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chapter fourteen. time, curious time

𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐍𝐆
꒰ ۫₊˚ɞ chapter fourteen .˚ׅ🏹 ຊ ҂
❝ time, curious time ❞

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El tiempo, el tiempo es curioso.

Se va demasiado rápido frente a tus ojos y te roba vida, te roba tiempo de hacer diferentes actividades.

Si alguien me lo pregunta, diría que el tiempo es nuestro peor enemigo, en especial en tiempos como estos, donde cuando menos te das cuenta mueres, te hirieren física y sentimentalmente.

¿El tiempo? Nos jode a todos.

—¿Él está bien?— hable al detenerme en la puerta de la enfermería.

Rick, quien iba saliendo de la enfermería no le dio de responderme cuando volví a hablar.

—¿Y Tara? ¿Ya despertó? ¿Qué hay de eugene? ¿Noah? ¿Glenn está bien? ¿Está vivo?

Levantó ambas manos, abriendo su boca para hablar.

—¡Por dios, respondeme!— grite sin mala intención.

Rick me dio una mirada de desaprobación, —Bonnie, tranquila, Glenn esta bien.

Suspire aliviada —¿Y q...?

—Tara aún no despierta, eugene sigue algo ajetreado.

—¿Qué hay de noah? ¿Él está bien?— trague en seco y con la respiración alterada.

Sin embargo; rick no responde. Se mantiene callado frente a mi y entonces entiendo, entiendo todo.

—Ay...— susurro bajito, formando una mueca y tomando los lados de mi cabeza como si un horrible sonido me aturdiera —Ay, no.

Maggie aparece a lado de Rick como si escuchará mi voz desde adentro, me mira y me toma del hombro.

—Vamos, Glenn no deja de preguntar donde estás— me dice ella —¿Estás bien?

—Eso mismo iba a preguntar— acuerda Rick, sin dejar de mirarme como si pudiese ver a través de mi.

Me trago todo lo que tenga para decir y todo lo que tenga para sentir, asiento con la cabeza y entro a casa con Maggie, imaginando que todos esos pensamientos de huir se queden afuera, pero una vez que empiezan a morir no se detiene jamás.

Glenn está recostado sobre la camilla de la enfermería, está prácticamente intacto pero aún así se encargan de revisarlo.

—Hola— le saludo —¿Que te paso? Creí que sabías salir por provisiones.

Glenn ríe un poco —Estoy bien, escuché como le gritaste a Rick, ¿Qué se tiene salir intacta luego de gritarle?

Maggie, que me sigue el paso, se ríe, provocando que se me contagie un poco su felicidad.

—Me siento bien— formo una expresión asustadiza fingida —¿Sigue aquí? Siento que si vuelvo a respirar me enviará con mis padres.

Ambos adultos ríen, pero cuando me giro me doy cuenta que Rick en efecto sigue ahí, me da una mirada divertida antes de salir de la enfermería.

—Les dije, me matara mientras duerma— susurró con diversión una vez que me giro a los adultos.


Es curioso también como las personas llegan a nuestra vida, cómo es que llegan para entender a la perfección la situación que vives. Al menos eso empiezo a creer cuando estoy empacando algunas de mis cosas con la casa en silencio, escucho la puerta cerrarse en el piso de abajo.

Parece inercia, pero quizá no lo es, tomo el cuchillo que tome de la cocina y camino por los pasillos sosteniendo de este con fuerza. Sé que soy un poco pequeña a comparación de un adulto, pero si algo bien me enseñó Phoebe es a usar los cuchillos en cualquier situación. Recargo la espalda a la pared cuando escucho los pasos que caminan hasta la cocina de ida y devuelta, me alegro tanto asomar la cabeza para ver el cuerpo de Meredith apunto de salir de la casa.

—¡Oye!— le llamo, con el ceño fruncido —¿Que haces?

Meredith sube la mirada, igual de confundida que yo.

—Hola, lo siento, pensé que no había nadie— me dice, lleva una coleta peinada, por lo que el rostro le queda más descubierto —Mi mamá dijo que les trajera un postre que preparo para Glenn y Maggie, dice que espera que se recupere Glenn pronto y les manda saludos.

Aquello me sorprende un poco —¿En serio?

