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n i n e !

El sonido de la lluvia artificial de la regadera se detuvo cuando, tras varios minutos bajo el agua caliente, decidió finalmente cerrar el grifo. Sin embargo, su cuerpo no quería moverse aún, como si la calidez envolvente del agua fuese el único refugio que necesitaba en ese momento. Las gotas de agua continuaron resbalando lentamente por su piel, dibujando caminos efímeros antes de caer al suelo. Su cabello húmedo chorreaba, pegándose de forma desordenada a su frente y cuello. Con un suspiro resignado, al fin tomó la bata de baño, envolviéndose en ella sin prisa.

Con lentitud y serenidad se desplazó por el baño, hasta quedar frente al espejo de lavamanos el cual estaba empañado por el vapor de la ducha. Sin molestarse en limpiarlo miró su reflejo empañado, para sacudir levemente su cabello y darle un poco de forma antes de tener que cepillarlo y secarlo.

Al abrir la puerta del baño, Jimin se detuvo en seco. La calidez del vapor escapó hacia la habitación, pero su atención se centró de inmediato en la figura que no debería estar allí. JungKook estaba sentado con una postura despreocupada en el pequeño diván junto a la ventana. Vestía únicamente unos pantalones de chándal negros y una camisa negra sin mangas que dejaba al descubierto sus brazos definidos y la manga de tatuaje que poseía en su brazo derecho.

El omega sintió cómo un escalofrío recorrer su cuerpo, no por el aire fresco que invadía la habitación, sino por la intensidad de la mirada del alfa, que se alzó para encontrarse con la suya.

Jimin se quedó en el umbral de la puerta, sus dedos aferrándose con fuerza a la tela de la bata que llevaba puesta. Sus ojos se abrieron ligeramente por la sorpresa, y un destello de molestia cruzó su rostro antes de que pudiera controlarlo.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, su tono era controlado, pero lo suficientemente firme como para dejar claro que no estaba complacido con la visita inoportuna.

JungKook alzó una ceja, una sonrisa burlona asomando en la comisura de sus labios. Su postura relajada en el diván contrastaba con la tensión evidente en el cuerpo de Jimin.

—Te mandé llamar esta tarde —comenzó JungKook con su tono de voz grave, casi con un tinte de fastidio. Se levantó del asiento con calma, cruzando los brazos sobre su pecho mientras daba un par de pasos hacia él—No apareciste. Te busqué por todo el rancho, pero nada. Luego te marqué unas cuantas veces, pero, claro, ni siquiera tuviste la decencia de contestar.

Jimin frunció el ceño, cruzando los brazos sobre su pecho mientras lo miraba con incredulidad.

—¿Y eso justifica y te da el derecho que entres a mi habitación sin permiso?

JungKook soltó una carcajada breve, cargada de ironía, mientras negaba con la cabeza.

—Por favor, Jimin. ¿Desde cuándo necesito permiso para algo a tu habitación?—replicó con sorna, mirando a su alrededor como si la habitación fuese suya. Luego, clavó los ojos en él, con una intensidad que hizo que Jimin contuviera el aliento—Pero si quieres hablar de derechos, ¿por qué no empezamos con el hecho de que tú no tienes ninguno para ignorarme?

Jimin apretó los labios, mordiéndose lentamente el inferior como si ese simple acto pudiera mantenerlo en control. Pero era inútil. Tener a JungKook allí, tan cerca, tan seguro de sí mismo, era una burla cruel al límite que se había impuesto esa misma mañana.

—Yo...,—Jimin empezó a decir, su voz apenas un susurro, pero se detuvo. No podía dejar que JungKook lo viera tambalearse, no ahora. Enderezándose, lo miró con el orgullo herido pintado en el rostro—Esto no se va a repetir.

JungKook ladeó la cabeza, una sonrisa peligrosa dibujándose en sus labios mientras lo observaba.

—¿Ah, no? —preguntó, dando un paso más cerca. Su voz era un murmullo bajo, casi un desafío—Porque anoche parecías muy convencido de lo contrario.

El corazón de Jimin latió con fuerza, pero no retrocedió, ni permitió que su mirada se desviara de la del alfa.

—Anoche fue la última vez.—Las palabras de Jimin resonaron en la habitación, firmes, pero cargadas de una tensión que ni él mismo podía ignorar. Su mirada no vaciló, aunque por dentro sintiera que estaba a punto de romperse.

Había decidido que la noche anterior sería la última vez que se permitirá ceder a sus deseos y sobre todo, la última vez que follaría con JungKook. No podía seguir en ese círculo vicioso donde se prometía que sería la última vez y a la mañana siguiente volvía a sus brazos, a sus labios y su forma de hacerlo tocar el cielo. Así que, tomar la decisión de cortar su extraña relación fue más difícil de lo que hubiese deseado e imaginado, pero no tuvo otra opción, cuando esa mañana al despertar luego de una estupenda noche llena de sexo con JungKook lo había hecho desear amanecer entre los fuertes brazos del alfa y recibir el día con tiernos besos y pequeñas caricias traviesas que los llevarían a un exquisito mañanero, pero lo peor de todo era el deseo de escuchar a JungKook decirle que lo quería. Lo que lo llevó a la abrumadora y aterradora conclusión que estaba desarrollando sentimientos hacia el alfa.

No podía permitirse esos sentimientos, no cuando sabía que tarde o temprano tendría que volver a Corea donde eventualmente terminaría cumpliendo los caprichos de su madre. Pero su lobo interno no pensaba lo mismo. JungKook estaba ahí, tan imponente como siempre, y todo en su interior clamaba por acercarse, ignorar la lógica y rendirse a los instintos.

JungKook entrecerró los ojos, evaluándolo. Su sonrisa burlona desapareció, reemplazada por una expresión inescrutable que hizo que el aire pareciera más pesado. Dio un paso más cerca, quedando peligrosamente cerca de Jimin, lo suficiente como para que el omega pudiera sentir su calor.

—¿La última vez? —repitió, su voz apenas un murmullo, pero lo suficientemente firme como para erizarle la piel—¿De verdad crees eso?

Jimin se mantuvo firme, aunque su corazón latiera con fuerza.

—Sí.—La palabra salió clara, aunque internamente luchaba por mantener el control.

JungKook soltó una risa baja, casi carente de humor.

—Entonces, ¿por qué estás temblando?

La pregunta lo golpeó con fuerza, y Jimin odiaba que JungKook tuviera razón. Su cuerpo no mentía, sus manos apretadas contra la tela de su bata, su lobo rugiendo en su interior, demandando que rompiera la distancia que él mismo había decidido imponer.

