[Gabriel llegando a su casa]

Gabriel: *Entrando con el mayor sigilo posible*

*Desde la cocina*: –¿Gabriel? ¿Eres tú?

Gabriel: *Nervioso* –Emmmmh s-si, ya llegué...

Aziraphale: *Con el vaso de leche que había bajado a buscar a media madrugada en la mano* –Ya veo, ¿cómo te fue?

Gabriel: *Suspira aliviado* –Ah, solo eres tu Aziraphale... me fue bien, gracias

Aziraphale: –Que bueno *Nota algo* ¡Ah! ¡Gabriel, ¿te caiste?!

Gabriel: –¿Eh?...

Aziraphale: –¡Tienes la cara toda manchada de negro!

Gabriel: –Oh, eso... *sonríe atontado* —¡Quiero decir, si, me caí me caí mucho de cara! ¡Si!

Aziraphale: –¿Te duele? ¿Quieres que te cure? ¡Traeré el botiquín!

Gabriel: –¡No! Quiero decir, no hace falta... estoy bien, muy bien de hecho... *Vuelve a sonreír cual colegiala enamorada*

Aziraphale: *Confundido*

[Belcebú llegando a su casa]

Belcebú: *Abre la puerta*

[Las luces se encienden de repente]

Satanás: –Vaya, vaya... ¿que horas son estas de llegar, jovencita?

Belcebú: –Te dije que el concierto acabaría tarde...

Satanás: –Ya, claro... por lo que veo el concierto estuvo muy movido, ¿no?

Belcebú: –¿Eh?...

Satanás: *Le señala el rostro*

Belcebú: *Se pasa la mano por la mejilla y ve sus dedos pintados de negro* –A-ah, esto... es que... yo... me peleé con Gabriel... ya sabes, como me enseñaste *Mueve los puños como si estuviera golpeando a alguien*

Satanás: *La mira acusador*

Belcebú: –... Y-y le gané...

Satanás: *Arquea una ceja* –¿Y como premio te dejó quedarse con su chaqueta?...

Belcebú: *Apenas nota que trae el abrigo blanco de Gabriel sobre los hombros* –E-esto... yo... *Huye rápidamente a su habitación*

Satanás: –¡MOCOSA DEL DEMONIO! ¡AÚN NO HE TERMINADO CONTIGO!

Crowley: *Desde su habitación* –¡¿Quieren callarse?!