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Capítulo 38

–¡Jimin! – Lo llamó mientras corría hacia el chico
Jimin no escuchó la primera vez que su nombre salió de los labios de Yoongi, tampoco la segunda ni la tercera, demasiado absorto en sus propios pensamientos derrotistas como para ser consciente de algo más que no fuera su propia autocompasión. Sus pestañas se batieron confundidas cuando fue tomado toscamente por otros brazos deteniendo por completo su caminar.

–Hey ¿Vas a ignorarme así? Vengo gritando tu nombre hace cien metr- ¿Jimin, estas llorando? – La preocupación abandonó su garganta y bajó solo un poco la mirada para poder encontrarse con los ojos cristalinos que ahora se aguaban delante de él

–No, no es nada. Hace mucho frio ésta noche – Suspiró, en realidad la temperatura era ideal para dar un paseo por la noche, pero en su alma hacia frio...congelaba – Ve a casa Yoongi–

La sonrisa que sus labios adjudicaron fue tan frágil y fatídica que su propio ser se llenó de dolor. Estaba roto. Jimin comenzó a caminar, retomando su ruta nuevamente bajo los ojos tristes de Yoongi, llenos de tristeza ajena.

–Hey, Jimin... No te vayas, por favor... no te vayas – Suplicó, caminó apresuradamente hasta tomar con suavidad su brazo y detener solo un poco su caminar.

Justo bajo la luz de un farol su rostro lucia más mortificado que entre la oscuridad de la noche, sus parpados caían pesadamente sobre unos ojos inflamados de llanto retenido y por sus mejillas se entrecruzaban rutas de lágrimas que fueron surcando su rostro. Había llorado demasiado, pero ¿por qué?

–Quiero ir a casa Yoongi, yo de verdad tengo frio... quiero... – Exhaló – Quiero dormir ¿Bien? Estoy cansado – Esquivó los ojos que lo escaneaban volviendo a caminar.

Sabía que el mayor lo seguía mas no dijo nada, no quería saber porque Yoongi estaba ahí y no quería confundir su curiosidad con preocupación. Podía escuchar sus pasos detrás de él pero no tenía el valor suficiente para gritarle que se largara, que no quería verlo, que tenerlo cerca solo lo lastimaba más, que su simple presencia era un recordatorio de todo lo que anhelaba y le era negado por su propia naturaleza cobarde.

La llave se introdujo lentamente en la cerradura y rogó al universo que sus hermanos no estuvieran despiertos, no se sentía capaz de enfrentarse a un interrogatorio sobre el horario de llegada y las condiciones en las que lo hacía. Sabía que quizás era algo tarde pero no lo suficiente para preocupar a nadie y es que Chanyeol había insistido tanto en pasar por esa maldita cafetería que finalmente no salió hasta que se comieron todo la tarta de limón y merengue.

No había nadie, la soledad de su comedor le recordaba a él mismo. Había olvidado completamente al chico que lo perseguía hasta que un pie impidió que cerrara la puerta.

–Yoongi ¿Qué quieres? Es tarde –

El mayor no respondió, una mirada fue suficiente para que la voluntad de Jimin flaqueara y le diera completamente la espalda para que entrara. Así era siempre, así seguiría siendo. Caminó hasta su cuarto siendo seguido por el otro que cerró la puerta una vez que estuvieron dentro.

Jimin no volteo ni una sola a vez a mirarlo, sus movimientos eran simples, como quien está solo en la intimidad, así que Yoongi solo se limitó a contemplarlo sin saber exactamente qué decir y cómo empezar a hablar.

Lo vio dejar su mochila junto a una silla y quitarse el ligero abrigo que traía sobre sus hombros, abrió su armario tirando sobre la cama una camiseta y unos short de pijama, su mirada seguía impávida y no había molestia en su accionar ¿Así estaba Jimin? Lucía neutro, desahuciado... no tenía su brillo característico.