—Eso no importa —dijo al fin, sus labios temblando apenas, pero su voz logrando mantenerse firme—No cambia nada.

JungKook se inclinó un poco hacia él, lo suficiente como para que el aroma cálido del alfa lo envolviera.

—Sabes que no puedes escapar de lo que hay entre nosotros, Jimin.

El omega apretó la mandíbula, ignorando cómo esas palabras encendían algo dentro de él. No iba a ceder, no está vez.

—Tú no decides eso. Yo sí. —Y con un movimiento decidido, Jimin dio un paso atrás, rompiendo la conexión visual y poniendo distancia entre ellos.

—¿Eso crees? —replicó JungKook, inclinando ligeramente la cabeza, sus labios formando una sonrisa ladina—¿Qué puedes decidirlo tú?

Jimin no respondió, aferrándose al borde de la bata como si fuera su única barrera de protección. Sin embargo, sus ojos lanzaban un claro desafío, uno que JungKook no tenía intención de ignorar.

El alfa dio un paso más cerca, lento, deliberado, acortando la distancia entre ellos hasta que el aroma embriagador del omega se mezcló con el suyo. JungKook no apartó la mirada de Jimin, disfrutando como la seguridad en las palabras de Jimin ahora parecían tambalearse ante su presencia y cercanía

—Si realmente fue la última vez, ¿por qué no puedes ni mirarme sin temblar? —murmuró. Su voz baja y cargada de un poder que Jimin odiaba que tuviera sobre él.

El omega tragó con dificultad, retrocediendo instintivamente, pero JungKook no lo permitió. Su mano se apoyó en la pared junto a Jimin, encerrándolo sin tocarlo.

—Puedes decirlo cuantas veces quieras —continuó JungKook, su tono firme y desafiante, sus ojos oscuros clavados en los de Jimin—Pero tu cuerpo dice otra cosa. Y créeme, Jimin, si en algo soy bueno es en demostrar verdades que otros no quieren aceptar.

—Esto..., esto no cambia nada.—susurró Jimin, intentando mantener su voz firme, pero el temblor en sus palabras traicionó su lucha interna.

JungKook soltó una risa baja, casi burlona, mientras su mirada recorría lentamente el rostro de Jimin, deteniéndose en sus labios entreabiertos.

—Lo cambia todo, y lo sabes.

Jimin apretó los dientes, decidido a no dejarse intimidar, pero su cuerpo, su lobo lo traicionaban. Podía sentir cómo su pulso se aceleraba, cómo su aroma cambiaba ligeramente ante la cercanía de JungKook, algo que el alfa captó al instante.

—Voy a demostrártelo, Jimin. —La voz de JungKook era un susurro peligroso, cargado de promesas que hicieron que el omega se tensara—No puedes escapar de mí. No puedes escapar de esto.

El alfa se inclinó un poco más, lo suficiente como para que su aliento cálido rozara la piel húmeda del cuello de Jimin. Sin tocarlo, sin forzarlo, pero dejándole claro que no tenía intención de retroceder.

Jimin apretó los labios, intentando contener el temblor que recorría su cuerpo. Su lobo aullaba de anticipación, casi emocionado por el desafío que JungKook le planteaba. Pero su mente, su lado racional, se aferraba a la decisión que había tomado. Necesitaba mantener el control.

—No me toques, JungKook—dijo, su voz baja pero cargada de advertencia.

JungKook alzó una ceja, su sonrisa socarrona ampliándose ligeramente.

—¿Y quién dijo que lo haría?—replicó, dejando que sus palabras se arrastraran con una provocación que hizo que Jimin apretara los puños—No necesito tocarte para que sepas lo que estoy pensando.

El omega sintió un calor insoportable subirle por el pecho, no por la cercanía del alfa, sino por la burla implícita en su tono.

—No sé qué te hace pensar que puedes entrar aquí y hablarme de esta manera —dijo Jimin, enderezándose, decidido a no dejarse intimidar. Aunque su cuerpo protestaba, se obligó a enfrentarlo directamente, sus ojos chispeando con una mezcla de rabia y algo que no quería nombrar—Está es mi habitación, no tienes derecho.

JungKook inclinó la cabeza hacia un lado, evaluándolo.

—¿De verdad? —preguntó en un murmullo. Su voz era suave, pero había un filo peligroso en ella—Porque anoche no parecías pensar lo mismo. Ni todas las veces que te he follado.—Jimin se estremeció.—Y no olvides que fuiste tú quien empezó esto. Fuiste tú quien me entregó tu cuerpo y créeme que no tengo la intención de devolvértelo. Ahora tu cuerpo me pertenece y puedo follarlo y adorarlo a mi parecer.

Jimin sintió un nudo formarse en su garganta.

—Tienes razón. Yo empecé esto y por esa misma razón es que debo ser yo quien le ponga fin.—Jimin trató de que su voz sonará tan firme como esperaba.—Sin embargo, mi cuerpo no es tuyo. Es mío. Así que, no puedes negarte a devolverme algo que siempre ha sido mío.

—No sabes cuán equivocado estás, príncipe.—JungKook dijo entre dientes.—Todo tu cuerpo me pertenece. Y lo sabes perfectamente.

—Equivocado o no, pero, no cambia el hecho que anoche fue la última vez. —repitió, aunque su voz no sonó tan firme como habría querido.

El alfa dejó escapar una risa breve y seca, como si la declaración le pareciera un chiste.

—Puedes decirlo mil veces, Jimin. Puedes decirlo y tratar de engañarte a ti mismo, pero en el fondo sabes que lo que digo es cierto, porque solo yo puedo follarte de manera en la que tu cuerpo se vuelva una masa moldeable solo para mis manos. Solo yo puedo darte lo que quieres.

—¡Tú no sabes lo que yo quiero! —Jimin estalló su voz más alta de lo que había planeado. Su pecho subía y bajaba rápidamente, los ojos brillando con furia contenida.

JungKook no se movió, pero su sonrisa se desvaneció. Por primera vez, su expresión parecía seria, casi desafiante.

—Sé exactamente lo que quieres, Jimin. Y, te guste o no, también sé lo que necesitas.

Jimin sintió cómo su garganta se cerraba, pero no podía apartar la mirada. Sus lobos se enfrentaban en una batalla silenciosa, un tira y afloja entre el orgullo y el instinto.

El silencio que siguió fue tan denso que parecía llenar la habitación. Finalmente, JungKook rompió la distancia, inclinándose un poco más cerca, pero aún sin tocarlo.

—¿Quieres que me vaya? —preguntó en un susurro.

