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Flor de sol.

Inspirado en Eguzkilorea.
Mito vasco-español.

       HACE MUCHO TIEMPO, la diosa Amalur concedió tres deseos a la humanidad, la cual era acechada por terribles bestias, demonios y brujas, pues solo existía oscuridad. Por eso, los hombres recurrieron a la diosa y le pidieron luz; esta les concedió la Luna, pero aunque podían ver en la oscuridad, los ataques no cesaron. Volvieron a pedirle ayuda, entonces Amalur creó el Sol y todas las criaturas monstruosas y malvadas desaparecieron durante el día, aunque volvieron en la noche. Los humanos recurrieron una última vez a la diosa, quien les concedió un último deseo.

Amalur creó una flor mágica que ahuyentaría y pulverizaría a todo demonio que la tocara, por eso los humanos comenzaron a utilizarla como amuleto de protección durante la noche. Los padres la colocaban en las puertas de sus casas, en las ventanas de los dormitorios de sus hijos y los niños la llevaban a todas partes cuando se encontraban solos, desde entonces, las criaturas malvadas y los monstruos no volvieron a hacer daño a los individuos que llevabaran la flor, la cual recibió el nombre de Flor de sol.

Cierto día, cierto joven había cumplido los dieciséis años. Su nombre era Taehyung y era el chico más bello del pueblo. Era bastante popular entre las chicas porque era un joven cortés y caballeroso. En el pueblo, todo el mundo quería a Taehyung y en el día de su cumpleaños, recibió muchos regalos pero el que más le había encantado, fue el de su madre, quien le regaló la flor mágica.

Las ancianas del pueblo le repetían a la madre de Taehyung que la belleza de su hijo era divina, que solo podría ser la gracia de la diosa Amalur, quien la bendijo por su devoción. Tal era la belleza de Taehyung, que hombres y mujeres lo cortejaron durante un buen tiempo y entre las criaturas del bosque se corrió el rumor de que era tan hermoso como la flor de sol. Flor que solo los humanos de corazón puro podían manipular, aunque eso no significaba que los monstruos no codiciaran la flor, porque era el objeto más hermoso del mundo.

Una semana después de su cumpleaños, a Taehyung le dijeron que la flor lo dotaba de gracia y belleza; que mientras más tiempo pasara con ella, más bello se volvía y aquello era un arma de doble filo, pues sin querer, la flor se había vinculado al alma del joven.

¿Eso es verdad, madre? — preguntó Taehyung a su madre un día, mientras la ayudaba en la cocina.

— confesó —. Le pedí a la diosa que tu alma se volviera la flor, de esa forma, tu protección sería mayor y tendrías buena fortuna durante toda tu vida.

Taehyung pensaba que aquello era peligroso y aunque no podía enfadarse con su madre por tratar de protegerlo, simplemente contestó con un suspiro y abandonó la cocina. Su flor se encontraba sobre el alféizar de su ventana, cuando la tomó, la vio brillar y se sintió hipnotizado.

Creyó oír un canto; una voz que provenía del bosque. La entrada a él no se encontraba demasiado lejos. Taehyung saltó hacia el otro lado de su ventana y caminó hacia el mar de árboles que se extendía frente a él. 

Sus amigos lo vieron pasar y lo saludaron pero Taehyung no los oyó. Curiosos, lo siguieron pero lo detuvieron antes de que ingresara al bosque. Taehyung despertó de su trance y los miró confundido, preguntándose cómo habían llegado hasta él sin que se diera cuenta pero más tarde volvió a escuchar el canto y esa voz tan preciosa que alborotaba todos sus sentidos.

— ¿No lo oís? — les preguntó.

— ¿El qué?— preguntó uno de sus amigos.

— Alguien está cantando... Tiene una hermosa voz. 

— Yo no oigo nada, ¿tú oyes algo? — preguntó su amigo al otro chico que los acompañaba y este negó.

— No puedo quedarme aquí, debo saber quién está cantando — respondió zafándose de su agarre, pero rápidamente fue detenido de nuevo.

— ¡No puedes adentrarte al bosque solo! — le dijo — Puede ser una bruja o la Lamia.

— ¿La Lamia

El chico asintió con el temor en la mirada.

