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chapter six. sins before god

𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐍𝐆
꒰ ۫₊˚ɞ chapter six .˚ׅ🏹 ຊ ҂
❝ sins before god ❞

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Han pasado algunas horas desde que logramos escapar de aquel no-santuario, caminando lo más lejos posible del lugar por las calles rodeadas del bosque.

En ocasiones acampabamos para descansar, sentarnos, dormir e incluso respirar un poco, convivir y conocernos. Las últimas dos paradas había estado hablando con Carl, pues aún no podía despegarme de él, de Rick o de Michonne.

En cuanto notaba que alguno de otro grupo se me acercaba salía huyendo, pero en esta ocasión no pude hacerlo cuando la adulta de cabello blanco y castaño se me acercó con algo sobre sus manos.

—Rick me dijo que te pertenece— mencionó.

Me quedo paralizada, pero logré hablar.

—Uh...— el reloj de bolsillo está frente a mis ojos otra vez.

Desafortunadamente lo había perdido en Terminus y ahora ha vuelto.

—Sí, gracias— intento sonreír.

—Veo que es importante para ti— menciona.

Finalmente subo la mirada, asintiendo con el reloj en mis manos —Sí, era de mi...— me quedo callada —De alguien especial para mi.

Ella asiente —Entiendo, lamento tu perdida.

—Gracias, creo que eso se dice.

Ella me sonríe, despidiéndose con un asentimiento.

Durante la noche nos escondemos más sobre el bosque, quedándonos frente a la fogata que nos da poco calor. Me hago bolita en mi propio lugar, mientras Rick se pasa para vigilar junto a Michonne y Daryl.

Hubiera querido dormir ahora mismo pero el sueño se me va cuando escuchamos una clase de ruidos provenientes del bosque, por eso tanta seguridad. En cambio, Carl duerme junto a mi como si nada, casi roncando con la mirada al cielo y Judith junto.

Es entonces cuando siento como alguien pasa una gran chamarra sobre mis hombros para así no morirme de frío, miro al causante.

—Ojalá tener así de pesado el sueño, ¿No?— me pregunta él, mirando a su esposa de reojo y luego a Carl.

Maggie también duerme sobre el suelo, tan tranquila como el castaño junto a mi.

Asiento —Sí, ojalá— miro el suéter —Gracias por eso.

—No es nada— sonríe —Lo siento, soy malo con los nombres.

—Bonnie— respondo, temblando menos del frío —Tu eres Glenn, lo sé porque Carl me lo dijo cuando estábamos en el vagón, aunque no sé si debería recordar eso.

Él niega —No debes, ya pasó así que, deja que el tiempo vuele.

Miro la fogata —Suena muy sencillo si lo dices así.

—Es sencillo.

Rick pasa de nuevo, casi pisandonos a ambos.

—¿Crees que sea malo?— le inquiero al chico, observando a Rick irse.

—No lo sé, debió haber sido algún caminante o algún asesino...— mi ceño de aligera del miedo, el chico nota eso así que niega con rapidez —¡Ay, no, no! No lo decía en serio, osea, sí ¡Pero no! No debe ser nada, quizá sea un... un unicornio, sí, eso debe ser.

—¿Crees en los unicornios?

—¿Tú no?

—Dejé de hacerlo cuando me subí a un pony y casi me caigo— formo una leve mueca.

—Los unicornios son buenos, debió haber sido eso, no un caminante, ni un asesino, deja investigo, ¿Sí?

Se levanta antes de que pueda decir algo, se tarda aproximadamente unos segundos en hablar con Rick, mientras este ríe un poco, al parecer el chico le ha contado lo sucedido hacía apenas unos momentos, pues me observa y se ríe en su cara.

Cuando regresa, se sienta sobre su lugar con la mirada atenta en la fogata.

—Fue un unicornio— confirma.

Rió ligeramente —Lo sabía.

Al día siguiente lo único que hay por hacer es caminar más por el bosque, le aseguro a Glenn que creo en su teoría del unicornio por lo que se queda más tranquilo al convencerse de que no ha destruido mi mentalidad de seguridad.

Durante nuestro camino debajo del soleado y cansado sol, Carl se acerca con delicadeza hasta mi, sosteniendo a Judith en brazos mientras la mima.

