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s i x . t w o !


⚠️; antes de que paseen a leer el capítulo quiero informarles—y recordarle a varios de ustedes.—que esta las escenas nsfw tienen censura. si quieren leer la versión explícita la pueden encontrar en mi perfil de Inkitt, pero les suplico enormemente que lean ambas versiones, que voten y comenten en ambas versiones, porque he hecho un esfuerzo doble al hacer esta versión censura. 🥹 porq, si veo q no reciben el mismo apoyo tanto aquí en wattpad, como en Inkitt los próximos capítulos NO tendrán una versión explícita! 🙃

otra cosa importante que me gustaría agregar es que en mi omegaverse los condones tiene la capacidad de permitir la formación del nudo, sin romperse.

El sonido de sus rápidas pisadas sobre los escalones de las escaleras que conducían al segundo piso resonaron por toda la casa. El pobre omega necesitaba llegar a su habitación antes de que su tío o YoonGi pudieran notar su presencia, pero sobre todo antes de que percibieran el olor a sexo y la combinación de su aroma con el de JungKook emanando de cada poro de su piel.

Con todo un plan trazado en su cabeza, Jimin siguió subiendo los escalones. Lo primero que haría al llegar a su habitación era colocarle seguro a la puerta, para después buscar sus juguetes sexuales y follarse a sí mismo hasta obtener el orgasmo que JungKook no pudo darle. Primero usaría un pequeño vibrador y luego se follaria con su dildo favorito. Ese pene de goma que se asemeja un poco a la polla de JungKook.

Usaría su dildo mientras imaginaba que era JungKook quien lo follaba sin piedad.

Y justo cuando estaba por pisar el último escalón superior la voz de su tío llamándolo lo detuvo en su lugar, interrumpiendo sus planes.

—¿Jiminnie eres tú?

Jimin cerró sus ojos y maldijo internamente.

—Sí, tío.—respondió bajando los escalones, hasta que estuvo a la mitad de la escalera.—¿Ocupabas algo?

YoonGu se encontraba al pie de las escaleras con su mano derecha posada sobre el posamanos lujoso de madera. La expresión que portaba en el rostro no era indicativo de buenas noticias y Jimin lo sabía perfectamente.

—Si, ¿pudiéramos hablar un momento?—preguntó.

Jimin formó una mueca. Primero seguía sintiendo la incomodidad que le ocasionaba la humedad en su ropa interior gracias a su lubricante natural. Segundo necesitaba tener un orgasmo o probablemente terminaría sufriendo una congestión pélvica y su lobo trataría de tomar el control de su cuerpo hasta lograr obtener su tan ansiado orgasmo. Y, por último, no quería tener que escuchar que su madre había vuelto a llamar fingiendo que estaba preocupada por él o que lo extrañaba, cuando sabía que las intenciones de su progenitora eran otras.

Reprimiendo un suspiro, consciente de la urgencia que apremiaba en su interior. Jimin le sonrió levemente a su tío y pensó en varias formas de librarse de la charla. Sin embargo, sabía que no tenía escapatoria. No podía negarse a una conversación con su tío, especialmente cuando la preocupación era evidente en la mirada de su tío.

Asintió, obligándose a mantenerse calmado, aunque su cuerpo clamaba por liberar la tensión acumulada.

—Claro, tío. ¿De qué se trata?—dijo, intentando sonar despreocupado mientras descendía los últimos escalones.

YoonGu lo observó con detenimiento, como si pudiera ver más allá de la fachada que Jimin intentaba mantener. Sus ojos se entrecerraron ligeramente, y Jimin sintió un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Había notado algo? ¿Podía sentir el aroma mezclado de JungKook y él? Jimin intentó controlarse, pero la ansiedad se filtraba en su voz cuando volvió a hablar.

—¿Algo malo ha pasado?—preguntó, esperando desviar la atención de cualquier sospecha.

YoonGu negó con la cabeza, aunque su expresión se mantenía seria. Hizo un gesto para que lo siguiera hacia la sala de estar, y Jimin obedeció, sintiéndose cada vez más atrapado. Su lubricante natural continuaba humedeciendo su ropa interior, recordándole la necesidad insatisfecha que aún latía en su cuerpo. Mientras caminaba, intentó ajustar disimuladamente su postura para aliviar la incomodidad, pero cada paso solo intensificaba su frustración.

Una vez en la sala, YoonGu se giró para enfrentar a Jimin. Se quedaron en silencio por unos segundos, y Jimin aprovechó para intentar controlar su respiración y mantener una expresión neutral.

—Jimin..., —comenzó el omega mayor con voz suave, pero firme—Sé que últimamente has estado lidiando con muchas cosas..., y quiero que sepas que estoy aquí para ti, para lo que necesites. No quiero que sientas que estás solo en esto.

Jimin parpadeó, sorprendido por la súbita preocupación de su tío. Sabía que su tío siempre había sido protector con él, pero esta conversación parecía tener un tono diferente, más profundo.

—Gracias, tío.—respondió Jimin, sin saber exactamente a qué se refería su tío—Pero estoy bien, de verdad.

YoonGu suspiró, y por un momento, el peso de lo que estaba por decir pareció agotarlo.

—No se trata solo de lo que está pasando afuera, Jiminnie.—dijo, acercándose un poco más—Es lo que está pasando dentro de ti. He notado que has estado... distante, y no me refiero solo a la distancia física. ¿Hay algo que quieras contarme?

El corazón de Jimin comenzó a latir más rápido, y la preocupación de que su tío supiera algo sobre JungKook comenzó a asfixiarlo.

Pero antes de que pudiera responder, YoonGu agregó.

—Por favor, Jimin. Puedes confiar en mí.

Jimin mantuvo la mirada en su tío, intentando ocultar el nerviosismo que crecía dentro de él. YoonGu parecía conocerlo demasiado bien, y eso lo inquietaba aún más. Mientras su tío se acercaba, Jimin sintió que las paredes a su alrededor comenzaban a cerrarse.

—Jiminnie...,—comenzó YoonGu con un tono que Jimin reconoció como el que usaba cuando estaba realmente preocupado—He notado que últimamente has estado más alterado de lo habitual, y no puedo evitar pensar que tiene que ver con JungKook.

Jimin abrió la boca para negarlo, pero YoonGu levantó una mano para detenerlo.

—No quiero que me digas que todo está bien cuando claramente no lo está.—dijo YoonGu—Sé que tú y JungKook no se llevan bien, y me preocupa la intensidad de sus peleas. Esto no es bueno para ninguno de los dos.

Jimin sintió cómo su rostro se calentaba, en parte por la vergüenza y en parte por la frustración. Quería decirle que no tenía de que preocuparse, porque podía manejarlo solo, pero sabía que su tío solo intentaba ayudar.

—Tío, lo último que quiero es hablar de JungKook ahora.—dijo Jimin, tratando de mantener la calma—Simplemente no nos soportamos, y no hay nada que pueda cambiar eso.

YoonGu lo observó en silencio por un momento antes de asentir lentamente.

—Entiendo que tengas tus razones, Jimin.—dijo con un tono comprensivo—Pero necesito que pienses en lo que esta situación les está haciendo a ambos. Las peleas, la tensión..., solo están empeorando las cosas.

Jimin apretó los labios, sintiendo cómo la frustración se acumulaba en su pecho. No quería admitirlo, pero sabía que su tío tenía razón. Sin embargo, el simple hecho de pensar en ceder ante JungKook cada que esté lo atacaba con comentarios hirientes o se burlaba de él a costa de cualquier error que cometia lo llenaba de rabia.