— Se dice que hay una Lamia en el manantial, no muy lejos de aquí. No debemos acercarnos, no estamos protegidos.

— Yo lo estoy — respondió enseñándoles su flor —. Podéis acompañarme si queréis o podéis quedaros aquí e iros, yo entraré al bosque. 

— ¡No, Taehyung! ¡No debes! 

Sus amigos trataron de detenerlo, pero Taehyung estaba decidido y cuando una cosa se le metía en la cabeza, difícilmente podía librarse de ella. El mayor de los tres suspiró, observó al otro chico antes de ingresar detrás de Taehyung, pues no iba a dejarlo solo.

— Taehyung, por favor... No es una buena idea, debemos volver — insistió su amigo más adelante.

— No os he obligado a entrar, si queréis, podéis marcharos — respondió con una sonrisa.

Pero no se fueron. Caminaron con miedo detrás de él, sobresaltándose ante cualquier sonido que aparecía de repente. Entonces, cuando se aproximaron al manantial, oyeron una canción.

La voz de quien la cantaba era preciosa. Era como un sueño hecho realidad; como tocar las nubes. Por más que los amigos de Taehyung quisieron resistirse al hechizo, poco a poco se vieron envueltos en él y se acercaron hacia el manantial.

Sobre una roca en la orilla, estaba sentado un joven con el torso desnudo. Les daba la espalda, parecía no haberse percatado de que había gente con él. Entonces, uno de los muchacho pisó una rama y el sonido desconcertó a la criatura, la cual se vio obligada a mirar atrás.

Al ver que no tenía piernas sino una cola de serpiente, la punta de los dedos negros y uñas con el filo de un carámbano, los muchachos huyeron dejando a Taehyung solo con esa criatura.

¡Es la Lamia, es la Lamia! — gritaron al huir.

Taehyung sonrió al verlo. Los ojos de la criatura y los de él se encontraron en una fracción de segundos que les parecieron eternos, pero, después, la Lamia saltó al agua asustado.

— ¡Oh, no! ¡Espera! — lo llamó — ¡No te vayas!

Taehyung se acercó al agua, trató de mirar hacia el fondo pero no pudo observar. El agua estaba un poco turbia y le parecía que tenía cierta profundidad. Se había quedado prendado de la belleza de aquella criatura que parecía un hombre, sin embargo, con los ojos más hermosos que había visto jamás. Esperaba verlo de nuevo, así que lo buscó con insistencia, tratando de que su vista pudiera visualizar su silueta — al menos — en la profundidad del agua. No obstante, no consiguió verlo.

La criatura sí podía observar su silueta, pero se mantuvo escondido esperando que se fuera, pero fue tanta su sorpresa cuando vio que el joven humano saltó al agua. 

La efervescencia que creó al sumergirse en el agua le pareció divina, la criatura observó detenidamente el rostro del joven que se acercaba hacia él, nadando con un poco de dificultad. Se había dado cuenta de que le costaba llegar hasta él, por lo que se aproximó hasta quedarse frente a frente porque le había sorprendido las agallas que había tenido, ya que ningún humano se le había acercado antes.

Taehyung le sonrió.

La Lamia tomó su rostro entre sus frías manos; sus oscuros dedos tocaron la piel del joven y sus amarillos ojos observaron los oscuros del muchacho. Taehyung no podía observar más que la turbiedad del agua pero la criatura, cuyos ojos se adaptaban a la nula luz de la profundidad, se deleitó con cada detalle de su rostro y su belleza, incluso sumergido en el agua, Taehyung era un joven hermoso.

Pero, evidentemente, un humano no tenía la capacidad de soportar la respiración durante bastante tiempo, por eso, cuando la criatura vio las burbujas de aire que escaparon de su boca y sus gestos que le advertían de su ahogamiento, la Lamia lo tomó del cuerpo, con fuerza, sin despegarlo del suyo y lo llevó hacia la orilla. Taehyung se arrastró para poder salir del agua con dificultad, pues su cuerpo se sintió pesado y le costó respirar. No obstante, unos segundos después, tras recomponerse, se tumbó bocarriba y observó el cielo nublado y volvió a sonreír.

— ¿Puedes cantar algo para mí? — le preguntó a la Lamia.

La criatura vaciló, no comprendía lo que acababa de suceder hasta que Taehyung lo miró nuevamente.

