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El molesto sonido de la alarma de su celular retumbó por la habitación, logrando arrancar el sueño de cierto omega. Abriendo los ojos con pesar, Jimin maldijo internamente a todos sus ancestros por tener que madrugar tanto. Seguramente este era algún tipo de karma por todos los pecados y errores de sus ancestros y era él quien tenía que pagarlos al madrugar tanto.

Tras apagar la molesta alarma, el omega estiró su cuerpo bajo el calor de las sábanas. Sin embargo, el roce de esta contra las heridas de sus pies le recordaron lo mucho que le dolían las ampollas que él mismo se había ocasionado el día anterior. Con un gemido lastimero, se incorporó en la cama mientras el recuerdo de la petición descarada de JungKook acudía a su mente. Frunció el ceño, indignado nuevamente. Ese alfa idiota no volvería a humillarlo de esa manera.

Reuniendo toda su fuerza de voluntad, Jimin se levantó y comenzó a vestirse con ropas más apropiadas que había encontrado entre la tonelada de ropa que logró empacar. Esta vez, había optado por unos pantalones de mezclilla sencillos, una camiseta siemple, pero sobre todo esta vez optó por un par de tenis cómodos.

A pesar de que esas prendas de ropa pertenecían a su clóset personal, a Jimin le dolía el alma tener vestirse de tal forma. Y es que desde su perspectiva nada de lo que llevaba puesto le favorecía—a excepción del pantalón ya que hacía resaltar su buen trasero. De hecho, no creía que existiera ropa que no resaltara ese atributo natural que había heredado de sus madre.—, pero no estaba dispuesto a usar otra prenda que lo convirtiera en carnada para los mosquitos y sobre todo para que el espantoso sol del lugar quemara de más su nívea piel.

Justo cuando se encontraba dándole una última mirada a su reflejo en el espejo, la puerta de la habitación fue abierta de golpe. JungKook entró con aire amenazante y dispuesto a sacar a rastras a Jimin, pero se detuvo en seco al ver a este ya listo. Inevitablemente sus ojos recorrieron el cuerpo del omega, para encontrarse que esa mañana usaba unos jeans que resaltaban ese tremendo culo. Un gruñido brotó de su garganta y su lobo interno aulló.

Como alfa estaba consciente que ese maldito omega y su jodido culo serían un verdadero dolor de cabeza y de polla.

—Vaya, vaya. Miren a quien tenemos despierto.—el alfa se burló luego de haber recuperado su compostura.—El pequeño príncipe parece que quiere al fin poner en práctica el valor de la responsabilidad.

Jimin aprieta los puños y frunce su entrecejo, para girarse hacia el alfa. Y tras darle un rápida y superficial mirada, pone sus ojos en blanco.

—Se dice "Buen día", pedazo de idiota.—Jimin dice con fastidio.—¿Acaso no te enseñaron modales? Pero, sobre todo, ¿No te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar a una habitación?

Sin esperar respuesta Jimin pasa junto a JungKook y sale de la habitación lo más rápido que sus pies lastimados le permiten. Sin embargo, puede sentir la mirada de JungKook clavada sobre su nuca, mientras baja las escaleras. Así que no importa cuánto duele, Jimin no esta dispuesto a darle el gusto a un alfa tan estúpido e inculto como JungKook de verlo flaquear. Primero muerto.

Iba a demostrarle a JungKook que no era ningún omega débil y mimado—aunque lo fuera.—, y sobre todo que podía sobrevivir al rudo y pesado ambiente del campo, así tuviera que arrastrarse.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

Con el rocio de la mañana haciéndolo temblar por el frío, Jimin logró llegar a la sala de ordeño, donde YoonGi ya se encontraba trabajando junto a los demás. Cuando su primo notó su presencia, le físico una mirada cargada de sorpresa, seguramente por verlo despierta tan temprano o porque seguramente esperaba que JungKook le hubiese concedido los días libre por las lesiones en sus pies.

