s i x . o n e !
—¿Eso es todo?—Seokjin asintió.—Bien. Entonces, muchas gracias por ponerme al corriente de lo que ha pasado en mi ausencia.—JungKook dijo con un tono bajo.
JungKook estaba agradecido que su celo hubiese llegado a su fin. Realmente lo hacía, porque contrario a lo pensado, no había pasado días de satisfacción, sino que en constante malestar y frustración. Habían sido días sumamente agotadores, donde luchaba para mantener el control sobre su impulsivo lobo, quien exigía el calor de un omega y no cualquier omega.
Su tonto lobo quería joder tanto a Jimin. Quería verlo destruido de placer hasta que no pudiera siquiera recordar su nombre. Quería hacerle tantas cosas a Jimin que casi se volvía loco de solo imaginarse al omega jadeando y rogando al borde de un orgasmo devastador. Y joder tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para mantener su lado consciente y racional despierto sin la ayuda de supresores, para no salir en busca de Jimin.
Aunque, si JungKook se permitía ser sincero con él mismo debía admitir que muy en el fondo una parte suya deseaba lo mismo que su lobo. Quería doblar a Jimin cualquier superficie para follarlo sin descanso alguno. Pero, era algo que solo quedaría en un deseo carnal y primitivo de su lobo a causa de su celo.
—¿Estás seguro de que estás listo para volver al trabajo tan pronto?—Seokjin preguntó con su voz y mirada cargadas de preocupación.—Si te puedo ser sincero, te vez como la mierda.
Y lo estaba. Se sentía como la mierda.
—Tengo muchas responsabilidades que no pueden esperar.—JungKook dijo con una falsa tranquilidad.—Y gracias por tu sinceridad, pero te puedo asegurar que me siento mejor de lo que me veo.
Seokjin negó levemente.
—No tienes porque mentir. Y mucho menos a mi.—JungKook formó una mueca.—Ambos sabemos que tus celos son algo complicados. Te envié a Jenna en un intento de que fuera de ayuda, pero creo que no sirvió de mucho.
—Bien. Me siento como la mierda. Quisiera dormir una semana entera.—Confesó.—Pero, como dije tengo muchas responsabilidades que no pueden esperar.—se encogió de hombros, mientras se dejaba caer en el respaldo de su silla.—Por cierto, Jenna si fue de ayuda, tal vez no como tú lo planteaste, pero lo fue. Me mantuvo alimentado estos dos días y también ayudó a limpiar el desastre que..., como sea, gracias por preocuparte por mi, Seokjin.
El alfa mencionado enarcó una ceja ante el abrupto cambio de tema, pero prefirió no mencionar nada.
JungKook por su parte, solo se atrevió a recordar lo vergonzoso que había resultado su encuentro con Jenna. En cuanto la omega había entrado en su casa le había casi rogado que le ayudara aliviar su celo, pero la omega había declinado rotundamente. Era muy consciente que Jenna no lo había rechazado, porque no le gustara, sino por el simple hecho que tener sexo con él siempre resultaba doloroso en lugar de placentero, y para él resultaba frustrante al saber que debía ser lo suficientemente cuidadoso con el frágil cuerpo de Jenna. Y en su celo todo empeoraría al punto que era consciente que muy probablemente la omega terminaría hospitalizada.
Y esa era una de las razones por las que prefería a los omegas masculinos, porque a pesar de ser frágiles y delicados, no eran a tal punto de lo que lo era una omega femenina, pero lastimosamente todos los omegas masculinos que conocía ya se encontraban felizmente emparejados con sus alfas, así que para sus celos no tenía muchas opciones a su alcance más allá de sufrir de dolor por no poder satisfacer ese lado primitivo que habitaba en él.
Así que, JungKook podía decir que tener una polla grande y gruesa era—en muchas ocasiones—una gran desventaja y un problema de grave de abstinencia, porque no cualquiera estaba dispuesto a tomarlo o si lo hacían a mitad del acto era interrumpido porque la omega no se consideraba capaz de seguir adelante por las dimensiones.
—¿JungKook estás escuchándome?—la potente voz de seokjin lo sacó de su pequeño letargo.
Sacudió su cabeza de manera discreta.
—Si. Solo que estaba pensando en que debo revisar cómo ciertas cosas del granero.—JungKook dijo.
—Siendo así, lo mejor será que me retire y no te quito más tiempo.—el mayor se levantó de su asiento.—Nos vemos en la cena.
Sin decir más seokjin abandonó el despacho.
Una vez completamente solo, JungKook soltó un largo y denso suspiro. Probablemente debía regresar a su casa para descansar un poco, pero su sentido de la responsabilidad lo tenía ahí al pie del cañón, muy probablemente también estaba fuera de su casa, para no pensar en el beso que había compartido con cierto omega.
Con su cuerpo recargado sobre el cómodo respaldar de su silla, JungKook cerró sus ojos para descansar un poco antes de tener que salir hacia el corral de los porcinos. Debía ver cuán grave era el daño en uno de los corrales, para hacerle una buena reparación lo antes posible y evitar cualquier tragedia que pudiera afectar a los animales y al rancho. Era su responsabilidad y sobre todo su trabajo como capataz.
JungKook no era consciente de cuánto tiempo había pasado con los ojos cerrados. Para él, probablemente habían sido un par de segundos, aunque en realidad habían transcurrido largos minutos. Apreciaba ese pequeño descanso, un breve respiro de la carga que llevaba sobre los hombros. Sin embargo, ese momento de tranquilidad se vio bruscamente interrumpido por un seco golpe que resonó en la habitación.
La puerta se abrió de golpe, haciendo que JungKook saltara en su silla y abriera los ojos de inmediato. Delante de él, un omega de cabellos rosados lo miraba con seriedad, su expresión tan rígida como una roca. Jimin.
Sin poder evitarlo, un gruñido bajo salió de la garganta de JungKook, su mal humor alimentado por la interrupción y el cansancio que lo dominaba.
—¿Es que no tienes modales, Jimin?—espetó, su voz impregnada de irritación mientras se incorporaba en la silla—Lo normal es tocar la puerta y esperar a que se te indique pasar.
Jimin solo se encogió de hombros ante el reproche de JungKook, sin mostrar señal alguna de remordimiento. Dio un par de pasos hacia adelante, acortando la distancia entre ambos, antes de hablar.
—He estado esperando para hablar contigo —dijo Jimin, con la voz calmada pero firme—Pero has sido tan escurridizo que no lo he logrado. Así que dime, ¿me has estado evitando?
JungKook sintió cómo su pecho se tensaba ante la pregunta. La verdad era que sí, había estado evitando a Jimin. Desde la mañana, desde mucho antes, en realidad. Pero no estaba dispuesto a admitirlo, ni siquiera ante sí mismo.