— Por favor, canta para mí... — volvió a pedir.

La criatura escondió la mitad de su rostro en el agua, sus ojos brillantes lo observaron durante unos segundos y, de la misma forma que el joven humano se había sentido atraído por la voz de la Lamia, la Lamia se sintió completamente absorbida por la belleza de ese humano. Entonces, se acercó a la orilla. Taehyung se acomodó para observarlo sin borrar su sonrisa y la criatura comenzó a cantar.

Su voz lo envolvió. Se sintió sumergido en un hechizo, en un embrujo, en una trampa que para mucha gente que él conocía, le parecería mortal, sin embargo, no estaba ocurriendo nada peligroso; la Lamia solamente estaba cantando tal y como Taehyung le había pedido; Taehyung simplemente se había enamorado de su bella voz, de su bellos ojos... de la Lamia.

La criatura concluyó de golpe tras observar la flor de sol que Taehyung había llevado consigo. Se apartó de él y volvió a cubrir la mitad de su rostro en el agua.

— ¿Qué sucede? — preguntó Taehyung, más tarde se dio cuenta de que el problema era la flor de sol, la cual despedían un fulgor tan hermoso como los rayos del sol — Ah... ¿Esto?

Taehyung cogió la brillante flor entre sus manos y la acercó hacia la criatura, la cual retrocedió con temor.

— No te haré daño, lo prometo... Mira, dejaré la flor a un lado para que me creas. No la utilizaré.

A pesar de que la criatura sabía que los humanos mentían y que podía resultar herida, de todas formas creyó en las palabras de Taehyung y se acercó a él. Taehyung extendió su mano con la intención de tocar su rostro, le parecía inofensivo... aquel hombre Lamia.

La Lamia le dejó tocar su rostro; reposó su mejilla sobre la palma de su mano y se quedó observando al humano durante un eterno momento, el cual atesoraría por el resto y hasta el final de su existencia.

— Tienes unos ojos muy hermosos... — le dijo Taehyung mientras lo acariciaba; mientras tocaba su piel fría, su cabello húmedo y sus labios morados — Tu piel es tan bonita, tus labios también... ¿Cómo te llamas?

Taehyung decidió retirar las manos de su rostro porque no quería incomodarlo, pero la Lamia no lo dejó; tomó sus muñecas y lo atrajo hacia él, adentrándolo un poco al agua.

— ¿Tienes un nombre?

La Lamia negó.

— ¿Tienes familia?

La Lamia negó.

— Oh... Entonces, ¿vives solo?

La Lamia asintió.

— ¿Solo aquí? ¿En este manantial?

La Lamia asintió, sin embargo, Taehyung no se había dado cuenta de que sus piernas se estaban sumergiendo nuevamente en el agua.

— Debes sentirte muy solo, ¿quieres que te haga compañía? ¡Ya sé! Te pondré un nombre, ¿te gustaría?

La Lamia asintió una vez más.

Jungkook — le dijo —, ahora eres Jungkook, ¿te gusta...? — Entonces sintió el agua, cuando ya no hubo fondo que pisar.

Taehyung se sujetó por los hombros de Jungkook, su nuevo amigo, y trató de flotar.

Jungkook sonrió, la expresión de sorpresa de Taehyung le había causado gracia y Taehyung correspondió su sonrisa con otra, después soltó una carcajada. Aquel detalle asustó a la criatura, la cual nunca había oído el sonido de una risa.

Taehyung nadaba y nadaba, se movía de un lado para el otro. Jungkook le seguía. Jugaron con los chapuzones, con el agua... Taehyung le mencionó a Jungkook que su cola le parecía preciosa.

— Me llamo Taehyung, por cierto — le dijo esperando que Jungkook respondiera, pero de su boca no salió ni una sola palabra.

La Lamia nadó hacia la parte más profunda, Taehyung la siguió sin percatarse de que se le estaba haciendo más difícil mantener su cuerpo a flote y, cuando lo hizo, fue demasiado tarde. Sus piernas y sus brazos se estaban cansando de dar patadas y de moverse con la esperanza de que se mantuviera flotando.

Taehyung empezaba a ahogarse y Jungkook lo miraba sin comprender por qué le pedía ayuda; por qué agitaba su cuerpo de aquella manera y por qué se zambullía constantemente.