—Jimin-ah, no esperaba verte aquí a esta hora.—dijo YoonGi sin poder disimular la expresión de asombro y preocupación de su rostro.—¿Estás seguro de que puedes trabajar con tus pies lastimado?

Jimin asintió a pesar de las ganas de quejarse por el dolor que le provocaba el simple hecho de estar de pie.

—Estoy bien. No te preocupes.

YoonGi lo evaluó con la mirada un instante más, antes de asentir y asignarle algunas tareas ligeras de apoyo, como llenar los baldes con el alimento de las vacas mientras los demás se encargaban del ordeño.

Jimin agradeció internamente no tener que realizar un trabajo muy extenuante, pero se aplicó con ahínco en sus labores, decidido a no desilusionar a su primo.

No pasó mucho tiempo antes de que JungKook apareciera, observándolos trabajar con una mirada indescifrable. Cuando sus ojos se cruzaron con los de Jimin, este último lo desafió con la barbilla en alto, rehusándose a apartar la vista primero.

El alfa finalmente esbozó una media sonrisa burlona antes de darse la vuelta y alejarse. Jimin apretó los puños, odiando que JungKook claramente esperaba que fallara. Pero él no estaba dispuesto a fallar.

Con renovada determinación, Jimin continuó trabajando sin quejarse ni una sola vez por el dolor.

Jimin continuó con su trabajo y ayudando YoonGi y los otros empleados con las diversas tareas relacionadas al ordeño y cuidado de las vacas. A pesar del intenso dolor en sus pies por las ampollas, se negaba a quejarse o pedir un descanso.

Cada vez que JungKook aparecía para supervisar, Jimin se esforzaba aún más, llenando baldes, cargando lecheras y realizando cualquier labor que le asignaran sin rechistar. Podía sentir la mirada burlona del alfa clavada en su nuca, como esperando que en cualquier minino error para burlarse o posiblemente humillarlo.

En un dado momento en el que Jimin se encontraba cargando un pesado balde lleno de leche, tropezó y su cuerpo tambaleó con clara advertencia de que caería al suelo, por lo que cerró fuertemente sus ojos resignando a su cruel destino, pero en su lugar lo único que recibieron un fuerte impacto fueron sus maltratados pies y sin poder evitarlo soltó un fuerte jadeo de dolor.

—¡Joder!—siseo por el dolor.

Jimin permaneció un par de segundos más con los ojos cerrados, proyectando en su cabeza el peor escenario. Pero, cuando los abrió cayó en la realidad de que aún seguía de pie y con el balde de leche casi intacto. Por lo que giró lentamente su cabeza hacia atrás, para encontrarse con un rostro con facciones apuestas y masculinas. Era el rostro de JungKook. El responsable de que su cuerpo no cayera de la manera más atroz y vergonzosa era JungKook.

No lograba entender como el alfa, se había movido tan rápido de su lugar, para ir en su auxilio. Sin embargo, lo único que podía entender era que ese maldito aroma a madre selva y sándalo estaba alterando a su lobo interno a un nivel descomunal. El muy maldito se encontraba moviendo su rabo de forma coqueta y haciendo ojitos.

Maldito lobo estúpido. Jimin le riñe a su lobo, pero este hace caso omiso y sigue prestándole atención al alfa que tienen a solo un par de centímetros de su cara.

Sin embargo, Jimin no es el único afectado por la cercanía. JungKook se encuentra en una pequeña batalla con su lobo quien le exige ir hasta esa zona del cuello donde el delicioso y embriagante aroma a frambuesas de Jimin brota. Pero su parte racional se niega a seguir las órdenes de su irreverente lobo.

A pesar de que solo han pasado un par de segundos, ambos los han sentido eternos, por lo que JungKook es el primero en tomar las riendas de la situación. Tras carraspear levemente su garganta habla.

—Te más cuidado, príncipe.—las palabras brotan con sorna.—Como hubieses botado la leche estarías en grandes problemas conmigo. Y supongo que no quieres tener grandes problemas conmigo, ¿cierto? Así que, para la próxima ten más cuidado.

