola y ese fanfarrón vino hacia ti con intenciones no muy gratas —se separó un poco—. ¿Es la primera vez que vienes a un sitio como este, cierto? No te sientas apenada, también es mi primera vez —hablaba con fluidez, aunque parecía nervioso, o ansioso porque le dijera algo.

—Sí, es mi primera vez —le respondí y levanté la mirada, encontrándome con la suya, pero pareció que el tiempo se congeló en ese momento, para los dos, porque se quedó viéndome.

«¿Por qué está mirándome tan detenidamente? ¡Ah! ¿Se habrá percatado de algo? No, Amy fue muy meticulosa al vestirme y maquillarme».

Era mejor que dijera otra cosa, porque si seguía mirándome así iba a desmayarme. Era el hombre más apuesto que había visto, con su rubio cabello peinado a un lado que le caía sobre parte de su frente, sus labios color carne que no podía dejar de mirar y sus seductores ojos oceánicos.

«Oh no, creo que me gusta y ni siquiera le conozco».

—Gracias por lo que hiciste anteriormente, me salvaste. Eres mi héroe de la noche.

Y bueno, yo quería decir algo más; pero lo que dije, al parecer, detonó algo en su interior, porque sus ojos brillaron.