—¿Cómo te estás sintiendo en el grupo?— me sonríe con delicadeza.

Asiento —Bien, creo, no sé socializar.

—Lo hiciste bien con nosotros.

—Sí, pero eran dos, no mil— niego —Creo que solo es cuestión de que me acostumbre.

—Lo harás, es difícil... pero lo harás.

—Que todo lo bueno te escuche— suspiro —Bueno, ya hable con Carol y Glenn, ¿Quién sigue en la lista? Quizá lo intente con Maggie, se ve que es amable, escuché a Tara decirle un chiste muy rancio a Rick así que quizá hable con ella también.

—Cualquiera esta bien, se que puedes— apoyó.

Eso me hace formar una sonrisa —Gracias.

Cuando el grupo se detiene debido a unos pasos que provienen de los arbustos nosotros también lo hacemos, apuntando con nuestras armas al mismo tiempo.

Pero solo es Daryl.

—Me rindo— levanta ambas manos con las ardillas.

Rick le sigue, ambos murmurando entre sí cuando el líder se gira a nosotros.

—Deprisa, no se retrasen— nos insiste.

Y así caminamos ambos, Judith comienza a sollozar un poco, por lo que Tyresse actúa con rapidez y toma a la pequeña de los brazos de Carl para tranquilizarla y no atraer nada.

—¡Ardillas para la cena!— celebró junto al chico —¡Cómo las hacía mamá!

Carl alza una ceja y entonces lo miro.

—Era broma— añado —No comíamos ardillas, lo juro.

Él ríe, mientras Michonne evita reírse también pues viene detrás de nosotros.

—Lo juro, jamás he comido una ardilla— insisto a la adulta —Pero deben saber buenas.

Ella asiente —Ya verás que sí.

Me giro entonces a Carl —¡No te rías!

¡Ayuda!— me detengo en seco.

Ese ruido en definitiva no es de algún muerto o de alguno del grupo.

La risa de Carl se apaga con tanta rapidez que incluso creo que se trata de una broma solo por un instante.

¡Ayuda, alguien! ¡ayuda!

—¡Papá, vamos!— pide el chico junto a mi.

Ambos lo miramos, esté titubea como si considerará la idea de ayudar a alguien, sin embargo, nos asiente con la cabeza para cuando Carl comienza a correr en ayuda de aquel hombre.

Le sigo sin dudar, apoyaría a Carl en cualquier locura. Cuando llegamos, soy la primera en disparar a uno de los muertos que se encuentran sobre la roca, intentando tomar del hombre que grita sobre la roca.

—Despejado, estén alerta— indica Rick.

Vigile a mi alrededor, totalmente alerta.

—Puedes bajar.

Guardo el arma sobre mi cinturón cuando el hombre con traje de párroco bajó de la roca, vuelvo la mirada a él, confusa cuando se queda callado y... en cuestión de segundos vomita.

Formo una leve mueca para nada disimulada, retrocediendo un paso y mirando la expresión de Carl, intento no reír en el proceso debido a la cara que ha puesto.

—L-Lo siento— el párroco se recupera —Sí, gracias, soy Gabriel.

—¿Llevas armas contigo?— le inquiere Rick.

Gabriel tiembla, mirandonos a todos con miedo.

—¿Les parece que cargo con armas?— rió con nerviosismo.

—Nos parece que tienes hambre y que podrías comerte una bala— le señala Abraham.

Cada vez aprendo más los nombres.

—No llevo ningún arma— responde —Me protege la palabra de dios.

—No parecía— admite Daryl.

—Grite por ayuda...— nos señaló —Y la obtuve.

Mi cerebro proceso lo dicho, ahora entiendo.

Pero ninguno dice nada, posiblemente cada uno esté teniendo su propia opinión sobre Gabriel y lo raro que es.

—Oigan... ¿Tienen comida? Lo poco que tenía quedó por el suelo— señala el suelo.

Ladeo mi cabeza, sacando las pocas nueces que tengo sobre mi bolsillo.

—¿Te gustan las nueces?— le ofrezco.

Él asiente, tomando el par de nueces en sus manos —Sí, gracias...-

Deja la palabra en el aire, entendiendo totalmente su pregunta. —Bonnie— me presento.