—No estoy diciendo que tengan que ser mejores amigos.—continuó YoonGu—Por el bien de ambos, creo que es importante que intenten encontrar una manera de coexistir sin destruirse en el proceso. Lo único que logran con estas peleas es hacerse más daño.

Jimin sintió que sus defensas comenzaban a tambalearse. Sabía que lo que decía su tío era cierto, pero la idea de intentar llevarse bien con JungKook le resultaba casi imposible de aceptar o al menos eso era lo que el Jimin de esa mañana habría pensado, pero ahora después de lo sucedido en el granero todo había cambiado, especialmente para él. Si bien seguí odiando al alfa, no podía seguir negando esa atracción que sentía por él, ni mucho menos el deseo sexual que había entre ambos.

—Está bien, tío, —dijo finalmente, dejando escapar un suspiro—Trataré de pelear menos con JungKook, aunque no prometo milagros.

YoonGu le dio una sonrisa comprensiva y asintió.

—Eso es todo lo que te pido, Jimin. No se trata de cambiar quién eres, sino de encontrar una manera de vivir con menos conflictos.

Jimin asintió.

YoonGu lo miró un momento más antes de enderezarse, como si se preparara para abordar otro tema.

—Hay otra cosa de la que quería hablar contigo, —dijo, su tono volviéndose más serio.

Jimin frunció el ceño, sintiendo un mal presentimiento.

—¿Sobre qué? —preguntó, su voz más tensa de lo que pretendía.

—Tu madre.—respondió YoonGu después de una pausa—Ha estado intentando comunicarse contigo y está preocupada porque no le contestas las llamadas.

Jimin sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar esa mención. Su relación con sus padres siempre había sido complicada, y la idea de tener que lidiar con ellos mientras estaba en el rancho era lo último que quería.

—No quiero hablar con ella mientras esté aquí.—dijo con firmeza—Estoy aprovechando este castigo para tomarme un tiempo para mí, y alejarme de todo eso.

YoonGu lo observó en silencio por un momento antes de asentir.

—Entiendo, Jimin, —dijo, aunque su tono sugería que no había terminado con el tema—Pero hay algo más que tu madre me comentó.

Jimin se tensó, sabiendo que nada bueno podría venir de aquello.

—¿Qué dijo? —preguntó, a pesar de que parte de él no quería saber la respuesta.

—Me ha dicho que ha encontrado un alfa perfecto para ti.—reveló YoonGu con suavidad, pero sin dejar de observar la reacción de Jimin.

La noticia cayó sobre Jimin como un balde de agua fría. Sintió cómo su pecho se apretaba con una mezcla de enojo y tristeza. Sabía que sus padres siempre habían intentado controlar su vida, pero la idea de que su madre nuevamente estuviera buscando un alfa para él lo hizo sentirse aún más atrapado.

Tal parecía que su madre no se daría por vencida para buscarle un alfa que estuviera a la altura de las expectativas que ella había impuesto. Y ni siquiera parecía que le importaba que estaba a miles de kilómetros a distancia, ni mucho menos el hecho de que la razón por la que había sido enviado al rancho de su tío era por la "bochornosa" escena que la había hecho al último pretendiente que su madre la había buscado.

Jimin le seguía causando algo de gracia la forma en la que le había tirado la copa de vino frente a toda esa multitud de gente a ese tonto y viejo alfa, cuando le había pedido matrimonio en una gala de beneficencia. El idiota de Tae Hwa Han había pensado que él habría aceptado casarse con él por la presión social, pero tal parecía que ese estúpido alfa no lo conocía en lo absoluto, al igual que su madre, quien esa misma noche mientras explotaba en cólera por avergonzarla de esa manera frente a toda esa gente importante le había confesado que ella y Hwa Han había planeado que este último le pidiera matrimonio durante el evento como un acto romántico.

Y al haberla avergonzado de la forma más catastrófica posible había manipulado a su padre, para que le diera un castigo justo. Solo que su madre no había esperado que como castigo lo enviaran a otro continente a trabajar a un rancho, ni mucho menos que lo dejara bajo el cuidado de un alfa vaquero. Pero, eso era algo que ya no tenía relevancia, sino que agradecía que su padre lo castigara de esa manera mandándolo lejos.

Lo único que ahora podía esperar era que su progenitora no hubiese conseguido un alfa viejo y con miles de arrugas. Sino que al menos tuviera la decencia de buscarle un alfa de su edad o que fuese contemporáneo a él.

—No... no quiero escuchar nada sobre eso.—respondió con voz temblorosa, luchando por contener sus emociones—No me importa lo que ella piense. No voy a aceptar a nadie que ella elija.

YoonGu suspiró, entendiendo el dolor detrás de las palabras de Jimin.

—¿Has intentado hablar con tu madre sobre eso?—El omega mayor preguntó.

—Claro que lo he hecho, pero jamás escucha. Mis opiniones y deseos no son importantes para mi madre y menos cuando estos van en contra de sus planes e intereses.—Jimin respondió con tristeza.

Por mucho que intento hacerle saber a su madre que no le gustara que le estuviera buscando un alfa sin descanso alguno, mucho menos que no deseaba entrelazar su vida con un alfa al que no amaba, su madre jamás escuchó. Siempre ignoro cada una de sus palabras y lágrimas. Para ella lo único que importaba era mantener el estatus social y económico, pero sobre todo el que dirán de sus preciadas amigas. La única vez que escuchó sus peticiones, fue cuando dijo que deseaba ser bailarín profesional de ballet y danza contemporánea y todo fue porque encontró en esa profesión algo digno y delicado para un omega como él.

Sus primeros años como estudiante había adorado la sensación de que al fin podía practicar algo que le apasionara, pero conforme pasó el tiempo su madre se encargó de matar su ilusión y exigirle siempre obtener papeles protagónicos, porque de no conseguirlos no dudaba en humillarlo y recordarle día a día que no era más que un inútil que no servía para el ballet. Y estaba de más mencionar que su madre era quien siempre lo mantenía en una dieta rigurosa para que mantuviera su perfecta figura de omega perfecto.

Sin embargo, a pesar de lo cruel que su madre era con él no podía evitar amarla y siempre desear su aprobación.

—Sí hay algo en lo que pudiera ayudarte. Lo haría con gusto, Jiminnie.

—De hecho, hay algo.—dijo el omega de cabellos rosados.—La próxima vez que mi madre llame pídele qie me ame por quien soy, no por lo que puede obtener de mí.

En el rostro de YoonGu se formó una mueca y su lobo aulló de tristeza. No podía evitar sentirse mal la actitud y comportamiento poco maternal de YoonJi, pero lastimosamente no le sorprendía. Su hermana siempre había sido así. Desde que ambos eran cachorros la diferencia entre ellos siempre había sido notoria. Para YoonJi siempre había sido importante las apariencias y el estatus, incluso cuando ellos no habían nacido en una familia adinerada, sino en una familia de clase media.

Pero todo cambió para su familia cuando encontró a su destino en Min Insu un alfa proveniente de una familia adinerada y con mucha influencia social. Inicialmente ni siquiera se había sentido atraído por ese alfa pretencioso, pero con el pasar de los meses se encontró a sí mismo irremediablemente enamorado de Insu.

Con el tiempo Kang YoonJi había logrado enamorar a Park HyunSoo el mejor amigo de Insu, quien además también era un alfa de buen estatus social..., incluso mejor del que Insu tenía.

