Muchas veces se sintió como el cuadro más feo.

Como una obra abstracta en un museo moderno.

Y alguna vez deseó no serlo, pero quizá ya no tenía fuerzas para luchar contra eso.

Él era bello.

Aunque nunca nadie parecía interesado en ello.

Nunca nadie se paró a verlo.

Mucho menos a conocerlo.

Y creyó que el problema no tendría arreglo.

Por años no lo hubo.

Siendo ignorado por el amor incluso en sueños.

Muchos parecían pasar a su lado.

Sin embargo, seguían y se paraban frente a alguien que parecía tener algo.

Algo que no sabía qué era, mas se rindió apenas intentó pensar en eso.

Estaba enfadado con él mismo.

Viendo como la vida pasaba y él se perdía un poco más en las memorias que jamás vivió.

Y en las que deseó haber vivido.

Hubo días en el que se arrepintió de no haber sido lo suficientemente egoísta para sentir algo.

Pero qué más daba ahora, si el tiempo parecía decidido en dejarlo olvidado.

Y a pesar de lo que alguna vez dijo.

Había llegado el amor a su vida.

Iluminando su corazón con cada sonrisa.

Con cada brillo en esas pupilas.

Pero nada dura para siempre.

Ni siquiera las promesas alguna vez dichas.

Y espera que tampoco el dolor de la desdicha.