Jung... Jungkook, por favor... Ayúdame... — le pidió, trató de llegar a él para sujetarse de su cuerpo pero no lo consiguió. Se sintió arrastrado hacia el fondo de un momento a otro.

Jungkook se mantuvo observando, durante un momento, mantenía su sonrisa juguetona en su rostro esperando que Taehyung volviera a salir, pero no lo hizo. La curvatura de sus labios fue desapareciendo poco a poco y tras ver las burbujas, se sumergió rápidamente.

Observó al joven humano con los ojos cerrados, dejándose llevar por su propio peso hacia lo profundo. Jungkook sabía que se encontraba inconsciente y que tenía que salvarlo, pero lo que no sabía, era que tocar su piel le dolería tanto... Pues la flor de sol, vinculada al alma de Taehyung, había comenzado a brillar debido a su hechizo de protección.

Cuando la Lamia asió su mano, sintió que su piel había ardido terriblemente y la apartó. Incluso en la oscuridad y bajo el agua, pudo ver el daño que le había provocado. No obstante, aunque el dolor podía matarlo, Jungkook siguió intentando; bajó de nuevo y lo tomó de su ropa. Aunque le costó volver a llevarlo a la superficie porque la ropa se deslizaba con facilidad, lo logró a pesar de que lo había desnudado desde la cintura para arriba.

Ya sobre la tierra, Jungkook observó la flor y su fulgor, la cual brillaba con mucha intensidad al igual que el cuerpo de Taehyung. No lo comprendió entonces, pero separó sus labios tocando su piel ignorando el dolor y el peligro de ser fulminado por el poder de la luz de Amalur.

Después, extrajo toda el agua que el joven se había tragado con magia. Formó una esfera de agua que se evaporó poco tiempo después de que Taehyung comenzara a toser tras recobrar el conocimiento. Pero cuando abrió los ojos, Jungkook había desaparecido.

— ¿Jungkook...? — lo llamó una y otra vez. El agua no se vio perturbada y todo se encontraba en calma, sin embargo, había comenzado a oscurecer — Gracias por salvar mi vida — susurró antes de marcharse.

Se llevó la flor consigo pero esperó unos segundos para ver si la criatura volvía a aparecer, pero al no verla, cruzó el bosque y desapareció.

Solo después de que se hubiera ido, la Lamia expuso la mitad de su rostro en el agua, sus ojos observaron la dirección en la que se había marchado con un brillo tan especial y después asomó el resto del rostro y dijo: — Taehyung...

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Taehyung volvió poco tiempo después al manantial. Jungkook, su nuevo amigo, se sorprendió al verlo y rápidamente se ocultó en el agua.

— Jungkook, soy yo — le dijo con una sonrisa —. He vuelto.

— ¿Por qué? — le preguntó la criatura cuando salió a la superficie y se acercó a él, dejándose acariciar por la mano tibia del humano — ¿Por qué has vuelto, Taehyung?

— Porque es lo que hacen los amigos, Jungkook-ah — respondió. Su sonrisa era tan hermosa que Jungkook no podía dejar de observarla.

— Amigos... — repitió y sonrió — ¿Y qué hacen los amigos, Taehyung?

— Los amigos se cuentan cosas; se confían secretos... Se divierten jugando o pasando el tiempo, hacen cosas que les gusta a ambos, y sobre todo se quieren y se protegen.

— ¿Se quieren? ¿Qué es eso, Taehyung?

— Querer es... Bueno, querer es amar, ¿sabes lo que es el amor, querido Jungkook? — le preguntó tras acomodarse en sobre el césped y las hierbas que crecían próximas al agua.

— No lo sé... pero conozco esa palabra, ¿qué es el amor, Taehyung?

— Uhm... Déjame pensar, es que es un sentimiento algo complejo de explicar...

Mientras Taehyung pensaba, Jungkook lo observaba atentamente. Había comenzado a sonreír desde que había llegado a su vida; quizás debido a su belleza, su bondad o por lo que llegaba a generar en su corazón cuando pensaba en él incluso si no estaba cerca. Jungkook nunca había sido una criatura muy sociable ni tampoco tuvo deseos de conocer lo que había más allá del bosque; de su manantial, donde había crecido y el cual era todo el mundo que conocía, pero a través de Taehyung y de sus palabras pronunciadas con tanto entusiasmo y pasión, Jungkook lograba imaginarse a él mismo y a ese humano realizando todas aquellas cosas que le decía.