—¿Por qué razón te evitaría? —respondió, fingiendo una indiferencia que no sentía—No te hagas ideas locas en la cabeza, Jimin. He tenido suficiente trabajo como para estar pensando en evitar a alguien.
Jimin lo miró fijamente, sin parpadear. La mentira de JungKook no había pasado desapercibida. Tras unos segundos de silencio, el omega alzó una ceja, su escepticismo más que evidente. Finalmente, chasqueó la lengua, un sonido corto que resonó en la habitación como un juicio silencioso.
Vale, probablemente JungKook tenía razón y él se había hecho una idea completamente equivocada de la situación.
JungKook recién había regresado después de casi tres días de celo y por ende era normal que tuviera tanto trabajo acumulado y tratara de ponerse al día con todo lo acontecido durante su ausencia; había sido un tonto al pensar que JungKook lo estaba evitando, cuando el alfa solo estaba tratando de cumplir con sus obligaciones.
—¿Y bien?—JungKook preguntó con cierto humor.—A quien estoy, ¿De qué quieres hablar conmigo?
Jimin rodó sus ojos. No podía creer que JungKook se estuviera haciendo el desentendido, cuando perfectamente sabía que la única cosa de la que tenían que hablar era sobre ese beso que habían compartido hace tres noches.
—No te hagas el tonto.—Jimin se aproximó hasta una de las sillas que estaban frente al escritorio para dejarse caer.—Sabes muy de qué tenemos que hablar.
JungKook mantuvo su mirada fija en Jimin, notando la tensión en su mandíbula apretada. Ninguno de los dos había planeado aquel beso, y menos aún lo que había provocado en ellos. No se soportaban, y eso era un hecho que ambos reconocían, pero sus lobos... esos malditos lobos no compartían la misma opinión.
—Ese beso... —comenzó JungKook, con la voz más controlada de lo que sentía—Fue un error, Jimin. No debió haber pasado. No entre nosotros.
Jimin entrecerró los ojos, su pecho subiendo y bajando con una respiración contenida. No podía negar la verdad de las palabras de JungKook. Se odiaban desde su primer encuentro, y siempre que se cruzaban, las chispas volaban. Pero sus lobos... esos instintos primitivos dentro de ellos no dejaban de desear más. Lo habían sentido claramente en el beso. Había sido como prender fuego a una mecha, peligrosa y a punto de explotar.
—Tienes razón —respondió Jimin, forzando las palabras a salir de su boca—Fue un error. Nunca debería haber sucedido.
Sin embargo, mientras su lado racional afirmaba aquello, su lobo interior gruñía, ansioso por desmentir cada palabra. Quería a JungKook, lo anhelaba de una manera que era casi insoportable. Pero Jimin sabía que no podía ceder a esos impulsos, no cuando los dos apenas podían estar en la misma habitación sin discutir.
El silencio que siguió estuvo cargado de una mezcla de hostilidad y tensión animal. JungKook apartó la mirada, sintiendo cómo su lobo interior luchaba por tomar el control, deseando más de Jimin, ansiando doblarlo sobre el escritorio para follarlo hasta dejar al omega totalmente destruido. Pero él sabía que no podía permitir que eso sucediera.
—Y no volverá a pasar —dijo Jimin, con una firmeza que contrastaba con la agitación en su pecho—Lo mejor será que lo olvidemos. Como si nunca hubiera sucedido.
JungKook asintió, aunque sabía que esa era una mentira que ambos se obligaban a creer. Sus lados humanos podían querer olvidar, pero sus lobos no dejarían que eso ocurriera tan fácilmente. La atracción entre ellos era como un veneno lento, uno que se negaba a desaparecer.
—De acuerdo —murmuró, aunque su voz apenas pudo ocultar la frustración latente—. Haremos como si nunca hubiera pasado.
Jimin lo miró por un instante más, sus ojos destellando con una emoción que JungKook no pudo descifrar. Finalmente, el omega se levantó, sabiendo que quedarse más tiempo solo empeoraría las cosas.
—Eso es todo lo que quería decir —dijo Jimin, caminando hacia la puerta—. No quiero molestarte más.
JungKook asintió en silencio, observando cómo Jimin salía del despacho, JungKook suspiró y maldijo por lo bajo, porque el maldito aroma a frambuesa se como en sus fosas nasales como un veneno lento y letal, el cual le hacía desear ir tras el omega, para aspirar ese aroma directamente de la fuente, mientras se enterraba una vez y otra vez en ese bonito y pomposo culo.
—Debo estar volviéndome loco.—es lo único que JungKook dice para sí mismo.
‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡
un mes y medio después.
El tiempo ha transcurrido con bastante fácil. Casi como una suave brisa que apenas y se ha sentido. Durante esas largas semanas muchas cosas habían tenido lugar de tal forma que la vida de Jimin había cambiado poco a poco.
Durante ese mes y medio el bonito omega ya se sentía completamente adaptado a la vida del rancho más rápido de lo que el mismo omega había esperado, pero no se quejaba. Le gusta su rutina de trabajo, pero sobre todo lo que más le gustaba era como todos parecían tratarse como si fueran parte de una gran familia. Jimin había aprendido que en el rancho todos estaban dispuestos a ayudar a quien lo necesitara, se hacían bromas pesadas como cualquier familiar lo haría, pero lo más importante no había espacio a la envidia. Era algo que Jimin realmente adoraba.
También, Jimin había aprendido a montar a caballo y todo gracias a que un día se le había escapado el comentario frente a Seokjin que nunca en su vida había montado a caballo. El alfa sin dudarlo un segundo se ofreció a enseñarle y era algo que agradecía, porqué ahora podía tomar a bella, Milos, Toby, pero sin duda disfrutaba salir a correr con Zeus. Ese potro sinvergüenza le otorgaba una sensación de libertada cada vez que cabalgaba con el por los campos del rancho.
Y por último uno de los acontecimientos más importantes era el hecho que JungKook esa misma noche tras regresar de su celo le había informado que no volvería a cocinar, porque era un peligro en la cocina y un dolor de cabeza. Inicialmente había estado feliz con la noticia, pero su felicidad no duró mucho, cuando el alfa le informó que en lugar de cocinar ahora debía lavar todos los trastes que se ocupaban durante el día. Y esa era una tarea que debía cumplir diariamente. Como era de esperarse el omega se había quejado, pero antes de entrar en una discusión JungKook se había marchado.
