Capítulo 7 (Ángel o Demonio )🌹
Al terminar ese delicioso beso nos separamos para vernos a los ojos, sentí como mi cara ardía, de seguro tenía el típico rubor color tomate de la vergüenza que sentía.
Leo se levanta del mueble y se va a la cocina, me levanto y lo sigo. Al entrar a la cocina me impresionó verlo con sus manos apoyadas en la mesa, se veía que estaba haciendo presión al apoyarse ya que sus venas se le marcaban por todo su brazo.
- Amanda, mejor vete - susurró Leo mientras seguía apoyado en aquella mesa.
- ¿Por qué me pides que me vaya? Leo dime ¿Qué te sucede? Tal vez yo te pueda ayudar.
- Tú no me puedes ayudar en nada, ni tú ni nadie - Gruñó Leo volteándose hacia mí dejándome ver un rostro de demencia - Vete, por favor vete.
Al ver como él me había tratado salgo casi que corriendo de su casa, sin poder evitarlo comienzo a llorar por la rabia que tenía, me dolió mucho como él me habia pedido que me fuera, soy una estúpida por pensar que yo le agradaba a Leo y que lo podía ayudar.
Esa tarde la pasé encerrada en mi habitación, no estaba de humor para nada, mi madre no entendía lo que me pasaba pero sin embargo me dejó estar a solas.
No sé por qué estaba tan dolida si ya sabía que Leo era un completo idiota, entonces porque me siento así. Me quedo un instante pensando y analizando con mis ojos cerrados lo que realmente me sucede con este chico que apenas conozco, lo cierto es que no puedo evitar sentirme nerviosa cuando estoy cerca de él, notar como se acelera mi corazón cuando lo veo, mis ganas de saber de él en todo el día, abro mis ojos al entender por que estoy sufriendo por ese chico, en ese momento me di cuenta que Leo me gusta, lo peor es que tan solo no me gusta, sino que me estoy enamorando de él.
Cubro frustrada mi rostro con la almohada, ya no quería pensar en Leo, estoy cansada de pensar en él, así que apago la luz de mi habitación y trato de dormir y olvidar por unas cuantas horas a ese chico tan idiota.
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En la mañana me levanté con un sobresalto en mi pecho que me hizo sentir muy nerviosa, sentía que mi corazón se quería salir por mi boca. Me levanto de la cama y voy a la habitación de mi mamá, veo que ella sigue dormida, me le acerco para despertarla.
-Mamá, despierta, mamá - me preocupo al ver que ella no responde - Mamá, mamá - sigo llamándola y nada, ella no abre los ojos,
Enseguida me siento tan aterrada que comienzo a gritar, tenía miedo de que mi madre no despertara. Escucho tocar la puerta y salgo corriendo para ver quién está tocando. Abro la puerta y veo a Leo con un rostro de preocupación.
- ¿Qué te sucede, Amanda? ¿Por qué estás gritando tan desesperada?.
- Mi madre, mi.. - el llanto no me deja hablar.
- Amanda, cálmate ¿Qué le paso a tu madre?. - indaga Leo sosteniendo mi rostro con sus manos.
- Mi mamá está muerta - sollozo entre lágrimas mirando la cara de Leo asombrado.
Leo entra a la casa y sube corriendo las escalera, siento que mi cuerpo tiembla quedándome paralizada de miedo. En pocos segundos veo que viene corriendo con mi madre en brazos.
- Amanda, vamos al hospital - demanda Leo saliendo para ir a su camioneta.
Reaccioné y voy corriendo detrás de él, subimos a la camioneta para llevarla al hospital, mientras Leo conducía yo estaba en la parte trasera con mamá, ella estaba acostada en el asiento y su cabeza en mis piernas.
Llegamos al hospital, y se nos acerca un médico para atenderla, el médico me hace miles de preguntas mientras que yo todavía en Shock no sabía que responder, tenía mucho miedo, tenía miedo de que me dijeran que mamá estaba muerta.
-Amanda, mírame, tranquila, respira - dice Leo sosteniéndome por mis hombros - tu madre te necesita así que responde las preguntas que te hace el doctor.
Volteo hacia el doctor y le comienzo a explicar que ella es un paciente oncológico y que tiene cáncer en estado terminal. La mirada de Leo cae sobre mí enseguida, la puedo sentir mirándome fijamente.
El médico se lleva a mi madre a otra área del hospital y nos dice que fuéramos a la sala de espera. Vamos caminando hacia la sala y ciento que en mis hombros caen una chaqueta, era Leo que me estaba cubriendo la pijama que tenía. Me sonrojo al ver que ando en pijama delante de él.
El se va hacia una máquina expendedora mientras yo me siento a esperarlo, se acerca y se sienta a un lado de mí, extiende su mano para darme un vaso de café mientras él le daba un sorbo al suyo.
- Así que tú madre tiene cáncer terminal, pobre señora debe estar sufriendo mucho - comenta Leo mientras tomaba su café.
- Mi madre es muy fuerte a pesar de su enfermedad, ella está luchando contra esa batalla a pesar que ya la tiene perdida.
Leo me voltea a verme con rostro triste y a la vez sorprendido, no entendí porque tenía esa expresion después de escuchar mis palabras.
- Tu madre es una mujer admirable, te tienes que sentir muy orgullosa de ella, Amanda - dice Leo.
-No te imaginas como me duele ver a mi madre así, daría lo que fuera para que ella no sufriera más.
