Capítulo 35
Yoongi está de pie frente al trabajo. No hay señales de Jimin ni de Taehyung... pero sobretodo de Jimin. El chico es lo más responsable que ha visto en todos sus años de vida, parecía poseer un sentido de la responsabilidad incalculable. Siempre puntual, prolijo y servil.
Pero no hoy, últimamente ellos solían esperar a Taehyung, que por alguna razón llegaba un poco demorado. Hoy estaba solo ¿Le habrá pasado algo? Cualquier tipo de idea se esfumó cuando vio llegar a Taehyung, corriendo y despeinado, saludó torpemente y azotó las persianas metálicas que cubrían el frente.
–Buen día, Yoongi... Se me hizo un poco tarde –
–Buen día Tae, no te preocupes. Lo noté hace quince minutos – El mayor quedó unos minutos esperando a recibir alguna clase de noticia sobre la ausencia de Jimin que no parecía molestarle al otro
Tae colocó sus cosas en orden detrás de la caja registradora hasta que se dio cuenta de que Yoongi seguía allí, de pie sin decir ni una sola palabra.
–Oh, Yoongi... Jimin no vendrá a trabajar hoy. – Exhaló un suspiro de aflicción que no pasó desapercibido ante los ojos del mayor – Él tiene algunos asuntos pendientes, me aviso esta mañana –
Eso estaba bien para Yoongi, él no necesitaba ningún tipo de explicación sobre Jimin o su ausencia, o eso creía pero finalmente se encontró preocupado y tentado a tomar su teléfono y marcarle para saber si todo iba bien con él.
El trabajo en la tienda se volvió pesado y fastidioso esa mañana, por alguna razón se sentía inquieto. Nada tenía que ver con Jimin, o eso quería creer. Pero al final del día tenía que ponerse la mano en el corazón y admitir para sí mismo que el lugar no era el mismo sin el chico de las mejillas redondas tarareando alguna canción o jugueteando con los niños. La gente mayor también lo extrañaba. Eso no era nada para sorprenderse, Jimin tenía una paciencia y una gentileza digna de ser envidiada, se hacía querer rápidamente y su aura emanaba una calidez invaluable.
Bien. ¿Quién no extrañaría todo eso?
Además de sus dulces ojos marrones desapareciendo en cada sonrisa o su voz resonando armoniosamente con cada "Buen día" "Gracias por su compra" o un simple "Vuelva pronto", sus labios entonando las canciones que pasaban en la radio o sus dientes mordiendo su lengua levemente saliendo hacia afuera cuando se concentraba en decorar los productos en sus góndolas, sus pequeñas manos acariciando las melenas de los pequeños o el sutil movimientos de hombros que causaba una buena canción en los altavoces del lugar.
Si, cualquiera extrañaría a Jimin.
La mañana fue mortalmente lenta y densa. Cuando volvió a casa se sorprendió de ver allí a Jungkook ¿No se suponía que debía estar en el instituto? Pudo escuchar un poco de la conversación que estaba teniendo con su madre, algo sobre una enorme deuda y un remate, pero no le dio mayor importancia, él tenía que acudir a la universidad también así que corrió hasta el baño y se metió bajo la ducha. Mientras el shampoo burbujeaba en su cabello pensó que tal vez, solo tal vez, podría acercarse a Jungkook para verificar si Jimin estaba bien. Simple curiosidad.
El frio aún no había cesado, el invierno parecía no querer abandonar la ciudad, así que se abrigó correctamente y luego de despedirse de su madre salió.
Era increíble la manera en la que las cosas a su alrededor estaban cambiando de a poco, nunca había visto a su madre con tanta energía, estaba más comunicativa e incluso había llegado a sorprenderla regando las flores del jardín cuando antes ella trataría de evitar ser vista en público ¿O era el quien estaba cambiando su mirada hacia los demás? Tal vez estaban sucediendo ambas cosas.
El autobús estaba haciendo su trayecto hasta su destino, la mayor parte de los que viajaban en él eran estudiantes que ingresaban a clases a esa hora. Siempre gustaba de sentarse en los asientos traseros o en su defecto permanecer de pie, ésta vez había obtenido un lugar junto a una de las ventanillas, se relajaba viendo los edificios y casas quedando atrás mientras el vehículo avanzaba.