Jimin frunció su entrecejo con clara molestia por las palabras de JungKook. Sin remediar acción se zafó bruscamente del agarre del alfa, para luego dedicarle una mirada desafiante a pesar del horroroso dolor que sentía en sus lastimados pies.

—Vete al demonio, idiota.—Jimin siseo entre dientes.

JungKook enarcó una ceja, pero no se animó a decir más. En silencio volvió a su posición de supervisión. Mientras que Jimin volvió a su trabajo.

El omega continuó su trabajo tratando de ignorar la molesta presencia del alfa. Trabajo arduamente hasta que todo llegó a su fin y a las cinco en punto la camioneta ya se encontraba abandonado el rancho en dirección al pueblo, para repartir la leche.

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Tomar el desayuno a las seis de la mañana fue un verdadero reto, para el omega. Su sistema digestivo no estaba para nada acostumbrado a ingerir alimentos tan tempranos y mucho menos tan completos, porque usualmente desayunaba algo liviano como una tostada o un poco de fruta—o lo que fuera que estuviera implantada en su dieta.—, pero nunca un desayuno tan completo y pesado como el que se había servido esa mañana.

A pesar de que todo había lucido tan delicioso y típico de un desayuno americano, Jimin había tenido que hacer acopio de todas sus fuerzas para no salir corriendo directo al baño a vomitar; luego de viente largos minutos el desayuno había llegado a su fin. Su estómago se sentía pesado e inchando provocándole cierto malestar, mientras que en su cabeza resonaba las riñas que su madre podría soltarle por dejar de lado su dieta. ¡Por la sagrada luna! Jimin podía jurar que sentía los gritos de su madre resonar en sus oídos sin parar.

—Jimin.—la fuerte voz de JungKook logró que abandonara su pequeño letargo.—Es hora de tu siguiente tarea. Sígueme.

Jimin abandonó el comedor para seguir a JungKook, quien lo guió hasta los establos una vez ahí el alfa comenzó a explicarle sus tareas.

—Primero deberás alimentar a los caballos. Hoy te enseñaré cómo hacerlo correctamente.—dijo Jungkook mientras tomaba una pala y comenzaba a llenar los comederos con heno.—Presta mucha atención.

Jimin observó atentamente cómo Jungkook colocaba la cantidad justa de heno en cada comedero. El alfa le explicó la importancia de no sobrealimentar a los caballos para evitar cólicos y otros problemas.

El establo contaba con diez caballos y cada uno poseía su propia stables*. Y ya había alimentado a nueve de ellos. Sin embargo, cuando se encontraba por llegar al lugar donde reposaba el último caballo el alfa habló.

—Podrás alimentar a todos los caballos, menos a este, ¿de acuerdo?—el omega quiso interrogar el porqué, pero el alfa volvió a hablar.—De este me encargaré yo de alimentarlo y limpiar su stable, ¿quedó claro?

Jimin lo miró brevemente sin responder.

—Pregunté algo, Park.—JungKook dijo con voz demandante.

—Si.

—Bien. Ahora vuelve hasta la entrada del establo. En breve de alcanzo.

Tras rodar los ojos con fastidio, Jimin se giró sobre sus talones y se encaminó hasta la entrada del establo, donde esperó a JungKook por varios minutos. Jimin no comprendía porque JungKook no quería que se hiciera cargo de la alimentación y cuidado de ese último caballo, pero si eso representaba menos trabajo quien era él para objetar. Para cuando el alfa hizo acto de presencia, Jimin le dedicó una pequeña mirada.

—Bien. Ahora te diré cuáles son tus otras obligaciones.—fue lo primero que JungKook dijo al estar a escasos metros de él.— Deberás recoger todo el heno regado en el suelo y limpiar el escremento de los caballos. También limpiarás los bebederos para colocarles agua fresca y limpia.—explicó Jungkook señalando el interior del establo.

