Gordita Im (12)
Nayeon salió apresuradamente del salón una vez que acabó su última clase, se iba a ir sola ya que sabía que a Tzuyu todavía le faltaba una hora para que su última clase acabara y también porque no quería ver a Tzuyu.
No la malentiendan, tenía miedo a que Chou la rechazara, es por ello que estaba evitando a la alfa.
Empezó a caminar hacia el departamento que vivía con su padre, soltó un suspiro ya que sabía que su padre otra vez iba a llegar tarde, no le gustaba estar sola mucho tiempo, tampoco le gustaba mucho que ella y su padre vivieran en el departamento.
Quería regresar a su casa, con su mamá y sus hermanas.
Pero sabía que no era buena idea, aunque tampoco iba a negar que ahora estaba mejor, ya no había gritos, regaños o reproches para ella, ahora vivía más tranquila, ya no lloraba por las noches pensando del porqué su madre y sus hermanas no la querían.
Sabía que su mamá y sus hermanas le habían causado un poco de daño (mucho pero era algo que Nayeon no iba aceptar en voz alta), pero aún así las quería y mucho.
Una vez llegó al frente del departamento que vivía hizo una mueca al ver todo el desorden que tenían ella y su papá. Tenía que limpiar el lugar.
Sabía que con eso iba a distraer un poco su mente, que estaba pensando en cosas que quería olvidar y así tal vez también dejar de pensar un poco en Tzuyu y en la declaración que hizo.
Sin más se puso a limpiar el lugar después de dejar su mochila en su habitación.
Tzuyu se encontraba enfrente del departamento de los Im, llevaba más de quince minutos tocando la puerta pero nadie le abría.
Estaba pensando en llamar al señor Junho pero no lo quería preocupar, así que mejor decidió irse ya que tenía que ir a comprar unas cosas.
Le mandaría mensajes a Nayeon y esperaría a que le contestara, tal vez la omega no le quería abrir la puerta ya que no quería hablar con ella o estaba enojada por algo que hizo y eso fue la causa que se enojara con ella, así que le iba a dar su tiempo.
Sin saber que la omega estaba dormida en su cama, después de haber limpiado por una hora el departamento. Sí, Tzuyu había venido dos horas después de que salió de la universidad.
Yeonie bonita <3
Nay bebé.
Vine a tu departamento pero me fui ya que no abría nadie.
Si estás enojada conmigo por algo que hice, dime. Por favor, tenemos que hablar.
Omega voy esperar tu mensaje.
También tenemos que hablar por lo que me confesaste.
Avísame si necesitas algo, Espero tu mensaje.
Perdón si te molesto mucho.
Te quiero omega.
Después de los mensajes la alfa se puso en marcha a su casa. Su alfa estaba triste de que su omega no le contestaba los mensajes.
Tzuyu estaba buscando algo que hizo mal, para saber de qué tenía que pedir perdón. De repente su teléfono sonó y lo sacó rápidamente con esperanza de que fuera Nayeon, pero su sonrisa se borró al ver que era Jihyo.
-Ah, eres tú — fue lo primero que dijo Tzuyu cuando contestó la llamada.
-Joder sé que me amas pero no te emociones tanto, amiga — dijo con sarcasmo.
-No estoy para tus bromas, Jihyo — dijo seria.
-¿Quieres ir a tomar algo y me cuentas qué paso? — Preguntó Jihyo al escuchar a Tzuyu.
-Creo que está bien — pausó — Te veo en el mismo bar de siempre — Sin más colgó la llamada.
Unos veinte minutos después las dos alfas se encontraban en la barra con una cerveza cada una.
-Cuéntame — pidió Jihyo.
-Ni yo sé, hoy Nayeon se me declaró y ni tiempo me dio de procesar esa información — dijo con su ceño fruncido.
-¿Y ya le dijiste que también te gusta? — preguntó con mucha curiosidad — ¿Por qué? — preguntó una vez vio a Tzuyu negar.
