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Capítulo VIII


Noroeste de South Park.
9:35 AM.
Agencia de superhéroes.
30 de septiembre.

Mysterion suspiró mientras sentía como el caliente aire del interior de la agencia, envolvía su frío cuerpo creando un gustoso contraste. Caminó con tranquilidad por el largo pasillo, escuchando como la suelas de sus botas chocaban duramente contra el suelo de cerámico blanco. Una vez que llegó a la puerta que daba a la oficina de su jefe, tocó la puerta dos veces.

一Oh, has llegado, Mysterion. 一habló el castaño dejándose ver detrás de la puerta, regalándole una extraña mirada de seriedad一. Pasa. Necesito hablarte.

El co-líder pasó al despacho del mapache, cerrando la puerta detrás de su espalda. Se sentó en el asiento puesto delante del escritorio del chico con sobrepeso, contemplando como el cuerpo de este se sentaba en su trono.

一Escucha, esto me es difícil. Porque debo decirlo con palabras delicadas. 一habló, conectando miradas一. Como sabrás, hemos estado investigando el famoso Deep Woods estos últimos días, y hemos... encontrado finalmente algo revelante, pero que necesita tiempo para ser analizado y sacarle más material.

El rubio arrugó la frente. No le gustaba el rumbo que estaba tomando esa conversación.

一Lo que quiero decir es... que encontramos un cuerpo medio enterrado en las profundidades del bosque y... se trataba de... Karen. Tu hermana menor. 一finalizó Coon, desviando sus orbes marrón avellana.

Las lágrimas no tardaron en empapar el rostro del superhéroe. Este se levantó bruscamente de su asiento, logrando que la silla cayera estrepitosamente de espaldas al suelo. Con las manos temblando, Mysterion tomó de la camisa al otro y lo acercó. The Coon observó a través de los ojos azules cristalizados del chico, como su alma estaba totalmente destrozada.

一Dime que no es cierto. 一gritó, haciendo que sus lágrimas fueran más intensas一. ¡Dímelo!

El castaño simplemente no respondió, no sabía como reaccionar o responder ante eso. Y sabía que tampoco podía reprocharle, puesto que podía percibir los sentimientos tan desgarradores que se desataban como una tormenta en el interior de Kenneth. Notó como el Alfa lo soltó de golpe y caía de rodillas frente a él, llorando en silencio.

Mysterion sentía tanta rabia y tanto dolor acumulado que tenía esa sensación de querer explotar. Su pequeña hermana, su sol, su mundo... se la habían arrebatado de sus manos. Y no pudo hacer nada al respecto.

一¿D-donde está? 一dijo, en un tono casi inaudible.

一En el laboratorio, el doctor Timothy le está tomando algunas muestras. Dice que puedes llevártela una vez que acabe. 一notificó Coon, suspirando.

McCormick se levantó con lentitud y, sin alzar la mirada, se largó de la oficina, no sin antes despedirse secamente de su jefe. Una vez que la gran puerta de madera se cerró, se encaminó hasta la sala principal donde todos se encontraban. Allí, pudo notar las miradas llenas de tristeza o pena por parte de sus compañeros. Excepto la de Stan, los ojos negros de él no existían en la habitación.

一Lamento todo esto... 一Broflovski fue el primero en cortar el silencio, acercándose para brindarle un fuerte abrazo.

Su cuerpo es frío, no se compara con los brazos cálidos de Butters.

一¿Lo sabías? 一murmuró en su oreja, sin corresponder el abrazo, pero aún sintiendo el cuerpo del pelirrojo pegado al suyo.

Un silencio abrumador se formó entre los dos, Kyle se separó y bajó la mirada.

一Yo encontré el cuerpo junto a Mosquito. Y estamos a un paso más para capturar al que hizo todo esto. 一explicó, acariciando su brazo mirándole.

一¿Qué pruebas tienen?

Rápidamente, Mosquito levantó su voz ante el tono de voz tan severo que había empleado el co-líder.