—Gracias, Bonnie— gira la mirada a los demás, específicamente a la bebé en brazos de Tyresse —Linda niña.

Otra vez, silencio.

—Eh, ¿Tienen un... refugio?

—No— responde Rick con rapidez —¿Y tú?

Conforme los segundos pasan, Gabriel sudaba más y temblaba al doble.

—Tengo una iglesia.

—Pon las manos sobre la cabeza— ordena Rick sin más rodeos.

Este obedece, en lo que él revisa sus bolsillos y se asegura de que no tenga armas.

—¿A cuántos caminantes mataste?— le inquiere.

—De hecho ninguno— él niega.

Rick lo gira con una sola mano —¿A cuántas personas mataste?

—Ninguna.

—¿Por qué?

—Porque Dios aborrece la violencia.

Pero Rick no parece del todo convencido, pues avanza unos pasos más con tal de intimidar al pobre hombre.

—¿Qué hiciste?— escucho que le cuestiona —Todos hicimos algo.

—Soy pecador, me confieso todos los días, pero solo lo hago con Dios no con extraños.

—Mencionaste una iglesia— le dice Michonne.

Él asiente y tiempo después ya estamos caminado por el bosque, siguiendo al párroco hasta su uglesia.

Él va muy feliz, como si todo le fuera muy divertido. En cambio lo que nosotros queríamos era dormir más de cuatro horas seguidas.

—Parece muy feliz— menciono a Carl con una leve mueca.

—Quizá sea su milagro de Dios— responde una voz muy diferente a la del chico.

Se trata de la castaña con cabello corto, Maggie. Ella mira de la misma forma que yo al párroco, confusos pero sin confiar totalmente.

—Sí, tal vez lo es— corto la conversación cuando todos se detienen.

Me he perdido por un segundo y Ricky ya quería terminar con la vida del párroco.

—... mis feligreses decían que mi sentido del humor deja mucho que desear— aquel tipo retrocedió unos pasos.

Daryl asiente sin dudar —Así es.

Pero seguimos el camino, la iglesia pronto aparece frente a nuestros ojos. Esta es de color blanca, hecha de madera y con puertas color café.

—Espera— pide Rick —Primero me gustaría revisar, es por el bien de nuestras ardillas.

Frunzo ligeramente mi ceño con una sonrisa dibujada en mi rostro.

Si quiere llevarse las ardillas también pelearía por ellas. Comida es comida.

Luego de unos momentos en los cuales Carol, Michonne, Daryl, Glenn y Rick entran a revisar la dichosa inglesa, este último silbo para darnos a entender que está libre y que podíamos entrar.

—Estuve meses sin abrir esa puerta, si encontraron a alguien adentro bueno... sería una sorpresa— Gabriel ríe ligeramente.

—Gracias— Carl le sonríe.

Mientras yo me encargo de hacerle mimos a Judith, quién mira desde los brazos de Carl, ella toma parte de mi mano con delicadeza y claro cansancio.

—Encontré un autobús allá atrás— Abraham le menciona a Rick de pronto, haciéndome mirarle —No arranca, pero podré repararlo en un día o dos, el padre dice que no lo quiere... parece que nos conseguimos transporte.

—¿Irnos?— me pregunto y el hombre asiente.

Claro, ir a Washington para que Eugene consiga la cura y todos vivamos felices para siempre.

Me interesa.

—Entiendes lo que hay en juego, ¿Verdad?— se dirige de nuevo a Rick.

Asiente —Entiendo...-

—¿Ahora que podemos parar?— Michonne ha interferido también.

—Si nos detenemos ahora nos atrasamos, si nos retrasamos nos jodemos.

—Sin provisiones no podemos hacer nada.

Literalmente Carl y yo miramos de un adulto a otro en esta discusión.

—Exacto— finaliza Rick a su discusión —Comida, agua y municiones.

Carl le sigue y yo a él, estoy segura de que no me iré si ellos no se van, así que los sigo.

Por dentro la iglesia parece muy limpia, a excepción de un poco de polvo sobre las bancas. De inmediato me acomodo, plantando mi mochila sobre el suelo mientras Judith levanta sus bracitos en señal de que quiere levantarse.

