JIMIN odiaba las bromas. No había nada más en el mundo que odiara más que sentirse engañado y que la gente se burle de él por ello.

Por supuesto, esto era algo que sus compañeros de cuarto no sabían. Recién había comenzado la universidad y, aunque habían logrado conectar y se habían agradado, no sabían mucho los unos de los otros. Pero, a diferencia de Jimin, Kim Namjoon, Jung Hoseok y Kim Seokjin, se conocían mejor porque estaban en segundo y tercer año; llevaban más tiempo juntos. Jimin recién había empezado su primer año.

Entre ellos había una tradición. Al menos uno de ellos debía caer en alguna broma muy pesada en abril y Jimin fue el elegido por azares del destino.

Los jóvenes, con ayuda de otros amigos de otras habitaciones, prepararon la broma para Jimin.

La broma consistía en hacerle creer que habían matado a alguien por error. Querían convencer a Jimin de cometer una ilegalidad como lo es ocultar el cuerpo o deshacerse de él. Unos cuantos días antes, Seokjin le preguntó si era un amigo que acudía a la policía o era alguien que ayudaría a esconder el cadáver; Jimin contestó, sin dudar, que era el segundo.

Desesperados, y después de haber practicado mucho, se presentaron ante Jimin para jugarle la novatada. Como tenía un examen al día siguiente, no quedó con ellos para una fiesta que habían planeado y utilizaron aquella historia como pretexto.

— Jimin, hemos matado a Jungkook... Sin querer — le dijeron. Jimin, por supuesto, entró en pánico y quiso llamar a la policía, pero sus amigos le convencieron de que no lo hiciera y le pidieron ayuda.

Jimin, que estudiaba criminología, trató de hacer uso de sus conocimientos a pesar de lo poco que sabía. Empacó algunas cosas en una mochila que dijo que necesitaría y fueron al lugar de los hechos con la intención de enterrar el cadáver del joven; pero cuando llegaron a la escena y el cuerpo no estaba, sus compañeros de habitación se rieron al no poder contener la risa y confesaron que había sido una broma.

— ¡Has caído redondito, Jimin!

— ¡Dios, debiste haber visto tu cara! ¡Parecías tan asustado!

Se rieron a carcajadas, pero Jimin no lo hizo.

— ¡Vamos, Jimin! ¡Puedes reírte! Era solo una broma.

— Ya lo sé — respondió —. Lo sabía desde antes, os he oído hablar al respecto.

Se descolgó la mochila de los hombros y la sostuvo con una mano durante unos segundos. A pesar de estar en el bosque, la iluminación era útil para vislumbrar alguna que otra cosa... como, por ejemplo, que Jimin había abierto la mochila y tenía la mano metida dentro.

— ¿Lo sabías? — Hoseok se rascó la cabeza un poco decepcionado — Vaya, entonces no es divertido.

— Pero me habéis sorprendido, en verdad — continuó explicando —. Cuando me mencionasteis a Jungkook, pensé que era raro oír de él después de haber desaparecido de todas las clases esta semana.

— Ya — Namjoon trató de encender un cigarrillo —. Era más creíble de esa forma.

Jimin sonrió.

— También me habéis asustado un poco — confesó —. Creí que me habíais descubierto y me guiabais hacia una trampa.

— ¿Cómo dices?

— Estaba a punto de preguntaros... — amplió su sonrisa cuando sacó una cabeza humana de su mochila — ¿Cómo es que sabíais que yo maté a Jungkook? Pero no lo sabíais... Error mío, ahora que lo sabéis, no puedo dejaros ir.

¡Gracias por leer el segundo cuento del mes! ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? Este ha sido más largo que el anterior. 😊

¡Nos leemos en la siguiente parte!