Estaba de más mencionar que su relación con JungKook no había mejorado en lo absoluto, sino que, al contrario de ello, era inevitable que cada vez que se encontraba bajo el mismo espacio no entraran en una jugosa discusión, donde muchas veces los demás presentes preferían marcharse y dejarlo discutiendo y en el mejor de los casos ayudaban a calmarlos, pero muy pocas veces los demás se atrevían a intervenir.
Una mueca se formó en el rostro de Jimin al ser consciente de todo lo que había sucedido en todo ese tiempo. No podía creer que ya casi llevaba tres meses en ese rancho y que muy probablemente le faltaban unos cuantos más. Quería volver a Corea y retomar su vida, aunque eso significará volver a ser sometido a tontas citas programadas por su madre, quien moría por emparejarlo con un alfa digno o como Jimin le gustaba decirle "al mejor postor". Inevitablemente rodo con molestia.
Él no quería emparejar con un alfa que lo marcaría solo para que fuera su adorno social. Jimin realmente deseaba emparejarse con un alfa que lo amara genuinamente, pero en su mundo eso no era posible y menos cuando en sus hombros reacia la obligación de atrapar un alfa que hiciera crecer más el imperio Park. Una reverenda mierda si le preguntaban.
Resoplando para apartar su flequillo de su frente, Jimin trató de mantener toda su concentración en cargar la paca de heno en la pequeña caretilla. Y a decir verdad era mucho más pesado de lo que había pensado. La mayoría de las veces era Paul uno de los betas, quien se encargaba de que el establo siempre tuviera buenas raciones de heno casi a diario, pero gracias a que el buen beta se encontraba disfrutando de unos cuantos días de vacaciones, las raciones habían comenzado a disminuir.
Y él como buen samaritano se había ofrecido a ayudar a llevar al menos una paca de heno, pensando que era una tarea fácil que solo le tomaría un par de minutos, para después volver a su relajante día.
Jimin estaba realmente teniendo su día libre. Se suponía que no tendría que levantar un dedo en todo el día, pero no pudo evitar ofrecerse para ayudar cuando se encontró con Seokjin en los establos esa mañana. Había ido solo a visitar a los caballos, como solía hacer cuando necesitaba despejar su mente, pero al ver que Seokjin estaba cargando heno para alimentar a los animales, se ofreció a llevar una paca él mismo. Seokjin le explicó que las reservas en el establo se habían agotado y necesitaban llevar más.
Así que ahí estaba, luchando por cargar la pesada paca de heno en la carretilla. A pesar de sus intentos de mantenerse concentrado en la tarea, sus pensamientos seguían vagando especialmente en lo que esperaba a llegar a Corea y en cierto alfa que se negaba abandonar su mente.
Cada vez que pensaba en JungKook su humor se agriaba y su lobo tenía un comportamiento extraño que hacía enfurecerlo más. No comprendía la afición que su tonto lobo tenía con ese estúpido alfa, pero para su infortunio ese no era la excepción, JungKook rondaba su mente sin vergüenza alguna.
Y lo odiaba por eso. Realmente odiaba a Jeon JungKook y a ese maldito beso que había compartido. Jimin creía genuinamente que las cosas serían más fáciles si ese beso no hubiese sucedido nunca. Sin embargo, era algo que muy en el fondo quería volver a repetir, pero no lo aceptaría nunca.
Mientras seguía luchando con el heno, Jimin escuchó pasos acercándose desde el otro extremo del granero. Levantó la vista y vio a JungKook entrando, acompañado por NamJoon. Ambos alfas estaban inmersos en una conversación sobre los cultivos, discutiendo detalles que Jimin apenas entendía. Sus voces graves y firmes llenaban el espacio, y por un momento, Jimin deseó no haber ofrecido su ayuda esa mañana.
Jimin decidió que lo mejor sería mantenerse ocupado y evitar cualquier interacción. No quería dar a JungKook otra razón para una confrontación innecesaria. Al menos no ese día. Deseaba disfrutar de su día libre en completa paz y lejos del alfa, así que trato de ignorar la presencia de ambos alfas y concentrarse en tomar la paca de heno, para marcharse lo más posible, pero la suerte no estaba de su lado ese día, porque justo cuando se encontraba colocando la paca en la carretilla, sus ojos se encontraron con lo de JungKook.
El alfa no pudo ignorar la presencia de Jimin ni por un segundo. Desde el momento en que este entró al granero, el aroma a frambuesa que emanaba se filtró en sus fosas nasales, provocándole una ligera cosquilla que lo hizo fruncir el ceño. Por más que intentara convencerse de que el aroma de Jimin era desagradable, la realidad era que tanto él como su lobo se sentían innegablemente atraídos y fascinados por aquel embriagador aroma.
Jimin resopló una vez más, enfocándose en la tarea delante de él. Era mejor pensar en cosas prácticas, como la paca de heno que estaba tratando de cargar, en lugar de dejar que su mente se perdiera en pensamientos sobre JungKook. Sin embargo, justo cuando finalmente logró colocar la paca en la carretilla, escuchó la voz de NamJoon.
—¡Oh! ¡Jimin! Pensé que era tu día libre.
Jimin giró la cabeza y vio a NamJoon acercándose con una sonrisa relajada. No pudo evitar devolverle la sonrisa, aunque sabía que no duraría mucho. NamJoon, siempre tan amable, probablemente no tenía idea de lo mucho que su presencia podría empeorar su día si JungKook aparecía.
—Lo es, NamJoon. Solo estoy ayudando a Seokjin a llevar un poco de heno al establo —respondió Jimin, intentando sonar despreocupado.
NamJoon asintió, echando un vistazo a la paca de heno y luego de vuelta a Jimin.
—Realmente es una bendición tenerte aquí.—dijo con su tonoz de voz cargado de sinceridad.
Sin embargo, ante esas palabras JungKook soltó una pequeña risa sarcástica. El omega le dedicó una mirada.
—¿Qué es lo que te causa tanta gracia?—Jimin cuestionó.
A decir verdad le causaba gracia por lo irónico que le parecía como casi todos en el rancho creían que tener a Jimin ahí era una bendición, cuando para él no era más que un dolor de cabeza.
Antes de que JungKook pudiera decir palabra alguna, la voz de NamJoon lo interrumpió.
—Oigan chicos—llamó la atención de ambos.—No vayan a empezar a pelear enfrente de mí...,
—No tienes que preocuparte, NamJoon.—Jimin interrumpió.—Yo no soy quien siempre empieza las peleas. El que siempre empieza es este pedazo de subnormal.
—¿Yo?—JungKook preguntó con molestia.—Pero si eres tú quien no puede tener esa maldita boca cerrada. Siempre tienes que salir con algún comentario fuera de lugar que me logra sacar de mis casillas.