Cuando estaban atravesando el centro, el bus, se detuvo en un semáforo en rojo, disfrutó observando la poca cantidad de personas que transitaban a esa hora, eran unos cuantos corriendo hacia casa luego del trabajo o un par de bohemios sentados en mesas fuera de las cafeterías leyendo algún libro o simplemente pensando.
No esperaba encontrar a Jimin allí.
Pero allí estaba, sentado bajo una sombrilla en una pequeña mesa en la acera. Lucía terriblemente desganado con la cabeza baja y oculta en el cuello de su abrigo, pies cruzados entre sí, moviendose con impaciencia y un pequeño pocillo de café en las manos. Todo en Yoongi se puso en alerta y en algún momento de su sorpresa ya había solicitado al chofer que le permitiera bajar.
¿Tanta había sido su preocupación?
Pues ver al chico con los ojos perdidos en algún punto de su bebida lo desconcertó, sus pies cruzaron rápidamente la avenida sólo para acercarse y preguntarle por su situación, pero mientras más se acercaba, más consciente era de sus ojos hinchados y rojizos por el llanto.
Pero se detuvo.
Se impidió a sí mismo a dar otro paso cuando un chico se acercó a él y lo saludó con efusiva preocupación... en los labios.
××
Las cosas eran peores de las que se había imaginado, la suma que debía pagar por la propiedad era, por mucho, imposible de reunir para ellos tres. Ni siquiera con sus ahorros o el poco dinero que les había quedado de lo que dejó su madre más algunos adelantos les era posible acceder. Incluso Jungkook se ofreció a contribuir con algo de dinero pero entre todos no sumaban ni el cincuenta por ciento del total.
Increíble pero cierto, el único objeto tangible que habían adquirido por parte de su madre estaba a punto de pasar a manos del Estado para ser rematado y así solventar el pago de la deuda de Namjoon. Ese lugar tan lleno de vida, con el aroma a mamá impregnado en cada rincón y con tantos recuerdos como su memoria le permitía albergar, ese mismo espacio donde creció bajo los tiernos cuidados de su progenitora y en el cuál compartió los momentos más felices y maravillosos de su existencia, ahora todo estaba a punto de extinguirse.
¡Él ni siquiera sabía que su hermano tenía problemas de juego!
Pero la realidad le había golpeado demasiado pronto, ellos ahora tenían una semana para reunir el dinero o desocupar la vivienda. Así de simple, así de complejo.
Jimin había creído que el problema era mucho menor cuando Nam llegó ese día a su trabajo se imaginaba que eran unos cientos, pero ni siquiera había imaginado que se trataban de miles, al parecer, el mayor se había metido donde no debía y con las personas equivocadas, para su mala suerte y esta gente no le tendría piedad si decidía esquivar el pago de su deuda.
Y ahora Jin estaba colapsando. No iba a negar que siempre había visto a su hermano mayor como alguien inquebrantable y verlo llorar como un niño pequeño necesitado de su madre, eso había logrado rasgar su corazón. Si Jin era así de frágil ¿Que quedaba para él? Jimin también quería romper a llorar y dejar que los adultos solucionaran los problemas como cuando él era niño, pero no era su caso y acababa de comprender que sus hermanos mayores eran tan humanos y mortales como él mismo, así que debía asumir su papel de joven adulto como la vida se lo exigía.
Aunque por dentro estuviera temblando como cachorro mojado.
Y ahora estaba allí, esperando por un milagro. Un milagro con nombre, apellido y sonrisa encantadora en un pulcro traje de oficina.
–Hola Jimin, lamento la demora, cariño – Jimin se puso de pie rápidamente al verlo llegar, su mente estaba demasiado saturada como para notar el dulce beso que recibió en los labios a modo de saludo – Te ves cansado, bebé –
Ambos tomaron asiento de frente, el menor ni siquiera podía levantar la mirada, estaba lleno de vergüenza por aquel ofrecimiento que al principio se había negado rotundamente en aceptar y ahora debía retractarse.