Y aunque no le gustara aceptarlo, YoonGu sabía que su hermana siempre fue guiada por la avaricia hacia el dinero y una vida llena de lujo, pero falta de amor genuino.

—Hablaré con YoonJi.—el mayor murmuró. Aún sabiendo que probablemente sus palabras tampoco serían escuchadas.

—Gracias. Si eso era todo lo que tenías que hablar conmigo me retiro.—sin decir más Jimin abandonó la sala de estar a pasos agigantados.

YoonGu suspiró viendo la figura de su sobrino desaparecer por las escaleras.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

—Después de cenar podemos ir a darnos una pequeña vuelta por los outlets.—YoonGi dijo.—Vi que estos días tendrían varias promociones y quiero comprar un par de cosas.

Los dos alfas presentes en la mesa asintieron sin dudarlo, mientras Jimin continuaba saboreando su comida, sin siquiera alzar la vista. El omega estaba demasiado ocupado disfrutando de cada bocado como para preocuparse por cualquier otra cosa.

A pesar de haber estado a punto de rechazar la invitación de NamJoon, ahora Jimin se sentía agradecido de haber aceptado. La idea de dejar la comodidad de su cama había sido poco atractiva, pero cuando el alfa mencionó que irían a un restaurante mexicano, la curiosidad y el deseo de probar algo nuevo pudieron más que su pereza. La gastronomía mexicana había sido un anhelo inalcanzable en Corea, donde los buenos restaurantes de ese tipo eran casi inexistentes. Ahora, mientras se deleitaba con los sabores intensos de los tacos y burritos, Jimin sentía que su paladar había sido transportado a otro mundo. Ya planeaba cómo volver a ese lugar, en cuanto tuviera un momento libre.

El resto de la cena continuó sin mayores acontecimientos. pero mientras recorrían las tiendas, Jimin fue arrastrado de vuelta a los acontecimientos de esa mañana. Los recuerdos del encuentro sexual con JungKook surgieron sin previo aviso, haciendo que sus mejillas se encendieran y que su lobo interior se agitara con un placer residual.

No era el mejor momento para sumergirse en esos pensamientos, especialmente cuando una anciana a su lado comenzó a hablarle sobre la calidad de las telas de una camisa. Con un suspiro, Jimin se disculpó apresuradamente y salió de la tienda sin comprar nada. Necesitaba alejarse, ordenar sus pensamientos, y recordar el propósito que ahora le quemaba en la mente: JungKook le debía un orgasmo.

Antes, la idea de estar a solas con JungKook lo habría llenado de fastidio, pero todo había cambiado. Ese encuentro inesperado había encendido algo nuevo en él. Ahora, más que molestarse, Jimin estaba decidido a cobrar lo que le pertenecía. No era justo que ese alfa arrogante hubiera disfrutado mientras él se quedaba con las ganas.

Era consciente de que JungKook no había podido follarlo adecuadamente por la falta de preservativos, y no iba a darle la oportunidad de poner esa excusa de nuevo.

Jimin recorrió el centro comercial hasta que encontró un CVS. Entró sin dudarlo, decidido a comprar todo lo que necesitaba. Diez minutos después, salió con una bolsa llena de condones, lubricantes, pastillas de emergencia y pruebas de embarazo. Aunque estuvo tentado a comprar anticonceptivos, decidió no arriesgarse a tomar algo que no fuera recetado por su ginecólogo, temiendo que alterara sus hormonas. Después de todo, había dejado los anticonceptivos hacía seis meses porque no tenía una vida sexual activa, y no tenía sentido seguir tomando algo que solo afectaba su sistema hormonal y a su lobo a largo plazo.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

El suave murmullo de la televisión llenaba la pequeña sala mientras JungKook secaba su húmedo cabello con una toalla. Acababa de salir de la ducha, y su piel aún conservaba el calor del agua, un contraste con el aire fresco que circulaba por la casa. Vistiendo únicamente unos pantalones de pijamas a cuadros, sin nada de bajo y con su torso desnudo, la piel pronceada del alfa brillaba baja la tenue luz, así como su manga de tatuaje de brazo derecho—los cuales la mayor parte del tiempo se encontraban escondidos bajo sus camisas de manga larga que lo protegían del intenso sol.—le daba una imagen ardiente.

Mientras pasaba la toalla por su cabello oscuro, un sonido leves toques en su puerta principal lo sacó de su ensimismamiento. Rápidamente llevó su mirada al reloj. Eran las diez y media de la noche, y a esa hora no era común que recibiera visitas y mucho menos esperaba una esa noche. Frunciendo el entrecejo con desconcierto dejó la toalla sobre el pequeño mueble que ocupaba como tocador. A pasos silenciosos, se dirigió a la puerta. Al abrirla, sus ojos se encontraron con Jimin, quien, con su cabello rosa desordenado, lo miraba fijamente.

Su curiosa mirada no tardó en escrutinar al omega, quien vestía una camisa blanca que parecía cuatro tallas más grandes y que únicamente llegaba a cubrir sus desnudos muslos. Enarcando una ceja, JungKook recargó todo su peso en su pierna izquierda y apoyaba su brazo en el marco de la puerta.

Jimin tampoco se quedó atrás y dejó que su mirada recorriera el cuerpo de JungKook. Un gemido casi escapa de su boca. Frente a sus ojos estaba el torso desnudo del alfa y podía observar su piel bronceada, y lo trabajado que estaba su cuerpo. JungKook poseída unos pectorales grandes, los músculos de sus brazos bien definidos sin necesidad de hacer fuerza para que fueran notorios—probablemente eso gracias a todo el trabajo duro que hacía día a día en el rancho.—, su brazo tatuado el cual era la primera vez que veía, pero sobre todo, lo que más le encantaba y hacía que su entrada comenzara a lubricar así como que su lobo moviera el rabo sin cesar y sacara su lengua cual perro ansioso por su bocadillo favorito era la el abdomen de JungKook.

JungKook no tenía abdominales, ni mucho menos el abdomen levemente trabajado. Sino que tenía una pequeña pancita voluminosa, gracias a que el alfa era alguien que no se llenaba con tanta facilidad y terminaba comiendo hasta cuatro raciones de comida cada que tenía oportunidad.

Jimin se contuvo para no gemir o jadear, porque el tenía una debilidad por los alfas que tenían un buen físico, pero que a la vez poseían esas pequeñas panzas voluminosas.

Y era un abdomen robusto o que diera indicios de que JungKook estaba pasado de peso, pero, al contrario, la panza de JungKook apenas era notoria y mucho menos era algo que se pudiera detectar a través de la ropa o que se viera a simple vista.

—Estas no son horas de visitas.—la voz de JungKook lo sacó de su pequeño letargo.

El omega rodó sus ojos ante las palabras del alfa.

—No vengo de visita,

—Entonces..., ¿A qué debo el honor?—JungKook preguntó ladeando su cabeza.

—Me debes algo y vengo a cobrártelo.

El alfa frunció levemente su entrecejo sin comprender las palabras de Jimin.

—¿Perdón?

—Orgasmo. Me debes un orgasmo, ¿acaso lo olvidaste, alfa idiota?

JungKook casi se echó a reír al comprender porque la presencia de ese omega irreverente frente a su puerta a tales horas de la noche. Habían pasado casi cuatro días desde que Jimin le había dado una mamada y el mejor orgasmo de su vida, y con el transcurso de los días, JungKook había llegado a la conclusión que probablemente Jimin deseaba dejar lo ocurrido como un pequeño desliz que no volvería a suceder, pero ahora que lo tenía frente a él se daba cuenta de lo equivocadas que resultaron ser sus suposiciones.

