Me quedo un rato desconectada del mundo hundida en mis pensamientos frente a la ventana, todavía no entendía que estaba haciendo Leo a fuera en medio de la tormenta.

Miro el reloj y son las tres de la madrugada, cierro mis ojos mientras suspiro, ya por estar pensando en Leo ni duermo, cierro la cortina de la ventana y subo a mi habitación.

No sé en qué momento mi vida comenzó a gira al rededor de este chico que he dejado muchas cosas al lado por querer saber de él.

Me acuesto y me cubro con mi cobija, trato de ya no pensar más en ese chico, a la final no era mi problema lo que Leo estuviera haciendo a las tres de la mañana en la calle, cierro mis ojos y poco a poco me quedo dormida.

                    °°°°°°°°°°°°

Está mañana un grito despavorido me hace abrir mis ojos mientras me levanto corriendo de la cama.

— ¡Mamá, Mamá! — camino muy rápido a la habitación de mi madre, pero ella no estaba ahí — Mamá, ¿Dónde estas? — bajo las escalera ya preocupada de los gritos.

Al bajar las escaleras veo la puerta del patio abierta y corro hacia fuera, lo que vi me dejó impactada, tapo mi boca con mi mano al ver todas las gallinas que habían en el corral degolladas, no había quedado ninguna con vida.

Mi respiración se acelera y siento como mi cuerpo tiembla, ¿quién pudo haber hecho algo así, y con que intención?. miro a mamá que tenía su mano en el pecho y lágrimas caían de sus ojos.

— Amanda ¿que es todo esto?, hija esto está mal — dice mi madre agarrándome fuerte de mis brazos.

— Mamá cálmate, ven vamos a dentro — llevo a mi madre a la sala y corro a buscarle un vaso de agua, ella estaba muy pálida y nerviosa.

— Amanda, tenemos que llamar a la policía no podemos dejar esto así, tenemos que saber quién hizo un acto tan cruel contra esas inofensivas gallinitas.

Mi madre tenía razón, teníamos que saber qué había pasado con esos animalitos y sobre todo por qué lo hicieron. en mi mente llegó una imagen, una que ya me tenía rondando la cabeza sin dejarme tranquila, esa imagen era Leo.

— No creo que él lo haiga hecho — susurró mientras mi  madre me mira confundida.

— ¿Amanda, ¿Qué dijiste?.

— Nada madre, tienes razón llamemos a la policía para que investiguen.

Me levanto del mueble y busco mi celular, llamo a la policía que me dice que estarán en casa lo más rápido posible. cuelgo la llamada y regreso al mueble junto a mi madre para tratar de tranquilizarla.

En mi mente todavía estaba esa idea de que tal vez Leo fue el culpable de ese acto tan horrible.

Después de unos cuantos minutos se escucha la sirena de la policía frente de la casa, me levanto y voy a fuera rápidamente. De la patrulla baja un policía de edad media y de contextura atlética, mientras del lado del conductor se baja un hombre que ya había visto antes, me sorprendo ver que ese policía era Andrew.

— Buenos días señorita, venimos a investigar lo que reportaron hace unos minutos — indicó el hombre de mediana edad mientras Andrew me observa con una pequeña sonrisa — Soy el oficial González y el oficial Collins, ¿Nos permite entrar?.

— Sí, por supuesto, pasen — contesto haciéndome a un lado de la puerta para que los oficiales pasarán.

Andrew, pasa por mi lado y me da un guiño que me confunde, "¿Cuándo le he dado confianza a este hombre que ya me hace guiños?". Pensé mientras mi mirada cayó en la placa que llevaba puesta en su camisa donde se dejaba ver su nombre y apellido.

Llevo a los oficiales al patio y los dos se quedan mirando con indignación al ver lo atroz que ha sucedido con esas pobres gallinas.

— Me pueden decir ¿Quién de ustedes dos fue que se dio de cuenta de las gallinas? — pregunta el oficial González  sacando una libreta y lapicero de su bolsillo.

— Fui yo oficial — responde mi madre  — Está mañana me levanté a preparar el desayuno, me llamo la atención que el patio estaba muy tranquilo y las gallinitas no estaban haciendo ruido, salí al patio y me conseguí con esta horrible escena.