–Lamento esto, Chanyeol. Sé que había dicho que no necesitaba de tu aporte pero las cosas se pusieron peores de lo que imaginé... debo ayudar a mis hermanos – sintió el suave tacto del chico sobre sus manos en un intento de calmarlo
–Está bien, cariño, yo te dije que podía hacerlo y aunque lo hayas rechazado la propuesta sigue en pie –
Oh, dios ¿En que se estaba metiendo? Sabía que después de esto estaría en una deuda muy grande con el chico y eso no sería muy fácil de esquivar no para su consciencia por lo menos.
–Gracias. Tú no deberías hacer esto, no tienes una obligación conmigo y sin embargo...–
–Sin embargo quiero hacerlo, quiero ayudarte con esto Minie... Ya sabes el trato ¿Verdad? Sin presiones – Sonrió
–Si, lo recuerdo. ¿Sabes que eres muy bueno? –
–No lo soy, yo también estoy recibiendo mi recompensa por esto así que no debes preocuparte –
–Te pagaré hasta el último centavo, Chanyeol –
–Lo sé cariño, estoy seguro de eso. No dudo de ti ni por un segundo ¿Sabes? Cuando me contaste lo de tu hermano lo comprendí, mi padre también tenía problemas de juego. Era un ludópata, por suerte consiguió rehabilitarse pero aun así nos hizo pasar por situaciones límites a mi madre y a mí –
–Yo ni siquiera sabía que él apostaba, pero no tiene caso llorar sobre la leche derramada. Creo que mi hermano está escarmentando, de verdad lo espero –
–Seguro lo hará y sino, debe buscar ayuda. Por lo pronto nos ocupemos de esto ¿Si? Tengo el dinero aquí mismo y luego de que hagas ese pago, bombón... Tú y yo tendremos una cita ¿Bien? – Acarició lentamente su mejilla haciéndolo estremecer, sonrió– Entenderás que debo pedirte que firmes un pagaré ¿No es así? Soy abogado, solo es una formalidad–
–Sí, está bien. Lo entiendo – Asintió dejando que la tranquilidad se introdujera de a poco en cada bocanada de aire que entraba a sus pulmones.
El mayor sacó un pequeño sobre abultado y lo puso sobre la mesa extendiéndolo hacia Jimin que lo recibió sonrojado y rápidamente lo guardó en su bolso luego de dejar su firma en un recibo.
El rostro de Chanyeol se acercó un poco hasta capturar sus labios en un esperado beso y Jimin se dejó llevar, aun un tanto temeroso de lo que recibir el dinero significaba. Era demasiada suerte para tratarse de él. Pero el alivio de haber conseguido una solución al problema le daba cierta calma.
-
Yoongi del otro lado de la calle podía sentir la acidez burbujeando en su interior, nunca se había sentido tan roto como en esos momentos en los que veía a Jimin siendo besado con dulzura y correspondiendo de la misma manera.
La puerta de su habitación se azotó con fuerzas detrás de él luego de arrojar su mochila con furia hacia un rincón, pateó una silla hasta derribarla y luego ahogó un grito mientras golpeaba su escritorio una y otra vez
– ¡¿Cómo pude ser tan imbécil?! Dejándome llevar por su dulzura y fingida ingenuidad... ¡Oh, claro que no eres un pobre inocente Jimin! No cuando trabajas en una línea de sexo telefónico y recibes dinero de extraños – Se dijo para sí mismo con los dientes apretados – ¿Cuántos idiotas como yo habrán por allí? –
Oh no, esta vez no caería en sus juegos. Debió seguir sus instintos cuando pudo y alejarse del chico. No debió caer por Park Jimin, no debía dejarse envolver por su dulzura. Y aunque ahora le quemara el alma debía admitirlo en voz alta, debía decirlo para sacarlo de su interior antes de que estallara.
–¿Cómo paso esto, Jimin? ¿Cómo terminé enamorado de ti?–
Así es, estaba rotundamente embelezado por Jimin, no por Mochi, sino por el autentico Park Jimin.
××
Buen diaaaaa 🥰
¿Ustedes creen que voy subiendo muy lento?
A pesar de que tengo los capitulos guardados, cuando los paso a Wattpad se desconfigura todo y tengo que reacomodarlos.
Imagínense cuando recien estaba escribiendo la obra? Subía sólo un capitulo por semana y a veces ni eso 🤭
Les amo mis bebés revoltoses ❤️
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