一Cuando debimos investigar el Deep Woods, nos tuvimos que adentrar mucho en el corazón del bosque para poder recuperar el... cuerpo. El cual se encontraba en la parte trasera de una especie de cabaña abandonada. 一respondió, mostrando unas fotos tomadas por él y por su compañero Kyle, poniéndolas sobre la larga y ancha mesa en medio de la sala一. Lo más curioso, es que parece que el sitio fue habitada recientemente, porque se encontraban aún sangre fresca.

一¿Sangre de... Karen? 一Kenny pronunció ese nombre con mucho dolor, algo que los compañeros notaron.

一No lo sabemos, pero agarramos una muestra y ahora el doctor Timothy lo está investigando. 一respondió el judío, posando una mano en el hombro de este.

Seguidamente, la puerta de la sala se abrió con delicadeza llamando la atención de los presentes en la sala. The Coon había aparecido en el umbral, con el rostro serio. Alertando un poco a los superhéroes.

一El doctor Timothy dijo que necesita hacerle unas pruebas más a la sangre, porque parece que hay algo extraño en ella. 一avisó el castaño, caminando hasta Kenny一. Por cierto, él me dio esto, dijo que tal vez nos ayudaría.

Y sin más, le entregó un libro lleno de polvo al contrario.

一¿Eh? ¿Es de la leyenda urbana del bosque? 一cuestionó el Alfa decepcionado, leyendo el título de la tapa一. No tenemos tiempo para esto, Coon.

Call Girl tomó el libro de las manos del rubio y lo inspeccionó cuidadosamente.

一Oh, es la vieja leyenda urbana de Deep Woods. Se trata sobre que, cuando apenas el bosque se encontraba creciendo y extendiéndose, un joven Omega campesino y cristiano estaba explorando esas tierras. Allí, se encontró a un extraño hombre que tenía un aspecto extravagante. El joven, llamado Phillip Pirrup, o conocido como solo Pip, terminó enamorándose de este llamativo muchacho. 一explicó la azabache, haciendo una mueca一. No se supo nada más acerca de ese chico y el extraño, puesto que ninguno volvieron del bosque al día siguiente.

Un silencio sepulcral se formó en la sala luego de esa historia.

一Son solo cuentos. 一gruñó McCormick frunciendo el ceño.

一Eso explicaría la mala vibra que hay en ese bosque. 一comentó Mosquito en un susurro.

Kenny sintió un tic en el ojo. ¿Realmente eran tan idiotas como para creerse tal leyenda urbana? No había dicho nada desde un principio, pero no creía en tal Satán y ni en el tal Damien. Ni siquiera habían pruebas concretas de que ambos seres inmortales o mitológicos existían. Solo era viejos cuentos que contaban solo para asustar a los niños que no se quieren ir a dormir. Por eso es que le enfadaba tanto el tema de Karen, porque había idiotas que creían en sectas y que un Dios podría darles algo a cambio de una inocente vida.

Su pecho aún se sentía ahogado. Como si una estaca estuviera clavada, todavía no podía dejar de pensar en su pequeña hermanita. ¿Cómo pudo descuidarla tanto? Ya no le quedaba nada.

Absolutamente nada.

一No puedo decir que esto es verdadero pero... 一habló Wendy, sonriéndoles a sus compañeros一. No tendríamos que dejar esto tan de lado en la investigación, estoy segura de que si el doctor nos lo ha dado siendo un científico loco pero inteligente, y con un sexto sentido muy desarrollado, debe ser importante.

Eso fue la última cosa que Kenneth quería escuchar.

一Hagan lo que quieran, yo solo iré a ver a Karen para llevármela. 一habló para después caminar hasta la puerta.

一Pero el doctor Timothy dijo que debías esper一...

El portazo que le dio a la puerta al cerrarla, interrumpió las palabras de Human Kite. Este largó un corto suspiro y fue en su búsquedad para poder, al menos, ayudarlo en algo o calmarlo.

Todo esto empezaba a darle un mal sabor a su boca.

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Centro de South Park.
10:03 AM.
Tweek Bros. Coffe.
28 de Octubre.