Tampoco parecía él mismo cuando empezó a quitarse los pantalones, la luz tenue de la lámpara de noche reflejaban las líneas sombreadas de sus muslos rellenos. No había pudor, ni una mínima pizca de vergüenza por estar cambiándose frente al otro. Tampoco cuando quito su suéter y lo cambió por la camiseta azul.

Ese no era Jimin.

–Si no dirás nada por favor vete o apaga la luz, te veré mañana en el trabajo Yoongi – Musitó sentado al borde la cama mientras miraba sus pies desnudos

–Jimin – Lo llamó, pero el menor no respondió, simplemente levanto su vista cansada hasta él –¿Qué sucede? –

– ¿Acaso interesa, Yoongi? Ve a dormir, mañana estaré bien. Sonreiré de nuevo y será como si nada hubiera pasado. Mañana tendrán a ese Jimin de nuevo. Esta noche déjame ser yo mismo –

–No, no puedo aceptar eso. Este no eres tu, tampoco es como si supiera quién eres en realidad. Pero estoy seguro que no eres este –

–¿Y quién piensas que soy? –

–Exacto, dime quien eres... –

– ¿Quién crees que soy? Respóndeme eso –

–Mierda Jimin, yo no lo sé– Se arrodilló frente a él y apoyó sus manos en las rodillas frías del otro – Yo creí que eras éste chico, el que es seductor y atrevido... el que llamó mi atención la primera vez. Pero es demasiado superficial, demasiado vago. Después estás tú, el de todos los días... el que sonríe y canta y desprende alegría por cada poro y... –

–Y ahora estoy yo – Interrumpió – El Jimin estropeado, excesivamente frágil y débil. El que nunca es suficiente, jamás llena expectativas y quien, haga lo que haga, siempre tendrá que modificar algo de si para estar bien – Rio con amargura quitando las manos que acariciaban lentamente su piel – ¿Pero sabes qué? Al carajo con todos ustedes, al carajo contigo Min Yoongi. Pueden irse al diablo esta vez –

– ¿De qué hablas? No comprendo nada –

–Oh, claro Yoongi. No comprendas nada, por tu bien. Quizás solo estoy enloqueciendo, suma eso a mí larga lista de defectos ¿Llevan la cuenta verdad? Pues aumenten esa también – Se puso de pie y siguió con su liberación.

–Nadie lleva la cuenta de nada, deja ya eso – se paró mirándolo caminar de un lado a otro abrazándose a sí mismo.

–Oh, no. Claro. Ese soy yo, soy yo el que interpreta sus miradas, el que escucha cuando murmuran a mi paso, el que recibe las miradas de desprecio y luego vengo aquí y las registro en mi mente para no olvidar. No debo olvidar que soy un gordo que no hace más que dar lastima, que se puede enfermar cada vez que abre la boca para comer, el pobre gordito que es lindo de cara de pero jamás suficientemente lindo, el amigo simpático, el mal tercio, el que debería anotarse en un gimnasio cuanto antes y empezar la dieta el lunes. ¿No lo ves Yoongi? ¡Estoy harto! – Sollozó, la voz quebrándose en cada palabra –

–No es así, Jimin. Tranquilízate, no estás pensando bien – Murmuro con voz suave, insistiendo una vez más en generar cercanía – Yo no soy ellos –

–Oh, Yoongi ~ no te hagas esto – Lo esquivó – Tú no eres muy diferente a los demás ¿Sabes? Tu rechazo fue el más doloroso para mí, yo podía aceptarlo de mis hermanos, de los de afuera, incluso de mis amigos... ¿pero tú? Yo realmente pensé que teníamos una conexión aunque nuestro trato fuera por teléfono, no quería involucrarme contigo. Era consciente de que se trataba de un trabajo pero luego llegaste y me profesaste amor eterno y me aferre a tus promesas con todas mis esperanzas y ¿Qué recibí? "No me agradas Jimin, mantente a una distancia prudente de mi". ¿Que no eres como ellos? Eres uno más del montón – Suspiró cansado, dándose vuelta para quedar de espaldas a él – Vete

–No me iré – Sentenció aun cuando las palabras daban vueltas en su cabeza y no podía terminar de procesarlas todas

–Me gustas Min Yoongi. – Confesó – Me gustaste siendo Suga y también siendo Yoongi aun cuando no sabía que se trataban de la misma persona – Jimin giró, sus ojos completamente enrojecidos tratando de descifrar al chico aun cuando el silencio los rodeo dolorosamente entre sus espinas y apretó su cuerpo.