Fue así como otra ridícula discusión comenzó. A mitad de ella NamJoon restregó su rostro con frustración. No podía creer que su simple e inocente petición había sido el detonante para otra de las peleas de ambos.
Frustrado y arrepentido por haber abierto su Bogotá, NamJoon decidió que lo mejor era marchar antes de seguir presenciando como ese par de gritaban entre sí. Y así fue, como con tan solo alejarse lentamente logró abandonar el granero.
Por otro Jimin y JungKook ni siquiera se había percatado de la ausencia de NamJoon y como hacerlo, cuando ambos estaban concentrados en ver quién tendría la última palabra en esa discusión.
Por alguna extraña razón existía algo en ellos que les hacía querer tener el dominio sobre el otro, pero al final del día quien siempre terminaba tomando el control era JungKook, no importaba cuanto Jimin tratara, JungKook siempre tenía el control. Algo que en el fondo le encantaba a él y a su lobo.
Fueron largos minutos en los que ninguno dio su brazo a torcer, pero cuando JungKook fue consciente que esa tonta pelea no estaba yendo a ningún lado decido terminarla. Así que, simplemente se giró sobre sus talones para encaminarse hasta las escaleras del granero con clara intención de ir hacia la segunda planta donde había ciertas cosas que él necesitaba revisar.
—¿Me estás ignorando?—Jimin preguntó con molestia.
JungKook comenzó a subir por la pequeña escalera, ignorando por completo al omega. Una acción que enfureció a Jimin.
—¡No me ignores cuando estamos discutiendo, pedazo de tonto!—Jimin le grita mientras va detrás del alfa.
JungKook subió las escaleras del granero con determinación, ignorando completamente las quejas de Jimin que resonaban a su espalda. A pesar de los gritos y las súplicas del omega, el alfa mantuvo su silencio, centrando su atención en las tareas que supuestamente necesitaba realizar en la segunda planta.
Jimin no podía soportar el desdén de JungKook. Cada paso que daba el alfa hacía hervir la sangre del omega más y más. Finalmente, cuando llegaron a la segunda planta, Jimin lo vio de espaldas, caminando hacia una pila de cajas en una esquina del granero.
—¡No me ignores cuando estamos discutiendo, pedazo de tonto!—gritó Jimin, su voz cargada de frustración y enojo.
JungKook continuó con su actitud indiferente, lo que solo sirvió para encender aún más la furia de Jimin. Sin pensar en las consecuencias, Jimin corrió hacia JungKook y se lanzó contra él, empujándolo con fuerza. Ambos perdieron el equilibrio y cayeron juntos sobre un montón de heno, que afortunadamente amortiguó su caída.
El impacto fue suficiente para despertar al lobo de JungKook, que reaccionó instintivamente. Un gruñido bajo y amenazante salió de su garganta mientras, con movimientos rápidos, se volteó y logró dominar a Jimin, colocándolo bajo su cuerpo. Las manos del omega fueron apresadas por las fuertes manos de JungKook, que las llevó por encima de la cabeza de Jimin, inmovilizándolo completamente.
Jimin intentó resistirse, forcejeando bajo el peso del alfa, pero pronto se dio cuenta de que era inútil. El cuerpo de JungKook estaba tensado sobre él, sus ojos oscuros reflejaban la mezcla de emociones que lo embargaban: enojo, frustración, y algo más profundo que ni siquiera JungKook se atrevía a reconocer.
—¿Por qué tienes que ser tan insoportable, Jimin?—murmuró JungKook, su voz baja y ronca, mientras sus ojos no se apartaban de los de Jimin.
Jimin no respondió de inmediato, su respiración entrecortada mientras trataba de calmar los latidos furiosos de su corazón. Su cuerpo aún vibraba con la adrenalina del enfrentamiento, y aunque quería gritarle a JungKook, exigirle que lo soltara, había algo en la manera en que el alfa lo tenía atrapado que lo hacía sentir... extrañamente seguro.
—¡Suéltame!—exigió Jimin, aunque su voz carecía de la convicción que pretendía demostrar.
JungKook no lo hizo, no aún. Su agarre sobre las muñecas de Jimin se mantuvo firme, pero no doloroso. Por un instante, el granero quedó en silencio, interrumpido solo por la respiración agitada de ambos. Los ojos de JungKook se oscurecieron mientras observaba el rostro de Jimin, su enojo poco a poco dando paso a algo más, algo que había estado enterrando desde hacía semanas.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, JungKook aflojó su agarre y tuvo la intención de alejarse, pero, pero algo lo detuvo. Mientras miraba el cuerpo del omega bajo suyo, notó la forma en que Jimin había abierto sus piernas, permitiéndole posicionarse cómodamente en medio de ellas. Esa simple acción removió algo profundo dentro de Jungkook, despertando a su lobo, que aulló con fuerza al ver la imagen de Jimin justo como lo había imaginado en sus fantasías más oscuras.
Jimin, por su parte, también era muy consciente de la situación. Sentía el calor del cuerpo de JungKook encima del suyo y la forma en que el alfa estaba prácticamente acorralándolo. Su corazón latía con fuerza, y para su horror, se dio cuenta de que estaba liberando feromonas sin darse cuenta. JungKook reaccionó al instante, sus ojos se oscurecieron, y su respiración se hizo más pesada, mientras sus instintos tomaban el control, haciéndolo enloquecer lentamente.
La tensión entre ambos se volvió palpable, y por un momento, todo lo demás desapareció. Jimin podía sentir la mirada ardiente de JungKook recorriéndolo, y no pudo evitar estremecerse bajo el, sabiendo exactamente lo que esa mirada significaba. JungKook, por su parte, luchaba contra el deseo creciente de reclamar lo que su lobo ya había decidido que era suyo.
JungKook intentó resistir el impulso, pero fue en vano. Lentamente, se inclinó hacia el cuello de Jimin, guiado por el embriagador aroma que emanaba de cada poro de la piel del omega. El contacto de su nariz con la piel suave de Jimin le provocó un escalofrío que recorrió todo su cuerpo. Aspiró profundamente, dejando que el aroma lo envolviera por completo, nublando sus pensamientos y acelerando su pulso.
¡Maldito aroma a frambuesas!
Sin embargo, en un intento de mantener su fachada y control, JungKook se apartó apenas un poco, lo suficiente para murmurar con voz áspera:
—Tienes un aroma desagradable.
Jimin aún consciente de la cercanía de JungKook y de cómo su aliento acariciaba su piel, esbozó una sonrisa sarcástica antes de responder.
—Y a pesar de eso, aquí estás, oliéndome en el cuello.