Jimin miró con horror el desastre que tenía frente a él. El suelo estaba cubierto de paja y excremento seco de caballo. Los bebederos estaban sucios y con restos de pienso mojado. El olor era fuerte y desagradable.

—Ni de broma pienso hacer eso.—protestó Jimin cruzándose de brazos.—Es un trabajo sucio y repugnante.

Jungkook soltó una carcajada burlona que hizo que el omega frunciera más el ceño.

—No te estoy preguntando si quieres hacerlo o no, es una orden. Este es tu trabajo ahora y lo harás quieras o no.—sentenció el alfa con voz grave, al mismo tiempo en el que tiraba una pala y un rastrillo a escasos centímetros de los pies del omega.—Así que deja de quejarte como un niñito mimado y ponte a trabajar de una vez.

Sin decir más o esperar a que Jimin formara una rabieta, JungKook se marchó con rapidez, puesto que él también tenía obligación que atender.

Jimin por su parte apretó los puños con frustración. Estaba a nada ir tras ese maldito alfa para gritarle un par cositas en la cara, pero en su lugar hizo una pequeña rabieta en su lugar.

—Estúpido alfa. Se cree mucho solo porque está guapo, musculoso, guapo, ardiente como el sol, alto y guapo.—Jimin dijo entre diente.—Lo odio, lo desprecio y aborrezco. Tanto así que..., ¡No, no, no! Fuera pensamientos y sentimientos negativos de mi lindo cuerpecito. Yo no tengo que ser con sentimientos de odio.

Si había algo que caracterizaba a Jimin era el hecho de era un omega que trataba todo lo posible por no tener pensamientos, ni sentimientos de odio hacia nadie, puesto que él sentía que tal sentimiento solo envenenaría su alma y a su lobo. Sobre todo, porque sentía que odiar a alguien era lo más bajo que cualquier ser existente en la tierra pudiera ser. Preferiría optar por el hecho de que alguien no le caiga bien y que probablemente sus ideales no congeniaban tan bien como para tener una relación llevadera. Justo lo que estaba pasando con JungKook..., pero simplemente no podía evitar pensar en cuento odiaba a ese tonto alfa engreído y atrevido, y eso que su convivencia apenas empezaba.

Bufando con molestia, se apresuró a tomarla pala y rastrillo que JungKook le había lanzado minutos antes; el omega se permitió por primera vez recorrer con su mirada todo el establo y quiso fallecer ahí mismo. Había heno regado por todas partes, estiércol y algunas herramientas tiradas. Y eso no era todo el establo contaba con lo que podía llamarse una segunda planta, donde se encontraba las prensas de heno y todo aquello que puedieran utilizar para alimentar a los caballos, pero para su suerte la parte superior no era parte de su responsabilidad, pero si la parte más complicada.

—Bien. Lo mejor será ponerme manos a la obra, para terminar lo más rápido posible.—se dijo a sí mismo.—¿Por dónde empiezo?

Por un par de minutos, Jimin se cuestionó cuál sería la mejor forma para empezar, hasta que llegó a la conclusión que lo mejor era comenzar a limpiar los stables primero, para luego continuar con la parte exterior.

—Aquí vamos.—susurró, mientras miraba el nombre Max del primer caballo en la parte superior de la entrada del stable.—al menos los caballos no darán tanta lata como las gallinas.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

Maldecía el momento en que se atrevió a decir que los caballos serían mejores que las gallinas. Realmente Jimin estaba totalmente arrepentido de sus palabras, porque en cuanto comenzó con sus labores de limpieza, se dio cuenta que no sería tan sencillo como había pensado y todo gracias a que descubrió que los traviesos caballos tenían otros planes en mente para hacerle la vida imposible.