Nada, no había nada allí. ¿Por qué no se sorprendía?

–Sabía que no habría respuesta a eso, ¿Qué haces aquí después de todo? Ni siquiera tiene sentido para mí. – Sonrió, su pecho se sentía mucho más aliviado y las lágrimas dejaron de salir, se acercó hasta Yoongi que seguía petrificado y palmeo su hombro con una dolorosa sonrisa – Gracias por soportar esto, no era tu culpa pero me sirvió. Por fin estoy listo para dejarte ir Min Yoongi –

Y algo se quebró, en Yoongi.

No supo qué responder ¿Eso era así? ¿Así es como se sintió todo este tiempo?. Se sentía impotente, él no era mucho mejor que todos aquellos y no sería la última vez, había algo arraigado en su interior que simplemente le hacia repetir el discurso vigente del momento, quizás no era su intención, era la crianza, era seguir la corriente, era hablar sin reflexionar... era su falta de empatía. Y por su insensatez había herido al chico que amaba.

Por supuesto que Jimin no era nada de eso, Jimin era precioso de mil formas que nadie a primera vista podía llegar a vislumbrar. Era precioso de una manera que los ojos mortales jamás podrían entender, nadie con un cerebro rígido e ideas renuentes incapaces de flexibilizarse lo haría.
No muy ajeno a él.

Pero había caído y no de una manera superficial y mediocre. Se trataba de algo mucho más integral. Amaba su personalidad siendo Mochi, Jimin o el chico emocionalmente inestable de estos momentos, pero también amaba su cuerpo en su totalidad. Esas mejillas rechonchas, los labios regordetes y su cuerpo robusto. Todo, amaba a Jimin en cuerpo, mente y alma como un ser maravilloso.

Pero lo estaba dejando ir... así que acortó la distancia y se abrazó fuertemente a su cintura, escondiendo su rostro en el pecho del menor y allí apretó con todas sus fuerzas, había miedo recorriendo su sistema de célula a célula.

–No me dejes ir, Jimin, por favor... Soy todo lo que dijiste, soy un imbécil irremediable y un estúpido descerebrado, pero no me dejes – Soltó poco a poco el abrazo sin quitar las manos de su cintura. Buscó sus orbes almendrados y sostuvo allí la mirada, contemplando el éxtasis en ella – Me gustas. Me gustas siendo lo que quieras ser. Siendo como eres, enteramente. Tú, me gustas en todo lo que 'Park Jimin' pueda significar y sé que no te merezco, porque eres tan absurdamente excepcional que pedirte que me des una oportunidad es lo más egoísta que puedo hacer – Deslizó sus manos hacia su rostro y lo acunó en ellas – Pero permíteme ser egoísta esta vez, déjame decirte que te necesito y que no quiero que vayas a ningún lado, no quiero que me sueltes. Concédeme esta oportunidad para demostrarte que, aunque soy un estúpido, puedo amarte con todo mi podrido corazón y hacer un esfuerzo para ganarme el tuyo... –

Jimin sonrió, las heridas aún dolían, pero habían dejado de sangrar.

– ¿Aun no lo entiendes Yoongi? – Una pequeña lagrima escapó de su ojo y mojó rápidamente la mano que lo sostenía con desesperación– Tú ya tienes mi corazón. –

××

Este capítulo llego a terminar de romper mi corazoncito. Les gusto tanto como a mi?

Buenas noches bebés✨

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