La mordacidad en sus palabras quedó en el aire, intensificando la tensión entre ambos. Ambos sabían que las palabras de JungKook eran una mentira, pero ninguno estaba dispuesto a dar el primer paso para reconocer lo que realmente sentían en ese momento.
JungKook sintió un latigazo de furia mezclado con deseo al escuchar la respuesta de Jimin. La sonrisa sarcástica del omega lo desafió de una manera que ninguna otra persona había logrado antes. Su lobo interior rugió, luchando por salir y marcar su territorio de una vez por todas. Pero JungKook se obligó a mantenerse en control, aunque el esfuerzo le costara.
—Cállate —gruñó, sin atreverse a apartarse más de Jimin, aún atrapado por el dulce veneno que era el aroma del omega.
Jimin, lejos de amedrentarse, entrecerró los ojos, sus labios curvándose aún más en esa sonrisa que JungKook encontraba tan irritante como tentadora.
—¿Qué pasa, JungKook? —preguntó en un susurro cargado de desafío—¿Es más fácil insultarme que admitir lo que realmente quieres?
Las palabras de Jimin perforaron las defensas de JungKook, hiriéndolo en lo más profundo. La verdad oculta en esas palabras era un peso que cargaba desde hacía demasiado tiempo. Sus manos, aún sujetando las muñecas de Jimin contra el heno, apretaron con fuerza, haciendo que el omega soltara un pequeño jadeo.
JungKook lo notó, y algo en su interior se quebró.
Sus ojos, oscuros por el deseo reprimido, se encontraron con los de Jimin. El alfa se inclinó hacia él una vez más, esta vez sin intención de apartarse, sus labios rozaron la piel sensible del cuello de Jimin, donde su glándula olfativa pulsaba con el ritmo acelerado de su corazón.
—No te creas tan especial, Jimin —murmuró JungKook contra su piel—Eres solo una molestia... pero una que parece imposible de ignorar.
El tono de su voz era bajo, como un ronroneo oscuro, cargado de una mezcla de resentimiento y deseo que lo carcomía por dentro. Jimin cerró los ojos, tratando de mantener la compostura, pero la cercanía de JungKook, su calor, y la manera en que sus palabras se entrelazaban con la sensación de sus labios contra su piel, le dificultaban pensar con claridad.
El silencio que siguió fue pesado, cargado con todo lo que ninguno de los dos se atrevía a decir en voz alta. JungKook se quedó inmóvil por un instante, saboreando la proximidad de Jimin, mientras su lobo interior aullaba en protesta, pidiéndole más, rogándole por lo que ambos sabían que no debían querer.
—Deja de jugar con fuego, Jimin —dijo, con la voz tensa y controlada.—No va a terminar bien para ninguno de los dos. Especialmente para ti...
La tensión entre ambos era tan palpable que parecía que el aire mismo se había detenido. Jimin, con la respiración entrecortada y su cuerpo ardiendo bajo el peso de la mirada oscura de JungKook, sintió una oleada de deseo tan intensa que casi le quitó el aliento. Cada fibra de su ser estaba gritando por algo que no se atrevía a pedir, pero las palabras escaparon de sus labios antes de que pudiera detenerse.
—Bésame.
El silencio que siguió a esas palabras fue ensordecedor. JungKook lo miró fijamente, sus ojos dilatados por la sorpresa y algo más oscuro, algo que había estado conteniendo durante demasiado tiempo. La petición de Jimin fue como una chispa en un barril de pólvora. Los labios de JungKook se curvaron en una sonrisa peligrosa, una advertencia y una promesa al mismo tiempo.
—Que quedé claro que fuiste tú quien lo pediste, Jimin —murmuró JungKook con una voz cargada de deseo y advertencia.
Y entonces, sin darle tiempo a Jimin de retractarse, JungKook cerró la distancia entre ellos y lo besó. No fue un beso suave ni delicado. Fue un beso cargado de pasión, devastador y ardiente, el tipo de beso que borraba cualquier pensamiento coherente. JungKook tomó el rostro de Jimin con firmeza, inclinándose hacia él y profundizando el contacto con una ferocidad que dejó claro todo lo que había estado reprimiendo.
Jimin respondió de inmediato, sus manos se enredaron en el cabello de JungKook, tirando de él para acercarlo más, como si su cuerpo no pudiera soportar la distancia que quedaba entre ellos. El beso fue un choque de voluntades, de deseos reprimidos y emociones turbulentas, pero, sobre todo, fue la liberación de algo que había estado latiendo en sus corazones durante mucho tiempo.
Pero sobre todo que esto era algo que ambos deseaban volver hacer desde hacía semanas atrás. Porque ambos morían por volver a saborear los labios del otro.
Ambos sentían que habían encontrado la gloria en los labios del otro, como si fuera una especie de oasis en medio de un desierto abrazador.
JungKook lo besó con una intensidad que hizo que el mundo alrededor de Jimin se desvaneciera. No había nada más, solo el calor de los labios de JungKook sobre los suyos, el ritmo frenético de sus corazones latiendo al unisono, y el innegable hecho de que, en ese momento, ambos estaban perdidos el uno en el otro.
El beso parecía no tener fin, cada segundo que pasaba aumentaba la intensidad, hasta que ambos se quedaron sin aliento. Finalmente, JungKook se apartó, sus labios apenas rozando los de Jimin mientras trataba de recuperar el control sobre sí mismo.
Ambos quedaron mirándose, sus respiraciones pesadas y sus cuerpos temblando. JungKook, con su frente apoyada contra la de Jimin, apenas susurró.
—Esto no cambia nada, principito.
Pero la verdad, dicha en ese susurro, sonaba vacía.
Porque en ese beso, todo había cambiado.
—Solo cállate y bésame.
Fue todo lo que JungKook necesitó para volver a besar los pomposos y suaves labios de Jimin.
Para ambos el hecho de besarse ya no era un error, sino una necesidad que necesitaba ser calmada con urgencia.
JungKook siente una oleada de deseo tan intensa que casi lo ciega. El jadeo de Jimin, suave y entrecortado, le hace perder el poco control que le queda. Su lobo aúlla en su interior, exigiendo más, queriendo tomar a Jimin como suyo por una vez por todas.
Sin pensarlo, JungKook respondió a la acción de Jimin, profundizando el beso aún más mientras sus manos se deslizan por los costados del omega, recorriendo cada curva, cada centímetro de su piel, como si intentara memorizarla. La manera en que Jimin envolvió sus piernas alrededor de su cintura, acercándolo más, solo intensifica su deseo. No pudo evitar emitir un gruñido bajo, que vibra entre ambos, provocando un nuevo estremecimiento en Jimin.
El calor entre ellos es abrumador, y la urgencia de calmar esa necesidad se vuelve casi insoportable.