-Se fue de la universidad una vez salió de sus clases y pensé que me iba a esperar para que la llevara como siempre — le dio un trago a su bebida — Y fui a su departamento y no abrió la puerta — los ojos de Tzuyu brillaban más como si quisiera llorar, pero estaba reteniendo sus lágrimas.
-Joder amiga.
La encargada de la barra dejó el vaso de cerveza en frente de Tzuyu.
-Lo siento por interrumpir y por meterme en su conversación — dijo la mesera — Pero escuché un poco de su conversación así que si me dejan darles mi opinión sobre esto quiero decirles que los omegas cuando se le declaran a alguien se vuelven un poco inseguros por el miedo de ser rechazados — soltó un suspiro — O no le abrió la puerta porque estaba dormida o su celo.
-Tzuyu — Jihyo la llamó.
-Mande.
-¿No dijiste que Nayeon estaba ocupada y cansada por la mudanza? — preguntó.
-Sí.
-Qué tal que llegó a dormirse, también me habías comentado que le gusta dormir mucho — le volvió a recordar.
-Puede ser... — murmuró para sí misma.
-O por su celo — comentó la mesera haciendo que Chou y Park voltearan a verla — A muchos omegas les gusta dormir en su época de celo, son muy mimosos, en vez de querer sexo — les explicó.
-Pero Nayeon no está en celo, bueno en la mañana que nos vimos no estaba — les dijo.
-Los celos llegan en la madrugada, en la mañana, tarde o en la noche, Chou — le recordó Jihyo.
Tzuyu se quedó pensando tal vez una de esas posibilidades.
-Tal vez puede ser — les dio la razón, ahora sabía que Nayeon no estaba enojada con ella, pero le preocupaba que la omega estuviera insegura por su confesión.
Después de eso platicaron un rato y ahora sabían el nombre de la mesera que era Son Chaeyoung y que trabajaba ahí de medio tiempo, también que estaba enamorada de una omega hermosa de nombre Myoui Mina.
Después se retiraron del lugar para que cada una se fuera a su casa.
El señor Junho iba entrando al departamento cuando sintió el aroma de fresas con chocolate por todo el departamento, se apresuró a buscar a su hija.
Llegó a la habitación de Nayeon y abrió la puerta, la escena que se encontró era que su hija estaba tapada con una sábana, dormida con un puchero en sus labios, vio que estaba sudando así que decidió despertarla para que tomara un supresor y que se diera un baño.
Su hija estaba en celo, él sabía cómo cuidar a su hija ya que desde el primer celo (que fue cuando se presentó) de Nayeon la cuidó y todavía sigue haciéndolo. Su esposa nunca fue capaz de cuidarla, cuidar aquella niña de entonces que no sabía qué estaba pasando en su cuerpo y ni mucho menos por qué le dolía mucho su panza.
-Bebé — la llamó suavemente, cosa que sabía que no iba a funcionar— Nayeon — la volvió a llamar pero ahora más fuerte.
-Mmmh — balbuceó algo que ni el señor Im entendió.
-Vamos NayNay, levántate a tomar un baño — le pidió.
-¿Por qué? — preguntó algo confundida.
-Entraste en celo, cariño — le dijo — toma el supresor y date un baño— le pidió a lo que Nayeon asintió.
La omega se puso de pie y fue a la cocina por agua y su padre le dio la pastilla, después de tomársela esperó unos cinco minutos a que hiciera efecto, para después darse un baño.
Mientras que el mayor decidió hacer la cena para los dos.
En casa de los Chou se encontraba la señora Chou regañando a su hija, ya que llegó con unas cervezas de más.
-¿Qué te he dicho de tomar de más si vas a manejar? — preguntó.
-Que no maneje en ese estado — agachó su cabeza.
-Entonces, ¿Por qué lo haces? — volvió a preguntar.
-Perdón — se disculpó — Solo que estaba platicando con Jihyo y la mesera de ese bar y se me fue un poco la mano — claro no le dijo que también fue por Nayeon.
-No, si ustedes solo buscan momentos para ir a beber — le comentó negando con la cabeza.