Jimin abrió la boca para responder, pero las palabras no salieron. ¿Quería que se fuera? Su lobo rugió en protesta, y aunque su lado racional intentaba aferrarse a la decisión que había tomado, el alfa frente a él hacía que todo su autocontrol se tambaleara.

JungKook esperó, su mirada fija en la de Jimin, desafiante, paciente. Porque sabía que al final, no era cuestión de si cedería, sino de cuanto tiempo está dispuesto a obligarse a mantenerse alejado de él.

El silencio entre ambos se quebró cuando Jimin, incapaz de soportar la tensión, apartó la mirada. Fue un error. En ese instante, JungKook tomó su oportunidad y cerró la distancia que los separaba.

Sus labios chocaron con los de Jimin en un beso que no tenía nada de suave. Era intenso, crudo, una colisión de emociones reprimidas y deseos negados. JungKook lo sujetó por la cintura, tirando de él con una fuerza que hizo que la bata de baño se aflojara ligeramente. Jimin jadeó, pero no retrocedió. En cambio, sus manos encontraron el pecho de JungKook, empujando y atrayendo al mismo tiempo.

El alfa mordió suavemente el labio inferior de Jimin antes de profundizar el beso, reclamando cada rincón de su boca con una pasión que hizo que el omega soltara un pequeño gemido ahogado. Sus cuerpos se movían en un ritmo frenético, como si estuvieran intentando llenar el vacío que ambos habían sentido desde la última vez.

El beso era sucio, desesperado y devastador, como si quisieran marcarse el uno al otro. Jimin sabía que estaba perdiendo la batalla, pero en ese momento no le importaba. Todo lo que sentía era la fuerza de JungKook, el calor que irradiaba de su cuerpo y el tirón innegable de sus lobos rogando por más.

Justo cuando el alfa deslizó una mano hacia la cintura de Jimin, listo para arrancarle la poca tela que quedaba cubriendo su piel, unos golpes firmes en la puerta los sobresaltaron.

—¿Jimin? —La voz de su tío se escuchó desde el otro lado, preocupada—¿Está todo bien?

Jimin intentó dar un paso atrás, pero JungKook no lo permitió. Sus manos firmes lo mantuvieron en su lugar, y su mirada oscura dejó claro que no pensaba dejarlo escapar tan fácilmente.

—S-sí, está todo bien.—Jimin respondió con su voz temblorosa mientras intentaba recuperar el aliento.

—¿Seguro? Te escuché gritar —insistió YoonGu, y los golpes en la puerta volvieron, esta vez con más fuerza.

—Estoy bien, de verdad. No te preocupes.—repitió, pero su nerviosismo era evidente.

JungKook sonrió con malicia, aprovechándose de la situación. Mientras Jimin trataba de mantener una fachada tranquila, el alfa inclinó su cabeza y presionó sus labios contra el cuello del omega, inhalando profundamente su aroma antes de besar su piel con lentitud, dejando una huella ardiente.

—Para.—Jimin susurró entre dientes, intentando apartarlo, pero JungKook simplemente ignoró su petición. Su mano bajó hasta el nudo flojo de la bata, desatándolo con facilidad.

—¿Jimin puedes abrir la puerta?—preguntó la voz de su tío y su tono más firme ahora—Me gustaría comprobar que todo está bien.

Jimin tragó saliva, sus ojos encontrándose con los de JungKook, que lo miraban con una mezcla de desafío y deseo. El omega sabía que estaba al borde del desastre, pero también sabía que no podía permitir que su tío lo encontrara en esa situación, ni mucho que encontrar a JungKook en su habitación.

Con su corazón latiendo frenético y luchando contra el creciente miedo que comenzaba a emerger en su interior, reunió todas sus fuerzas posibles, para empujar a JungKook lejos de él, deshaciéndose momentáneamente de su fuerte agarre. Gracias a ello aprovechó el pequeño momento, para tomar al alfa del brazo y arrastrarlo hasta el baño. Aunque fue un acto ridículo considerando la fuerza de este.

—Quédate aquí.—Jimin ordenó en un susurro que apenas fue audible para ambos, al mismo tiempo en que le brindaba una mirada de advertencia.

Su respiración se había vuelto agitada y el nudo de su bata apenas y lograba mantenerse en su lugar, y JungKook lejos de tomarlo en serio, dejó capar una pequeña risa y rodar sus ojos con diversión.

—¿Y si no que? ¿Qué haras?—preguntó divertido, antes de inclinarse y robarle un último beso. Uno rápido e igual de demandante que los anteriores.

Antes de que Jimin pudiera reaccionar, JungKook lo giró sobre sus talones y le dio un azote en el trasero, arrancándole un pequeño jadeo de sorpresa.

—Ve. Se un buen omega y has que se vaya rápido, para que podamos continuar.—JungKook susurró con una pequeña sonrisa traviesa en su rostro antes de tomar asiento sobre la esquina de la tina.

Jimin cerró la puerta con cuidado, sus dedos temblando mientras ajustaba nuevamente el nudo de su bata para asegurarse de que estuviera bien. Se permitió un segundo para respirar profundamente, tratando de calmarse y recomponer su expresión antes de enfrentar a su tío.

Cuando finalmente abrió la puerta, la mirada preocupada de su tío lo recibió de inmediato. El omega mayor tenía los brazos cruzados y lo miraba con una mezcla de sospecha y preocupación, claramente analizando cada detalle que pudiera estar fuera de lugar.

—¿Seguro todo está bien?—YoonGu preguntó entrecerrando los ojos levemente.—Escuché como sí gritaras. Pensé que algo te había pasado o que alguien había entrado a tu habitación.

—Estoy bien. No tienes porque preocuparte.—Jimin trató de forzar una pequeña sonrisa que resultara convincente.—Solo me resbalé un poco al salir del baño..., grite del susto, es todo.

El mayor alzó una ceja con incredulidad. Obviamente poco convencido por las palabras de su sobrino, pero no se atrevió de decir nada de inmediato. Desde su posición dio una mirada hacia el interior de la habitación, pero desde el ángulo que tenía a penas u podía ver más allá de la puerta y Jimin.

—¿Puedo entrar a tu habitación y confirmar que todo está en orden?

Jimin maldijo para sus adentros. Tratando de mantener la compostura y una expresión lo menos sospechosa posible, se hizo a un lado, mientras abría más la puerta, para dejar pasar a su tío. YoonGu con su entrecejo fruncido entró a la habitación sin decir nada, pero Jimin no pasó por alto como su tío daba pequeños pasos hasta el centro de la estancia y de manera disimulada olfateaba el aire.

El omega mayor permaneció en silencio, limitándose a inspeccionar con la mirada la habitación mientras Jimin permanecía inmóvil, fingiendo que todo estaba en orden.

—¿Seguro que estás bien?—preguntó finalmente YoonGu, su tono más suave pero cargado de una preocupación genuina.

—Sí, tío. Te lo dije, me resbalé al salir del baño, nada grave.—respondió Jimin rápidamente, esforzándose por sonar convincente.

YoonGu asintió lentamente, pero no parecía del todo convencido. Dio un par de pasos más, observando la habitación con detenimiento antes de volver a olfatear el aire. Esta vez, su mirada se volvió directamente hacia Jimin.

—¿JungKook estuvo aquí? —preguntó con calma, aunque sus ojos lo escrutaban con intensidad.

El corazón de Jimin dio un vuelco.

—¿Por qué preguntas eso? —inquirió fingiendo una confusión que no sentía, mientras apretaba con fuerza los bordes de su bata.

—Porque siento su aroma —respondió YoonGu.—Madre selva y sándalo. Y está mezclado con el tuyo.

Jimin sintió como su cuerpo se ponía rígido y los nervios comenzaban a tomar control de él, pero se obligó a mantenerse con una expresión neutra y tratar de controlar sus nervios.

—Bueno, JungKook vino antes de que me metiera a bañar.—dijo luego de unos segundos, mientras forzaba una sonrisa y jugaba con el nudo de su bata, tratando de parecer despreocupado.—Discutimos por algo tonto que ahora ya no tiene sentido. Así que, supongo que su aroma debió quedarse impregnado en las paredes.

YoonGu lo observó en silencio durante a unos segundos, como si tratara de creer en las palabras de su sobrino. Finalmente asintió, aunque su expresión seguía siendo descriptible.

—Si tú lo dices.—murmuró antes de girarse hacia la puerta.—Todo está en orden aquí. Supongo que tenías razón.—agregó antes de comenzar a caminar, para salir de la habitación.—Buenas noches, cariño.—fue lo último que YoonGu dijo antes de cerrar la puerta.

En cuanto la puerta se cerró, Jimin corrió a ponerle pasador y soltar un profundo suspiro de alivio y agradecerle a la diosa luna, por haberlo salvado, porque no sabía cómo habría reaccionado su tío si hubiese encontrado a JungKook en su habitación, mientras él seguí en bata. Seguramente no se habría llevado la mejor impresión.

Y aún sintiendo como su corazón latía desbocado en su pecho, giró la cabeza hacia el baño donde sabía que JungKook seguía escondió. Y con sus ojos brillando con una mezcla de frustración y molestia porque esta situación tenía como único culpable a ese estúpido alfa. Completamente consciente que la "conversación" de ellos no había terminado, se encontraba decidido a echarlo de su cuarto.

Con pasos firmes y decididos se acercó a la puerta del baño, la cual abrió con brusquedad, solo para encontrarse con un JungKook sin camisa y apoyado en una de las paredes de la pequeña estancia.

—¿Se fue?—preguntó despreocupado.

—Si.—Jimin respondió.—Y ahora tú también te irás.

El alfa lejos de hacerle caso y de tomarle importancia a sus palabras, únicamente se limitó a sonreír ladino y negar con levedad.

—No voy a irme. Nos quedamos a mitad de algo muy importante.

—¡No! ¡Vas a irte! ¡Ahora!

Sin decir más, Jimin se apresuró a buscar la camisa del alfa—la cual encontró sobre el lavamanos—,para con rapidez entregársela y rápidamente empujarlo fuera del baño con la intención de sacar a JungKook de la habitación. Sin embargo, lo único que logró fue sentirse totalmente ridículo y estúpido, porque el alfa solo necesita de un simple movimiento, para estamparlo contra la pared.

JungKook por su parte se había cansado de la actitud impertinente de Jimin, así como también se estaba cansando de ese pequeño jueguito. Sin embargo, le dio una última oportunidad de decir "no", pero soy lugar lo que obtuvo fue unos ojos suplicantes y esos pomposos labios levemente abierto, en una clara invitación.

—Tenía que ser la última vez.—Jimin dijo en un hilo de voz.

—¿Por qué?

—Y-yo..., no importa. Ya no importa.

JungKook sonrió.

—Tienes razón, ya no importa, porque no fue la última vez y nunca habrá una última vez. Tu cuerpo me pertenece y puedo follarlo a mi antojo, ¿quedó claro?

Sí alfa.—y con eso toda la determinación y fuerza de voluntad de Jimin desapareció.

Y sin esperar más JungKook acortó la distancia y atrapó los labios de Jimin con los suyos. El beso fue todo menos suave. El alfa lo tomó con una mezcla de necesidad y desesperación, su boca reclamando la de Jimin con una intensidad y hambrea voraz.

Los dientes de JungKook se encontraron con el labio inferior de Jimin, mordisqueándolo con fuerza, para luego deslizar su lengua, lamiendo la pequeña herida que había creado.

Jimin por su parte respondió con igual fervor. Sus manos agarraron con fuera la nuca del JungKook, tirando de sus cabellos, cuando sus lenguas se entrelazaron en una batalla de control. El sabor del otro los embriagaba y sumergía en un profundo océano de placer y lujuria.

Inevitablemente el aire comenzó a hacer falta en sus pulmones y se vieron obligados a separarse. Ambos jadeaban y sus labios hinchados y brillantes era la prueba de lo mucho que disfrutaron el beso.

El aire entre ellos estaba cargado y a pesar de haber roto el primer beso, ninguno de los dos estaba dispuesto a detenerse. JungKook con la mirada fija en los ojos de Jimin, volvió a acercarse, esta vez con un movimiento lento, pero decidió. Sus labios se encontraron de nuevo, como si el tiempo no existiera y todo lo que importara fuera ese preciso momento.

El beso se volvió aún más intenso, más salvaje, mientras JungKook tomaba el control, sus manos se aferraron a la cintura de Jimin, pegándolo a su cuerpo. Sus labios se movían con urgencia, sus lenguas entrelazándose con una sincronía caótica que enviaba chispas eléctricas a través de sus cuerpos. Y en medio de todo, Jimin dejó escapar un suave gemido que solo incitó al alfa a profundizar aún más el beso. Sin embargo, eso no fue suficiente, porque poco a poco, JungKook dejó de concentrarse en los labios del omega y comenzó a descender dejando un rastro de besos húmedos y ardientes por su mandíbula.

Cada beso era como una huella imborrable en la piel de Jimin. Cuando llegó al cuello, JungKook tomó su tiempo, saboreando cada centímetro. Sus labios se cerraron alrededor de la sensible piel del cuello de Jimin, succionando con la fuerza suficiente, como para dejar pequeñas y notorias marcas. Mientras sus labios besaban la suave piel, Jimin inclinó la cabeza hacia un lado, dándole a el alfa más acceso. Sus dedos todavía se encontraban enterrados en el cabello del alfa.

