Hermione caminaba apresurada hacia la sala común de Gryffindor.

Necesitaba hablar con Ginny, necesitaba oír su consejo, la necesitaba.

Necesitaba a su mejor amiga...

Cuando por fin llegó, entro de golpe buscándola.

-¿Ginny? ¡¿Ginny?! -dijo Hermione hasta que logró verla a lo lejos.

-¿Hermione? -dijo Ginny, no pudo decir más ya que Hermione se había lanzado a sus brazos, llorando desconsoladamente.

-Todo el tiempo tuviste razón Ginny, me gusta Madison. De verdad siento cosas por ella... Y quiero decirle, pero no quiero que alguien más se entere, no se que hacer... -dijo Hermione sin podes parar de hablar por el estrés.

-Hey, hey Hermione... Escuchame... -dijo aunque Hermione seguía llorando...

Ginny se la llevó y la sentó en un sofá, la abrazo hasta que se tranquilizara.

Ginny sostuvo a Hermione con fuerza mientras sus lágrimas caían en su túnica.

La sala común estaba casi vacía, solo con unos cuantos estudiantes distraídos por sus propias conversaciones.

Ginny se aseguró de que nadie prestara atención antes de hablar.

-Tranquila, Hermione. No tienes que resolverlo todo de una vez. Respira. -Su tono era suave, pero firme, como el de una hermana mayor.

Hermione intentó hacer caso, inhalando profundamente mientras las lágrimas disminuían poco a poco. Finalmente, levantó la vista, con los ojos rojos y las mejillas aún húmedas.

-Es que no sé cómo manejar esto, Ginny -murmuró, su voz temblorosa-Nunca he sentido algo así. No por... no por una mujer.

Ginny le dio una pequeña sonrisa, tomando sus manos.

-Hermione, no tienes que tener todas las respuestas ahora. Es normal sentirse confundida. Pero lo que estás sintiendo es válido, y no hay nada de malo en eso.

Hermione bajó la mirada, luchando contra una nueva oleada de lágrimas.

-¿Y si alguien se entera? ¿Y si me juzgan? Siempre he sido la chica que sigue las reglas, la que todos ven como... Excelente.

Ginny rió suavemente.

-Hermione, la perfección no existe, y no puedes vivir tu vida tratando de complacer a los demás. -se detuvo un momento -Mira, sé que esto es difícil para ti, pero Madison parece ser alguien que te importa de verdad. ¿Por qué no hablas con ella? Tal vez no tengas que dar todas las explicaciones, solo ser honesta con lo que sientes.

Hermione respiró hondo, asimilando las palabras de Ginny.

-¿Y si me rechaza?

Ginny sonrió con calidez.

-Si alguien puede manejar un rechazo, eres tú. Pero, sinceramente, creo que Madison está igual de perdida que tú en todo esto. Y si no lo intentas, nunca lo sabrás.

Hermione asintió lentamente, con un poco de terror en su rostro.

-Tienes razón. Pero no quiero que sea algo público, no puedo manejar eso todavía.

-No tiene que serlo. Habla con ella en privado, en un lugar donde te sientas segura. Y recuerda, estoy aquí para lo que necesites.

Hermione abrazó a Ginny con fuerza, sintiéndose un poco más tranquila.

-Gracias, Ginny. No sé qué haría sin ti.

-Para eso están las amigas, ¿no? -respondió Ginny, sonriendo.

Esa misma tarde, Hermione se armó de valor y buscó a Madison. Sabía que siempre pasaba tiempo en un rincón tranquilo de los jardines cuando no estaba en clase o en la sala común de Slytherin.

Cuando finalmente la encontró, Madison estaba sentada bajo un árbol, leyendo un libro con la mirada concentrada. Hermione se detuvo unos metros antes, observándola. Su corazón latía con fuerza, pero sabía que no podía seguir evitandolo.

-Madison -dijo finalmente, su voz temblando un poco.

Madison levantó la vista, sorprendida al verla.

-Hermione, hola. ¿Todo bien?

Hermione asintió, aunque su cuerpo delataba lo contrario.

-¿Puedo hablar contigo? En privado.

Madison dejó su libro a un lado, poniéndose de pie.

-Claro, ¿qué pasa?

Hermione la guió hacia una parte más apartada del jardín, donde nadie podía escucharlas. Una vez allí, tomó aire profundamente.

-Quiero disculparme por lo que pasó esta mañana en el baño. Estaba... confundida y no debería haber reaccionado así, al igual que en la biblioteca...

Madison frunció el ceño, cruzando los brazos.

-No tienes que disculparte, Hermione. Solo quiero entender por qué estás tan nerviosa cada vez que estoy cerca.

Hermione cerró los ojos, buscando las palabras adecuadas.

-Es porque... -tragó saliva, sintiendo cómo sus mejillas se sonrojaban-. Es porque siento algo por ti, Madison. Algo que nunca había sentido antes y que no sé cómo llevar.

Hubo un silencio tenso mientras Madison procesaba lo que había dicho. Finalmente, dio un paso más cerca de Hermione, tomando sus manos con cuidado.

-¿Enserio lo sientes? Porque yo también. Pero no quiero presionarte ni hacerte sentir incómoda.

Hermione levantó la vista, sus ojos encontrando los de Madison. Por primera vez, sintió que el peso de su secreto se aligeraba un poco.

-Lo siento, Madison. No sé cómo hacer esto... no sé cómo ser yo misma y en todo esto...

Madison sonrió suavemente, extendiendo una mano para colocar un mechón de cabello de Hermione detrás de su oreja.

-Entonces, aprendamos juntas. -dijo Madison.

Y por primera vez en mucho tiempo, Hermione se relajó, sintiendo que tal vez no tenía que enfrentarlo todo sola...