— El amor es... Bueno, cuando amas a alguien, te sientes diferente al lado de esa persona; te sientes feliz, positivo, y si tienes algún problema, en ese momento desaparece. Sientes que esa persona y tú son las únicas del mundo y que el mundo os pertenece. Cuando amas a alguien, no logras dejar de pensar en esa persona; no dejas de preocuparte, de sentir inquietud de saber si es feliz, si está triste o si siente algo más. La persona que amas, para ti, significa felicidad, ¿comprendes lo que te digo?

— Sí — respondió la Lamia con una tímida sonrisa —, creo que lo entiendo. Tú eres mi felicidad, Taehyung. Eres mi amor.

Las mejillas del joven humano se tornaron rojas y su piel se sintió caliente, para comprobar su temperatura, se tocó la piel delicadamente.

— Y tú el mío, Jungkook — respondió con una sonrisa, a pesar de que quiso corregirle y decirle que eran amigos, tuvo la revelación de que ese era el amor que mejor los definía.

— Pero, Taehyung, ¿los amores lastiman?

— ¿Uhm? ¿Por qué preguntas eso?

— Por tu cuerpo — le dijo —, cuando te toqué la otra vez, me lastimaste, Taehyung... ¿Los amores hacen eso? El dolor no me trae felicidad.

— Oh... Es por esto, seguramente — contestó enseñándole la flor de sol que traía consigo, Jungkook se apartó de él —. Está vinculada a mi alma, cuando brilla muy fuerte, significa que estoy en peligro. La magia de la flor hará todo por mantenerme con vida, siempre y cuando la lleve conmigo.

— Ya veo... — murmuró la Lamia, sin dejar de observar a su preciado humano; su primer y único gran amor — ¿Qué es lo contrario a la felicidad, Taehyung?

— La tristeza.

— ¿Y cómo se siente? ¿Has estado triste alguna vez, Taehyung?

— Sí, pero... la tristeza es aun más complicada que el amor.

— ¿Por qué?

— Porque sientes un vacío, como si nada valiera la pena, incluso la vida... Se siente como si todos los días lloviera y no hubiera la luz suficiente para hallar el camino de regreso a casa; se siente como si olvidaras cómo lucen los rayos del sol. Tampoco sonríes, cualquier problema pequeño se vuelve gigante y aplastante. Las lágrimas sustituyen tu sonrisa y el llanto tu risa. Es terrible... A veces llegas a dejar de sentir, a dejar de ser y olvidas cómo se sentía ser feliz. Añoras momentos que antes despreciabas, porque sabes que, al menos, durante ese tiempo sentías algo más que vacío.

La Lamia tomó su mano entonces, tras oír sus palabras, lo miró como si tuviera miedo de perderlo y se aproximó a su rostro. Taehyung no pudo evitar observar sus labios.

— No quiero sentirme triste jamás — confesó —. No quiero perder mi amor; no quiero perderte, ¿vendrás todos los días a verme, verdad?

— Sí... Vendré. Te lo prometo.

— Eso me hace muy feliz — le dio un beso en la mejilla derecha, cerca de la comisura de sus labios.

— Vendré todos los días para oírte cantar.

Y así fue, durante mucho tiempo que Jungkook no pudo llevar la cuenta, Taehyung había ido a visitarlo. Como la criatura no tenía aficiones ni cosas favoritas, por más que Taehyung le preguntaba qué le gustaba, la Lamia respondía: "Tú, me gustas tú, Taehyung."

El joven humano robaba comida de su casa para que la Lamia provara sus platos favoritos. También había llevado un saco de sus cosas favoritas; su libro favorito, los juguetes que adoraba cuando era niño y las fotografías de su familia para que la conociera. Le hablaba de Namjoon, su hermano mayor, de lo genial e inteligente que era; también le platicaba de sus amigos, de la escuela, de los animales de su granja y de lo que hacía cuando no venía junto a él... Pero siempre terminaba asegurándole que su momento favorito era cuando estaba con él y lo oía cantar.