— ¿Anoche no escucharon algún ruido o vieron algo fuera de lo normal? — esta vez cuestionó Andrew.

Yo si había visto algo fuera de lo normal, pero no podía decirle que vi a mi vecino de madrugada pasar a su casa vestido todo de negro y una capucha cubriendo su cabeza, iba a sospechar de él, y la verdad tendría razón de hacerlo ¿Quién carajos anda a esa hora en la calle con esa apariencia?.

— No, no escuchamos ni vimos nada extraño, por lo menos yo no, ¿Escuchaste algo anoche, Amanda? — indaga mi madre.

La miro con ojos nerviosos, no quería culpar a Leo de esto, no estaba segura que fuera sido él.

— ¡No, yo tampoco escuché nada! — mi respuesto no sonó muy convincente.

— Tienen que tener mucho cuidado, esta madrugada asesinaron a un hombre en un callejón — Comunicó Andrew mirándome fijamente como si sabía que yo ocultaba algo — Una chica reporto el crimen esta mañana, la interrogamos y nos dijo que pudo verle el rostro al asesino — al escuchar que esa chica sabía quién era el asesino sentí como mi corazón se aceleró.

— ¿Quién es el asesino? — pregunté muy intrigada.

— ¿Por qué estás tan nerviosa Amanda? — cuestionó Andrew mirándome fijamente y con ojos desafiantes, ya él había notado lo intranquila que estaba — ¿Acaso tienes un sospechoso o sabes algo y no quieres decir? — la interrogación de Andrew me tenía al borde del infarto, trato de calmar mis nervios para no verme delatada.

— ¡Por qué debería ocultar algo!
no tengo ni idea de quién será ese tal asesino — contesto de forma tranquila y serena mientras que por dentro estaba que me moría de los nervios.

Andrew me sigue mirando con esos ojos como queriendo decir: ¡Se que sabes algo y lo voy a descubrir!" Aparto mi mirada y camino donde estaba mi madre y el otro oficial revisando las gallinas.

El oficial me pide unas bolsas y mete a todas las gallinas, salen de la casa con ellas y las suben a la maletera de la  patrulla, no tenía ni idea que iban hacer con ellas, pero de seguro no era un consomé.

— Ya terminamos por ahora, seguiremos con la investigación y lo que tengamos se lo haremos saber, esperemos encontrar alguna huella en las pruebas que tenemos y dar con el culpable de este vandalismo, que tenga un buen día — se despide el oficial  González y se sube en la patrulla.

Mi madre entra dejándonos a Andrew y a mí solos en la puerta de la casa.

— Amanda, tienes que tener mucho cuidado, no creo que esto se trate de vandalismo, aquí hay algo más, lo presiento — las palabras de Andrew me asustaron, él era policía y ya estaba acostumbrado a ver casos de todo tipo y me estaba alertando de algo que nos  podía estar acechando a mi madre y a mí.

— ¿Quieres decir que alguien hizo esto a propósito? —  pregunto intrigada.

— Sí, diría que esto fue como una advertencia, así que tengan cuidado, estaré patrullando más seguido por aquí, tengo un mal presentimiento de todo esto, pero tranquila estaré pendiente de ti y tu madre  — Asiento mientras Andrew me hace una pequeña sonrisa y se sube al auto para marcharse.

¡Esto es una advertencia! ¿Qué quiso decir con eso?, mi madre y yo no le hemos hecho nada a nadie en este pueblo como para que nos estén dando una advertencia, ni si quiera conocemos a la gente de este lugar, y  hay va otra vez, enseguida en mi mente llega la imagen de Leo, en él recaía mi sospechas.

Me quedó mirando hacia su casa y de pronto todo tiene sentido, anoche mataron a un hombre en la madrugada y esa hora fue que vi a Leo pasar.

"¡No, no puede ser, es una coincidencia, él no puede ser el asesino!". Todos mis pensamientos acusaban a Leo, y como no pensar mal de él, si todo lo que yo había visto lo delataba, y si fuera así, y si fuera cierta mis dudas y Leo fuera el asesino, ¿Qué pasaría con todo lo que siento por él? ¿Qué pasaría?.