3
Rosas.
Aún no puedo verlas sin sentir asco y querer romper todas.
Un día con Nayeon las miré detrás de ese gran ventanal de nuestra florería, bueno, tu florería.
Radiantes, rozagantes, pequeñas niñas perfumadas y listas para venderse como la flor más cotizada. Asco.
Las alucino, como si la soledad caprichosa busca restregarme en la cara, como cada semana llegabas con una a mi puerta.
Asegurabas era una forma perfecta de representar cuanto me amabas, como sin importar la fecha, el mes, el año, los siglos... tú, me seguirías amando.
Eso...
Ya no lo puedo apostar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro