
PRÓLOGO
"Tres años, nueve meses, veinticinco días, tres horas y doce minutos han pasado desde el registro del día fatídico y en cambio, hoy es el día donde una nueva esperanza para el futuro de nuestro planeta, y la colonización de este, debería detallar más este diario... Veamos, hace más de un año y medio ha aparecido una nueva enfermedad alrededor de nuestra atmósfera, se propaga como un virus a través del aire..."
-... (Borra eso, es un virus, no como un virus...)-
Con cuidado deje el bolígrafo a un lado y busqué el tipex con la mirada, ese que se encontraba ahora mismo al lado de mi mano izquierda, lo tomé con cuidado y borré esa frase mal redactada para continuar con la escritura de aquel recordatorio, que empecé a escribir desde el primer día que fui seleccionado por el equipo de exploradores universales del planeta Amaki, para la preparación de una búsqueda de componentes para realizar la cura definitiva de dicha enfermedad.
"...Es un virus que se propaga a través del aire, se disfraza como una bacteria común y corriente, la hemos bautizado como el virus Koral. La única manera de detectar la infección del virus, es a través de sus síntomas cuáles son extremadamente casi inexistentes, en palabras más simples, son difíciles de notar, los médicos más experimentados y doctores ya han intentado con toda su amplitud de medicamentos, los farmacéuticos han aprovechado la ocasión para venderse como rosquillas en los hospitales, los enfermos hacen cola como niños en un parque de atracciones en la feria... solo para llevarse un disgusto más grande del que podrían tener al pasar por la entrada, nada funcionaba. Hemos contactado con los planetas más cercanos, Koppai, Hocotate, Menisor y Tomedá. Gracias a algunas deudas que teníamos presentes con dichos habitantes, hemos sido capaces de organizar algunas exploraciones que han hecho por nosotros... Con mal resultado, la nave S.S. Dolphin del dúo de Exploración del famoso Capitán Olimar y su Biologo Louie, (del cual más bien actúa como un crítico culinario de cualquier alimento comestible que encuentre en el planeta) no ha respondido a la radio desde hace un mes.
El equipo de exploración Koppaiano formado de tres miembros tampoco responde a las llamadas desde hace veintitrés días, los rumores no paran de extenderse a través del día a día, noticias tituladas por nombres como "El fin del mundo se aproxima!" o "La extinción de nuestra especie está asegurada!" llegan al felpudo de mi casa todos los días.
Yo jamás creí en estas primicias, estoy destinado a acabar con esta falsedad del supuesto futuro.
Mientras pensaba en las frases que cruzaban mi mente para seguir rellenando el diario que me mantenía quieto durante la eterna espera, escuché mi móvil vibrar, pues siempre lo tengo en silencio, me crié en una familia con tres hermanos, dos pequeños y una mayor, yo era el intermedio y salí a mi padre con un carácter impulsivo, pero un gusto por la calma y el silencio bastante nuevo a mi familia, en otras, mi familia era ruidosa y yo tomé el gusto de la soledad constante, eso no significa tener ansiedad social, solo, anhelo la paz.
Con cuidado tomé dicho celular y respondí a la llamada, no sin antes comprobar el número, era de mi maestro, sensei, o cualquier cosa con la que queráis nombrar a aquel que me enseñó lo básico de la supervivencia y exploración espacial, hablé con cuidado asegurandome de vocalizar bien las palabras, ya que los nervios siempre me hacen hablar mal.
-¡Hey Prof!- Expresé a mis palabras en el altavoz del móvil, sabía que eso siempre le molestaba, más, no me paraba para seguir dándole ese mote, escuche su voz relativamente normal, ni grave, ni aguda, quejarse desde el otro lado.
-He dicho, montones, millones de veces que me vale con que me llames por Cris- Fueron las palabras que llegaron a mis oídos, su nombre completo era Cristian Denema, sus amigos le llaman Cris, o Den, me es gracioso, al poco volvió a hablar por el telefonillo.
-En 45 minutos te quiero aquí Kazawski, la estación de despegue está lista, nos hemos asegurado de que todos los sistemas funcionan correctamente y... todo eso, toma todo lo que creas necesario para tu viaje, despídete rápidamente de todos tus familiares y presentate aquí, a menos que quieras que Winslow se ponga hecho una furia-
Al escuchar esto último sonreí imaginando las pataletas del dicho, Winslow es ese jefe de dibujos animados bajito y con bigote que hasta la mente más cutre puede imaginar, y en concordes con su altura, actúa como un niño, le demanda a sus trabajadores en frases como si le demandará a su madre un juguete, aun así, le he visto fuera de su vida profesional, tiene un corazón detrás de ese bigote tan extraño que peina con dos rizos laterales.
-Estaré allí en menos de lo que tintinea un Poko y agarra un Hocotatiano!-
Con decisión asentí y colgué el móvil sin dar la oportunidad de decir algo más por parte de Cris, agarré el bolígrafo apresurado y escribí mis últimas palabras del diario del dia actual.
"¡Hoy es el gran día! ¡Voy a tener un equipo de exploración, una nave propia y una misión internacional que cumplir! ¡No puedo defraudar a mi planeta! Querido diario, si alguien lee esto y algún día desaparezco sin más ¡Que alguien siga mi legado! ¡Esta será la profecía del capitán Smash! Hasta mañana diario"
Terminé esto apresurado, siempre escribía el mismo final, cerré el diario de tamaño reducido, lo metí a mi talega de aventura, es diferente a mi mochila de exploración, cual siempre me la ha proveído la propia empresa para las prácticas, tras eso, tomé aquello que creía necesario y tomaba para todo, mi diario, mi naranja botella de agua y un aperitivo para el camino a la estación entre otras cosas de menor importancia, mi navaja multiusos y poco más, vestí de mi bufanda favorita y tomé el pomo de la puerta sonriendo, con la intención de finalizar toda aquella estupidez de enfermedad que asoló nuestro planeta, y sin más dilación, salí de casa con un nuevo destino.
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