JungKook gruñó suavemente contra la piel de Jimin, disfrutando de la forma en la que el cuerpo del omega respondía a su toque; sus besos descendieron aún más, y fue entonces donde JungKook se deshizo por completo del nudo de la bata que cubría el cuerpo de Jimin. Inevitablemente la bata se abrió y dejó a la vista parte del cuerpo del omega y JungKook lo observó por unos segundos, seguidamente de un solo movimiento la bata cayó al suelo y él volvió atacar el cuello de Jimin, hasta descender hasta las pezones de este.

Sus labios se succionaron y sus dientes mordisquearon el pezon derecho, luego el izquierdo, mientras que Jimin se volvía un manojo de gemidos y jadeos. JungKook se dio su tiempo para jugar con los pezones de Jimin, hasta que luego de unos segundos descendió, poco a poco dejando pequeños y húmedos besos por todo el torso, hasta llegar al abdomen del omega. Inevitablemente subió la mirada, para observar la expresión de Jimin, la cual fue todo menos la esperada, cuando JungKook comenzó a besar y dejar pequeños mordiscos juguetones, el alfa esperó ser empujado e incluso que el omega se pusiera violento, pero en su lugar Jimin parecido disfrutar y sentirse seguro, lo cual fue desconcertante, porque tocar el abdomen de un omega, era sinónimo de muerte y no era para menos, cuando esa zona era tan importante y sensible para ellos, pues era ahí donde albergarían a sus cachorros.

El lobo de JungKook se regocijó en su interior, mientras que el lado racional de JungKook decidió volver a centrar su atención en saborear la piel de Jimin.

Fue así cómo sitió descendiendo, hasta llegar a la pequeña y rosada polla del omega, a la cual le dio un poco de atención con su boca, para luego recomponerse en su lugar y tomar el cuerpo de Jimin, el cual giró y estampó nuevamente contra la pared, de forma en la que el pecho del omega quedé pegado contra la firme superficie. La mano tatuada de JungKook se posicionó en la cadera del omega y con facilidad, logró que el voluminoso trasero de este rozara su dura erección.

Jimin jadeo y sollozo necesitado al sentir lo duro que JungKook estaba y lo delicioso que se sentiría dentro de él. Y a punto de rogarle al alfa que entrara en él porque quería sentirlo, Jimin sintió como JungKook se inclinaba y los labios de este rozaban su oreja.

—¿Ves lo necesitados que estás por mi polla?—la voz de JungKook era grave y ronca que Jimin sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo.——Ves lo mucho que necesitas que te folle y te haga mío.

Jimin jadeo.

Por favor, alfa.—sollozó el omega.

JungKook se rió suavemente por el cambio que él mismo había logrado en el omega. Negando levemente, comenzó a bajar, hasta que quedó de rodillas, con su rostro justo a la altura de ese bonito y gordo culo.

—¿Qué haces?—Jimin preguntó, girando su cabeza y desde esa posición solo logró ver la cabellera de JungKook y sentir su cálido aliento contra la piel de su culo.

Sin embargo, no hubo un respuesta verbal, sino que, en su lugar, JungKook dejó que sus traviesas manos acariciaran los voluminosos glúteos, también que los apretaran y jugara con ellos por unos segundos, ocasionando que el omega se estremeciera ante su toque. De repente el sonido de un fuerte y firme azote resonó por toda la habitación, haciendo que el omega se sobresaltara y jadeara de la impresión y dolor, pero nuevamente JungKook volvió a azotarlo, disfrutando como los glúteos de Jimin rebotaban ante el impacto, así como también esa bonita y suave piel se tornaba roja, para darle paso a la marca definida de su mano.

—Podría hacerme adicto a la forma en la que tu culo rebota cuando lo azoto.—JungKook dijo con su voz grave, antes de inclinarse hacia adelante, para morder con fuerza una nalga.

Jimin soltó un grito ahogado, mientras que JungKook azoto el glúteo izquierdo, para hacer lo mismo con el derecho. Sin duda alguna, sus dientes quedarían marcados y serían un recordatorio para el omega que había sido él quien lo había mordido y marcado de esa forma. Y si el omega había pensado que había terminado con jugar con su culo, no podía estar más equivocado y de eso fue consciente, cuando sintió las manos del alfa separar sus glúteos, exponiendo su lubricada y necesitada entrada.

—Mira lo húmedo que estás para mi.—el alfa gruño.—¡Joder!—exclamó cuando el potente aroma del lubricante natural del omega se coló por sus fosas nasales. JungKook aspiró más el aroma del lubricante, como si deseada embriagarse con el.—Estas tan mojado y yo tan sediento de ti, pequeño príncipe.

Sin dudarlo, se inclinó y dejó que la punta de su lengua saliera hiciera el primer contacto, para rápidamente diera un recorrido el camino, lamiendo con destreza y recolectado todo el lubricante natural, el cual disfruto, como si se tratara de su postre favorito.

La respiración de Jimin se volvió errática y de su boca solo escapaban sollozos y pequeños jadeos al sentir al lengua codiciosa del alfa recorrer su entrada con lentitud, recociendo cada pliegue. Como había sido de esperarse, JungKook no tardó en intensificar sus movimientos. Lamiendo cada vez más rápido, y prestando su lengua profundamente, hasta simular pequeñas embestidas con ella, lo cual había provocado que las piernas de Jimin comenzaran a temblar y amenazar con ceder ante el intenso placer.

J-jungkook.—Jimin jadeo con su voz temblorosa, mientras sus manos trataban desesperadamente aferrarse a la dura superficie de concreto y fallar en el intento.—P-por favor...,

JungKook continuó con su labor, pero esta vez, comenzó a alternar entre suaves lamidas y firmes penetraciones, provocando que Jimin se arqueara hacia él, empujando su trasero contra su lengua en un claro intento de obtener más.

Más..., dame más.—rogó con necesidad.

El alfa respondió con un gruñido bajo, apretando los glúteos de Jimin, para mantenerlo en su lugar, mientras su lengua continuaba saboreando el manjar.

Con cada movimiento de la ágil lengua de JungKook, Jimin sentía que se perdía en el placer y su cuerpo únicamente reaccionaba con espasmo de éxtasis puro.

Y antes de que Jimin pudiera siquiera pensar en correrse, JungKook apartó la boca, con sus labios brillando gracias al lubricante natural. Y sin poder resistir a la tentación dejó una última mordida en una de las nalgas del omega antes de levantarse. Su dura erección ahora parecía una enorme tienda de campaña bajo sus pantalones de chandal, por lo que incómodo se deshizo de las molestas capas de ropa que la cubrían, quedando completamente desnudo.

