Único capítulo
Título: Goodbye to a world.
Pareja: ObaMitsu.
Palabras: 969
Advertencia: Spoiler del capítulo 200 del manga.
Los ojos tono esmeraldas de Mitsuri se abrían y cerraban, temerosos de lo que pudieran encontrarse en las instancias que estaba. Podía oír poco y nada, suponiendo que una de sus orejas había sido dañada de forma que estaba sorda de esta y la otra no estaba en condiciones tan diferentes. Estaba asustada, no podía hacer más que mirar hacia arriba, sus brazos... No, ni siquiera tenía brazos a ese puntos, y sus piernas estaban entumecidas del dolor.
No podía terminar de creer en la condición en la que estaba. Nunca fue capaz de pensar en que algún día estaría en medio de la muerte o muriendo de una forma tan lenta que ya no sentía ningún tipo de dolor. Sabía que su trabajo como cazadora algún día la llevaría a una tragedia, conocía ese hecho y estaba preparada para afrontarlo, porque todo era por el bien de los otros, pero en ese momento, estaba asustada, incapaz de poder hablar e igualmente sabía que si lo hacía, eso no iba a solucionar nada, porque no se encontraba nadie cerca.
Cerró los ojos un poco más, deseando que eso pudiera ser una pesadilla, una muy cruel en la cual gran parte de sus compañeros murieron; su maestro, un sol para ella, fue el primero, Shinobu, su única amiga, siguió y luego Muichiro y Genya... Los asesinaron, asesinaron a sus más cercanos y eso era imperdonable. Deseaba ser un poco más fuerte para seguir luchando, contar con la determinación de Kyoujuro, pero simplemente intentaba esconderse cerrando los ojos, como si eso de algo pudiera servirle. Al menos su muerte no significaría la miseria misma ¿verdad?
El amanecer se estaba haciendo notar, así que había despertado en el momento justo para ver un último amanecer... Aunque este sueño siempre lo tuvo para cuando fuese anciana y estuviera al lado de alguien que amara, sosteniendo su débil cuerpo y contemplando juntos lo que sería el fin de su mundo. Claro, alguien que amara... Había estado pensando tanto en todos sus demás compañeros que ni siquiera se hizo una idea del paradero de Iguro, el hombre que la salvó y provocó que pudiera captar su único amanecer.
No podía ser que él estuviera muerto ¿verdad? Ella le había pedido que por favor no muriera, así que estaría bien, porque era un simple favor, uno de los tantos que le pedía y siempre cumplía sin dar negación alguna, llegando a aliviar su corazón todos los días.
—¿Qué estás pensando, Mitsuri? Estamos en una guerra, no se me permite pedirle nada cuando él siempre me da todo —comentó con su voz al borde del quiebre y abriendo una vez más los ojos, creyendo que su final llegaría en soledad y la divinidad del sol, pero fue todo lo contrario—. ¿Kabumaru?
Sus ojos se enfocaron en la pequeña serpiente de Iguro, aquella que rodeaba el cuello de su amado, para luego elevarse ligeramente hacia este, quien la estaba sosteniendo en brazos, pero ella no era capaz de sentir nada físico, ni siquiera el calor de su abrazo o cuando fue sostenida. ¿Así de triste se sentía morir? No sentir ni siquiera el abrazo de quien ha esperado durante largas horas para que llegara a consolarla.
Era tan triste ese hecho, pero la simpleza de poder ver a Iguro, aunque no sus preciosos ojos, le traía una ligera alegría, de esa que por cada palabra se iba explotando cada vez más hasta el punto de que no quede espacio más que para las lágrimas. Por mucho que deseara volver a probar su comida mientras él la miraba con esos ojos tan gentiles, sabía que eso sería imposible y ni siquiera podría llegar a acariciarlo, padeciéndose de su dolor, porque no se podía mover.
Había sido realmente inútil ¿verdad? No podía calmar su llanto, gracias a lo poco que había ayudado Iguro moriría y no serían capaces de vivir bajo el manto de vida normal que pensó para ambos. Una vida sin demonios ni miedos más allá que los "normales". Quería solo un minuto más, uno para encontrarse debajo de ese precioso árbol de cerezo y poder decir que lo que sentía por Iguro era mucho más grande que cualquier otro sentimiento. Pero antes de seguir en su hilo de tristeza, pudo sentir la dulce voz de él, cantando una canción que recordaba de algún sitio.
"Gracias, diré adiós pronto.
A pesar de ser el fin del mundo, no te culpes ahora.
Y si es verdad, te abrazaré.
Y daré vida, a un nuevo mundo que es nuestro"
Cada una de las palabras, cantadas con tanta calma en el afán de salvar un poco de la inocencia que le quedaba a Mitsuri, provocaron en ella las increíbles ansias de dormir, finalmente en la paz de morir en frente de un amanecer al lado de su ser más amado, aquel que estaba dispuesto a casarse con ella a pesar de todo y que la aceptaría como fuese. Era aquel hombre que siempre había buscado y ahora podía descansar con la calma de esa melodía en su mente, porque nunca estaría sola, él se iría junto a ella, y estaba dispuesta a guiarlo hacia su paraíso eterno hasta que él diera vida a su nuevo mundo.
—¿Kanroji? —no hubo respuestas más que un silencio abrumador que invadía el sitio donde estaban o quizás era que a él también le estaba comenzando a fallar la audición—. Gracias y... Te amo.
Su rostro finalmente chocó contra el de la muchacha, de manera que no sentía ningún tipo de dolor y su cuerpo perdió fuerza, pero lo había logrado. Calmó la tempestad en Mitsuri. Dejó sus últimas lágrimas en su rostro, con el fin de poder terminar ese ciclo.
"Iguro-san, vamos, el cielo es por aquí. Digamos adiós al mundo juntos"
Nota de autor: Este escrito lo he creado principalmente para la Mitsuri Zone, pero he decidido hacerle un libro exclusivo porque ciertamente me encantó el resultado. Espero les guste tanto como a mí ♡
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