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El último curso se pasó volando para todos, ninguno quería que se terminara y a pesar de los problemas, iban a extrañar estar en Hogwarts.
Los Weasley quedaron en organizar una despedida en la Madriguera, solo con amigos.
Pero eso incluía ver a Hermione.
-Hola, buenos días -dijo Madison sentándose en la mesa de Gryffindor como de costumbre, ya no le decían nada porque sabían que no iba a haber diferencia alguna.
-Hola Maddie, ¿Cómo estás? -le dijo Ginny.
-Bien, gracias Ginny -dijo sonriendo de lado.
-Miren, ahí vienen -dijo Harry y al voltear a ver, Madison vio como Ron y Hermione se acercaban tomados de la mano.
-Buenos días -dijo Ron acercándose.
-Con Ron queríamos contarles algo.
Dijo y todos, menos Madison preguntaron emocionados.
-Ya se que las últimas semanas esto se ha hecho un rumor, pero queríamos confirmar que oficialmente yo y Hermione somos novios. -dijo y todos celebraron.
-¡Eso hermano! -gritó Fred.
George le dio un codazo discreto y el lo vio raro. -Si, felicidades Ronnie -volteo a ver a Madison, y Fred cayó en cuenta.
-Si... Felicidades, a ambos -dijo.
Madison volvió su mirada a su comida antes de que notaran como se cristalizaban sus ojos.
Todos lo notaron, menos Harry y Ron.
Madison mantuvo la mirada fija en su plato, esforzándose por contener las lágrimas que amenazaban con salir.
No iba a darle el gusto de verla afectada, especialmente a Hermione.
-¿Todo bien, Maddie? -preguntó Ginny en un susurro mientras se inclinaba hacia ella.
-Claro, Gin, no te preocupes -respondió con una sonrisa forzada, llevándose un trozo de tostada a la boca aunque el nudo en su garganta apenas le permitía tragar.
Ron y Hermione seguían hablando con entusiasmo sobre su relación, ignorando la incomodidad que llenaba el aire.
Ginny y George intercambiaron miradas preocupadas, pero nadie dijo nada.
Madison se levantó con calma, recogió su bolso y se dirigió hacia la salida del Gran Comedor.
-¿Adónde vas? -preguntó Fred, notando su apresurada retirada.
-A la biblioteca. Necesito terminar algo antes de clases -respondió sin detenerse y sin mirar atrás.
Cuando llegó al pasillo vacío, dejó escapar un suspiro y apoyó la frente contra la pared fría. Todo parecía caerle encima de golpe: los recuerdos de su relación con Hermione, la humillación de verla con Ron, y el hecho de que todos parecían haber aceptado esa nueva realidad, menos ella.
-Oye Maddie, ¿qué pasa? -dijo Fred llegando con ella.
-No puedo Fred, no te lo puedo decir. -dijo, dejando escapar unas lágrimas.
Fred la miró preocupado, dijo que lo acompañara, la tomó de la mano se sentó junto a ella en un banco del jardín.
Sabía que su hermana podía ser reservada cuando estaba dolida, pero también sabía que, con un poco de paciencia, lograría que hablara.
-Vamos, Maddie, soy tu hermano. Sabes que puedes confiar en mí. Además, no soy tan malo escuchando, ¿verdad? -intentó bromear mientras le daba un codazo suave.
Madison dejó escapar una risa entrecortada, secándose las lágrimas rápidamente. -Es que... todo esto, Fred. Todo lo que está pasando.
Fred asintió, comprendiendo.
-¿Es por Hermione?
Madison levantó la mirada rápidamente, sorprendida de que lo supiera.
-No soy ciego, Maddie. Sé lo que hubo entre ustedes. Y, bueno, ahora verla con Ron no debe ser fácil.
Ella asintió, sintiendo que sus ojos volvían a llenarse de lágrimas.
-No es solo eso, Fred. Es... todo. Todo lo que pasamos, todo lo que intenté. Y ahora parece como si nunca hubiera significado nada para ella.
Fred colocó un brazo alrededor de sus hombros, dándole un apretón y abrazándola.
-Maddie, no puedes controlarlo todo. A veces, las cosas simplemente no funcionan, sin importar cuánto quieras que lo hagan. Pero eso no significa que lo que sentiste no fuera real o importante.
-¿Entonces por qué se siente como si fuera un completo fracaso? -murmuró Madison, mirando al suelo.
-Porque duele, y cuando algo duele tanto, es difícil ver más allá de ese dolor. Pero te prometo que no es un fracaso. -hizo una pequeña pausa -Eres increíble, Maddie, y cualquiera que no pueda ver eso es quien realmente está perdiendo.
Madison lo miró, conmovida por sus palabras. Fred rara vez era tan serio, pero cuando lo era, sabía exactamente qué decir para hacerla sentir mejor.
-Gracias, Fred. No sé qué haría sin ti.
-Probablemente llorarías sola y luego te comerías todos los postres de mamá, pero eso no va a pasar porque estoy aquí para evitarlo.
Madison soltó una carcajada genuina esta vez. -Idiota.
Fred se levantó, extendiéndole una mano. -Ven, regresemos. No quiero que termine la hora de comer y haber dejado vacío nuestros platos. Además, estoy seguro de que Sara está buscándote.
-¿Sara?
-Vamos, Maddie. Todos podemos ver que a esa chica le importas. Tal vez deberías darte la oportunidad de ser feliz con alguien que realmente te valore.
Madison tomó la mano de Fred y se levantó, sintiéndose un poco más ligera.
Sus palabras la habían ayudado, y se puso a pensar...
«Quizás Fred tenga razón, y tengo que dejar de enfocarme en el pasado y en lo que fue. Para comenzar a consentrarme en el futuro... Y en Sara...»
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