Sus traviesas manos recorrieron sin pudor alguno el cuerpo de Jimin antes de girarlo con destreza y empujándolo con su cuerpo contra la pared, atrapándolo entre la superficie y él. Y con el calor abrazador de sus cuerpo mezclándose, sus labios volvieron a encontrar los de Jimin, mientras sus manos viajaron hasta las caderas de este de donde en un ágil movimiento logró bajar hasta las piernas de este y tomarlo en peso sin romper el beso. Segundos después, JungKook hizo acopio de su destreza, para alinear su polla en la húmeda entrada de Jimin, la cual lo recibió con facilidad, haciéndolos gemir a ambos.

Jimin había estado tan perdido en el beso y la sensación del duro miembro de JungKook en su interior que ni siquiera podía comprender como había terminado con sus piernas sobre los antebrazos de JungKook y sus brazos aferrados al cuello de este. El alfa embistió lentamente dejando que la punta de su erección se abriera paso en el interior de Jimin, quien soltó un gemido agudo y clavó sus uñas en la piel de la espalda de JungKook, quien únicamente gruñó en protesta.

Poco a poco el alfa fue aumentando la intensidad y el ritmo de sus penetraciones. Con cada una se adentraba más estirando a Jimin en el proceso, quien había comenzado a maldecir y suplicar por más, lo cual no era más que una melodía sinfónica para los oídos de JungKook.

Si..., por favor, si.—Jimin susurró con voz rota por el placer.

—¿Si, que, pequeña perra?—JungKook preguntó con voz ronca

Dame más, alfa..., por favor.

Y como si las palabras de Jimin fueran una orden, JungKook se apresuró a darle lo que este pedia. Aumentó el ritmo de sus penetraciones y la profundidad. Cada embestida era una promesa hacia Jimin que lo haría suyo una y otra vez, hasta que no quedara duda de a quién pertenecía.

Mío. Solo mío.—JungKook gruñó.

Si..., solo tuyo, A-alfa.—Jimin respondió cegado por el placer.—Por favor..., lléname de tu semen..., préñame. ¡Quiero tus cachorros en mi!

—¿Tanto los quieres?—Jimin respondió únicamente con un sonido afirmativo.—¿Crees que eres digno de llevar a mis cachorros en tu vientre?

¡Si alfa!—Jimin exclamando en medio de un gemido.—Préñame..., por favor, préñame, lléname de tus cachorros.

El lobo de JungKook aulló feliz y algo se movió en el interior de JungKook e hizo clic, porque la imagen de Jimin albergando a sus cachorros llegó a su mente y se volvió una bestia salvaje sedienta que tenía como objetivo poseer el delicado cuerpo del omega.

Voy a follarte hasta anudarte y preñarte. Y tu vientre siempre estará lleno por mis cachorros.—JungKook gruñó.

Jimin se dejó llevar. Su cuerpo temblaba, mientras el placer lo consumía por completo. Cada movimiento de JungKook lo llevaba cada vez más cerca del clímax, hasta que finalmente con una última embestida, Jimin alcanzó el orgasmo, su cuerpo convulsionándose, mientras gemía el nombre de JungKook.

Eso pequeña puta de mierda. Gime el nombre de tu alfa y el padre de tus cachorros.—JungKook gruñó, mientras continuó follando el ya sobre estimulado agujero de Jimin.

Poco después, JungKook alcanzó el orgasmo enterrándose profundamente y corriéndose en el interior se Jimin, donde su nudo comenzó a formarse, hasta que estuvo completamente formado y aferrado al interior del omega, lo que ocasionó que ambos jadearan ante la nueva sensación.

Cuando la bruma del orgasmo se desvaneció, Jimin sintió la calidez del semen en su interior y también el nudo que se aferraba a sus paredes. Y fue en ese preciso instante donde Jimin fue consciente que ambos habían sido un par de irresponsables ahogados en el deseo carnal que se habían olvidado de usar condón. Y si a eso le sumaban la forma tan necesitada y desvergonzada en la que le había pedido a JungKook que lo preñara, mientras se encontraba cegado por el placer sexual, Jimin podía sentir el miedo crecer en él.

—No usaste condón..., y tu nudo.—Jimin susurró. Su voz no era recriminatoria, ni tampoco buscaba culpar a JungKook, porque él también había tenido un poco de culpa al no notar la falta del preservativo.

JungKook lo tranquilizo diciéndole que la posibilidad de que pudiera quedar en cinta era mínima. Sin embargo, también le aseguró que si llegaba a estar en cinta tomaría la responsabilidad sobre las consecuencias.

—Tranquilo, príncipe.—Jimin asintió.

Con cuidado, JungKook lo levantó en brazos, asegurándose de no romper su unión. Jimin rodeó su cuello con los brazos, descansando su cabeza en el hombro del alfa mientras lo llevaba hacia la cama. El trayecto hasta la cama fue lento, cada paso fue dado con cuidado para no lastimar al omega.

Al llegar a la cama, JungKook se sentó suavemente, luego se recostó, acomodando a Jimin encima de él.

—¿No te lastime?—Jimin negó contra su pecho.—¿Seguro?

—Muy seguro.

Ambos permanecieron en silencio durante varios segundos, en los que únicamente escuchaban sus agitadas respiraciones y disfrutaban del calor del otro, mientras JungKook dejaba que sus traviesos dedos hicieran pequeños patrones sobre la piel sudada de la espalda de Jimin, hasta que el omega rompió el silencio.

—Está es la primera vez que tengo sexo sin condón.—confesó en voz baja, casi adormilada.—No sabía cuán placentero podía ser. La sensación de sentir tu nudo sin nada de por medio es magnífica. Me gusta mucho.

JungKook sonrió con los ojos cerrados.

—A mi también me gusta sentir como tus paredes se aferran a mi nudo y como estás también están bañadas de mi semen.—el alfa dijo.—Al final de cuentas te llene con mi semen como tanto rogabas.

Jimin se sonrojó. Y probablemente en otra situación había hecho un comentario solo para molestar al alfa, pero lastimosamente sus ojos habían comenzado a cerrarse por el cansancio y también por las suaves caricias que JungKook le brindaba en su espalda.

—Eres un imbécil.—murmuró.—Pero así me gustas. Me gustas mucho.—fue lo último que Jimin dijo antes de dejarse caer en los brazos de Morfeo.

Al escuchar la pequeña confesión, JungKook abrió sus cansados ojos ante la sorpresa, para luego sonreír de oreja a oreja.