JungKook bajó una mano para sostener la cadera de Jimin, alineándolos perfectamente mientras se frota contra él, permitiendo que Jimin sienta lo mucho que lo afecta.
—¿Lo sientes? —murmura JungKook contra los labios de Jimin, su voz ronca y cargada de deseo—Esto es lo que me haces.—y simula una fuerte embestida.
Jimin jadeo nuevamente, sus manos aferrándose con fuerza a los hombros de JungKook. Su lobo interior estaba al borde de perder el control, pero su lado racional sabe que están cruzando una línea peligrosa. Aun así, en ese momento, no le importa.
Todo lo que importa es el alfa encima de él y lo duro que se encontraba gracias a él, el calor que comparte, y el deseo incontrolable que crece entre ambos.
Jimin quería más y está dispuesto a tenerlo sin importar el costo o las consecuencias.
Haciendo acopio de todas sus fuerzas, el omega logró girar ambos cuerpos, hasta que el alfa quedó bajo su cuerpo. Sin perder tiempo se acomodó de forma en la que su trasero quedará sobre la prominente y dura erección de JungKook.
—¿Qué?—preguntó un tanto desconcertado por el cambio de posición.—¿Ahora me vas a montar?
Jimin sonrió de lado.
—Tal vez deba mostraré que soy bueno para montar alfas tontos como tú.
Jimin comenzó a moverse lentamente sobre la prominente erección cuasnaod que ambos jadearan. Las manos de JungKook viajaron hasta las caderas del omega y este en su lugar mordió su labio inferior con fuerza al mismo tiempo en el que aumentaba el ritmo de sus movimientos.
—Joder.—JungKook gruñó cuando fue consciente que como Jimin continuará moviéndose así terminaría corriéndose en sus pantalones.
El omega estaba en igual de condiciones. Incluso podía sentir como su lubricante natural ya tenía empapada su ropa interior. Su lobo por su parte gruñía y exigía ser tomados por el alfa, algo que Jimin también deseaba. Quiera a JungKook dentro de él follandolo sin piedad hasta hacerlo delirar de placer.
—Mierda.—JungKook bisbiseo. —Como sigas moviéndote así voy a terminar cogiendote..., voy a cogerte hasta que de tu maldito culo no quedé nada.
Jimin, jadeante y aún con la adrenalina alta, miró a JungKook con una mezcla de deseo y frustración.
—Hazlo —dijo Jimin, su voz cargada de una necesidad desesperada—Fóllame hasta que no puedas más.
El desafío en sus palabras hizo que JungKook se tensara, y su lobo interior aulló en respuesta al deseo creciente. JungKook, luchando contra sus instintos, sintió que estaba al borde de ceder por completo. Sin embargo, en el último momento, un pensamiento interrumpió su furia.
—Espera.—gruñó JungKook, sus manos temblando ligeramente mientras trataba de recuperar el control—No tengo condones conmigo, y no pienso correr el riesgo de dejarte preñado.
Jimin, frustrado y enojado, gruñó al escuchar la advertencia de JungKook. El deseo seguía ardiendo en su interior, y no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Miró a JungKook con determinación, y una idea se formó en su mente.
Si JungKook no podía follarlo con propiedad, había otra cosa que podían hacer.
—Supongo que muchas cosas que mi boca puede hacer.—dijo Jimin con una sonrisa traviesa—Y una de ellas es dar buenas mamadas.
Jimin se deslizó lentamente fuera del cuerpo de JungKook, moviéndose con la gracia de un depredador hacia el área entre las piernas del alfa. Al ver el bulto prominente en los pantalones de JungKook, Jimin sonrió con satisfacción. Se inclinó y dejó un beso largo y húmedo sobre el área, seguido de una mordida juguetona que hizo que JungKook gruñera y jadease de placer.
—Mierda, Jimin —murmuró JungKook, sus ojos se llenaron de deseo mientras observaba a Jimin con una mezcla de sorpresa y anticipación.
El contacto de los labios de Jimin y la mordida juguetona hicieron que JungKook se estremeciera, su cuerpo reaccionando al estímulo con un jadeo profundo. La urgencia y el deseo se entrelazaban en su mente, mientras trataba de mantener un mínimo control sobre sí mismo, pero resultó en vano, cuando las temblorosas manos del omega comenzaron a trabajar en la pretina de su pantalón.
Al omega le resultó un poco difícil deshacerse del molesto pantalón, pero para su suerte el alfa le hizo la tarea un poco más fácil cuando decidió colocarse de pie.
Una vez logró que los pantalones estuvieran a medio muslo del alfa, Jimin se encontró con los estorbosos boxer, los cuales marcaban a la perfección un duro y muy prominente bulto. Sin perder más tiempo tiro rápidamente de estos liberando el miembro de JungKook y la cual golpeó su rostro al ser liberada.
El impacto del miembro de JungKook contra su rostro dejó a Jimin congelado por un momento, sus ojos se abrieron de par en par ante la magnitud de lo que tenía frente a él. No pudo evitar tragar saliva, impresionado por las dimensiones del alfa. El grosor y la longitud eran asombrosos, mucho más de lo que jamás había experimentado. Con los alfas con los que había estado antes, a duras penas habían llegado a los 13 cm de largo y 9 de grosor, pero JungKook era diferente... mucho más.
Mientras observaba la polla del alfa a su mente llego aquella conversación que había escuchado por error. Y ahora comprendía a que se refería Jena cuando dijo que las dimensiones de JungKook era algo que no podía manejar. Y cómo hacerlo si al parecer lo que JungKook cargaba por polla era una bestia, pero sabía que él era capaz de tomarla y de disfrutar cada centímetro..., o al menos eso quería creer.
Jimin parpadeó varias veces, intentando procesar la realidad de lo que veía. Un cosquilleo recorrió su columna vertebral al imaginar lo que ese miembro podría hacerle, cómo se sentiría dentro de él, estirándolo más allá de lo que jamás había pensado posible. Su respiración se aceleró, sus labios se entreabrieron, y sin darse cuenta, su lengua salió para humedecerlos, como si su cuerpo estuviera respondiendo de manera automática al alfa frente a él.
—Mierda... —murmuró Jimin, casi sin aliento. No estaba seguro si sus palabras eran una maldición o una exclamación de asombro, pero de lo único que sabía a ciencia cierta era que quería esa polla en su boca. Necesitaba saborearla.
JungKook, al notar la reacción de Jimin, dejó escapar un gruñido bajo y gutural. Había algo profundamente satisfactorio en ver al omega tan sorprendido y cautivado por él. Su lobo interior se regocijaba, satisfecho de haber impactado a Jimin de esa manera. La sensación de poder y dominio se mezcló con el deseo primitivo que lo inundaba, haciéndolo sentir más hambriento que nunca.
