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19. El barbero.

       JIMIN se había encargado de dirigir la barbería de su padre, pues la había heredado tras su fallecimiento. Desde que era muy pequeño, quiso ser barbero; su madre siempre decía que simplemente eran los deseos de un niño queriendo ser como su padre, pero cuando creció, ese sentimiento insistió.
 
Su padre se convirtió en su mentor antes de fallecer y Jimin decidió hacerse cargo del negocio.

Un día, un cliente ingresó al establecimiento. Era un día normal, caluroso. El cliente se llamaba Kim Namjoon y solía ser muy frecuente, tanto así, que construyeron una amistad; Namjoon venía de vez en cuando para que Jimin le cortara el pelo o le moldeara las patillas y Namjoon, a parte de pagar como cliente, también le invitaba a cenar, a salir con otros de sus amigos e integrándolo a su círculo social. Aquel día, Namjoon pidió el mismo corte que había estado llevando durante los últimos dos meses.

Mientras Jimin preparaba su área de trabajo, comenzaron a platicar sobre cómo estaban yéndoles las cosas; Namjoon le comentó que había recibido un premio por una investigación que hizo para la universidad y mientras Jimin le contaba cómo había ido su semana, se hizo un corte en el dedo con la cuchilla que estaba utilizando.

— ¿Estás bien? — preguntó Namjoon preocupado.

— Sí, es solo un corte — respondió.

Pero la hemorragia no se detuvo; brotó tanta sangre del corte que tuvo que ir al hospital. Jimin no se explicaba cómo algo tan pequeño podía sangrar tanto.

Se quedó en revisión unas horas, lo atendieron amablemente y después le dieron el alta. El dedo tenía un bendaje y la herida debía desinfectarse todos los días durante una semana, la enfermera le prometió que en menos de siete días, habría cicatrizado.

Sin embargo...

Al día siguiente, Jimin despertó sintiendo una comezón en el dedo. Pensó que era un síntoma de sanación normal porque cuando era pequeño y se raspaba las rodillas, le picaban al cabo de unos días porque estaba curándose. No obstante, el picor no cesaba de sentirse en la pequeña herida, sino que se sintió en todo el dedo. Cuando Jimin destapó la herida, se dio cuenta de que todo su dedo se había gangrenado; la piel se le pudrió; se volvió violeta, llena de pus y la uña se desprendió de ella segundos después de que quitara el vendaje por completo.

Asustado, corrió a emergencias pero la enfermera supuso que lo suyo no era algo tan grave y lo mandó a la sala de espera y mientras los minutos pasaron y pasaron, lo que fuera que se había originado a partir de ese pequeño corte, se había extendido en toda su mano.

Atemorizado, pidió ayuda pero habían ingresado víctimas de un accidente automovilístico y no le prestaron atención. Jimin no sabía qué hacer, sentía que la mano se le desprendía del brazo mientras oía el asqueroso sonido viscoso de su carne putrefacta.

Corrió al baño donde se despojó de su chaqueta y observó lo tarde que era, pues la infección se había extendido y consumido su brazo entero. Fueron solo unos minutos que Jimin tardó en darse vuelta y mirar por encima del hombro su espalda, la mitad de ella se había podrido; había agujeros de donde brotaban los líquidos de su cuerpo; también sentía que sus órganos se despedazaban en su interior porque se pudrían a gran velocidad. Cuando la infección consumió su pierna derecha, arrastró el pedazo de carne que colgaba de su rodilla y se escondió en un cubículo de baño. Aguardó su muerte, pues aquella cosa se extendió sobre su piel matándolo y pudriendo su carne con una inimaginable rapidez que, cuando llegó a su rostro, sus mejillas se desprendieron de su cara y sus ojos se pudrieron en sus cuencas mientras que su quijada se desencajó por el deterioro y su lengua, durante unos segundos, reposó sobre sus dientes hasta que corrió el mismo destino que todo su cuerpo.

Jimin desapareció.

Pero no había sido el único al que le había pasado.

¡Hola! Gracias por leer el décimo noveno relato, estoy muy feliz porque sigo continuando con esto. 💗 Faltan 12 días más, 12 cuentos más, para concluir el libro, ¡qué emoción!

Hace tiempo, cuando era pequeña, vi una película llamada Cavin Fever y a raíz de eso, se me ocurrió este relato. Si tenéis la oportunidad de verla, hacedlo; la recuerdo como una de las películas de terror que más me han traumatizado, y vaya que no son demasiadas los filmes que consiguen hacer eso conmigo, sin embargo, puede que solo tenga un buen recuerdo porque la vi una sola vez hace mucho tiempo.

¡Feliz cumpleaños, Thippie! Espero que hayas pasado o estés pasando tu día de la mejor manera posible y puedas cumplir todas tus metas. Mis mejores deseos para ti. 💗

¡Nos leemos mañana! 💘👻

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