Capítulo IX
Sus párpados se abrieron con lentitud. Un gruñido se escapó de sus labios mientras se incorporaba entre las finas sábanas de la cama. La habitación se encontraba sumida en la oscuridad, junto a los suaves tic-tac del reloj. Sentía sus ojos hinchados, seguro de tanto llorar. Sonrió con tristeza al recordar cómo Butters le había dado un hombro en donde apoyarse y secar sus lágrimas.
Algo crecía en su interior cada vez que pensaba en ese Omega. No obstante, no quería saber de qué se trataba.
一Oh, Kenny. Despertaste.
Cerró los ojos ante el choque de luz artificial en su rostro, a la vez que oía el ruido de una puerta cerrarse. Una vez que se acostumbró al ambiente, fijó su atención en la figura esbelta de Stotch y se levantó enseguida.
一Gracias por dejarme pasar la noche contigo... 一susurró, acercándose a él para darle un corto abrazo. Uno que el rubio no correspondió esta vez.
Kenny se sentía tan bien a su lado. El dulce aroma a chocolate lo enloquecía poco a poco; su cuerpo dejaba de tensarse cuando lo sentía cerca y sentía una hermosa paz en su pecho. Leopold se había convertido en una persona importante para él en tan solo un mes.
一¿Te sientes mejor, Kenny? Anoche estabas... m-muy mal. 一cuestionó el de ojos azules, conectando ambas miradas finalmente.
一Me sigo sintiendo como la mierda, a decir verdad. 一dijo, comenzando a caminar hacia la sala de estar.
McCormick reprimió un bufido mientras se colocaba su abrigo naranja. No quería alejarse de la calidez que el menor le brindaba, pero debía hacerlo. Sus padres debían estar al tanto de la situación.
一¿Quieres comer algo primero? Luces muy pálido... 一habló Leopold, con una mueca de preocupación. Algo que el Alfa apreció.
Al menos había un ángel cuidándolo en aquél mundo podrido.
一No, gracias. 一respondió con una ligera sonrisa, y subiendo el cierre de su campera. Una vez que se puso su capucha, le dio una corta mirada a su amigo.
Butters suspiró y tomó las llaves de su departamento para después acompañarlo hasta la entrada del edificio. Donde un frío viento se colaba por los poros de sus pieles, el menor se abrazó a sí mismo en un intento de darse calidez. Kenneth se quedó observándolo, admirando su belleza tan frágil y dulce.
Que lástima que la mayoría de las personas siempre estén observando una simple máscara.
一Estaré bien. 一dijo, desviando la mirada hacia sus pies, viendo sus botas negras一. Nos vemos, Butters.
Antes de que el nombrado pudiera contestar, admiró como una mano del rubio más alto lo tomaba con delicadeza del mentón y estrellaba sus helados labios contra los suyos. Soltó un pequeño quejido ante el contraste de temperatura entre sus bocas: frío y caliente.
Apenas se habían separado, McCormick se dio media vuelta y comenzó a caminar rápidamente lejos de él. Perdiéndose entre la gente. Una vez que Leopold se encontraba ya dentro del lobby del edificio, una sonrisa llena de maldad o malicia se dibujó en su angelical rostro.
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??? de South Park.
10:45 PM.
29 de Octubre.
一E-espera... ¿¡entonces realmente puedes hacer tal cosa?! 一cuestionó el azabache totalmente sorprendido por las palabras del mayor.
Token dejó delicadamente la taza de porcelana sobre la mesa de cristal, para observar mejor al de ojos verdes. Hace más de diez minutos que se encontraban en la sala de la guarida de Chaos.
一Es algo difícil. Pero sí. 一dijo con seriedad, tomando entre sus manos un viejo libro que había traído con él一. No es la primera vez que traemos a la tierra a Satán, pero es algo bastante peligroso y morboso. No cualquiera puede estar presente.
Tucker alzó una ceja antes ello.
一¿A qué te refieres?
一Para lograr invocarlo se sacrifican animales, se abusan de personas, etcétera. 一una sonrisa divertida se coló en el rostro de Black al ver una expresión de horror en la cara del otro一. Es algo extraño, pero como ya te dije, no es la primera vez que lo llevamos a cabo. Pero debe ser con mucho cuidado, un mal paso y liberaremos más las almas.