—Lo sé, pequeño príncipe.—dijo en un hilo de voz.—A mi también me gustas.—confesó a pesar de saber que el omega ya se encontraba dormido sobre su pecho.

JungKook permaneció despierto, hasta que el nudo bajó por completo. Y como todo alfa se encargó de cuidar y limpiar a su omega, después del sexo.

Cuando termino con el cuidado de su omega, JungKook se dejó caer sobre el colchón con la intención de descansar un poco y disfrutar del calor y aroma de Jimin, antes de tener que marcharse, pero sus planes se vieron truncados, cuando se quedó profundamente dormido, con Jimin entre sus brazos y con el resto de sus cuerpos entrelazados.

‧₊˚🐎✩ ₊˚🩰⊹♡

Sus dedos tamborileaban sobre el refinado cristal de la mesa. Su mente era una furiosa tormenta de pensamientos que parecían carcomerlo vivl, mientras que su lobo trataba de mantenerlo calmado y controlar la sensación de ansiedad que comenzaba a atormentarlo. Tomando un par de respiraciones trato de mantener la calma y sostener la apariencia relajada y serena de siempre.

Tras un último suspiro y darle un trago a su delicioso té, la pequeña puerta corrediza de su invernadero se abrió, dando paso a un joven alfa. Desde su posición y por el contraste de la luz, su tonta mente le jugó una mala pasada, haciéndole creer que la silueta se trataba de su adorado Insu, pero en cuento está dio unos pasos hacia él, la ilusión se había esfumado, dejando la presencia de JungKook. Inevitablemente las lágrimas amenizaron que desbordar de sus ojos. JungKook era tan parecido a su alfa y no se refería a las facciones del rostro o cualquier otra cosa, sino a que JungKook había respetado y admirado tanto a Insu al punto de verlo como un padre que sin darse cuenta había adoptado casi todo el carácter, hasta la forma de caminar de Insu.

Parpadeando reiteradas veces y mirando hacia el techo de cristal, se obligó a sí mismo a deshacerse de sus lágrimas, como también a neutralizar su aroma.

—Lamento la tardanza. Tenías un par de cosas por terminar.—JungKook dijo con su rostro demostrando lo avergonzado y culpable que se sentía por hacerlo esperar.—¿De qué quería hablar?

—Toma asiento, JungKook.—YoonGu ordenó suavemente.—¿Quieres té o quieres agua?

—Solo agua.—el omega asintió, antes de levantarse y buscar una pequeña botase agua en la pequeña nevera que tenía en el invernadero.

Una vez le entregó la botella al joven alfa, YoonGu volvió a su asiento y esta vez dejó caer casi todo su espeso en el respaldo, para nuevamente tomar un sorbo de su té. Se permitió disfrutar el sabor por unos cuantos segundos, mientras que el alfa bebía su bebida.

—Quiero que esta conversación sea lo más rápida posible, así que iré al grano.—YoonGu dijo con una falsa tranquilidad. Mientras que JungKook asintió con su entrecejo levemente fruncido.

—Bien. Soy todo oídos.

El omega dio un profundo suspiro antes de hablar.

—Ya lo sé todo.—JungKook frunció su entrecejo sin comprender.—sobre lo tuyo con mi sobrino.—el entrecejo de JungKook se relajó, pero su cuerpo se tensó.—Te vi entrar a su habitación anoche, y parece que nunca saliste, porque los encontré durmiendo juntos durante la madrugada. Una hora después saliste sin hacer ruido y regresaste minutos después como si nada.

Si Jimin y JungKook creían que podían verle la cara estaba totalmente equivocados. Ambos habían sido demasiado arrogantes y descuidados como para pensar que él no notaría las pequeñas cosas que pasaba entre ellos.

La primera vez que había sospechado que algo ocurría entre Jimin y JungKook, fue una tarde en la que Jimin regresó a la casa oliendo a JungKook, sexo y sobre todo a su lubricante natural. Sin embargo, tontamente había pensado que el celo de Jimin se había adelantado, pero esa idea fue descartada, cuando durante la conversación que había mantenido ese día no logró ver los síntomas de un omega en celo. Así que había atribuido que estaba viendo cosas donde no las había.

La segunda vez fue cuando vio a Jimin salir del granero totalmente despeinado, después de JungKook. Y como esas hubieron muchas, como cuando atrapó a Jimin escapándose durante la noche. Su instinto maternal lo había incitado a seguirlo, solo para encontrarse que su adorado sobrino se estaba escabullendo hacia la casa de JungKook, de la cual regresó antes del amanecer.

Y a pesar de todas esas sospechas, él había estado dispuesto a esperar a que uno de los dos se acercara a él, para hablar sobre su relación. Sin embargo, lo su paciencia se había agotado esa madrugada, cuando como de costumbre se levantó casi a las tres de la mañana y lo primero que hizo fue ir a ver a sus dos hijos,—por si, él miraba a Jimin como un segundo hijo.—al primero que había ido a ver, fue a YoonGi, quien dormía plácidamente hecho una bolita en su cama como de costumbre. No obstante, se llevó una sorpresa cuando al abrir la puerta de la habitación de Jimin se encontró una escena totalmente diferente a la que había esperado.

Se había encontrado con ambos durmiendo juntos en la misma cama, casi desnudos únicamente cubiertos por las sábanas, pero, sobre todo, JungKook tenía el delicado cuerpo de Jimin apresado contra el suyo y con su nariz enterrada en el cuello de este. La imagen que ambos proyectaban era como si se tratara de una pareja de dos enamorados y enlazados. Ver los dormir de esa manera lo había sorprendido y sacado de órbita, pero tras un par de segundos había optado por volver a su habitación donde por varios minutos trató de comprender lo que había visto y poner en orden sus pensamientos y emociones.

Porque no iba a negar que ver a JungKook en la habitación de Jimin lo había enfurecido, porque aún lo estaba. Y también le confirmaba su sospecha de que JungKook había estado en la habitación de Jimin esa misma noche, cuando había insistido en entrar en esta con la excusa de querer asegurarse de que su sobrino estaba bien. Pero pese a ello lo que realmente le había importado era tener qué decía quien enfrentar, para recibir la respuesta que quería y necesitaba. Y tras pensarlo durante largas horas, había decidido hacer sufrir al alfa de la relación. Quería saber qué era lo que JungKook quería de Jimin y hasta donde estaba dispuesto a llegar por él.

—Y-yo...,

—Sé que no me darás excusas tontas, ¿cierto?

—Cierto.—JungKook respondió.

No había forma en la que él pudiera excusarse y sobre todo mentirle al omega. Conocía muy a YoonGu como para saber qué tardaría más en buscar una mentira, que el omega en descubrirla.