—¿Acaso es mucha polla para ti, principito?—pregunto al ver que como el omega admiraba su polla.
Jimin elevó levemente su mirada hacia el alfa. Al notar la oscura y lujuriosa mirada de este sonrió.
—Debo de admitir que tienes la polla más grande que haya probado.—JungKook infló su pecho con orgullo y su lobo aulló gustoso en su interior.—Pero, mi madre no crío una puta débil.
JungKook sonrío lascivo al escuchar esa última frase.
—Tienes razón. Tu madre crió una buena puta que va a tomar bien mi maldita polla.—dijo con voz demandante y gruesa que provocó que todo el cuerpo de Jimin se estremeciera. —Ahora se una buena puta para mí y chúpamela.—JungKook tomó su polla y dejó suaves pero firmes golpes en el rostro del omega.
Jimin soltó un profundo suspiro. Sin romper el contacto visual sonrió ladino, para luego dejar un un lento y provocativo beso en la punta del miembro. Seguidamente dejó que su lengua trazara un camino húmedo alrededor de la cabeza, degustando cada centímetro, como si de un dulce se tratara.
JungKook soltó un gemido que incitaron al omega a seguir.
Jimin continuó jugando con la cabeza, besando, chupando juguetonamente y dejando pequeños lametazos. Pero luego de un par de segundos decidió terminar de torturar al pobre alfa y comenzar a hacer bien su trabajo.
Tomando la polla con sus manos la guió hasta su boca, sintiendo como sus labios se estiraban hasta para acomodarse el tamaño.
¡Por la sagrada luna! Tomar a JungKook por la boca era un desafío, pero Jimin estaba dispuesto a demostrar que era capaz de hacerlo y de disfrutarlo al mismo tiempo. Poco a poco comenzó a mover su cabeza comenzando un ritmo lento, hasta que fue capaz de tomar la mitad del miembro. Y una vez se acostumbró al tamaño comenzó a aumentar el ritmo. Ayudándose de sus manos, Jimin comenzó a estimular los testículos de JungKook y con la otra estimulaba la otra mitad del miembro.
JungKook se sentía en la gloria gracias a la bendita boca del omega. Echando su cabeza hacia atrás dejó escapar un largo gemido, cuando sus bolas fueron levemente apretadas y Jimin logró al fin tomarlo por completo.
—¡Joder!—JungKook siseó casi sin aliento.
Jimin había comenzado a chuparle la polla con avives al mismo tiempo en el que le daba de debida atención a sus testículos. Joder, el omega sabía perfectamente cómo hacerle perder la cordura gracias a tanto placer.
Los sonidos obscenos y lascivos inundaban cada rincón del granero y se grababan ferozmente en las mentes de ambos, para recordarles ese primer encuentro donde ambos cruzaron la línea que habían trazado y se dejaron guiar por el placer y el deseo sexual.
Cuando una conocida vibración en su vientre bajo lo embargo, JungKook tomó de los cabellos a Jimin y lo obligó a dejar de chupársela; su mirada se posó en el rostro del omega y la expresión de este casi lo hace correrse.
Jimin tenía el rostro sonrojado y empapados de lágrimas de placer, la mirada vidriosa y oscura, sus pomposos labios se encontraban rojos e hinchados. Sin duda alguna Jimin le estaba brindando la representación perfecta de cómo se imaginaba a Jimin en sus oscuras fantasías.
—Mírate.—dijo con voz gruesa y errática.—No eras más que una puta deseosa de mi verga.—Jimin en respuesta solo jadeo.—Una puta codiciosa, pero mi puta personal. Solo mía.
El omega realmente eran un aficionado de ser denigrado en el sexo y sobre todo le gustaba ser dominado por un alfa. Sintiendo como su entrada se lubricaba más y se contraía en busca de la polla que segundos antes había estado chupando.
—Te ves tan lindo así. Frente a mi sobre tus rodillas y destruido por m polla.—JungKook murmuró.—Ahora me pregunto cómo te verás cuando folle tu puto agujero. Me pregunto cuánto vas a gritar de placer cuando folle tu agujero hasta convertirte en un muñeco de trapo, uno que solo podré follar y usar yo.
Con su mano libre, JungKook tomó su polla y la guió hasta la boca de Jimin, quien sacó su lengua deseosa. Inevitablemente JungKook dejó pequeñas palmaditas con su polla sobre la lengua del omega antes de introducirse en la boca del omega de una sola estocada.
Fue asi como JungKook comenzó a follarse la boca de Jimin casi de una manera bestial—pero aún tratando de no lastimar demasiado al omega.—, logrando que los sonidos lascivos aumentaran en compañía de las lágrimas de placer en los ojos de Jimin; tras varias estocadas más, JungKook llegó a un potente y devastador orgasmo, corriéndose en la boca del omega, y soltando el nombre del omega entre entre gruñidos y jadeos.
Jimin al sentir el espeso y tibio fluido en su boca se lo trago gustosamente.
Una vez trago todo sin desperdiciar una sola gota, chupo una vez más la flácida polla de JungKook antes de dejarse caer de bruces al suelo de madera. Tanto Jimin como JungKook tomaron un par de segundos para recuperarse. Jimin necesitaba recuperar el aliento y JungKook trataba de recuperar de ese devastador orgasmo. Y una vez logró, sonrió levemente y llevó su mirada al omega.
Sus ojos no podían despegarse de la expresión del omega y muchos de la forma en la que su pecho subía y bajaba en claros intentos de recular la respiración.
Ese omega irreverente nos ha dado el mejor orgasmo de nuestra vida. Debemos regresarle el favor. Su lobo dijo y JungKook concordó.
Al alfa le bastó un instante para saber cómo devolverle el favor al omega. Le comería ese bonito culo gordo y luego se lo follaria con sus dedos, hasta que Jimin no pudiera más.
Fue cuestión de un par de segundos, para que JungKook ya se encontrara tratando de deshacerse de los molestos pantalones que Jimin portaba.
—Puedo oler tu lubricante natural..., voy a darte el mejor orgasmo solo con mi lengua y mis dedos.—JungKook estaba anticipando lo delicioso que se sentiría el lubricante natural de Jimin en su paladar y como jugaría con la codiciosa entrada de este, hasta hacerlo rogar por sus dedos y su polla..., pero lastimosamente no podría enterrar su polla en ese apretado y redondo culo.
Ante las palabras dichas, Jimin solo un pequeño jadeo. Estaba deseoso de que JungKook le ayudara a conseguir su liberación. Sin embargo, antes de que el alfa pudiera siquiera quitarle los pantalones un par de voces resonaron en el granero cortando el momento y la intimidad.