Apenas entró al primer establo el inquieto Max relinchó fuertemente haciéndolo sobresaltar en su lugar y tensarse ante el miedo de que pudiera hacerle algo, pero gracias a la luna el hermoso ejemplar no hizo nada que pudiera lastimarle con gravedad. Después de ese pequeño incidente, Max comenzó a perseguirlo para morderle la ropa, mientras que Jimin trataba de limpiar el stable, al mismo tiempo en que trataba de esquivarlo y ordenarle que le dejara en paz, pero todo era inútil. El caballo se había empecinado con él que Jimin se sintió en una maldita carrera de obstáculos.

El segundo establo fue aún más caótico. La temperamental yegua Bella parecía empecinada en sabotear el trabajo de Jimin. Cada vez que él se agachaba para recoger el estiércol, la astuta Bella aprovechaba para darle certeros empujones con el lomo que lo tiraban de bruces contra el suelo una y otra vez. Jimin terminó con la ropa cubierta de paja y estiércol. Lo que hizo que Jimin gritara con horror y frustración casi al borde del llanto, pero se negó rotundamente a darle la satisfacción a esa yegua de verlo llorar.

En el tercer establo, el pícaro Milos esperaba a que Jimin llenara pacientemente los bebederos de agua fresca para luego aprovechar un descuido y darles sonoros patazos, salpicando todo el lugar y a Jimin también, quien quedó escurriendo de pies a cabeza.

El cuarto caballo, el travieso Toby, prefería otra técnica para ponerle las cosas difíciles a Jimin. Se la pasaba interponiéndose "accidentalmente" en el camino de Jimin para hacerlo tropezar. Más de una vez Jimin terminó de bruces en el suelo por sus juguetonas zancadillas.

Y fue así con el resto de los caballos. Cada uno le gastó una broma diferente y única.

Para cuando llegó al último establo, Jimin estaba exhausto de esquivar las travesuras de los equinos. Pero el inquieto Zeus aún le tenía preparada una última y pícara sorpresa. Cuando Jimin se agachó desprevenido a recoger estiércol, el travieso caballo aprovechó para mordisquearle el pantalón y ¡bajárselo de un tirón!

Jimin quedó en ropa interior completamente sonrojado y furioso al tal punto que no fue consciente de sus acciones, porque tan rápido como logró subirse los pantalones se giró hacia el caballo de pelaje blanco.

—¡Eres un sinvergüenza!—Jimin exclamó furioso a pesar de estar consciente que el animal probablemente no le entendía.—¡Eso no se hace! ¡Lo que has hecho ha estado muy mal y créeme que esto no se va a quedar así! La próxima vez voy a disminuir tu ración de comida y no te voy a cambiar el agua...,

Muy probablemente Jimin hubiera continuado con sus amenazas vacías, pero el caballo había relinchado como si estuviera fastidiado de escucharlo hablar.

—¡Y no me hagas esas muecas!—le reprendió.—Por lo que veo eres un animal muy listo. Así que te comportas y me respetas como se debe o tú y yo tendremos problemas serios, ¿quedamos claros?

Zeus solo relincho y se giró donándole a entender que le estaba dando la espalda y que le estaba ignorando.

—Seguramente tu dueño debe ser JungKook.—refunfuñó.—No hay otra explicación para lo atrevido y sinvergüenza que fuiste. Ambos son tal para cual. Un par de sinvergüenzas y descarados.

Sin decir más Jimin se giró para continuar con sus labores. A pesar de que el enojo se encontraba palpable en cada fibra de su ser el omega había optado por dejarlo a segundo planto, para terminar lo más rápido que pudiera.

Sin embargo, mientras limpiaba el resto del establo, Jimin llegó hasta el último Stable el cual JungKook había advertido que no debía preocuparse por el caballo que este resguardaba, pero la curiosidad le hizo que dejara caer el rastrillo y se acercara lentamente hasta este. Y fue ahí donde pudo ver a la hermosa yegua de pelaje completamente negro como la noche y el nombre que se encontraba en la parte superior.

Tormenta.—Jimin susurró al leer el nombre.