—Han pasado casi cuatro días. Supuse que lo habías dejado en el olvido.—JungKook dijo.

—Tuve mucho trabajo estos días. Y solo pospuse este encuentro para cuando realmente tuviera ganas de follar.—Jimin se encontró de hombros.—Ahora tengo ganas de que me folles y me des el orgasmo que me debes.

JungKook sonrió socarrón.

—¿Crees que te mereces que te pague ese orgasmo?—Jimin asintió.—¿Es así?

—Si. Fui buen omega y ese día me fui directamente a mi habitación y no deje que otro alfa pudiera oler mi lubricante natural y mucho menos que terminara tu trabajo.—el omega dijo con un tono de voz bajo y seductor que mandó una corriente eléctrica por toda la columna vertebral de JungKook.—Fui obediente, alfa.

Un gruñido bajo brotó desde su garganta y su lobo aulló ansioso por devorar a ese pequeño omega irreverente.

—Supongo que le fuiste.—su tono de voz era grave y peligrosa.—Pero..., me temo que no tengo condones.—ciertamente esas palabras no eran más que su forma de jugar con el omega.

Jimin bufó y rodó sus ojos con fastidio, para luego lanzarle a JungKook la pequeña bolsa que había llevado consigo. El alfa la atrapó con rapidez gracias a su reflejo.

JungKook rápidamente miró el contenido dentro de la bolsa y enarcó su ceja al notar las diversas cajas de condones y un par de botella de lubricante.

—Ahórrate esa estúpida excusa barata y págame mi orgasmo.

—Supongo que es lo justo.—y el omega intento dar un paso dentro de la casa, pero fue detenido por JungKook.—Antes de que entres debes saber que el sexo convencional no es lo mío. Si entras voy a joderte hasta que no quedé nada de ti..., te usaré a mi antojo, hasta que me aburra..., eventualmente te dejaré tener el mejor orgasmo que cualquier alfa haya intentado darte.

Algo se removió en Jimin. Si entrada lubrico y se contrajo ansiosa, y como plus sus feromonas comenzaron a desprenderse de cada poro de su piel. Estaba consciente de en qué se estaba metiendo y consciente de cómo podía acabar todo, pero su calentura y su lobo estaban nublando su nivel de razonamiento.

Dando un paso dentro de la casa, Jimin se miró al alfa sobre su hombro.

Nunca me gustó el sexo vainilla en primer lugar.

Para JungKook esas palabras fueron su luz verde.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

La paciencia de JungKook estaba llegando a su fin. Sin embargo, había sido su deber y responsabilidad conocer los límites del omega. No era un cachorro ansioso por mojar su polla en un húmedo agujero. Era un alfa adulto que le gustaba saber hasta dónde estaba dispuesto a llegar su pareja sexual.

Y ahora que sabía hasta dónde se marcaba la línea límite de Jimin, pudo darse cuenta de que ambos compartían muchas cosas en común. A Jimin no le gustaba el sexo donde se involucraba fluidos corporales como orina, sangre y heces, tampoco le gustaba que se implementara objetos cortó punzante o que pudieran producir heridas o quemaduras, pero lo más importante de todo algo que Jimin no concedía era que le escupieran el rostro. Y vaya que él tampoco estaba en esas mierdas. Le gustaba el sexo rudo y sucio, pero lejos de esas mierdas que podían sobrepasar su límite moral.

Jimin por su parte podía sentir como su lobo estaba harto y frustrado por la charla en la que el alfa lo había sometido. Su lobo empujaba en su interior exigiendo control y dominó total sobre él. Sus manos temblaron ligeramente, pero antes de que pudiera decir algo o siquiera pestañear, JungKook había acortado toda distancia entre ellos.

Antes de si quería poder gesticular cualquier tipo de sonido o palabra, la fuerte mano tatuada de JungKook lo tomó por el cuello y lo empujaron sin piedad contra la pared más cercana de la sala de estar. El impacto fue tan rápido y sorpresivo que Jimin apenas tuvo tiempo de procesarlo. Sintió la presión sobre su garganta, el aliento cálido de JungKook rozando su piel mientras el alfa lo mantenía atrapado.

Los ojos de JungKook estaban oscuros, consumidos por su lobo, y aunque Jimin sintió el miedo filtrarse en su cuerpo, también hubo algo más, algo que hizo que su lobo se removiera con anticipación. La tensión entre ellos, siempre presente, ahora estaba al borde de explotar.

—¿Qué mierda te pasa?—Jimin logró cuestionar, aunque su voz sonaba entrecortada por la fuerte presión en su garganta.

JungKook no respondió de inmediato. Su mirada estaba fija en Jimin, y el olor de su lobo era abrumador, una mezcla de rabia, deseo y algo más que Jimin no podía identificar. Podía sentir el temblor en las manos del alfa, como si este también estuviera luchando contra sus propios instintos.

Finalmente, JungKook habló, su voz baja y cargada de un ferviente deseo penas contenido.

—Se acabó el tiempo, principito—gruñó, acercándose aún más, su rostro a solo centímetros del de Jimin—Voy a meter mi polla en tu agujero hasta que lo sientas arder de placer.

Jimin abrió la boca en un intento de decir algo, pero nada salió de ella. La intensidad de JungKook lo dejó sin palabras, y por un instante, todo lo que había entre ellos quedó al descubierto nuevamente; el odio, la atracción, la lucha constante de ambos lobos por dominar al otro.

Jimin sintió el calor abrasador de JungKook cerca de su piel, la respiración acelerada del alfa rozando su oído. Había estado tan atrapado en la intensidad de su mirada y en sus palabras sucias que apenas se había dado cuenta del aroma embriagador que emanaba de JungKook. Pero ahora, con todos sus sentidos en alerta, el olor penetrante a madreselva y sándalo, mezclado con las feromonas del alfa, lo envolvía por completo y sometiendo a su lobo interno.

Jimin sintió que algo en él cedía, algo que había estado reprimiendo por demasiado tiempo.

Sin pensarlo, alzó la mano y la colocó sobre la muñeca de JungKook, no para apartarlo, sino para anclarlo, y demostrarle que no iba a retroceder.

—Follame, alfa.—Jimin dijo en un hilo de voz.

Los ojos de JungKook destellaron, y antes de que Jimin pudiera prepararse, sintió cómo el alfa lo besaba, un beso hambriento, desesperado, como si con ese acto pudiera saciar el hambre y el deseo que lo atormentaba.

Jimin respondió con igual intensidad, dejando que su lobo tomara el control por completo, ambos perdiéndose en un frenesí que había estado latente durante tanto tiempo. No había espacio para pensamientos, solo para el deseo crudo que los consumía. Y mientras se besaban y sus cuerpos se entrelazaban en una batalla tanto de pasión como de poder, Jimin fue levemente consciente de como su cuerpo fue fácilmente manipulado por JungKook. El alfa lo carga en peso que a él no le quedó más remedio que enrollar sus piernas alrededor de la cadera de JungKook.

Las grandes manos de JungKook viajaron desde los tonificados y gruesos muslos de Jimin, hasta ese voluminoso trasero. Sentir esos dos grandes globos que el omega tenía por culo en sus manos lo hizo casi silbar en medio del beso.

Mientras ambos se devoraban con besos desesperados, las manos de JungKook se movían con una urgencia feroz, explorando cada rincón del cuerpo de Jimin. Instintivamente una de sus manos azota ese gordo culo con fuerza que está seguro de que el contorno de su mano a quedado marcada.