-¿Quién busca momentos para beber? — preguntó el señor Chou que acababa de llegar.
-Tu hija y su amiga — le contestó.
-Tzuyu, espero y no hayas manejado — le dijo el señor Chou cuando escuchó la respuesta de su esposa y vio a Tzuyu que bajó la cabeza — No lo vuelvas a hacer o le dices adiós al carro y a tu moto.
-Está bien, no lo volveré a hacer — le aseguró.
-¡¿Yicheng, sólo le vas a decir eso?! — preguntó alzando la voz.
-¿Quieres que la regañe más? — le preguntó frunciendo el ceño.
-¡Pues claro, le pudo haber pasado algo en el camino! — exclamó alterada. Su hija era lo más apreciado que tenía aparte de su esposo.
-Está bien, mujer — le aseguró — Espero y no haya próxima, Tzuyu, que si hay, el regaño va a ser más fuerte — le comentó.
Sabía que ya no podía regañar como antes a su hija, ya tenía veintiún años y ya estaba trabajando, aunque sea medio tiempo haciéndolo en su empresa, ganaba ya también su dinero. Comprendía a su esposa, también sabía que era lo más preciado que ella tenía o más dicho ellos tenían.
-Ya no va a haber segunda vez, padre — le aseguró.
-Bueno, ahora si pasamos a cenar, que tengo hambre — comentó el alfa mayor.
Ya en la mesa los tres Chou se pusieron a cenar, Tzuyu solo escuchaba a sus padres hablar de cosas de la empresas o eventos que tenían que ir.
-¿Cómo está Nayeon, Tzuyu? — preguntó su madre.
Tzuyu se tensó en su lugar — Está bien… eso creo — lo ultimo lo susurró más para ella misma.
Los señores Chou se olvidaron de ver ellos mismos y decidieron no meterse más en ese tema.
-Que bueno — la señora Chou sonrió — Espero y pronto la vea otra vez.
Tzuyu iba a contestar pero a su teléfono entró una llamada, sacó su teléfono de su pantalón y vio que era el señor Junho.
Con el ceño fruncido contestó la llamada — ¿Hola?
-Tzuyu, hija — escuchó la voz del señor Junho que se escuchaba un poco agitado.
-¿Pasa algo? — preguntó con preocupación haciendo que su madre le preste atención a la llamada.
-Sí, lo que pasa es que— — no pudo terminar de decir la frase ya que unos llantos se escucharon.
-¿Esa es Nayeon? — preguntó Tzuyu, parándose de la mesa.
-Sí —soltó un suspiro — Mi hija entró en celo y nunca se ha portado así, su omega está pidiendo por ti — soltó haciendo que Tzuyu se quedara quieta en su lugar — Sé que no es adecuado pedirte esto pero, ¿crees que podrías venir a tranquilizarla? — pregunto.
-Sí, sí claro yo voy para allá — dicho eso colgó la llamada.
-¿Tzuyu, qué pasa? — preguntó su padre.
-El señor Junho— — no pudo seguir hablando ya que su madre la interrumpió.
-¿Le pasó algo a Nayeon? — preguntó con preocupación.
-Entró en celo y su padre me llamó para decirme que si podría ir ya que su omega pide por mi — informó.
-No puedes ir — la señora Chou dijo.
-¿Qué, por qué no? — preguntó con confusión Tzuyu.
-Tu alfa se puede descontrolar más si son predestinadas, la va a querer marcar — le informó.
-Pero tampoco voy a dejar que Nayeon o su omega la pasen mal — le aseguró.
-Cariño, acuérdate que los omegas se sienten rechazados si no ven a su alfa cerca — le recordó el señor Chou a su esposa.
-Vamos a ir contigo — dijo la señora Chou, confiaba en su hijo pero a veces su lado alfa puede traicionar a su lado humano.
-Está bien — dicho eso se apresuró a ir a su habitación para tomar dos supresores.
Después bajó y sus padres ya la esperaban en el carro.
Esa noche iba a ser muy larga para todos.
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