Jungkook, entonces, le sorprendía cada semana. A pesar de que Taehyung era su persona favorita, le confesó que tenía otras cosas favoritas; como su nombre y que por eso solía pronunciarlo a menudo porque le gustaba cómo sonaba, también le dijo que adoraba el nombre que le había puesto.

También le comenzaron a gustar los días soleados y las flores de soles, porque le recordaban a él y, aunque sabía que nunca podría tomar una entre sus manos, siempre disfrutaba admirándolas de la misma manera que lo admiraba a él.

El sentimiento de amor y la sensación de que el afecto que se tenían mutuamente era "algo más que ser amigos", fue creciendo a medida que los encuentros aumentaban. Taehyung comprendía mejor los sentimientos de lo que lo hacía la Lamia, así que fue él quien se dio cuenta de que se había enamorado de su amigo antes de que Jungkook comprendiera que la única razón por la que su corazón latía con tanta fuerza y el motivo de su genuina felicidad, era el joven. Por lo tanto, un día, tras concluir su canción para el joven humano, Taehyung se acercó a sus labios.

La criatura no sabía lo que ocurriría después, pero cerró los ojos porque su corazón así lo había dictado y dejó que Taehyung lo besara. El joven humano comenzó con ternura, con tanta delicadeza porque temía hacerle daño; después acarició su mejilla con una mano y continuó besándolo. Jungkook había descubierto el patrón del vaivén de sus labios y lo imitó.
Su corazón se llenó de dicha; de tanta que empezó a desconocer el mundo a su alrededor, pues lo único que sabía y conocía, eran los labios de su amor y que quería sentir sus besos eternamente.

Te amo, Jungkook — le dijo Taehyung tras separarse de él.

— ¿Me amas? — cuestionó, como si no comprendiera lo que le decía.

— Sí... Te amo. Pero es diferente a cómo se ama a un amigo.

— ¿Por qué?

— Porque yo siento que no puedo vivir sin ti; porque siento que te has robado mi corazón... Porque estoy enamorado de ti y quiero vivir a tu lado para siempre; porque te necesito todos los días, cada vez que respiro al despertar. Me siento vacío cuando no te veo, aun si pienso en ti, te extraño todo el tiempo.

Jungkook tocó su pecho y sintió los latidos de su corazón.

— Tu corazón sigue aquí, Taehyung.

Taehyung sonrió ante su inocencia y una lágrima se le escapó, Jungkook se sintió angustiado de repente y la secó rápidamente.

— ¿Por qué lloras, Taehyung? ¿Estás triste? ¿Por qué estás triste?

— No te preocupes — le dijo apartando su mano de su rostro y besándola con ternura —, estas no son lágrimas de tristeza, cariño mío, son de felicidad. Lloro porque mi corazón no soporta tanta dicha... Y mi dicha eres tú, únicamente tú.

Volvió a besar sus labios y Jungkook sonrió, había aprendido una cosa más que adoraba de Taehyung. Y él se sentía feliz de hacerlo feliz.

Los días transcurrieron nuevamente, Taehyung visitaba con la misma frecuencia a Jungkook pero se quedaba más tiempo, pues perdía la noción de él cuando estaba a su lado. También le había hablado a su hermano de Jungkook, sin embargo, omitiendo su verdadera naturaleza porque tenía miedo de cómo pudiera reaccionar y que llegasen a separarlos aunque Namjoon, por supuesto, lo apoyaba en todo momento.

Una noche...

Jungkook se encontraba nadando bajo la luz de la luna. Sonreía mientras pensaba en Taehyung, mientras recordaba sus besos, sus caricias y el sonido de su voz. El corazón le quemaba de tanta dicha, se encontraba en las nubes.

No obstante, unas burbujas que se manifestaron en la superficie le llamaron la atención. La Lamia, ingenua e indefensa, no sabía por qué brotaban en tanta cantidad, así que metió la cabeza en el agua y observó cómo emergían lentamente desde la profundidad de la laguna. Sus ojos podían ver en la oscuridad, por lo tanto, nadó hacia el fondo mientras su vista iba adaptándose al entorno.

Pero, entonces, su pecho recibió un duro golpe, como si le hubieran atravesado el corazón con un arpón. Gritó al sentir el terrible dolor a abrasó su alma, pues en el fondo se encontraba reposando el cuerpo de Taehyung con la mirada perdida, sin vida y su rostro inexpresivo, como si le hubieran robado toda la felicidad que tenía.