El omega por su parte respondía con la misma intensidad a los toques del alfa, sus dedos se enterraban en la carne firme de los hombros de JungKook, tratando de aferrarse a algo, cualquier cosa que lo mantuviera en la realidad mientras el deseo los consumía a ambos. Los labios de Jimin se sentían hinchados y sensibles por la dureza de los besos, pero el ardor solo alimentaba más su lujuria.

JungKook gruñó bajo, un sonido que resonó en el pecho de Jimin y vibró a través de sus cuerpos unidos. El alfa finalmente rompió el beso, ambos jadeando pesadamente por el aire, pero fue solo un breve respiro. Sus ojos se encontraron, las pupilas dilatadas por el deseo, antes de que se lanzaran de nuevo el uno al otro, como si besarse fuera lo único que los mantenía vivos.

El beso se tornó más crudo, una mezcla de lengua y dientes que dejaba a Jimin mareado, su mente nublada por el deseo creciente.

JungKook se desplaza con determinación, sin dejar de besar a Jimin, sus labios sellados en un acto desesperado y voraz. Cada paso los acercaba más a la habitación, mientras sus cuerpos se rozaban y sus respiraciones se entrecortaban por la necesidad. El alfa apenas notó cuando cruzaron el umbral de la puerta; toda su atención estaba enfocada en el sabor de Jimin, en cómo el omega se aferraba a él con una intensidad que hacía que su propio lobo rugiera de placer.

Al llegar al borde de la cama, JungKook interrumpió el beso solo lo suficiente para arrojar el cuerpo de Jimin sobre el colchón con un movimiento firme. El omega soltó un jadeo de sorpresa, sus ojos parpadeando mientras trataba de comprender lo que acababa de suceder. Su respiración estaba acelerada, y sus sentidos parecían envueltos en una bruma densa. Le toma unos segundos en volver a estar consciente de su alrededor, lo cual le permitió darse cuenta de que estaba en la habitación, con JungKook mirándolo desde el pie de la cama.

La imagen que JungKook proyectaba era intimidante y seductora. Una poderosa aura dominante emanaba del alfa, haciéndolo parecer aún más grande y peligroso. Su pecho desnudo subiendo y bajando con cada respiración, sus oscuros ojos cargados de intensidad y fijos en él. La manera en la que JungKook lo observaba casi lo asfixiaba con la pura necesidad que irradiaba. Su cuerpo bronceado, cubierto por una fina capa de sudor y el tatuaje que cubre todo su brazo derecho, lo hacia parecer más dominante, casi intimidante. Jimin sintió una corriente eléctrica ecorrer su columna vertebral, sus labios entreabiertos mientras trataba de regular su respiración.

El aroma de JungKook. Es una mezcla embriagadora de madreselva y sándalo, se intensificó al ser liberado por las feromonas que el alfa estaba emitiendo en oleadas. Era tan fuerte que Jimin se sintió atolondrado, su mente nublada por un deseo inexplicable que lo envolvía como una manta pesada. Casi sin darse cuenta, comenzó a arrastrarse sobre el colchón hacia JungKook, su cuerpo actuando por instinto mientras su lobo interior se sometía al alfa.

Sus movimientos torpes y guiados por el ferviente deseo que quema cada rincón de su cuerpo. Cuando finalmente está a escasos centímetros del cuerpo de JungKook, se arrodilla lentamente sobre el colchón—que gracias a la luna tiene la firmeza y suavidad adecuada para hacerlo cómodo.—, sus manos se apoyan sobre el torso de JungKook. El contacto de sus manos con la piel del alfa logra que una corriente eléctrica recorra su cuerpo y de su boca escapó un pequeño jadeo.

Llevando su mirada hacia el rostro del alfa. Incluso de rodillas sobre la cama, la presencia de JungKook lo hace sentir pequeño e insignificante. Y eso lo lleva a darse cuenta de cuán diminuto se veía y sentía en comparación con el alfa que lo miraba con una mezcla de poder y autoridad.

Jimin tragó saliva con dificultad, su boca seca por la anticipación. Pudo ver el hambre en los ojos de JungKook, una necesidad primitiva que lo hacía parecer casi salvaje. Y lo que más lo perturbaba era que esa mirada encendía algo en su interior, un fuego que no podía controlar. Se muerde el labio inferior, su respiración entrecortada, mientras siente el peso de la mirada de JungKook en cada parte de su cuerpo.

—Eres tan pequeño, tan perfecto—JungKook murmuró.—Tan pequeño y frágil que podría romperte... y me encanta la idea de ser yo quien te destruya.

Jimin abrió la boca para responder, pero no encontró palabras. En su lugar, se inclinó hacia adelante, sus labios buscando los de JungKook, deseando volver a sentir esa conexión que lo hacía perderse por completo. Pero JungKook no se movió en su búsqueda, sino que permaneció en su lugar, observándolo con esa mirada intensa que parecía penetrar su alma. El aura dominante del alfa era abrumadora, y Jimin se sentía completamente expuesto, vulnerable bajo esa mirada.

El alfa dejó que el silencio se alargara, disfrutando de la vista del omega desesperado por su toque, antes de finalmente acercarse. Su mano grande y firme se posó en el cuello de Jimin, atrayéndolo hacia él con un agarre que no dejaba espacio para la resistencia. Jimin jadeó al sentir la presión, su cuerpo respondiendo de inmediato, inclinándose hacia el alfa.

—Mírate. Incapaz de hablar... parece que el ratón te comió esa lengua venenosa.—JungKook dice con burla.— Pero no te preocupes, yo me encargaré de hacerte gritar mi nombre.

Sin decir más, volvió a estrellar sus labios con los de Jimin en un beso intenso. Sus bocas se mueven frenéticas y hambrientas. Las manos de Jimin recorren el pecho del alfa, hasta llegar al abdomen e inevitablemente su entrada chorrea al sentir esa esponjosa pancita. Por varios segundos disfruta de lo suave y agradable que es, así como también del hecho que JungKook no posee vello corporal en todo su torso, pero el recorrido de sus manos no se detiene ahí. Realmente no lo hacen, porque estás bajan hasta el duro bulto del alfa aún cubierto por el pantalón de pijama, y lo aprieta suavemente entre su pequeña mano, ocasionando que JungKook gruñera en medio del beso.

Sin embargo, antes de que el alfa pueda intentar obtener más de la boca de Jimin, este se separa abruptamente. Rápidamente tira de los pantalones de pijaman, haciendo que el miembro del alfa golpe entre sus cuerpo.

La mirada de Jimin desciende levemente. Las dimensiones son algo abrumadoras. Y aun le cuesta creer que días atrás logró hacerle una felación y si no estuviera tan desesperado por el alfa estaría dispuesto a darle otra, pero para su desgracia sus planes son otros.

Lo siguiente que hace es dedicarle una pequeña mirada cargada de deseo al alfa, mientras lleva la palma de su mano hasta su boca. JungKook lo observó en silencio, con la respiración entrecortada.

El silencio se rompió con un suave gemido cuando la mano de Jimin envolvió a JungKook. La humedad de su palma permitió que la mano de Jimin se deslizara con facilidad sobre la piel de JungKook. Los ojos de Jimin no se apartaron del rostro del alfa, observando cómo este echaba la cabeza hacia atrás, dejando escapar un gruñido profundo.