Miro a Carl para decirle, pero él está muy ocupado hablando con los demás sobre una clase de plan para conseguir más provisiones. Ella parece apunto de llorar así que la tomo en brazos y Judith mira a su alrededor con más alivio.

Me parece muy tierna la forma en la que la rubia mira a todos lados y reconociera a todos a su alrededor, como si los conociera desde siempre o más bien, si lo hace, ella conoce mejor a todos que yo.

—Estas cansada, ¿Verdad?— le hablo en voz baja para que nadie me escuche —Yo también, pero, hoy dormiremos como reyes, ¿Sabes?

Ella balbucea y asiento como si tuviera una conversación casual con ella.

—Así es, estamos mejor aquí dentro y tu estás a salvo con todos nosotros ahora— sonrío cuando me mira —Estas a salvo, porque todos aquí harían hasta lo imposible para protegerte. Incluyéndome.

—¿Con quién hablas?— Carl me hace saltar como un gato cuando llega de imprevisto.

—¡Ay! ¿No te enseñaron a hacer ruido para no asustar a la gente?— lo miro exaltada —Eh, no hablaba con nadie, no sé de qué me hablas.

Señala a Judith en mis brazos con la mirada, entonces suspiro con más alivio.

—Tiene hambre, creo.

Le entrego a la bebé, mientras ella vuelve a balbucear pero esta vez sobre los brazos de Carl.


Rick junto a algunos del grupo y el párroco saldrían por más provisiones para todos por lo que a los demás nos tocaba quedarnos y cuidar de este lugar solo por este tiempo en el que nos quedaríamos.

Es así como camino por la iglesia, observando las imágenes colgadas fuera de la oficina de Gabriel con tanta curiosidad que me es imposible no quedarme plantada por aproximadamente varios minutos.

—Judith ya se durmió— menciona la voz de Carl.

Asiento sin observarlo, el chico al parecer nota que apenas y le pongo atención ya que se gira a verme y se acerca muy confuso.

—¿Qué estamos viendo?— pregunta él.

Señalo el dibujo frente a mi —¿No es raro?

—¿Qué cosa?

—Está pintado con crayola pero le entiendo a la perfección— entrecierro mis ojos —Estoy segura de que lo pintó un niño de cinco años.

—¿Y...?

Lo miro —Ese niño pudo haber sido la reencarnación de Picasso y nadie lo supo.

Él sonríe por alguna razón —¿Y...?

Ruedo los ojos —¡Estamos frente a la pintura de la reencarnación de Picasso!

—Bonnie, aveces me das miedo.

Suelto una inhalación de indignación —¿Cómo te atreves?

Imita mi acción —Es solo un dibujo de alguna clase de catecismo que el padre Gabriel pudo haber hecho.

—Bueno, también, pero prefiero mi hipótesis.

—¿Eras religiosa?

Niego —Mi madre si, mi padre no tanto pero mis hermanos menos así que no, lo único religioso que hice fue rezar antes de irme a dormir. ¿Qué hay de ti?

—Iba a la iglesia con mis padres los domingos y los sábados a comer, mi día favorito.

Sonrió levemente —Que lindo debió haber sido.

Él asiente —Lo fue, especialmente por la comida.

—¿De qué hablan?— la voz de Rick nos interrumpe.

Me giro a él de inmediato, antes de lograr quitarle la mirada de encima a Carl.

—Eh, de Picasso— señalo la pintura —¿Usted está de mi lado o del lado de su hijo?

Rick forma una leve mueca —Bonnie, puedes hablarme de .

—Es por respeto, papá— asegura Carl.

—Sí, pero no quiere aceptarlo porque lo hace sentir viejo— alza ambas cejas e imito su acción —¿Estoy mintiendo?

—Yo venía porque necesito hablar con los dos.

Mi ceño de aligera —Yo no fui.

—¿Qué?

Niego —Lo que sea que te contaron, no fui yo... eh, eh ¡Fue Carl! Le dije que no lo hiciera pero...-

—No es nada malo— asegura Rick con una sonrisa, mientras el chico junto a mi me lanza la mirada más indignada que haya visto —Es sobre este lugar.

Suspiró aliviada —Ay, perdón, la costumbre.

—Escuchen los dos— pide él y entonces ambos le prestamos toda nuestra atención —No confío en ese tipo, es...-

—¿Por qué?— le inquiere Carl de inmediato.

