Capítulo 18
Hay un momento en el que Suga queda atónito, miles de preguntas giran al rededor de su mente y se atormenta a si mismo respondiéndose con crueldad.
–Oye ¿Estas bien? – Jin inquiere y lo sobresalta haciendo que golpee su rodilla en la mesa– Creo que estas muy pálido ¿Deberia preocuparme?–
–Oh, no hyung mi hermano siempre es así, no te preocupes– Jungkook quiso restarle importancia pero lo cierto era que hasta él mismo habia notado la mirada errante que ahora tenia el mayor.
–Lo- lo siento... Yo debo irme ahora– Se pone de pie e inmediatamente sale disparado hacia el salón que lo conduce a la puerta, pero antes de llegar al umbral de la entrada puede ver a Jimin aparecerse.
El menor está despeinado, su rostro algo hinchado por haberse despertado recientemente y los ojos entrecerrados por el golpe de luz de la mañana que se cuela por las ventanas. Hay un silencioso y eterno segundo en el que sus miradas chocan.
Un sentimiento aturde a Yoongi, algo que no puede dejar pasar: Miedo. Él está aterrorizado con la idea que repentinamente vaga por su mente y a la cuál no quiere darle forma, no quiere ni siquiera pronunciarla en voz alta porque eso sería una confirmación. Entonces ve que Jimin separa los labios para decir alguna cosa pero no quiere escucharlo, no quiere percibir su voz porque sabe que sus miedos se harán reales y visibles y entiende que eso es algo que no podrá soportar.
Así que atraviesa todo el lugar a grandes zancadas y sale despavorido por la puerta principal cerrándola con fuerzas detrás de él, como si eso evitara que la verdad escapara. Cierra los ojos con fuerzas y niega insistentemente con la cabeza, espera que sea mentira. Que todo sea un sueño inducido por alguna clase de sustancia y que realmente Jimin no fuera ÉL.
Corre. Yoongi corre a pasos firmes aún cuando el sol le pega en los ojos y no le permite ver nada. ¿A qué le teme? ¿De qué esta huyendo? La telaraña de pensamientos que se teje en su interior lo está asfixiando y solo cuando llega a su casa es cuando se permite detenerse y respirar.
Desesperadamente entra a su cuarto y empieza a sacarse la ropa, como si eso le permitiera despegarse de la noticia. Entonces corre a la ducha y se baña.
Quiere quitarse todo rastro de realidad mientras se talla asiduamente la piel, tan fuerte que parece querer arrancarsela. Quiere mentirse y se dice a sí mismo que no es así, que solo ha sido una nefasta coincidencia, que su chico especial no es ese pequeño y patético gordinflón.
–Basta Yoongi, no pienses... No pienses– Se dice a la vez que sus ojos permanecen fuertemente cerrados.
Quiere llorar. Recuerda cada palabra hablada con Mochi, la manera en la que se masturbó incontables veces imaginándose su cuerpo bajo el suyo volviéndose uno solo, entrando en su interior con una vehemencia febril y en cómo su relación paso de ser puramente sexual a algo mucho más profundo y vincular. El chico sabía todo, sabia de sus miedos, dolores y penas, de su soledad y sobre sus fantasmas. Yoongi había confiado en el muchacho para contarle todo de su vida, como si se tratara de un libro en las manos de un maravilloso lector que sabia descifrarlo y comprenderlo al instante, dejándole el alma completamente al desnudo.
No sólo era su melodiosa voz como lo había pensado en un principio, era la manera en la que lo hacia sentir especial, valorado y contenido. De una manera muy particular se había convertido en un oasis en medio del desierto, de su desierto.
Cada noche en la que sus charlas amenas parecían extenderse infinitamente y a la vez se sentían tan cortas, cada uno de esos días él había añorado con el momento de conocerlo para estrecharlo contra su cuerpo y respirar su aroma, decirle que lo quería, que aunque fuese ilógico Yoongi lo quería. Quería agradecerle, pedirle disculpas y finalmente fundirlo en sus brazos para no dejarlo ir nunca.
Hay un caos en su interior y luego recuerda la foto ¿Hay alguna manera en la que Jimin supiera que se trataba de Yoongi todo el tiempo? No, eso era imposible, todo había sido una desgraciada coincidencia, pero cuando lo supo tampoco se lo dijo ¿Por qué? ¿Por qué enviar una foto de su hermano solo para confundirlo más? Se siente burlado, insultado y eso lo cabrea.
¿Por qué tenia que ser él? ¿Por qué Jimin? Ese chico era la representación de todos sus temores.