JungKook permitió que Jimin continuara por unos minutos, disfrutando del ritmo constante. Sin embargo, mientras el placer crecía, también lo hacía la impaciencia. Su lobo interno gruñía, exigiendo que tomara al omega de una vez en lugar de perder tiempo.

Incapaz de contenerse más, JungKook se alejó levemente, para con un rápido movimiento se tumbó en la cama y comenzó  darse placer, mientras miraba a Jimin.

—Desnúdate para mí.—ordenó JungKook con voz grave, su mirada fija en Jimin.

Jimin tragó saliva, incapaz de apartar la mirada del alfa mientras este se tocaba con desenfreno. Sin decir una palabra, se deshizo de su camisa con un movimiento rápido, dejándola caer en algún rincón de la habitación. Solo con sus shorts deportivos, el omega sonrió con picardía antes de dejarse caer sobre la cama, alzando sus caderas cuando empezó a bajar lentamente la prenda.

Cuando se deshizo de los shorts, Jungkook se quedó sin aliento al notar que Jimin no llevaba ropa interior. Sus ojos recorrieron cada parte de su cuerpo, deteniéndose en su forma tentadora. Park Jimin era una visión irresistible, pero JungKook no se sentía capaz de contenerse para juegos previos. Lo único en su mente era tomarlo sin piedad, reclamando cada centímetro de su piel.

—Girate y ponte en cuatro.—ordenó JungKook, su voz baja y demandante.

Lejos de intimidarse, Jimin sonrió de manera peligrosa y complaciente. Giró su cuerpo lentamente, moviéndose con una sensualidad que encendió a JungKook al instante. El alfa observaba cómo Jimin bajaba su pecho hasta el colchón, levantando su trasero en una clara invitación.

—Muéstrame tu entrada.—dijo JungKook con voz grave, el deseo evidente en cada palabra.

Jimin obedeció sin prisa, separando sus glúteos con ambas manos y revelando su cuerpo listo y expectante. JungKook se quedó inmóvil por un momento, devorándolo con la mirada. Pero algo inesperado lo detuvo. Un brillo en el centro de su entrada.

Una oleada de deseo lo recorrió al ver la joya que adornaba la entrada de Jimin. Su omega se habia preparado especialmente para él, llevando esa perversa decoración.

—Maldita sea, Jimin...,—JungKook jadeó, el deseo ardiendo en su interior—¿Te has puesto eso solo para mi?

—Me preparé para ti...,—murmuró Jimin, apenas audible—Quiero llevarte tan bien que ningún otro omega podrá tomarte de la forma en la que yo lo haré.

—Que astuto.—gruñó JungKook, acercándose más, su control tambaleándose.—¿Tan desesperado por mí que te has preparado así para mi, eh?

Jimin gimió suavemente, un sonido que encendió cada nervio de JungKook. El alfa se inclinó más, su nariz rozando la joya mientras inhalaba el dulce y embriagador aroma del omega. La combinación era intoxicante, llenándolo de un deseo casi salvaje.

—Te has adornado como si fueras un maldito regalo.—susurró JungKook, su voz cargada de lujuria—Como si estuvieras rogando por ser destruido.

Jimin soltó un jadeo ahogado cuando JungKook le dio una ligera lamida alrededor de la joya, su lengua rozando la piel. El alfa sonrió ante la reacción, sintiendo cómo su excitación crecía.

—Te ves tan jodidamente perfecto, principito —dijo JungKook, su voz ronca y cargada de deseo—Solo pensar en cómo sería sacar esta joya y reemplazarla con mi polla..., ¡Luna!

Jimin se estremeció al escuchar esas palabras, pero en lugar de retroceder, empujó su cuerpo hacia atrás, provocando a JungKook, desafiándolo a cumplir lo que decía.

—¿Qué esperas entonces?—susurró Jimin, retándolo—Si te gusta tanto, tómame de una vez.

JungKook contuvo la respiración por un instante, su mente llena de imágenes de cómo lo haría rendirse a sus deseos.

—Incluso ahora no puedes callar esa lengua tuya.—JungKook gruñó.—La próxima vez voy amordazarte.

De repente, JungKook tiró de la joya, moviéndola de lado a lado, haciendo que Jimin se retorciera debajo de él. No la sacó por completo, solo la aflojó lo suficiente para que se asomara un poco.

—Tan sucio.—murmuró JungKook, empujando la joya de nuevo dentro de Jimin con firmeza—Vas a quedarte así hasta que decida lo contrario.

JungKook se tomó su tiempo, disfrutando cada momento mientras jugaba con la entrada de Jimin. Con movimientos lentos, tiraba suavemente de la joya, sacándola parcialmente solo para empujarla de nuevo, hasta que Jimin estaba temblando, gimiendo por más. Cada movimiento hacía que el omega se moviera, buscando más contacto, pero JungKook lo mantenía en ese punto de desesperación.

—Estás tan desesperado, ¿verdad? —susurró JungKook—No te preocupes, omega, te daré lo que necesitas..., cuando yo lo decida.

Jimin gimió con desesperación, empujando hacia atrás, buscando más, pero JungKook disfrutaba de verlo así, esperando.

Finalmente, cuando JungKook decidió que había esperado lo suficiente, retiró la joya de un tirón firme, viendo cómo la entrada de Jimin palpitaba ansiosa por ser llenada, pero para su frustración, volvió a introducirla lentamente.

Jimin protestó, exigiendo que terminara con los juegos, pero Jungkook, en lugar de darle lo que pedía, se levantó de la cama, dejando a Jimin jadeando y confundido.

JungKook volvió momentos después, con condones y lubricante en mano.

—Mira lo que tenemos aquí —dijo JungKook con una sonrisa perversa, sus ojos fijos en Jimin—Te has preparado bien para mí, ¿no es así?

Sin esperar respuesta, JungKook rasgó un paquete de condón, desenrollándolo sobre su miembro firme. Un buen chorro de lubricante cayó sobre su piel, seguido de otro sobre la entrada de Jimin, mezclándose con el lubricante natural que ya goteaba por sus muslos.

Jimin jadeó al sentir el lubricante frio, su cuerpo entregado a lo que estaba por venir. JungKook no perdió tiempo, retiró el plug de un solo movimiento, observando cómo la entrada de Jimin reaccionaba.

—¿Estás listo para mí, principe?—gruñó JungKook, su deseo evidente en cada palabra.

Sin esperar una respuesta, JungKook alineó la cabeza de su miembro con la entrada de Jimin y le dio una pequeña bofetada con ella, viendo cómo el omega se estremecía ante el contacto. La sensación fue casi eléctrica, y JungKook no pudo esperar más. Tomó las anchas caderas de Jimin y con un solo empuje, se hundió dentro de él, enterrándose hasta la base en una estocada poderosa.

El gemido de Jimin resonó por toda la habitación, un sonido de puro placer. Su espalda se arqueó, sus dedos se aferraron a las sábanas mientras su cuerpo se ajustaba rápidamente al tamaño de JungKook. El alfa se quedó quieto por un momento, disfrutando la sensación de estar completamente rodeado por el calor y la suavidad de Jimin.

—¡Maldición! —exclamó JungKook entre dientes—¡Qué apretado estás! —murmuró mientras comenzaba a moverse lentamente, saliendo del omega solo para hundirse de nuevo con firmeza—Te voy a follar hasta que grites mi nombre.

