Para Steve.

Si estás leyendo esto, probablemente es porque Natasha te lo dio.
Ha pasado tanto tiempo desde que te escribo que siento que volvimos a la monotonía de preguntar cómo estás, sé que hubo muchas cosas entre nosotros y que te oculté otras tantas, y lo siento.

Aún recuerdo cuando nos conocimos, ¿te soy honesto? Me acerqué a ti porque me gustabas, aunque eso ya lo sabías porque yo mismo te lo dije, sufrí horrores para hablarte porque pensaba que creerías que yo era ridículo, pero no fue así, y creo que jamás en mi vida me armé tanto de valor como ese día. Bruce me alentó a decirte lo que sentía y henos aquí hoy, no me arrepiento, y puedo decir que en dos meses parecía que nos conocíamos de años, recuerdo cuando las clases terminaban y en vez de decir un simple "te veo mañana", terminamos diciendo "te veo en casa", cuando quisiste que hiciera ejercicio y me llevaste caminando de la escuela a mi casa (bastantes kilómetros, por cierto), pero eso me ayudó después, ya que podía permanecer parado mucho tiempo sin cansarme o caminar grandes distancias y no quejarme. Aunque ese día también lloraste frente a mi por primera vez, sinceramente ese día por fin pude creer y ver que confiabas en mi, desde ese momento supe que serías la persona más importante en mi vida.

Recuerdo nuestra primera foto juntos, cuando conociste a mi familia por primera vez, cuando mi mamá te ofreció de comer y tú dijiste "no gracias" hasta que después de dos años por fin dijiste "si señora, por favor", sabias exactamente donde se encontraba cada plato y vaso en mi casa que ya tú sólo agarrabas lo que necesitabas, sabías cuanto tiempo tardaba en bañarme y me contabas los minutos para que saliera a tiempo; cuando eso pasaba yo tenía que bañarme lo más rápido posible para demostrarte que podía hacerlo. Cuando dormiste en mi casa por primera vez, la mañana siguiente me ayudaste a limpiar y te reíste de mi porque no sabía trapear, cuando veíamos una película juntos y me mirabas reaccionar, llorar o reír, nunca me juzgaste por eso, al contrario, decías que si gritaba o lloraba solo apretara tu mano. Cuando me dijiste que te sentías orgulloso de mi por haber entrado a la carrera, cuando imprimí tus papeles de inscripción a la tuya y te juro que no pude sentirme más orgulloso en ese momento.

Pero no todo es bueno, recuerdo cuando me abrazaste tan fuerte porque le había confesado a mis padres que soy bisexual, cuando besaste mi frente para que dejara de llorar después del rechazo de mi familia al enterarse que tenía una relación con otro hombre, cuando estuviste ahí en la operación de mamá, cuando lloraste porque Peggy te había dejado, las veces que te presté dinero para pagar la renta, cuando te regalé esa computadora para hacer tus trabajos, el regalo de navidad que te di cuando llevábamos un año de conocernos, cuando conducí por primera vez, cuando tú madre te echó de la casa y dormiste conmigo porque yo me rehusaba a que durmieras en el sillón.

No me da miedo decirte que te amo, sabes que no en el sentido romántico, pero te amo Steve. Has sido la persona en la que más he confiado, has escuchado mis más locos sueños y yo tus más raras experiencias, siempre a lado de ti sintiéndome orgulloso de la persona en la que te has convertido, aunque pronto me dejaras de lado. Lamento mucho no decirte lo de mi enfermedad, pero te veía tan feliz con Sharon que no quise arruinar tu momento de ser feliz, así que me lo guardé. Todos decían que te habías vuelto muy egocéntrico y cabronazo, pero seguía viendo al mismo Steve, dulce y lindo con todos, que estaba enamorado de su novia y que agradecía tenerla a su lado, cuídala mucho, se ve que ella también te ama y, de corazón, les deseo lo mejor a ambos, ahora que yo ya no estoy.

Por último, quiero decirte que no importa qué pase, yo siempre voy a estar a tu lado y siempre te voy a apoyar con todo, ¿sabes por qué? Porque no hay nada que no haría por ti.

Te ama, Tony.