Craig abrió los ojos ante la confesión, buscando alguna respuesta en el otro Alfa. Token entendió su mirada y carraspeó.
一Hay sombras y almas deambulando por la ciudad. Y todo es por nuestra culpa, uno de nuestros integrantes cometió un error y la línea que nos separaba del infierno se quebró por completo. Convirtiéndose en un portal para todas aquellas almas que buscan venganza o causar horror. 一explicó, desviando la mirada一. No te preocupes, ese chico fue sacrificado al instante. Se llamaba Scott Malkinson, sufría de diabetes.
El azabache asintió, callado. Todo parecía irreal... Pero, ¿por qué Chaos querría algo así? ¿qué estaba planeando? Sabía que él quería destruir a la humanidad completa, pero ahora que lo pensaba, todo el mundo entero (incluyéndolo) podría caer en manos del Infierno, donde absolutamente todos morirían en desgracia. ¿Acaso él estaba a favor de dar su vida entera para que el mundo arda?
Eso era tan loco pero... tan genial a la vez, que emocionaba a Tucker.
一¿No sabes qué tiene planeado Professor Chaos con eso? 一preguntó, volviendo a poner su atención en el de piel negra.
一Chaos sa-sabe que Satán busca algo de nu-nuestras tierras. ¡GHA! 一intervino una voz conocida.
Craig giró sus orbes hacia la entrada de la sala, tragó saliva al ver a Tweek Tweak con un cuchillo en la mano y varios cortes en sus brazos. El Alfa desvió la mirada con un notable sonrojo en sus mejillas al sentir su presencia cada vez más cerca de él. Había algo dentro de ese Omega que lo atraía tan brutamente que lo asustaba.
一Así es, Craig. Satán quiere algo de nosotros y si se lo daríamos, podríamos beneficiarnos bastante con eso. 一le siguió Token con una sonrisa, mientras el rubio se acercaba a ellos.
一Ya veo... ¿y si es algo que nosotros no podremos darle? 一preguntó el azabache, intentando ignorar la sonrisa tan coqueta que le daba el rubio.
Tweek se sentó al lado de su jefe, Black, mientras posaba el cuchillo de plata limpio sobre la mesa, y ocultaba sus cortes con las mangas de su suéter.
一Te-tenemos nuestra propia sospecha de que Satán simplemente quiere a su hijo de vuelta al infierno. 一respondió Tweak, temblando un poco一. ¡GHA! S-si has oído la leyenda urbana de Deep Woods, podrás s-saber que Damien habita en el bosque por el alma de e-ese Omega campesino... ¡AHG!
Craig lo pensó.
一E-esperen... ¿es eso lo que estaban haciendo el día en el que fui a reclutarlos?
Black negó en silencio, logrando estremecer al Alfa de ojos claros.
一Estábamos alimentando al demonio de Tweek.
Ese comentario le heló la sangre a Tucker, quién dirigió su mirada hacia el Omega de forma inmediata. Este simplemente alzó los hombros, restándole importancia. El azabache se mordió el labio, eso le hacía ver mucho más atractivo.
一Sufrí un exorcismo cuando era pequeño, sin embargo, por más que el cura lo intentó, no lo logró. Recuerdo que me llevaron a un psiquiátrico, donde escapé después de estrangular a una mujer. Allí fue donde conocí al señor Black. 一el chico habló con tanta naturalidad y seriedad que logró erizar los bellos de Craig一. P-poco me importa ¡GHA!
En ese preciso momento, alguien más entró a la habitación. Craig Tucker se paró de su asiento rápidamente e hizo una leve reverencia al ver de quién se trataba: Leopold Stotch había cruzado la puerta, y en sus manos, traía una pequeña caja de madera pintada de bordó con un listón negro.
一Ya tengo los ojos que me pediste, Black. Los ojos del Padre Maxi. 一habló con asco, entregándoselos al nombrado一. Fue totalmente un placer poner las manos sobre ese asqueroso violador y pedófilo.
Tweek hizo un gesto de sorpresa. Ese sacerdote era el que había realizado un exorcismo sobre él. Sonrió con burla, ahora sabía por qué no había funcionado.
El mundo está lleno de sorpresas y secretos, ¿no es así?
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