JungKook no mostró piedad mientras tomaba control absoluto del cuerpo de Jimin. Sus embestidas comenzaron con fuerza, sus caderas chocando contra el trasero de Jimin con un ritmo que resonaba en la habitación. Cada vez que su pelvis impactaba, un gemido suave escapaba de los labios del omega, quien se aferraba a las sábanas, temblando por la intensidad con la que el alfa lo poseía.

Cada movimiento era calculado, cada embestida tenía un propósito claro. Hacerle sentir a Jimin que le pertenecía. La entrada del omega, tan estrecha y húmeda, se contraía alrededor del miembro de JungKook, tratando de adaptarse a su tamaño. El lubricante natural del omega hacía que todo fluyera más fácilmente, permitiendo que JungKook se hundiera profundamente una y otra vez.

Los gruñidos que salían del pecho de JungKook eran casi animales, cargados de una lujuria desenfrenada que solo crecia con cada gemido y jadeo de Jimin. El alfa podía sentir cómo el cuerpo del omega cedía a su deseo, su entrada siendo estirada más allá de lo que había imaginado. JungKook llegaba tan profundo que Jimin apenas podía contener sus gemidos y suplicas por más.

—Eres perfecto para mí —murmuró JungKook, inclinándose hacia el oído de Jimin, sus manos sujetando con firmeza las caderas del omega mientras lo seguía poseyendo con una intensidad creciente.

Las palabras de JungKook provocaron un escalofrio en Jimin, sus ojos se cerraron mientras su frente descansaba contra el colchón. Apenas podía pensar. Las embestidas constantes del alfa lo llevaban al límite, su cuerpo respondía a cada palabra y movimiento con una necesidad incontrolable de más.

S-Sí... soy tuyo...,—gimió Jimin, sus palabras entrecortadas, casi ahogadas por la intensidad del momento—Soy tuyo...,

JungKook rugió de satisfacción, sus manos recorriendo el cuerpo de Jimin, sintiendo cada músculo tensarse bajo sus dedos. Sabía que Jimin estaba cerca del límite, pero no estaba listo para darle la liberación que ansiaba. No aún.

Con un movimiento rápido, JungKook cambió de posición, levantando a Jimin y girándolo sobre la cama hasta que quedó acostado de espaldas. El omega jadeó ante el cambio, sus piernas temblorosas se abrieron automáticamente para acomodar a JungKook entre ellas, sus ojos reflejaban una mezcla de deseo y vulnerabilidad al ver la expresión del alfa.

JungKook no le dio tiempo para reaccionar antes de hundirse nuevamente en su interior, esta vez con una fuerza que arrancó un grito de los labios de Jimin. Su cabeza se echó hacia atrás, su espalda se arqueó mientras sentía cómo el alfa lo llenaba por completo, el ritmo de las embestidas más rápido y más intenso que antes.

El alfa clavó sus ojos en los de Jimin, observando cómo el omega luchaba por mantenerse en control, sus manos se aferraron a sus caderas, las piernas de Jimin se enrollaron alrededor de la cintura de JungKook buscando estabilidad mientras el placer lo consumia.

—Eres mío.—murmuró JungKook, inclinándose hacia abajo, su aliento caliente contra el cuello de Jimin mientras continuaba con sus embestidas—Fuiste hecho para mí.

Jimin no podía responder, su mente se había apagado, su cuerpo reaccionaba por instinto a cada palabra y cada movimiento de JungKook, que parecía no tener fin. Sus manos se aferraron a la espalda del alfa, sus uñas dejando pequeñas marcas mientras el alfa aumentaba el ritmo, golpeando tan fuerte que el cuerpo de Jimin temblaba debajo de él.

—Por favor... —jadeó Jimin, su voz apenas un susurro.—No pares..., P-por favor..., a-anúdame, anúdame alfa..., lléname de tus cachorros.

JungKook no pudo evitar formar una sonrisa oscura, sus ojos brillaban con una intensidad depredadora mientras miraba a Jimin, su lobo interior rugía con la necesidad de reclamar a su omega de la manera más primitiva posible.

—¿Eso es lo que quieres, perra? —gruñó, inclinándose para lamer el sudor de la clavícula de Jimin, su lengua recorriendo la piel del omega antes de morder suavemente, enviando una descarga de placer por todo su cuerpo—. Voy a hacerte mío por completo, y cuando seas mío, te lo haré una y otra vez, hasta que no puedas pensar en otra cosa que en mí.

Las palabras de JungKook enviaron una nueva oleada de sensaciones a través de Jimin, su lobo interior respondía con satisfacción, y su cuerpo temblaba mientras la intensidad de todo lo que ocurría lo arrastraba. Su mente se desvanecía en el placer, sus pensamientos se volvían confusos mientras se concentraba solo en lo que sentía.

JungKook también podía sentirlo. Sentía cómo el cuerpo de Jimin se ajustaba a él, cómo sus músculos reaccionaban, y cómo su mera presencia afectaba al omega. Los gemidos y movimientos de Jimin lo hacían perderse más en el momento, completamente inmerso en el deseo y la satisfacción de ver a Jimin rendirse ante él.

En medio de esas sensaciones, JungKook tuvo un impulso momentáneo de morder a Jimin, de marcarlo como suyo. Su lobo interior anhelaba reclamar al omega de una manera que dejara claro a todos que él era el único dueño. Sin embargo, JungKook tenía control sobre sí mismo, y no iba a ceder a ese instinto tan fácilmente. Sabía que sería un error irreversible. Así que, ignorando las exigencias de su lobo, decidió aumentar la intensidad de sus movimientos, enfocándose en darle a Jimin más placer en lugar de sucumbir a sus deseos más oscuros.

La habitación estaba llena de los sonidos de sus cuerpos moviéndose al unísono. Los gemidos de Jimin y los gruñidos de JungKook se entrelazaban con el ritmo de sus movimientos. El ambiente se sentía cargado de energía, y cada segundo parecía acercarlos más al límite.

Los dedos de Jimin se aferraban a la espalda de JungKook, sus uñas arañando suavemente la piel mientras el placer lo superaba por completo. Sentía que estaba al borde, cada movimiento lo acercaba más hasta que finalmente, con un gemido profundo, se dejó llevar por una oleada de liberación que sacudió su cuerpo.

JungKook no tardó en seguirlo, el cuerpo tembloroso de Jimin, la manera en que se apretaba a su alrededor, lo llevó a su propio orgasmo, embistiendo una última vez antes de liberar su semen dentro del condón, gruñendo de placer mientras su lobo interior aullaba de satisfacción. Segundos después el nudo del alfa comenzó a formarse en el interior de Jimin.

Ambos quedaron atrapados en la intensidad del momento, sus cuerpos temblando, sus respiraciones entrecortadas mientras se aferraban el uno al otro, sumidos en un placer tan intenso que parecía imposible de soportar. El aroma a sexo, el sudor que cubría sus cuerpos, las marcas que quedaban en sus pieles, todo era un testimonio del frenesí salvaje al que se habían entregado, un recordatorio de la conexión profunda y primitiva que compartían.

Aún sintiendo la euforia del orgasmo, JungKook hizo un último esfuerzo antes de que su cuerpo se cayera en peso sobre el de Jimin. Cambiando su posición en un rápido movimiento. Girándose ágilmente sobre la cama tratabdo de no lastimar a Jimin en el proceso, lo cual logró—nudo estaba formado y aferrado a las paredes del omega que un mal movimiento le habría ocasionado dolor.—De tal manera que Jimin terminó sobre su cuerpo. esta manera, Jimin terminó sobre él. El  cuerpo de Jimin aún temblando por las secuelas del orgasmo, su pecho pegado al firme torso de JungKook. El alfa, ahora tumbado boca arriba, sintió cómo el peso de Jimin lo cubría.