一Me alegra que hayas vuelto, Butters. Me hacía muchísima falta poder sentir tu dulce aroma. 一habló Marsh, sonriéndole al rubio y dándole el café que este había pedido.

El nombrado trató de devolverle el gesto, más terminó pareciendo una mueca.

一De nada, supongo. 一contestó, acomodándose mejor en su silla dentro del café.

Tenía mucho tiempo sin ir a ese local, pues el tema de Token y su extraña secta lo mantenían ocupado. Sin embargo, había algo que le preocupaba en el fondo y se trataba de McCormick. Ese chico había dejado de hablarle, explicándole que no se sentía bien emocionalmente. No era que le preocupase la salud mental del Alfa, claro que no, le preocupaba que su manada haya encontrado después de mucho tiempo, el lugar donde se llevaban a cabo los rituales. Porque después de todo, podrían sacar información de ellos y eso era realmente peligroso.

También, el cuerpo de la niña que habían usado sus nuevos aliados días atrás, desapareció. Y si calculaba, esa pequeña debía ser la hermana desaparecida de Kenneth. Por lo tanto, podía deducir el por qué de su ausencia en los últimos momentos.

一Oye, ¿te puedo preguntar cuántas parejas has tenido? Está bien si no quieres decirme.

Al parecer, Stan no le importaba que estaba en horario de trabajo.

一B-bueno, solo... he tenido una. Y f-fue hace años... 一respondió el rubio, desviando la mirada y recordando con asco a su ex.

Bradley.

Una fuerte punzada se manifestó en su cabeza al revivir recuerdos con él. Trató de prestarle atención a su acompañante para poder despejar esos pensamientos.

一¿Eso quiere decir que no te has enamorado de nadie más? 一cuestionó nuevamente Stan, mostrándose aún más interesado.

一Su-supongo que sí. No soy de esas personas que... les gusta andar de flor en flor. 一dijo, jugando con el mantel blanco de la mesa, no obstante, se apresuró a decir algo más一. Pero por ahora no estoy buscando pareja.

Los ojos del Alfa buscaron su mirada ansiosamente.

一¿En serio? ¿Temes encontrar a alguien como tu ex? 一preguntó Stan, sonriendo burlonamente.

Pero supo que había dado en un punto dulce, al ver la expresión de horror dibujada en el rostro de Butters.

一Yo... Yo no quiero hablar de él. ¿E-está bien? Me hizo mucho daño... Yo...

一B-bien, tranquilo. Solo fue una broma, no pretendía ofenderte o hacerte pasar un mal momento. 一se defendió con rapidez, tomando de las manos al Omega.

La última vez que su cuerpo y alma le pertenecieron a un Alfa, las cosas no habían salido como esperaba. Todavía podía recordar esa mordida en su cuello, como si aún se sintieran esos afilados dientes sobre la carne de su piel, filtrando su olor. Dejando en claro que él ya le pertenecía a alguien más, que tenía un dueño. Fue el único lazo que realmente se formó dentro de él, donde estaba totalmente enamorado de su Alfa. Con quién pasaba todo el rato, pues creía que si no estaba a su lado, iba a desfallecer de la tristeza.

Los primeros meses habían ido bien. Leo estaba feliz porque tenía una gran noticia que darle. Era algo que había esperado y soñado toda su vida, sin embargo, las cosas comenzaron a caer: noches largas fuera de casa, débiles mentiras, extraño olor que no era el de su Omega. Algo iba mal y Stotch podía olerlo, claro que lo hacía, su lobo interior lloraba todas las noches al no tenerlo a su lado.
Hasta que finalmente, se dio cuenta de lo que sucedía tras cada mirada perdida.

Bradley lo había estado engañando con otra Omega menor y más rica que él, con quién tuvieron dos cachorros y desapareció de la ciudad sin dejar rastro. Dejando una marca que, poco a poco, iba a desapareciendo. Creando un gran vacío dentro del pisoteado corazón de Leopold. Que cayó en la depresión poco tiempo después.