¿Acaso la vida lo odiaba? ¿Esa era la manera que tenía el destino de hacerle entender su error? Porque si, sabia que estaba mal, que él tenia un problema pero no se trataba solo de admitirlo ¡Joder! Era un maldito trastorno, esa endemoniada fobia que lo perseguía como una sombra y que lo hacia condenamente infeliz.
–¿Por qué de todas las personas en este puto mundo tenias que ser tú, Jimin?–
×
Hoseok nota el semblante atribulado de Jimin, lo ve comer de la misma manera que siempre pero sin ánimos. Él piensa que las veces que ha estado triste su apetito parece esfumarse impidiéndole pasar bocado alguno. Pero a pesar de que el menor luce terriblemente desganado no ha dejado de comer mientras Jungkook y Jin parecen enfrascados en una conversación 'interesantísima' sobre cuáles son los mejores condimentos para una salsa Bolognesa perfecta.
–Provecho– Susurra cuando ha acabado todo lo de su plato y se para de la mesa para llevar la vajilla sucia a lavar – Estaré en mi habitación
Avisa y solo un "Te avisaré cuando esté el almuerzo, cariño" sale de la boca de su hermano mientras el chico se dirigía hacia aquel lugar. Entonces Hoseok hace lo que mejor le sale: entrometerse.
–Hey, Jiminie ¿Jugamos a algo?–
Jimin está perdido en sus pensamientos. Él no solo esta absolutamente avergonzado por ser un mal bebedor sino que también sabe que Yoongi ha descubierto todo y su mentira se ha ido al demonio.
¿Por qué atendió el teléfono cuando sonó? Decir que actuó por influencia del alcohol es vago e imperdonable. Yoongi no debía saberlo, no tenia que saber que Mochi y Jimin son la misma persona, que los azares de la vida terminaron por acercarlo a la persona que quería tener más lejos.
Se culpa. Si él tan solo no fuera un inútil gordo, si tan solo fuera una persona delgada. O mínimamente un gordo lindo, quizás podría pasar. Pero no, Jimin le había tocado el pack de fealdad completo al nacer. Porque si, había gordos y gordos.
Estaban los que tenían sobrepeso pero aún así había algo lindo en ellos que equiparaba o menguaba su obesidad: estaban los gordos que tenian ojos claros o lindos rasgos, cabellos sedoso y cintura pequeña, los que tenían una sonrisa radiante, los que eran fotogénicos, con pieles firmes y bronceadas, que sabían cantar, dibujar o hacer cosas geniales en computadora, los interesantes para charlar y también aquellos que eran divertidos y simpáticos. Todos ellos eran los gordos.
Pero después había una lista negra, de otro tipo de gordos. Aquí estaban los que no tenían gracia, tenían lonjas colgándole por todos lados, estrías, celulitis, salían mal en las fotos, los que no tenían nada de especial ni talentos ocultos, eran feos de rostro, tenían acné u otro tipo de problema en la piel, eran absolutamente simples y solo llamaban la atencion por su extrañez. Y en esa categoría Jimin era el presidente.
Quizás no era tan así, pero esa era la manera en la que trabajaba su cerebro con respecto a su auto-imagen, eso era lo que había construido por autoestima en base a lo que la gente percibía de él y lo que el mismo infería que la gente pensaba de su persona.
Quizás el peor enemigo de Jimin no era su espejo ni la balanza, sino la atroz manera en la que su mente lo atormentaba constantemente bajo las críticas y comparaciones incesantes que hacia con respecto a él por sobre los demás. Porque podrían existir muchas otras personas con problemas de peso, pero para Jimin, no había nadie peor que él.
Está tan sumergido en su mierda que no escucha a Hoseok y menos se percata de su presencia en el mismo cuarto, solo atina a tirarse en la cama y hundir su rostro en la almohada que ocupó el mayor y la abraza. Aún conserva el tenue aroma de su shampoo y Jimin no puede creer que haya dormido en su cama, a su lado.
Sonríe, pero luego recuerda que Yoongi debe estar odiándolo. Ya ni siquiera puede llorar, él ha llorado tanto por cada cosa referida a su peso que ya no hay energias para seguir haciéndolo, solo deja escapar un suspiro doloroso y se encoge sobre sus sabanas.
–¿Dejaras de ignorarme? Quiero saber que pasa contigo, quiero ayudarte– Sólo cuando la mano del mayor se posa en sus muslos dirige la mirada al chico.
