JIMIN tenía un pasatiempo preferido: ver películas viejas en VHS.
 
Había heredado el reproductor de su madre con quien solía ver dichas películas cuando estaba viva y tras su fallecimiento, prometió seguir haciéndolo en su memoria.

En la noche de Halloween, como de costumbre, encendió el reproductor tras cerrar su ventana porque sentía frío y cuando estaba a punto de poner una película, alguien llamó a su puerta.

— ¡Un segundo! — exclamó y dejó las palomitas y la bebida sobre la mesita.

Abrió la puerta pero no vio a nadie. Jimin vivía en un bloque, su apartamento se encontraba en la planta seis y compartía, por obvias razones, el pasillo con sus vecinos. Encontró una caja frente a sus pies.

"Para Jimin" decía en una nota.

Aunque le pareció extraño, de todas maneras tomó el paquete y cerró la puerta tras ingresar nuevamente a su casa. Vaciló durante unos segundos en si abrirla o no pero finalmente lo hizo cuando volvió al sofá. Dentro de la caja, había una cinta VHS sin etiqueta, sin nada que le diera alguna pista de lo que se trataba.

Pero la curiosidad había sido más grande y rápidamente remplazó la película que estaba por ver, por la cinta que había recibido. Sin, embargo, los primeros segundos del vídeo o de la película que había puesto para ver, era una pantalla negra. Jimin pensó que algo estaba mal, quizás con el mando de la televisión, la misma televisión, el reproductor o la cinta, pero cuando se aproximó al aparato para sacarlo, la pantalla cambió drásticamente y le enseñó un escenario que le resultó familiar; se alejó de la pantalla y se vio a sí mismo en ella, como si fuera una grabación a tiempo real... Pero no lo comprendía, ¿cómo podía ocurrir aquello?

Comprobó que no hubiera alguna cámara escondida pero no halló nada, no había explicación para lo que veía. Trató de sacar la cinta pero el reproductor se lo impidió, parecía que se había atascado o averiado.

— Maldición... — murmuró nervioso — ¿Pero qué está pasando?

Cuando desconectó el reproductor de la televisión, la cinta seguía reproduciéndose. Jimin sintió que su corazón iba a estallar, el miedo que vivió en ese momento fue terrible y el temor no lo dejó apartarse de la pantalla, en la que se pasó minutos observándose; moviendo las manos y haciendo gestos para comprobar que, de alguna manera, no fuera una grabación antigua; pero todo era auténtico; su sofá, su mesa, su ropa, los gestos que hacía y también la ventana abierta que tenía detrás.

Mientras más lo observaba, más confuso se sentía. Miró de nuevo la nota pero no reconoció la caligrafía, y había sido solo un segundo; había quitado los ojos de la pantalla solo un segundo... Cuando volvió a mirar, vio que algo trepaba por su ventana.

Primero se asomó una mano que se sujetó desde el alféizar y luego notó los brazos y el amorfo cuerpo. Se giró violentamente pero no había nada en la ventana, ni tampoco se atrevía a acercarse; pero cuando volvió su vista hacia el televisor, vio que aquella criatura había ingresado a su casa y estaba parada detrás a él.

Jimin se lanzó a por el enchufe del televisor y cuando tiró de él, esta se apagó. Y habría sido un alivio para él no volver a ver la pantalla de aquel VHS, pero por el reflejo de la pantalla apagada, Jimin notó que aquella criatura se había aproximado a él tanto que cuando quiso gritar, no pudo hacerlo... Porque aquella cosa con el rostro cadavérico de su madre, le había arrancado la mandíbula.