—¿Todo en orden?—JungKook logró preguntar.—¿No te lastime?—Jimin negó levemente.—¿Te sientes bien?—Jimin asintió.—Palabras, príncipe. Ocupo respuesta con palabras.

—T-todo bien.—fue lo único que Jimin logró gesticular.

Ambos jadeaban, sus respiraciones erráticas llenando la habitación con un eco que acompañaba la combinación de sus feromonas, el aroma a sexo y sudor que impregnaba cada rincón. El sudor bañaba sus cuerpos, y las sábanas se pegaban a su piel, húmedas y desordenadas por el esfuerzo físico que acababan de compartir.

Jimin, con su frente apoyada en el pecho de JungKook, cerró los ojos y dejó que sus sentidos se llenaran con el embriagador aroma del alfa. Respiró profundamente, inundándose del olor que siempre lo había vuelto loco. Nunca había sentido algo igual.

Habia estado con otros alfas antes, pero ninguno había tenido un olor tan profundamente masculino, tan intoxicante y viril como el de JungKook. Era un aroma que lo envolvía, que lo hacía sentirse atrapado, deseado, y completamente sometido a un deseo que lo quemaba desde dentro. A su lobo interno y a él les encantaba, los calmaba, pero a la vez despertaba una pasión primitiva e incontrolable, una necesidad casi desesperada de más.

Mientras Jimin trataba de calmar su respiración, comenzó a dibujar con las yemas de sus dedos pequeños círculos sobre el pecho de JungKook, explorando la textura de su piel, sintiendo cómo los músculos bajo su toque se relajaban poco a poco. JungKook, en respuesta, deslizó sus manos por la espalda de Jimin, sus caricias siendo ahora suaves, casi tiernas, un marcado contraste con la intensidad con la que lo había poseído minutos antes. Sus dedos recorrían la tersa piel de Jimin, trazando líneas invisibles, calmándolo, reconfortándolo.

Mientras ambos trataban de recuperar el aliento y de recuperarse del orgasmo intenso que habían tenido, ambos permanecieron así, con sus cuerpos enredados siendo conscientes que permanecerían así durante largos minutos. Sin quejarse o hacer algún movimiento demasiado brusco, Jimin se acomodó sobre el pecho de JungKook disfrutando de la calidez del alfa. Y A pesar de la incomodidad que a veces venía con el nudo, en ese momento no le importaba en absoluto. Sentía el latido firme y constante del corazón de JungKook bajo su mejilla, y el calor de su piel sudorosa le proporcionaba una sensación de seguridad y confort que jamás había experimentado con otros alfas. JungKook por su parte podía sentir como su nudo estaba perfectamente aferrado a las paredes Jimin y que no podría retirarse hasta que este se deshiciera por completo.

—Eso fue...—Jimin intentó hablar mientras sus mejillas acariciaban el pecho del alfa. Sin embargo, su frase quedó incompleta. Su respiración aún se encontraba agitada y a penas era capaz de formular palabras.

Y antes que pudiera continuar, JungKook lo interrumpió.

—El mejor sexo y orgasmo que has tenido. Lo sé, no hace falta decirlo.

Jimin levantó levemente su rostro, hasta que su mentó quedó apoyado sobre los pectorales del alfa. Rodando sus ojos ante la arrogancia del alfa, no pudo resistirse a la tentación de molestar al alfa.

—De hecho..., Ha sido la peor follada que he tenido. Apenas logré llegar al orgasmo.—su tono de voz estaba coloreado por una falsa decepción y diversión. —Es una lástima que tengas una enorme polla y que no la sepas usar.—agregó volviendo a recostarse sobre el pecho del alfa.

JungKook dejó escapar una soltó una carcajada que resonó en la habitación, su pecho vibrando bajo la mejilla de Jimin. En lugar de enfadarse, como el omega había intentado provocarlo, le dio un azote juguetón en el trasero, haciendo que Jimin soltara un pequeño jadeo.

—No seas un omega mentiroso—murmuró el alfa con una sonrisa divertida.—Sabes que ha sido el mejor orgasmo de tu vida.

Jimin sonrió levemente ante las palabras de JungKook. La sensación de su mano grande y caliente sobre su piel, el tono juguetón en su voz, todo lo hacía sentir increíblemente bien, como si estuviera justo donde debía estar. Inclinó la cabeza y besó el pecho de JungKook antes de ceder.

—Está bien — admitió con un suspiro, dejando que el peso de la verdad se asentara entre ellos—. Ha sido el mejor orgasmo de mi vida.

JungKook, satisfecho con la confesión, dejó que sus dedos continuaran trazando pequeños círculos sobre la piel de Jimin.

Para cuando el nudo se desvaneció, JungKook salió lentamente del interior del omega y abandonó su posición tratando de ser lo más cuidadoso posible con el cuerpo de Jimin. Y una vez tuvo completa libertad de fue hasta su cuarto de baño donde de deshizo del condón quitándoselo y tirándolo al bote de basura, para luego tomar una pequeña toalla y mojarla levemente con agua tibia.

Con la pequeña toalla en mano, JungKook se acercó a la cama, donde se encargó de limpiar el cuerpo de Jimin. Con delicadeza elimino cualquier rastro de fluido corporal, mientras se aseguraba de que el omega estuviera bien. Para él el aftercare era un elemento importante a la hora de tener sexo. Tanto él como su lobo tenían la fuerte necesidad y sentido de responsabilidad de asegurarse que su pareja sexual se encontrara bien y que realmente hubiese disfrutado del sexo.

Jimin en cambio disfruta mucho el ser mimado después de un buen sexo, así que agradecía que JungKook fuera de ese tipo de alfa que se preocupaba su bienestar y sobre todo que lo mimará, porque mientras lo limpiaba, JungKook se había encargado de besarle las caderas donde seguramente se encontraban la marca de sus manos, también le había dejado caricias y pequeños masajes en sus brazos y piernas. Realmente lo apreciaba.

Y ahora que se había recuperado el aliento y la bruma del orgasmo había pasado, Jimin sintió como su cuerpo y su lobo comenzaba a excitarse nuevamente ante la imagen desnuda JungKook, quien se encontraba caminando hacia el baño para dejar la toalla utilizada—probablemente sobre el lavamanos.—, para cuando el alfa volvió, Jimin mordió su labio inferior y con una pequeña sonrisa traviesa abrió sus piernas hacia JungKook, quien enarcó una de sus cejas.

—¿Un segundo Round?—pregunto.

JungKook sonrió y no fue capaz de negarse ante esa tentadora invitación.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

nta: después de varios días pude finalizar este capítulo y siendo sincera he quedado un poco drenada. escribirlo, corregirlo y sobre todo censurando todo de mi. me siento cansada de forma mental, pero me genera una paz ahora que lo he publicado. 😮‍💨

este versión del capítulo tiene una extensión de 9452 palabras.

para quienes desean leer la parte extendida y explícita quiero recordarles que se encuentran en mi perfil de Inkitt, donde estoy bajo este mismo usuario ( @koowinx) , pero para mayor facilidad en la descripción de mi perfil está el link de mi card donde se encuentra un enlace que los lleva directamente a mi perfil en Inkitt.

gracias por leer y apoyar mi historia. nos leemos en el próximo capítulo. 💗

JungKook cada que va a besar a Jimin es like:


el cuerpo se JungKook de este fic es tipo:

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