JIMIN había crecido en un orfanato criado por monjas y sacerdotes.

Encontró la luz del Señor a los doce años, cuando su hermano menor, Jungkook, presentó síntomas de posesión demoníaca. A pesar de su corta edad, participó en el exorcismo porque era un apoyo emocional para el niño cuando estaba consciente.

Jimin experimentó muchas cosas que reforzó su fe en Dios, por lo tanto, decidió que sería sacerdote. Su sueño más grande era trabajar para el Papa en el Vaticano, por lo tanto, trabajó muy duro para llegar hasta allí.

Jungkook se sintió orgulloso de su hermano. Jimin le prometió que le mandaría cartas contándole sus experiencias y que rezaría por él todas las noches.

Sin embargo, en su primera noche en el Vaticano, pudo oír gritos que provenían de algún lugar, pero no podía encontrar el origen. Le comentó eso a su superior y este le dijo que se olvidara del tema y que todo estaba en su cabeza. Pasaron varios días y varias noches hasta que pilló a un par de clérigos ingresar por un pasadizo secreto que llevaba a una cripta secreta debajo de los calabozos.

De repente, los clérigos desaparecieron, así como la entrada de la cripta, cuando los gritos de tortura empezaron. Jimin se asustó y se sintió ansioso. Al no poder huir, decidió investigar quién era el que gritaba para ver si podía ayudarlo. No obstante, al llegar al centro del lugar, se dio cuenta de que había un resplandor casi divino que provenía de una persona que estaba atada y atravesada por lanzas que le impedían moverse.

Al principio, creyó que era una persona muerta, pero después de dio cuenta de que tenía alas y que era hermoso. Divino. Celestial.

— Ayúdame, por favor... — le pidió el ángel.

Jimin no dudó ni un solo segundo, pero antes de que pudiera hacer algo, alguien le detuvo. Al voltearse, se encontró al soberano del Vaticano; pero no tenía su hábito, sino una túnica negra de ceremonia y había otras personas encapuchadas que rodeaban al ángel.

— ¿S-señor...?

El sujeto lo apuñaló y el ángel gritó nuevamente hasta llorar. Jimin se arrastró hasta él, mientras oía que le decía: — Oh, Lucifer... Jamás podrás salir de aquí y volver al Cielo. Tienes que comprender que mi deber como Pontífice es proteger este mundo.

Y es que Lucifer llevaba secuestrado tres mil quinientos años, apuñalado por su propia arma celestial. Habían hecho creer a los mortales que era una amenaza; que era el Diablo y que había traicionado a Dios.

Si Lucifer escapaba; si el ángel favorito de Dios huía, entonces el Creador de toda la vida ya no tendría porqué seguir posponiendo el Apocalipsis.

¡Gracias por leer Goretober un día más! En esta ocasión, he tomado inspiración de una escultura para el cuento de hoy. La escultura se llama La caída de Lucifer, de Paul Fryer. ¿la conocíais?

¿Qué os ha parecido el relato del día de hoy? Soy una apasionada de las historias románticas con Lucifer y esta historia estaba pensada para algo más extenso, en realidad. Si tengo la oportunidad, quizás escriba algo más largo.

¡Feliz fin de semana! 😘 Hoy se estrena la nueva peli de El exorcista, ¿iréis a verla? ¡Yo sí! 😆 Nos leemos mañana. ~