Y tan pronto con la hermosa yegua notó la presencia de Jimin se alteró de una manera tan desconcertante y salvaje que Jimin dio varios pasos hacia atrás con terror de que esta pudiera salirse de su stable y lastimarlo verdaderamente, porque no dudaba que lo haría al tenerlo a su alcance.

—Ya he tenido suficiente con tus amigos aquí.—Jimin le dijo refiriéndose a los demás caballos.—Y no dudo que a diferencia de ellos tú no dudarás en lanzarme una patada o hacerme daño.

y golpeó sus cascos contra el piso. Y junto con ella los demás caballos se alteraron como si tuvieran miedo.

—Hermosa pero peligrosa..., supongo que le haces honor al nombre Tormenta.

A pasos lento y sin darle la espalda se alejó por completo. No importaba cuando hermosa fuera ese yegua su instinto y su lobo de advertían que debía mantenerse alejada de ella lo más que pudiera. Y eso era lo que haría.

Una hora después Jimin se encontraba terminando sus labores. Sus delicadas y suaves manos se encontraban enrojecidas y con ampollas por el arduo trabajo, pero sobre todo porque estaaa últimas habían sido ocasionadas por la pala y rastrillo. Su ropa estaba cubierta de sudor, tierra y estiércol. Su cuerpo dolía por las constantes caídas y golpes que le habían propinado los caballos. Sus pies punzaban con un dolor borroso que Jimin no dudaba que tuviera nuevas heridas en ellos. Y ni hablar de que seguramente su bonito cabello se encontraba hecho un nido de pájaro.

Las ganas de llorar lo invadieron por completo ante el simple hecho de imaginarse a sí mismo despeinado y sucio. Su espíritu estaba abatido por la frustración y la impotencia.

Se sentó en el suelo, apoyándose contra la pared del establo, y respiró hondo tratando de calmarse. La imagen de JungKook se cruzó por su mente, y una nueva oleada de furia lo recorrió.

—¡Todo es culpa de ese maldito alfa!—pensó con rencor.—¡Si no me hubiera puesto ha hacer este trabajo, nada de esto me estaría pasando!

Cerrando los ojos con fuerza y le imploro a la luna por un castigo hacia JungKook por ser un bruto y un maldito con él.

—Ojalá que a ese estúpido se le caigan los dientes y quede pelón.—Jimin murmuró entre dientes.

—¿Aquien se va a quedar sin dientes y pelón?

Jimin se sobresaltó en su lugar al escuchar una segunda voz, por lo que rápidamente se giró hacia donde provenía esta. Encontrándose así con JungKook.

Un gruñido brotó de su garganta.

—A ti. Obviamente.—el omega respondió sin dudarlo.—No mereces menos que eso.

—Bueno. Supongo que deberás esperar miles de años para que eso pase, porque no está en mis planes quedarme sin cabello y mucho menos sin dientes.—Jimin le dedicó una mala mirada.—A lo mejor tú serás él que quede pelón y sin dientes. Serás un omega algo singular.

Inevitablemente Jimin se imaginó a sí mismo pelón y sin dientes y la simple imagen le hizo querer soltar en llanto por lo feo que se miraría y porque seguramente ningún alfa lo querría así. Pero ese no sería su destino, sino el de JungKook.

—Vete al demonio.—bramó hacía el alfa.

JungKook solo se encogió de hombro y le dio una rápida mirada al establo y para su sorpresa ese estaba completamente limpio. Aunque había un par de cosas por pulir, pero JungKook estaba consciente que no podía exigirle demasiado , al menos no aún.

—Veo que has terminado.—dijo con aprobación.—No está nada mal. Y como has hecho un buen trabajo, desde hoy estarás a cargo de los caballos.

Jimin lo miró con horror.

—No. Me niego.

—¿Por qué ?

—Tú no sabes lo que estos animales me han hecho. Me niego a cuidarlos. ¡Que los cuide alguien más!

JungKook enarcó una ceja con diversión.