—¿Por qué tú si?

Encogió sus hombros, miro como intenta buscar las palabras correctas pero simplemente no puede.

—Bueno, creo que no todos pueden ser malos, ¿O sí?— hablo, tratando de ayudar —Aveces las apariencias no engañan, él no parece un tipo malo y... gruñón.

Asiente, —Yo no confío en él y por eso irá conmigo, pero quizá hay más, así que les pido que estén alerta y protejan a Judith con Tyreese, ¿Sí?

Ambos asentimos al mismo tiempo, sin decir nada más.

—Ahora, quiero que presten atención— ambos respondimos con un bien —No están a salvo, no importa cuántas personas estén a su alrededor, o cual tranquilos se sientan, no importa lo que digan o lo que creas, no están a salvo, todo cambia en un segundo. Un segundo y se acabó, nunca bajen la guardia, jamás. Prometanlo.

—Lo prometo— hablamos en unisonido.

Rick retrocede en el momento en el que me cruza de brazos.

—Papá— Carl llama antes de que este se vaya —Es verdad, somos fuertes, pero... significa que aún podemos ayudar a las personas y arreglarnos solos si las cosas salen mal, y... si somos fuertes no tenemos nada que temer, tampoco escondernos.

—Pues él esconde algo.

—Estaremos a salvo.


Hay personas malas en este mundo, nos hemos cruzado con bastantes para ser un corto camino, o al menos el mío.

La mitad del grupo ha salido, si no es que todos y yo he encontrado lo que parecen ser arañazos en la pared de la iglesia, en la cual por cierto hay un escrito que dice «arderan por esto»

—¿Crees que tu papá tuviera razón?— me pregunto cuando Carl y yo volvemos a la iglesia para cenar.

Carl de queda pensativo, encogiendo sus hombros poco después.

—Bueno, no sé, ya lo escuchaste— me mira —No estamos a salvo en ningún lado, le diré lo que pasó si no te molesta, claro.

Niego —No me molesta, haz lo que sea con tal de que no terminemos otra vez siendo comida de personas en lugar de muertos.

Más noche, estoy casi segura de que Carl le ha dicho a Rick lo que paso, pues este se nota más inseguro aunque fingía para los demás.

No quiere preocuparnos.

—Ya le has dicho, ¿no?— miro a Carl cuando se sienta junto a mí con su plato de comida.

Él asiente, sabiendo perfectamente a lo que me refiero.

—¿Qué dijo?— añadí con curiosidad.

—Que él se encargará, pero quizá por ahora nos dejará disfrutar nuestra cena juntos luego de habernos separado.

Suspiro —Es difícil para él, no me lo imagino, si yo fuera líder ya me hubiera quedado pelona.

Carl ríe un poco, haciéndome mirarlo algo asombrada. No es como si fuera el chiste más rancio que he escuchado.

—¿Qué? ¡Es la verdad!— sonrió al escuchar su carcajada pegajosa.

—Lo sé, es que... es que te imagine— forma una mueca que indica más risa.

Entonces yo también me imagine, riendo junto a él en aquella iglesia junto a todos. No somos los únicos que reíamos, pues hay más que eso, hay platicas, intercambio de modales, muchas cosas que indican una familia.

Luego de que mi estómago doliera por reírme tanto, sorbi mi nariz limpiando mis lágrimas, pues entre más nos mirábamos, más risa nos da.

—Quiero proponer un brindis— Abraham aclara su garganta, haciéndonos callar a ambos.

Todos lo observamos con atención, dejo el plato frente a mi mientras recargo mi espalda contra el hombro de Carl.

Es cuestión de segundos para que vuelva a hablar.

—Cuando miró alrededor, veo sobrevivientes, cada uno de ustedes... se ganó ese título, ¡Por los sobrevivientes!

Levanto mi vaso mientras brindaba junto a los demás, —¡Por los sobrevivientes!— digo.

Chocando mi copa contra la de Carl con delicadeza, luego con la de Michonne y finalmente con la de Rick.