—Ya no me regañes.—la voz de NamJoon resonó.—Solo hice un comentario inocente.
—Bueno, ese comentario inocente ocasionó que esos dos volvieran a discutir, idiota.—a Jimin no le costó demasiado reconocer la voz de Seokjin.—Sería un milagro que esos dos no hayan cortado la cabeza entre sí..., ¿Qué es ese olor?
—¿Cuál olor?—NamJoon cuestionó.
¡Joder! ¡Seokjin y NamJoon estaban en el granero! ¡Los iban a descubrir! Y todo gracias a que el granero se encontraba inundado por el aroma a sexo y la combinación de sus aromas. Llevando su mirada asustada hacia JungKook, este le indicó con un pequeño gesto que guardara silencio.
—Huele a se..., sabes que olvídalo.—Jimin soltó un pequeño suspiro de alivio al escuchar que seokjin había decidido callar.—Necesitamos encontrar a Jimin y JungKook para asegurarnos que ambos siguen vida o el señor Min nos va a cortar la cabeza a ambos.
NamJoon soltó una pequeña risita.
—No puedo creer que le tengas miedo a tu suegro. Si el señor YoonGu es un omega tierno y lindo.
—Ya cállate, Nam. Y ayúdame a buscar a esos dos en estrés granero.
A JungKook le causó cierta gracia la conversación de sus amigos, y en otra situación habría salido para unirse a NamJoon y burlarse de Seokjin, pero en esos momentos lo único que tenía en mente era buscar la forma en la que Jimin pudiera salir del granero sin que ese par de alfas metiches cuestionaran al omega o en el peor de los casos sin que se sintieran atraído por el exquisito aroma del lubricante natural de Jimin.
—Saldré yo primero.—Jimin susurró una vez la ansiedad de abandonar el lugar lo embargo.—Voy a fingir enojo y saldré de aquí, luego tú te encargas de ellos.
—No creo que sea buena idea...
—Necesito salir de aquí..., estoy muy mojado que es hasta incómodo.
JungKook maldijo por lo bajo, pero asintió.
—Bien. Ve directo a tu habitación. No quiero que ningún idiota pueda oler lo exquisito que hueles excitado.—ordenó en un susurro.
Jimin sonrío ladino.
—Tal vez uno de esos idiotas pueda terminar el trabajo que tú no...
—No me provoques, Jimin.—JungKook interrumpió con su mano tomando el bonito cuello de Jimin.—Haz lo que te digo y yo me encargaré de recompensarte el orgasmo que te debo.
Hipnotizado por la forma dominante que JungKook había sonado, Jimin asintió frenéticamente, para rápidamente recomponerse en su lugar y tratar de arreglar su ropa. Una vez se sintió lo suficientemente presentable le dedicó una última mirada al alfa, quien trataba igualmente de recomponerse y mejorar su aspecto, para no dar la impresión de que acaba de tener el mejor orgasmo.
Sin decir una palabra o siquiera despedirse del alfa, Jimin comenzó a bajar las escaleras. Y justo cuando se encontraba en el último escalón se topó con seokjin y NamJoon.
—¡Jimin!—exclamaron ambos al unísono.
Jimin trató de ignorarlos, pero la voz de NamJoon casi lo detuvo.
—¿Has visto a JungKook?
—No me preguntes por ese idiota.—fue todo lo que Jimin dijo antes de salir del granero lo más rápido que sus piernas le permitían.
NamJoon y seokjin se miraron entre sí, para luego encogerse de hombros.
—Sabemos que Jimin está con vida, ahora falta JungKook.—NamJoon dijo.
Como si la mención del alfa fuera una clase de invocación, JungKook bajo las escaleras. Rápidamente la atención de Seokjin y NamJoon se posó sobre él.
—¿Qué hacías allá arriba?—el mayor de los tres cuestionó.
—Discutir con Jimin.—fue lo que JungKook respondió.—Tratre de ignorarlo, me siguió hasta arriba y bueno, ya sabrás cómo termina cada discusión que tenemos..., con un omega mimado haciendo un drama en un mar de lágrimas.
Por alguna extraña razón, JungKook sintió que seokjin no estaba conforme con su respuesta.
—Bien. Ya vimos que ambos están bien, así que yo regreso a regar mis flores.—dicho eso NamJoon abandonó el granero.
Una vez ambos alfas se quedaron solos, JungKook se giró hacia el mayor.
—¿Qué?—preguntó hacía Seokjin.
—Nada. Es curioso que Jimin llevara su cabello desordenado y lleno de heno.—fue lo que Seokjin dijo.—Tu también tienes el cabello lleno de heno.
—¿Sabes que también es curioso?—JungKook preguntó con sorna.—El cómo reaccionaría YoonGu al enterarse que cada noche te follas a su hijo, cuando claramente YoonGi es un omega comprometido.
El rostro de Seokjin se descompuso por un segundo, antes de brindarle una mala mirada a JungKook y mostrarle su dedo medio.
—Vete al infierno, JungKook. No cabe duda que ustedes dos son tal para cual.—fue lo único que Seokjin dijo antes de marcharse.
Cuando la figura de Seokjin desapareció de su campo de visión, JungKook echó su cabeza hacia atrás y soltó un profundo suspiro de alivio. Pero, a medida los segundos pasaban se encontró a sí mismo sobrepasando lo que había hecho minutos atrás con Jimin y la forma en la que su cuerpo y su lobo se acoplaban tan bien con el omega.
—¡Estoy jodido!—JungKook exclamó entre dientes.
‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡
nta: holaaaaaaaaa, solo paso para informarles que este capítulo está dividido en dos o tres partes—aún estoy viendo si lo fragmento más.—, la razón de ello, porque este es un mini fic y siento que ya me extendí mucho para llegar hasta este punto de la historia, pero en mi defensa suelo hacer fics slow burn. 😩
la próxima parte de este capítulo lo voy a publicar maybe la otra semana o posiblemente dentro de dos, porque estoy publicando esta parte apenas la termine de escribir, porque de lo contrario terminaría actualizando hasta en septiembre, jajaja. téngame paciencia soy una escritora vaga que escribe 100 palabras y se va a tiktok por 3 horas, regresa a escribir otras 100 palabras, jajaja.
pd: este capítulo contiene 8450 palabras. 😮💨
por favor déjenme saber si el capítulo les gustó y cumplió con sus expectativas. no olviden votar, comentar yyy compartir la historia para que nuevas personitas lleguen a leerla. 🫶🏻
nos leemos prontooo. 😽🫶🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro