Namjoon miraba, frustrado, la jugada entre sus manos. Iba a perder otra vez, tenía un ápice de esperanzas en recaudar el dinero que su hermano menor había invertido en recuperar la casa que, por su imprudencia, habían perdido.

Los hombres a su alrededor fumaban de sus habanos con tanta impunidad y absolutamente seguros que lo tenían entre sus manos, que el solo ambiente a su alrededor le enfermaba. Se sentía como un pez en una pecera.

–Voy – Anunció y sacó una carta de la baraja y un brillo de esperanzas se asomó por su mirada.
Levantó el vaso de licor junto a él y le dio un largo sorbo. Miró a su alrededor y su confianza aumentó un poco más al notar la confusión en los rostros frente a él.

Ésta es mi noche.

Acomodó su jugada ganadora esperando su turno con paciencia, intentando leer los gestos de sus rivales. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, observó al centro de la mesa donde sus apuestas se acumulaban en un pequeño montón de dinero, cheques y joyas que convergían como una pequeña fortuna.

Recuperaré el reloj de mamá.

–Paso – Afirmó el chico junto a él y por fin su turno de brillar había llegado.

–Escalera real, señores– Exclamó aireado bajo la mirada sorprendida de los demás e inclinándose para recoger su botín. Este sería un buen día, podría comportarse como el hombre que era y llevar algo de seguridad a su hogar. Exhaló pesadamente cuando el reloj de su madre estaba nuevamente en sus manos, brillando majestuoso.

Hasta que sintió el fuerte toque en su mano. Levantó sus ojos nuevamente hasta el chico a su lado y su sonrisa se demacró poco a poco mientras lo veía sonreír.

–Te estas apresurando, Namjoon – Rió mientras revelaba el juego de cartas en su mano – Flor. – Sentenció y el cuerpo entero del chico tembló

Una vez más había fallado, poco a poco todos los demás bajaron sus jugadas y comenzaron a dispersarse de la mesa dejando al ganador recolectando su premio y a Namjoon abatido por su fracaso. Si, era un fracaso en su totalidad.

–Por favor – Susurró con la cabeza gacha, la mirada perdida en su jugada muerta sobre la mesa y sus manos empuñándose con frustración. – Déjame recuperar el reloj, era... era de mi madre –

– ¿Qué? Ooh, Namjoon ¿No crees que he sido lo bastante indulgente contigo? Mira que permitirte recuperar la casa que por derecho me correspondía... Tsk, no suelo dar esos beneficios a cualquiera – Metió el bulto de dinero y objetos en una bolso dejando en su mano solamente el reloj dorado, observándolo diligentemente–

–Tú no me permitiste recuperarla, dejaste que te rogara por ella. Nosotros pagamos la suma que pedías – Sentenció, la furia reluciendo en sus ojos marrones –

El joven detuvo sus movimientos y fijó su vista nuevamente en él con extrañeza.

– ¿Nosotros, Namjoon? –

–Bueno, mi hermano menor consiguió el dinero. Pero es gracias a eso que la recuperamos, tu no hubieras tenido piedad. –

–Te equivocas, muchacho – Sonrió con suficiencia – No me subestimes, yo no doy puntada sin hilo –

– ¿A qué te refieres? –

–Aah~ ¿No crees que esta joya se vería bien en la muñeca de mi novia? O quizás se la regale a mi pequeño amante... quizás a mi lindo bebé le guste –

–Por favor, Chanyeol. Permíteme recuperarla. Dame la revancha – Suplicó agobiado – Me matarán si notan que la tomé –

–Debes pensar mejor tus jugadas, Namjoon. Deja de actuar como idiota y ten dignidad – Tiró de su brazo cuando el otro quiso tomarlo. – Quizás la recuperes antes de lo que te imaginas, no tienes idea de lo pequeño que puede ser el mundo – Rió antes de retirarse, dejándolo solo y abatido.

Estoy seguro de que a Jimin le encantará

××

Jimin miraba atentamente sus manos, su cuerpo recargado sobre el pecho cálido de Yoongi. Ni siquiera en sus más atrevidos sueños se hubiera imaginado ese tipo de intimidad con el mayor. Los sueños no se cumplen para todos y el amar a alguien con todo tu corazón no siempre augura felicidad. A veces amar duele, a veces el amor es unilateral y estamos condenados a cargar con aquel peso, dulce pero ácido a la vez.

Entonces ¿Cómo podía creer que esto le estaba pasando a él? Ni siquiera se atrevía a pellizcarse para comprobar que estuviera despierto. Si era un sueño, pues quería quedarse sumido en el letargo eterno de sus fantasías.

Los dedos de Yoongi tomaron los suyos y estiró su pequeña mano hasta sus labios, besó profundamente sus nudillos con la devoción de un verdadero beato. Jimin sonrió. Era una sonrisa tan verdadera y llena de sentimientos que no podía evitar avergonzarse.

Llevaban en la misma posición cerca de una hora, simplemente acariciándose, ni una sola palabra salía de sus labios. No había nada que pudieran decir que fuera mejor que la contemplación en silencio.

El cuerpo del mayor se recargaba contra el respaldo de la cama y Jimin se situaba entre sus piernas siendo apresado por ellas. Era la adoración de sus almas reconociéndose. De cuando en vez un suspiro escapaba entre sus labios y Yoongi reforzaba el abrazo en su cintura y lo hundía más en su torso.

–Cuando era niño – Comenzó Jimin – Mamá solía decirme que el amor no siempre era lindo, no siempre lo recibimos en la misma medida en la que lo damos... pero esa es la aventura de amar, saber que, quien amamos, es completamente libre sobre su sentir. Eso nos enseña a que el amor no puede ser egoísta, porque si no, deja de ser amor – Suspiró – Pero que no hay dicha más grande que ser correspondido, saber que hay alguien que te quiere con cada fibra de su ser y que, para esa persona, eres... perfecto como eres –

Yoongi asintió levemente, su mentón se colocó sobre el hombro del chico entre su cuerpo. ¿Cómo podía haber dañado a un chico tan dulce como lo era Jimin? No sabía si algún día podría perdonarse.

–Tu mamá era muy sabia, Jimin – Aseguró – Lamento haber sido tan ciego como para no verlo, daría cualquier cosa por poder volver el tiempo y... –

–No se puede volver el tiempo, Yoongi – Rió con tristeza – Ni siquiera sé si vale la pena considerar esa opción. Pero estoy seguro que las cosas que pasaron tienen un por qué –

–Eres listo, mi pequeño chico sabio – Sonrió y se acurrucó un poco más – ¿Algún día me podrás perdonar por todo? –

Jimin giró medio cuerpo para quedar frente a Yoongi, miró sus profundos ojos cafés y asintió sonriendo.

–Estoy seguro de que tú también te podrás perdonar por todo eso alguna vez –

Yoongi le devolvió el gesto y tomó sus labios entre los suyos. Inhaló su aroma con desesperación y acarició con sus labios, los de Jimin. Era tan dulce y acogedor, como un abrazo en medio de la desolación, la sola presencia del chico podía remendar las pequeñas roturas de su alma. Sus ojos, que permanecían fuertemente apretados, poco a poco se destensaron y los abrió solo un poco para apreciar la sublime imagen de Jimin entregado totalmente a él.

Las manos de cortos dedos sujetaban fuertemente su abrigo, inconscientemente tratando de no dejarlo ir, de que ese pequeño nexo que estaban construyendo por medio de gratos roces no se terminara. Se habían deseado con tanto ahínco que no era fácil de asimilar que en estos momentos se tenían el uno al otro.

–Te dije que te encontraría, mi lindo Mochi – Masculló sobre sus labios, permitiéndole a su aliento acariciar el tierno rostro entre sus manos

–Tardaste un poco, Suga. ¿Aún crees que funcione? –

–No tengo ni la menor duda de eso, bebé – Afirmó y recorrió sus pómulos con ambos pulgares – Tengo una pequeña duda, Jiminie... ¿Cómo hiciste para conseguir el dinero que necesitaban para recuperar la casa? –

Los ojos de Jimin ensombrecieron. Había querido evitar aquel tema, incluso recordar la deuda con Chanyeol le angustiaba.

–Conseguí un préstamo, debo pagarlo pero al menos conservamos la casa de mamá –
Un préstamo.

– ¿Fue con aquel chico? –

– ¿Chico? –

–Bien, yo te vi con un chico en el centro hace unas semanas y... bueno – El solo recuerdo de Jimin siendo besado por otro lo atormentaba, sentía la furia y los celos trepar por su piel como pequeñas larvas –

–Si. Lo siento, no sabía que me habías visto – su cuerpo se separó un poco hasta quedar frente al mayor, los ojos apuntando a sus rodillas con abyección

– ¿Qué hay entre ustedes dos? – Un silencio sepulcral se instaló entre ambos – ¿Jimin? Prometo no juzgarte, bebé... solo quiero saber a lo que me enfrento – la tranquilidad en su voz le dieron la seguridad necesaria para hablar sobre eso.

–No hay nada entre nosotros.– Le aseguró –  Hace un tiempo que él y yo charlamos y bueno, fuimos entrando en confianza. Cuando me enteré de la deuda de mi hermano le conté en un momento de molestia y él se ofreció muy amablemente a prestarnos el dinero... –

– ¿Es el mismo tipo de los obsequios en la tienda? –Jimin asintió – Aquel día que te quedaste en mi casa... ¿También era él, el de la cita? – Una nueva confirmación de parte de Jimin – Solo una cosa más... ¿Lo conociste por la línea que atiendes?–

Jimin levantó la mirada claramente quebrada, quería llorar por sentirse tan expuesto, él realmente esperaba que Yoongi tuviera asco de él y en cualquier oportunidad, bajo cualquier excusa saliera trotando de allí.

–Sí, es él. Chanyeol. –

–Oh – Su rostro se tornó serio y molesto, la tensión era palpable en la habitación. – Así que ahora le debes dinero... y esa siempre será una buena excusa para poder verte de nuevo, dime ¿Estuviste con él ésta noche antes de que yo te encontrara? –

–Fuimos por un café – Murmuró arrepentido
Yoongi suspiró profundamente, estaba tan celoso, tan amargado con aquella situación en la que lo veía atrapado. No tenía muy en claro lo que debía hacer pero pase lo que pase no lo iba a dejar solo, no cuando por fin había tenido el valor suficiente para reconocer su cariño.

Jimin se sentía débil y expuesto, ni siquiera se atrevía a mirarlo, estaba esperando escuchar los pasos dirigiéndose a la puerta. Pero no se trataba de eso ¿O sí? Se supone que él no debía sentirse mal, Jimin sabía lo que era y quien era y lo que hizo fue para mantener el legado de su madre, no había hecho nada malo y estaba afrontando solo muchas cosas como un verdadero hombre.

–Yo hice lo que debía hacer, esta casa es todo lo que tenemos de nuestra madre y si podía salvarla, lo tenia que intentar – Habló con seguridad – ahora debo trabajar para pagar mi deuda y mientras tanto tendré que soportar algunas cosas, pero soy un chico de palabra –

–Lo sé – Jimin se sorprendió por la calidez en la confirmación de Yoongi – Sé lo que eres Jimin y te aseguro que tengo una mejor impresión de ti que de mí, no sé cómo haces todo esto pero mandaste al carajo todos mis prejuicios. Solo quiero pedirte algo – acortó las distancias y lo tomó entre sus brazos nuevamente – Déjame permanecer a tu lado, por favor. Déjame ayudarte y ser tu apoyo cuando lo necesites –

–Yoongi –

–Jiminie... ¿Quieres ser mi novio, pareja y compañero? Sé que no lo merezco pero quiero estar contigo, sé que no hay nadie en el mundo que me haga sentir como lo haces tú y...–

–Yoongi – Rió interrumpiéndolo – Sí, quiero ser todo eso que dijiste –

El mayor rió, sus manos lo atrajeron hacia su cuerpo y lo besó el resto de la noche, lento y suave de a ratos y fogoso y desenfrenado al siguiente instante, hasta que sus ojos se cerraron y sus labios se debilitaron con el correr de las horas.
 

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