–Nadie puede ayudarme, Hoseok. No hay soluciones para eso–
–¿De qué se trata? Dime... Desahogate conmigo, no huyas, Jimin. Quiero saber de tus problemas–
–¿Qué es lo que quieres saber? ¿Sobre cómo ser un maldito enfermo me ha destruido la vida? ¿La manera en la que odio la comida por hacerme dependiente o cómo me odio a mi mismo por no tener autocontrol? No, eso ya lo sabes. Y de todas maneras no lo entiendes porque ¿Qué podría saber un flaco como tú lo que puede llegar a sentir un elefante como yo?– Jimin se sienta hasta quedar frente a él y expele todo su dolor mal dirigido hacia el chico.
–No me subestimes, Jimin. ¿Crees que por ser delgado no tengo complejos? Yo también tengo mis inseguridades pero no por eso soy un bastardo con los demás. Constantemente me siento observado, comparado, juzgado pero aun así sigo de pie. Porque lo que ellos digan no me define, porque aunque haga todo bien ellos seguirán hablando. ¿Crees que si fueras delgado no sufrirías? Si eso es lo que piensas, adelante ¡Haz una dieta! Pero te aseguro que con tu mentalidad y el concepto que tienes de ti mismo ni aún perdiendo peso te aceptarias. Porque tu verdadero problema no son los kilos que tienes de más, el problema es que te odias con o sin ellos–
Sus palabras fueron duras y sólo le recordaron lo patético que es. Jimin empezó a llorar aferrado a la almohada que conservaba en sus brazos mientras Hoseok intentaba disipar toda su ira. No tendría que haber explotado así, no era la manera. Él quería ayudar a Jimin pero no de ese modo.
–Ji- Jiminie... Lo siento– Murmura intentando acercarse al chico, tira de la almohada hasta que logra quitársela pero aun así no levanta la cabeza, así que toma su mentón y lo obliga a mirarlo
–No, no te disculpes. Tú... de verdad tienes razón. El problema no son los demás, soy yo. Siempre he sido yo...–
–Oh, no... No lo digas pequeño, no eres un problema. Tienes un problema que es diferente. Vamos, sonrieme, a Hoseok le gusta tu sonrisa–
Él no puede sonreír, no cuando siente tanto dolor en su interior.
–Lo siento Hobi, no puedo, quiero estar solo ¿Podrias dejarme?–
–¿Dejarte? No puedo hacerlo, no en el estado en que te encuentras... Dime ¿Todo esto tiene algo que ver con que Yoongi haya dormido aquí?–
Jimin seca sus lágrimas, los ojos penetrantes del mayor parecen querer meterse dentro de su cabeza para buscar respuestas pero él no puede permitírselo.
–No es él –Miente – Yo... Yo solo quiero que alguien me quiera ¿Es mucho pedir? Quiero encontrar a alguien que me acepte y me obligue a aceptarme. Que quiera besarme sin sentir asco o que sostenga mi mano sin sentir vergüenza.. Pero al parecer no hay nadie así para mi.– Miente, porque el no quiere a "alguien" que haga eso por él, él solo quiere que Yoongi lo haga, pero eso es imposible y duele.
Hoseok clava sus ojos en sus pupilas castañas y luego recorre con la mirada la ruta que trazaron las lágrimas antes de morir en sus labios. Unos labios muy bonitos y rosados que lo hacen relamerse la boca. ¿Podría él ayudar a sanar las heridas de Jimin? No lo sabia, pero de lo que si estaba seguro era de que quería hacer esto.
Entonces se inclina lentamente hacia adelante y apoya levemente su boca sobre la otra. Es una milésima de segundo lo que dura el contacto, suave, tibio y se separa con extrañes de esa boca dulce. Fue un roce, tal vez nada, pero Jimin está totalmente perdido entre el tacto, su aroma y el calor de su piel.
–Jim- Hoseok lo busca pero sus ojos se cerraron suavemente mientras los carnosos labios se abren ligeramente sólo un poco. Así que lo sabe, entiende lo que debe hacer.
Vuelve a besarlo, esta vez un poco más fuerte, más largo y más cerca. Únicamente es un contacto, pero pareciera ser toda una galaxia de nuevas sensaciones para Jimin.
Oh~
Hoseok no tiene consciencia de lo que su cuerpo está haciendo pero dos segundos después está rodeándolo con los brazos tan fuerte que teme romperlo.
Pero no podría romperlo mas de lo que ya está.
En realidad Hoseok quiere armarlo, desea juntar todas sus piezas y colocarlas una por una en su lugar hasta reconstruirlo.
Y quizás sin darse cuenta acaba de poner la primera pieza en el sitio indicado...
💕
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