30. Schadenfreude.
SE LE DERRETÍA la cara debido al ácido que se le había caído encima. La piel parecía de cera y en los ojos le salieron ampollas horribles mientras seguía gritando y pidiendo ayuda. Se preguntó si los ojos le habían explotado dentro del cráneo o si también se habían derretido, ¿y qué le ocurriría al tejido óseo? Podía ver sus músculos casi carbonizados; quizás pronto podría ver su calavera y cuando dejase de gritar, sabría que había muerto.
Jimin no pudo evitar sonreír y después reírse. Para nada era una situación graciosa. Era terrible lo que le había pasado a su prometida, sin embargo, no pudo evitar sentir satisfacción... Después de todo, la odiaba.
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