Bajo el agua, Jungkook no podía llorar, pues la corriente se llevaba sus lágrimas, sin embargo, podía sentir cómo lo hacía su alma; su ser...

Trató de coger su cuerpo ignorando completamente que la magia de la flor podía matarlo también, y lo abrazó mientras gritaba; aunque el eco que se producía bajo el agua era incomparable al dolor.

Jungkook lo abrazó... con fuerza, y su cuerpo no le quemó. Entonces supo que era una pesadilla...

... Despertó entonces, sintiendo que su cuerpo temblaba y se encontraba inquieto. Solía dormirse sobre las rocas o detrás de la cascada, por lo tanto, lo primero que hizo tras abrir los ojos, fue zambullirse tratando de buscar a Taehyung en el fondo, sin embargo, al no encontrarlo, se sintió más aliviado y volvió a la superficie.

— ¡Amor mío! — lo sorprendió la voz de Taehyung; escucharlo siempre lo ponía mejor.

Se volteó dándole su mejor sonrisa pero Taehyung se dio cuenta de que algo no andaba bien.

— ¿Te ocurre algo, Jungkook?

— No, Taehyung... Estoy bien — mintió.

Taehyung asintió en respuesta. Cuando fue quitándose la ropa con la intención de meterse al agua, Jungkook rápidamente exclamó que se detuviera.

— ¿Qué ocurre?

— No entres al agua, Taehyung, por favor...

— ¿Y eso? ¿Por qué?

— Porque... Uhm... Solo no entres hoy, ¿vale?

— Vale — respondió con una sonrisa y se olvidó del tema.

Jungkook también trató de evadir esos pensamientos, aunque no pudo. Cada cierto tiempo veía el rostro de Taehyung sumido bajo el agua y sentía tanto miedo. Taehyung trató, por todos los medios, de animarlo; hicieron lo que siempre solían hacer: conversar sobre cómo se sentían, qué habían hecho... Aunque Jungkook no tenía nada para contarle (excepto aquella pesadilla) escuchaba atentamente todo lo que Taehyung tenía para decirle.

Sin embargo, de un momento a otro, cuando Taehyung se levantó y avanzó hacia la orilla, tropezó con una piedra y soltó su flor. Jungkook se había preocupado tanto como para darse cuenta de que la flor de sol había caído al agua y las ondas lo alejaban de su dueño.

— ¡Taehyung, Taehyung! ¿Estás bien?

— Sí, cariño mío, lo estoy... Solo ha sido un accidente — respondió con una sonrisa —. Vaya, me he hecho una herida — comentó.

Jungkook observó la rodilla raspada de Taehyung, de ella brotaba sangre. Cuando observó el cielo, se dio cuenta de que ya se estaba haciendo tarde.

— Vuelve a casa, Taehyung — le dijo —. Es tarde...

— Tienes razón, mañana... — se percató de dónde se encontraba su flor — Oh...

Jungkook volteó y la vio en medio del agua. Aunque quiso acercarla, Taehyung se lo impidió diciéndole que no quería que se hiciera daño; que ya volvería a por ella al día siguiente.

Durante el tiempo que pasó desde que Taehyung se había ido, Jungkook se halló inquieto cuando vio brillar la flor con mucha intensidad. Trató de tomarla de alguna forma y sacarla del agua; se ayudó del movimiento del agua que hizo con sus manos para que volviera a la orilla, también cogió una rama húmeda y la empujó hasta sacarla.

La flor brillaba con demasiada intensidad, aumentaba su luz con cada minuto que pasaba, así que Jungkook no dejó de mirarla. Temía que, si se dormía o dejaba de verla solo un segundo, esta se apagaría.

Anheló tanto el amanecer y que el sol estuviera en lo alto para ver a Taehyung de nuevo y corroborar que estaba bien; que nada malo le había pasado... Pero cuando llegó el momento de que apareciera, Taehyung no volvió.

Jungkook se quedó esperando. Aguardó por su amor con toda la ilusión de que volviera a por su flor... La criatura trató de entender por qué no aparecía; si el brillo iba disminuyendo... ¿No significaba eso que ya estaba bien?