—¡Vamos principito! No creo que unos inocentes caballos te hayan hecho travesuras.

Jimin le dedicó una dura mirada.

—Pues si lo hicieron. Así que, me niego a cuidarlos.

—Bueno, siendo así.—Jimin casi canta victoria al pensar que el alfa iba a dar otra tarea.—Otra de tus tareas aquí es estar a cargo de los caballos. Si algo les pasa es tu responsabilidad, ¿Quedó claro?

JungKook sería un vil mentiroso al decir que no estaba dejando al pobre y delicado omega a cargo de los caballos solo para molestarlo, porque claramente lo estaba haciendo. Él era completamente conocedor de cuán traviesos y burlistas podían ser Zeus y sus amigos a pesar de solo ser unos caballos.

—Ahora ve almorzar.—le ordenó al omega.

El omega bufó levemente, para ponerse de pie y emprender rumbo hacia la casa. Sin embargo, para JungKook no pasó desapercibido la forma en la que Jimin caminaba. Sin duda alguna sus pies se encontraban más lastimados de lo que habían estado la noche anterior.

—Jimin.—lo llamó haciendo que el mencionado se detuviera y le miraba sobre el hombro.—Si tus pies están demasiado lastimados...

—Sí lo que vas a decir que solo tengo que mostrarte mis bragas para que me des días libres, solo te diré dos cosas.—dijo con su voz coloreada con molestia.—La primera: vete al puto infierno, alfa idiota y la segunda: si tanto quieres saber que tipo de bragas estoy usando hoy ve y pregúntaselo a Zeus porque es igual de sinvergüenza que tú.

Sin decir más Jimin retomó su camino y esta vez a pasos largos y rápidos.

JungKook por su parte se quedó totalmente impresionado y con la boca abierta por la forma en la que el omega había reaccionado. Si bien había pensado en molestarlo en un principio con que le mostrara las bragas, pero al final le cedería un par de días libres, para que curara sus heridas..., pero jamás se esperó que este le interrumpiera y mandara al carajo toda su buena intención.

Soltando un profundo y denso suspiro, JungKook se giró levemente hasta el fondo del establo donde pudo notar el hocico e Zeus sobresaliendo de su Stable. Y sin pensarlo caminó hasta a él.

—Nuevamente has hecho de las tuyas, ¿cierto?—JungKook dijo mientras miraba a Zeus quien no dudó en relinchar y hacer sonar sus cascos.—Me has arruinado un poco la diversión, ¿sabes?

Zeus relincho como quisiera decirle que eso no era algo que le importara.

—Supongo que a Tormenta no le gustará saber que has estado de sinvergüenza y pervertido.—JungKook río entre dientes al ver el cambio de actitud en el corcel.—Prometo no decírselo con la condición que dejes de tratar de verle las bragas a Jimin, porque esa es mi trabajo.

JungKook se apresuró a dejarle leves caricias sobre su hocico.

—Puedes molestarlo todo lo que quieras, pero nada de verle las bragas..., porque el único que puede vérselas soy yo, ¿quedó claro?

Zeus relincho dándole a entender que estaba de acuerdo.

—Bien. Queda en tus cascos cuidarme ese omega, ¿vale?

Zeus volvió a relinchar, para luego sonar dos veces sus cascos contra el suelo, dejándole saber a JungKook que cumpliría con su acuerdo.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

nta: aquí les dejo otro capítulooooooo, ksksksks. ya vamos entrando a la historia y créanme que en los próximos capítulos la relación del kookmin va para abajo, porq claramente mimi es un omega algo mimado y orgulloso y koo es un alfa terco, descarado y muy hdp:)

pd: no creo poder darles capítulos tan seguidos, puesto que estoy con prácticas en el hospital y tras que salgo debo correr a la universidad:( y llego a mi casita muy casada y de remate a estudiar, así que ténganme algo de paciencia, porfis. 🥹

espero que el capítulo les haya gustado y ¡nos leemos en el próximo capítulo! 💗

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