—Bien.—el omega dijo.—Tengo muchas preguntas y vas a contestarlas todas, pero seré gentil contigo, solo porque me caes bien.—JungKook se removió incómodo en su lugar.—¿Desde cuándo y qué tipo de relación tienen?

—Casi dos meses.—JungKook respondió sin rodeos.—No es una relación como tal. Nosotros solo disfrutamos del sexo.

YoonGu frunció su entrecejo. ¿Una relación sexual? ¿No había nada más entre ellos? Él estaba seguro que entre Jimin y JungKook había algo más, probablemente ninguno había aceptado sus sentimientos o si quiera darse cuenta que entre ellos había algo más que solo sexo casual.

—No creo que sea solo sexo.—murmuró el omega por lo bajo. Casi en un hilo de voz que solo fue audible para sí mismo.

—¿Perdón?—JungKook preguntó.—no escuché bien, ¿dijo algo?

YoonGu negó.

—Bien. Solo sexo entre ustedes.—JungKook asintió.—Pero, te gusta Jimin, ¿o me equivoco?

—Claro que me gusta.—responde sin titubear.—Nunca estaría con un omega que no me gusta en primer lugar. Y pueda que le resulte extraño, porque la mayor parte del tiempo no lo soporto, ni él a mí, pero me gusta.—hizo una pequeña pausa para tomar un poco de aire.—Me gusta su determinación, para hacerle frente a cualquier situación, su forma de confrontarme cuando cree que estoy siendo un idiota, me gusta su amabilidad y su forma de siempre estar dispuesto ayudar sin esperar nada a cambio..., también me gusta su sonrisa, sus malos hábitos y los pequeños defectos y virtudes que lo hacen él mismo..., me gusta su aroma, su calor y su cuerpo....

—¡Luna! ¡No te gusta Jimin!—YoonGu exclamó interrumpiendo al joven alfa.—¡Estás enamorado de él!

—¿Yo? ¿Estoy enamorado de Jimin?—preguntó consternado.—¡Joder! Creo que estoy enamorado de él.—agregó luego de unos segundos en los cuales terminó cayendo en cuenta de sus sentimientos.

Darse cuenta del rumbo de sus sentimientos lo descolocaba, lo asustaba, porque apenas había pasado un par de días desde que se había atrevido a aceptar que se sentía celoso y posesivo ante la idea de que cualquier alfa pudiera respirar el mismo aire que Jimin. Y el ponerse celoso no era un indicio de estar enamorado, sino que lo había atribuido a que era un instinto natural de cualquier alfa.

—¿Crees?—JungKook asintió.—Y tu lobo...,

—¿Qué pasa con mi lobo?—interrumpió.

—¿Qué dice tu lobo? Supongo que él tiene un versión de tus sentimientos que aún quieres aceptar.

"Omega inteligente. Por algo su sobrino nos gusta." JungKook quiso rodar los ojos ante las palabras de su lobo. "Ahora dile la verdad."

JungKook bufó y restregó su rostro bruscamente.

—Dice que...,—JungKook se detuvo por unos segundos.—Es el indicado.

En el rostro del omega se dibujo la sorpresa por un par de segundos, para luego ser reemplazada por una que JungKook no fue capaz de descifrar.

"Dile lo demás." JungKook casi quiso negarse, porque su parte racional todavía no había estudiado esa opción y mucho menos aceptado, pero en el fondo sabía que su lobo tenía razón.

Jimin es mi destinado.—confesó segundos después.

Eso último si sorprendió demasiado al omega. Nunca había esperado que el alfa que Insu y él habían criado desde que era un preadolescente rebelde se convertiría en el alfa destinado de su pequeño sobrino. No obstante, él no era nadie para juzgar o reprochar las decisiones de la madre luna.

JungKook por su parte le desconcertó la actuación tan apacible del omega. Había espera todo, menos verlo tomar la noticia tan tranquilamente.

La conversación de ellos continuó, donde el omega trató de ayudar al alfa a resolver sus sentimientos, y también escuchó las razones de este del porque había tratado tanto en comorenderlos. Y ciertamente JungKook tenía un punto válido.

Para JungKook el conocer a tu destino no significaba estar enamorado de él desde el segundo uno, sino conocerlo a profundidad, crear una conexión e incluso tener algún tipo de relación, pero nada eso aseguraba que terminaría enamorándose de su destinado.

YoonGu simplemente no podía culparlo por tener ese tipo de pensamientos tan racional y poco romántico, porque había sido él quien había sembrado ese mismo pensamientos muchos años atrás, ¿Se arrepentía de ello? No del todo.

—¿Y bien?—YoonGu preguntó luego de tomar una bocanada de aire.—¿Piensas darle tu sombrero en el festival de fuego?

—No.

A YoonGu le desconcertó la respuesta.

—¿Por qué?

—Porque no tiene caso.—responde.—Jimin y yo no tenemos una relación formal, y lo que tenemos tiene fecha de caducidad. Él volverá a Corea, a su seguir con su vida allá y probablemente su madre lo emparejara con un alfa que cumpla los estándares impuestos por ella.—el mayor ladea la cabeza y frunce su entrecejo.—Pero, si después de saber todo lo que conlleva y aún así me pide mi sombrero, no se lo negaré.

—¿Qué pasaría si después de usar tu sombrero, Jimin decide volver a corea?

—Sería demasiado tarde para él. No hay forma de que yo lo deje ir de mi lado e incluso si se va, lo seguiré hasta el fin del mundo. Será mío para siempre.

Y fue todo lo que YoonGu necesitó para que una enorme sonrisa se dibujara en su rostro.


‧₊˚🐎✩ ˚🩰⊹

nta: solo paso a disculparme por no actualizar, pero ya estamos de regreso. espero que el capítulo les haya gustado. 🥹 de mi parte necesito informarles un par de cositas.

1. despreocúpense, porque no tendremos a nuestro omeguita preñadito. al menos no aún. no soy de las que a la primera q los personajes lo hacen sin condón ya dejan al omega en embarazo. además, desde que publiqué el prólogo ya tenía estructurado el momento en el que jimin quedará preñadito. aquí todo está fríamente calculado. 🙂‍↔️

2. El próximo capítulo estará dividido en dos partes, porque sería demasiado tedioso escribir un solo capítulo y tratar de abarcar todo lo que tengo planeado. 💀

3. es muy probable que a partir del próximo capítulo empiece a dividir los capítulos, porque me niego a extenderme a más de 20 capítulos:)

sin más que decir nos leemos pronto. ¡muchas gracias por leer! 💗

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