—Sí, ¿Así quieren vivir?— vuelve a hablar —¿Levantarse a la mañana, luchar contra los muertos, buscar comida, dormir con los dos ojos abiertos y al día siguiente hacer lo mismo? Pueden vivir así, ustedes son fuertes, son listos. La cosa es que para ustedes, para lo que pueden hacer, eso sería rendirse, podemos llevar a Eugene a Washington y hacer que los muertos mueran y que los vivos recuperen su mundo, eso no es un mal negocio por hacer un simple viaje.

Judith suelta un quejido, lo cual me hace mirarla con atención, apenas está a quedándose dormida sobre el pecho de su padre.

—Eugene, ¿Qué hay en Washington?

El mencionado se aclara la garganta y procede a hablar: —Infraestructura construida para soportar pandemias de cualquier tipo de magnitud, hay comida, combustible, refugio, reinicio.

—No importa cómo se haga, no importa cuando tiempo se demore en reiniciar estarán a salvo ahí, más de lo que estuvieron cuando empezó esto, acompáñenos, salven al mundo por esa niña— señala a Judith —Por ustedes mismos, por toda esa gente que no puede hacer nada más que sobrevivir.

Rió un poco cuando Judith balbucea como si intentará opinar sobre las palabras de Abraham.

—¿Qué cosa?— le pregunta Rick a la bebé —Creo que sabe lo que voy a decir... dijo que irá, si ella va yo voy. Iremos.

Algunos aplauden con delicadeza mientras el líder se levanta. Me levanto al igual, tomando mi plato y dejándolo sobre la mesa cuando los pasos de Maggie me hacen mirarla.

La castaña de cabello corto me sonríe, dejando su plato totalmente limpio en cuestión de segundos.

—Glenn me dijo que hablaron— menciona de pronto.

Mis ganas de huir aumentaron.

—Eh, sí— balbucee.

Ella me observa confusa debido a que apenas y puedo articular aquellas dos palabras.

—Soy Maggie, por cierto, creo que no habíamos podido hablar.

Niego —No, no habíamos...— aclaro mi garganta, por alguna razón me comenzaron a salir gallos —Soy Bonnie.

—Un gusto conocerte al fin— sonríe aún más —En fin, me alegro que estés con nosotros, Rick nos ha dicho a algunos que te encontraron y los ayudaste.

—Rick chismoso— murmuro entre dientes solo para mi.

Pero al parecer ella me ha escuchado ya que, ríe un poco junto a mi, llevándose algunas miradas curiosas.

—Lo siento, no le digas que dije eso— pido.

Ella niega —Tu secreto esta a salvo, no te preocupes.

Asiento —Bueno, es verdad lo que dijo, aunque ellos me salvaron a mi porque estaba sola.

—¿Habías perdió a alguien?— suelta como si nada, como si ya estuviera acostumbrada a ello.

Desvío la mirada a como puedo —Sí, pero ya paso así que no puedo regresar el tiempo, no es como si fuera Stephen Strange y tuviera una gema del tiempo.

—Te juntas mucho con Carl, ya lo veo.

Rió ligeramente —Sí, también soy fan de Marvel, no es algo nuevo... aunque para ti sí, olvida lo que dije.

Asiente —Lo es, que bueno que se lleven tan bien.

Maggie toma mi plato, limpiandolo también.

—Uh, gracias— sonrió —Me caes bien, ayer hable con Glenn y me dijo que estábamos seguros pero nada más, tengo problemas para dormir.

—Me contó, solo quería asegurarme de que te sintieras cómoda con los demás.

—Bueno, ahora el proceso va un poco lento pero solo un poco, estoy segura que para mañana será mejor.

Cuando termina con el plato, lo deja junto a los demás, así como el tenedor y luego se vuelve a mi.

—Esperanza— añade de pronto.

—¿Qué?

—Tienes esperanza, eso es bueno, todos deberíamos tenerla.

—Eres la primera persona que me lo dice...— miro el techo —Creo, no recuerdo que alguien más me lo dijera.

—Es bueno que lo sepas... mi padre solía decirme que la esperanza es buena, tu eres la esperanza— ella sonrió.

Mi expresión se aligera al escucharla decir eso, se siente lindo a decir verdad, me siento especial.
























━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: *aparece como si nada luego de casi un mes*

Holaa, espero les guste el cap, recuerden votar y comentar, me ayudaría muchísimo yyy gracias por el apoyo que le dan al fic <3

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Baii, cuídense 😽

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