MIENTRAS Jimin miraba una película de terror en la soledad de su casa, ocurrió un apagón.
 
Rápidamente se aproximó hacia las ventanas y retiró las cortinas para ver si todas las demás casas habían corrido la misma suerte, sin embargo, se dio cuenta de que solo la suya había sufrido el apagón.

Tomó una linterna del cajón de un mueble que se hallaba en la cocina y se dirigió a la puerta del sótano. Aunque nunca había bajado para manipular el panel principal de electricidad, sabía que se encontraba ahí porque su padre siempre se le había dicho. Sus padres no estaban en casa, habían salido a cenar.

Aunque a Jimin no le daba miedo la oscuridad, sí le impresionó la que había en las escaleras del sótano, pues no podía ver el final. Encendió la linterna y descendió. Habían catorce escalones en total, pero en el séptimo escalón, la luz del aparato parpadeó hasta que se apagó. Jimin se quedó a oscuras.

— Solo son siete escalones más... — murmuró para sí mismo y para darse valor.

Contó en voz baja cada peldaño que bajaba.

"Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... ocho... nueve... diez... once..."

Gracias por leer el vigésimo relato de este libro, cada vez estamos más cerca del final. 💗

El relato de hoy está inspirado en una creepypasta sobre un juego, "el juego de la escalera hacia el infierno". Si queréis saber más, podéis buscarlo en Internet.

Esto ha sido todo por hoy, ¡hasta mañana! 🎃💘