Hay muchas personas que no se merecen el amor y calidez de alguien.

一Oh, Butters... Ya vas a entrar en tu etapa. 一habló de la nada el azabache, sonrojándose levemente.

一¿Eh?

Y de repente, lo recordó. Se trataba de su celo, dentro de unos días, su lobo comenzaría a buscar a algún Alfa con quién aparearse. Por lo tanto, su olor se comenzaba a volverse mucho más dulce y llamativo de lo normal los días previos a su celo, queriendo atraer a otros Alfas.

一A-ah, lo siento. Y-yo... creo que debo irme, fue lindo pasar un poco tiempo contigo Stan. 一dijo, levantándose de la mesa sin mirarle.

Este lo miró perplejo y se incorporó.

一P-pero... 一al ver que el rubio se disponía a ponerse su campera, suspiró resignado一. Está bien, cuídate Butters.

El nombrado iba a darse la vuelta para despedirse igual, no obstante, unos labios húmedos se posaron sobre su mejilla junto a un sonido acuoso. Se separó de forma brusca, observándolo totalmente asombrado. Marsh no dijo nada más y se dispuso a irse a la cocina, donde solo él tenía acceso junto a otros empleados.

Leopold ni siquiera estuvo diez segundos más que ya se encontraba caminando por las calles, abrochándose su campera. En el trayecto, no esperaba encontrarse con nadie que él pudiera conocer; se había sumido en sus propios pensamientos acerca de su pasado.

一¡Butters!

Un quejido del susto se escapó de sus labios al oír su nombre junto a una mano tomándolo del brazo bruscamente, rápidamente guió su atención hacia atrás, donde se alivió al ver que se trataba de Kenny.

一¿Q-qué quieres? Mierda, me has dado un buen susto. 一comentó, tocándose el pecho.

一Lo siento. No era mi intención, es solo que he venido corriendo hacia ti gritando tu nombre y parecías no escucharme. 一se explicó el rubio más alto.

一Oh, solo estaba pensando en mis cosas. Suelo distraerme bastante cuando lo hago, lo lamento. 一habló, sonriendo levemente一. ¿Te encuentras b-bien? Digo... no hemos estado hablando desde hace semanas...

El silencio se hizo presentes entre ambos, McCormick bajó la mirada y suspiró con profundidad.

一No quiero hablar de eso, ¿si? Necesito estar con alguien agradable para despejarme la mente. Solo... vayamos a un lugar más tranquilo.

En el camino, Butters sentía como la mano de su acompañante se rozaba constantemente con la suya. Tanto que a veces parecía a propósito más que un accidente, por el rabillo del ojo lo analizó tratando de buscar alguna respuesta a sus preguntas. Kenneth parecía perdido, como una pobre alma que divaga sobre las calles sin saber donde está. Sacó uno de sus guantes y tomó la helada mano del rubio, quién ni siquiera lo miró ante tal acción.

Lo único que el otro hizo, fue tomarle con mucha más fuerza su mano. Queriendo sentir aún más el calor que le producía el menor.

一D-deberías calmarte. ¡Kenny! Estás... llorando. 一dijo en un tono preocupado al notar las lágrimas deslizándose por el rostro del más alto.

Aunque estaban en medio de la calle, siendo observados curiosamente por las personas que pasaban por allí, el nombrado abrazó con fuerza al pequeño, poniendo su rostro en su hombro, dejando que sus lágrimas manchen el abrigo de este. El calor que Butters llevaba, no era algo que podrías encontrar en cualquier lugar. Era... diferente. Su aroma dulce, era reconfortante para él. Cada vez que lo sentía, una gran paz llenaba su interior.

Esa noche, Kenneth no tuvo las fuerzas suficientes para volver al departamento que compartía con su hermana anteriormente. Tampoco tuvo la voluntad de ir hasta la cárcel para avisarle a sus padres lo que había sucedido con su hija. Por eso, se quedó en la casa de Stotch, donde lloró en regazo de él hasta dormirse.

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