El día después a ese, Jungkook esperó nuevamente; pero cuando ocurrió el ocaso, supo que ese día Taehyung tampoco aparecería, y sintió algo terrible en su pecho; algo que desconocía pero que, según recordaba las palabras de Taehyung, le causaba tristeza.

Tres días después, cuando Jungkook despertó, un grito salió de su boca; el alma se le hundió en el pecho y las lágrimas lo empaparon más que la propia agua del manantial, pues la flor de Taehyung se había marchitado; ya no brillaba, ya no tenía color.

¿Jungkook?

La criatura volteó tras oír su nombre pero la voz no pertenecía a Taehyung. Encontró a un joven vestido de negro, más alto y con los ojos enrojecidos y la nariz colorada, que se acercó a la orilla lentamente y apenado.

— Me llamo Namjoon, soy el hermano mayor de Taehyung — le dijo, Jungkook confió en él, entonces, y lo observó con sus grandes ojos amarillos esperando impacientemente lo que tenía para decirle —... Taehyung falleció anoche.

Aquello fue un duro golpe, Jungkook borró toda expresión de su rostro como si fuera a desmayarse.

— Lo atacó un jabalí hace tres días y no sobrevivió. Antes de morir me habló de ti y me dijo que te avisara si le ocurría cualquier cosa, pues tenía miedo de que pensaras que regresaría y que lo esperaras... Y te olvidaras de ti mismo.

Jungkook negó con la cabeza.

— Eso no puede ser... — murmuró — Taehyung me prometió que volvería.

— Lo siento mucho...

— No... Debes traerlo, debo ver a Taehyung una vez más; debo oírlo una vez más... No estoy listo, no puedo dejarlo ir; olvidaré su rostro y su voz... No quiero... Nosotros estamos enamorados; nos amamos, ¿cómo voy a seguir siendo feliz sin Taehyung? ¿Cómo... viviré sin él?

Y el sufrimiento de la Lamia por la pérdida de su enamorado, conmovió a Namjoon enormemente, quien se alejó del manantial y se ocultó tras un árbol, donde se apoyó y lloró también.

Jungkook recogió la flor marchitada y la apretó contra su pecho. El dolor fue tanto que Jungkook renunció a su vida, su cuerpo se consumió en lágrimas; se volvió agua y su última mirada fue hacia el cielo; hacia el sol.

Namjoon se asomó y vio en lo que la criatura se estaba convirtiendo, incluso alcanzó a oír sus últimas palabras antes de que se convirtiera en agua y se fusionara con la del manantial.

Oh, Taehyung... Estoy llorando, pero... las lágrimas no son de felicidad; ya no soy capaz de sentir felicidad... Si tan solo pudiera besarte una vez más, estoy seguro de que... el sol... no me volvería a dañar nunca más...

Entonces, la Lamia desapareció; decidió morir debido a su enorme tristeza por la muerte de su amado y, por un momento, Namjoon envidió la capacidad de las criaturas sobrenaturales de dejar de existir a voluntad, pues cuando perdió a su hermano, él quiso desaparecer también... como la Lamia, que tras perder a su amado, se suicidó.

𝄐𝄒𝄑𝄢

Namjoon volvió al manantial un par de días después.

Llavaba un pequeño frasco de porcelana en la mano. Se acuclilló cerca del agua y vertió el contenido sobre ella; eran las cenizas de Taehyung.

Sabía que Jungkook ahora formaba parte del manantial, y que así sería eternamente, por lo que pensó que a su hermano pequeño le habría gustado... estar al lado de su amor para siempre.

Gracias por leer el quinto cuento de este libro. 💗 En esta ocasión me he inspirado en tres leyendas españolas norteñas, dos vascas, como lo es la leyenda de Eguzkilorea, los girasoles (las flores de sol) y la leyenda de La Lamia y el pastor, ambas del País Vasco, y el concepto de "Lamia" que tiene la mitología asturiana.

Está dedicada con mucho amor a StxgmxBxgxn, a quien amo con todo mi corazón y le estaré eternamente agradecida por haberme apoyado cuando más lo necesité. Espero que te haya gustado el relato. ❤️

Nos estaremos leyendo en el siguiente, el cual estará inspirado en Colombia. 😽💜

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