- ¿De verdad quieres que tú madre deje de sufrir? - Leo al pronunciar esas palabras su rostro cambió, su mirada reflejaba odio y a la vez maldad.
Al ver a Leo con esa expresión sentí miedo de él, sentí una inquietud que me llegó hasta el alma al ver que parecía que estaba poseído, como podía una persona cambiar de humor en cuestiones de segundos. ¿Será que este chico con cara de ángel realmente es un demonio?
- ¡Leo! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? - le pregunto mientras el chico me mira con una extraña sonrisa.
-¿Por qué me preguntas que si estoy bien? Acaso tú me ves que estoy mal - Leo hablaba conmigo, pero no sé porque tenía esa sensación en mí que me decía que ese que hablaba en ese momento no era Leo.
El médico llega a la sala y yo me levanto para ir hacia él, pude sentir como Leo me sigue de cerca.
-¿Doctor, cómo está mi madre?.
- Tranquila, ella ya está mejor, ya recobró el conocimiento, pero lamento informarte que su condición es crítica, tu madre va a comenzar a sentir fuertes dolores producto del cáncer, esos dolores van hacer que ella se descompense, así que como su hija tienes que ser fuerte para poder ayudar a tu madre.
- ¡Va a sentir dolor! - sollozo entre el llanto más amargo que pude sentir, mi madre ahora en adelante va a sufrir más de lo que ya estaba sufriendo, eso de seguro será horrible.
- ¿De verdad no se puede hacer nada por ella? - pregunta Leo con tristeza.
- No, tal vez si se fueran dado cuenta antes tendría posibilidad de sanar, pero ya el cáncer está muy avanzado y de nada serviría un tratamiento que la haga sentir mal y no se sane - el doctor hablaba mientras esos ojos azules de Leo no me quitaba la mirada de encima - Ya puedes ir a ver a tu madre, a estado preguntando por ti.
El doctor se va y yo salgo junto a Leo a la habitación donde está mamá. Al llegar a el pasillo donde están las habitaciones apenas sujeto la manilla de la puerta siento como Leo me sujeta por el brazo.
- Amanda, ¿te puedo hacer una pregunta? - dice Leo con una expresión algo extraña en su rostro.
- Dime, ¿Qué pregunta me vas a hacer?.
- Amanda, ¿tú quieres mucho a tu madre?.
- ¡Por supuesto que la quiero, que clase de pregunta es esa Leo!.
- ¿Serías capaz de dejar que tú madre sufra esos dolores? Creo que se los deberías evitar, no sabes los que se siente sufrir sin tener una esperanza de sanar - Leo hablaba como si él supiera muy bien lo que es sufrir.
- Dime, ¿Cómo puedo evitar que mi madre sufra? ¿Cómo lo hago, Leo?.
Leo se queda callado mirándome, no decía nada, solo me veía con lastima. Agachó su cabeza y se fue.
¡Leo me está volviendo loca! . Pensé al entrar a la habitación con rabia por haberme dejado con la duda de como ayudar a mi madre.
- Hija, ¿Qué sucede? ¿por qué entras alterada? - no le dije nada para no preocuparla solo me le acerco y le doy un fuerte abrazo.
- Ya te sientes mejor, me hiciste asustar mucho mi bella Clara - le digo mientras la abrazo y beso su frente.
-Discúlpame hija por haberte asustado, pero no me respondiste ¿Con quién estabas hablando afuera? Y ¿por qué entraste tan alterada?.
- ¡Estoy bien mamá!, estaba hablando con Leo, él fue quien te trajo al hospital en su camioneta.
- ¿El vecino está afuera?, pero Amanda por que lo dejas solo, dile que pase, tengo que darle las gracias por ayudarnos.
- Tendrá que ser otro día que le agradezcas, él ya se fue a su casa.
- ¿De verdad?, bueno cuando ya me sienta mejor lo vamos a invitar a cenar en la casa - asiento desanimada, no podía dejar de pensar en lo que dijo el doctor.
-Disculpen que las interrumpa, pero la paciente tiene que descansar - dice una enfermera que entra a la habitación.
Mamá, trata de descansar un poco yo iré a la casa a cambiarme y vendré lo más rápido que pueda.
- Está bien hija, ten mucho cuidado, mi amor - me despido de ella y salgo de la habitación.
Al salir del hospital veo la camioneta de Leo todavía estacionada afuera del hospital, me acerco a ella y lo consigo acostado adentro, él me ve y se levanta rápidamente.
- Leo, pensé que te habías ido.
- Te estaba esperando para llevarte a tu casa - El chico se incorpora para sentarse mientras me abre la puerta para que suba a su camioneta.
- Gracias por ayudarme a traer a mi madre al hospital, sino fuera sido por ti no sé cómo hubiera hecho para traerla.
- No te preocupes, ya quedamos a mano.
- ¿A mano? No estoy entendiendo.
- Estaba en deuda contigo, tenía de alguna manera pagarte el helado que me llevaste a mi casa, además, era la primera vez que probaba el helado de vainilla junto con el de chocolate, me gustó unir eso dos sabores en ese beso - Leo sonríe con picardía, enciende el motor y nos vamos del hospital.
Mi cara enseguida se sentía que ardía, tras el comentario que hizo ese chico, lo volteo a mirar y él también estaba sonrojado.
¡Qué vergüenza! Pero por lo menos le gustó la combinación de los helados!
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