Ella ríe un poco —Sí, así es, ¿Por qué te sorprende tanto?

Niego —No, nada, no pensé que aquí fueran tan amables.

Meredith asiente como si lo entendiera —Bueno, así es mi mamá al menos— mira lo que hay en mis manos —Ya puedes bajar el cuchillo.

Entonces yo también lo hago, miro el cuchillo y lo escondo detrás de mi.

—¿Que viste?

Ella piensa —A ti recibiendo el postre de mi mamá y sonriendo muy amable.

Asiento —Gracias y por el postre también, le haré saber a Maggie que fueron ustedes.

Estoy apunto de darme media vuelta cuando ella avanza unos pasos.

—¿Puedo... preguntar por qué traes un cuchillo contigo?— inquiere.

Me giro a verla —No es nada, es que creí que eras algo más.

Ella alza una ceja —¿Uno de ellos?

—No los llames así— le pido, negando con la cabeza.

—Lo siento— murmura —¿Cómo los llamas?

—Muertos... O caminantes, así aprendí a diferenciar entre vivos y los que no lo están— me recargue sobre la pared —¿Por qué la pregunta?

Niega —No es nada, solo curiosidad.

Bajo la mirada al cuchillo entre mis manos —¿Por qué estabas en el techo la otra noche? Hacia frío y era de madrugada— frunzo un poco mi ceño, aprovechando el momento de honestidad.

Meredith se tensa ante la repentina pregunta que sale de mi boca, deja de mirarme y busca algo entre la pared que tiene en frente, como si ahí existiera la respuesta contraria a lo que realmente paso.

—Solo necesitaba aire— responde —No podía dormir, a veces es bueno respirar un poco de todo eso.

No puedo encontrar más verdad en sus palabras.

—También me gusta salir de los muros— confiesa y la miro algo sorprendida por ello.

—¿En serio?

Asiente —Sí, el bosque es silencioso cuando no están esas cosas...— mi expresión se tensa un poco —Lo siento, los muertos, cuando no están ellos.

Entonces se me ocurre una idea, miro la mochila en la cama y el cuchillo otra vez.

—Gracias por el postre— corto la conversación.

—De nada— me sonríe —Fue grato hablar con alguien más que con Ron.

Sonrió —No hay de que, ¿Puedes cerrar cuando salgas?

Acepta, saliendo por la puerta principal y yo espero a escuchar la puerta golpear contra la madera para volver a mi habitación.

El bosque, la naturaleza, todo es más cómodo cuando no hay muertos rondando en ningún lado, lo descubro de manera inmediata cuando camino en silencio por los árboles, los pájaros cantan encima de ellos y no estoy segura, pero es la única vez que miro una ardilla y no me da hambre.

Mi recorrido dura horas, quizá mas de lo que creo, cuando partí era por la mañana y ahora parece estar apunto de oscurecerse, así que mido el tiempo con el sol, conforme se empieza a esconder y me mantengo en mi soledad. Me siento sobre el suelo lleno de hojas, miro el diario entre mis manos, parecen siglos desde que no escribo nada ahí, así que hoy reanudo mi escritura desde aquel día en la carretera, justo antes de encontrar a Rick y Carl en esa casa. Relato todo lo importante y marco algunos nombres para recordarlos como: Tara, Maggie, Glenn, Carl...

Escucho una vez mas esos pasos de hace unos momentos, cuando asomo la cabeza un poco veo el sombrero de Carl y su expresión asustadiza que me hace reír un poco. ¿Qué hace? Sea lo que sea, no parece muy tranquilo.

—Carl deja de seguirme— le digo, viendo cómo se sobresalta por mis palabras —Se que me sigues, pero estas muy lejos de mi.

—¿Ya sabías?— pregunta, viendo por todos lados.

Asentí como si pudiera verme —Pisas muy fuerte.

Escucho la rama romperse, pero me mantengo sobre el suelo.

—Solo vuelve, ¿Sí? Me asustas, no seas un acosador o dejaré de ser tu amiga.

—No deberías escaparte sola.

—Lo hago cuando hay alguien que va a morir— admití.

Se mantiene callado unos segundos, lo cual me hace levantar la mirada al darme cuenta que está frente a mi.

—Supongo que no ibas en dirección incorrecta— menciono.

Carl se detiene de golpe al verme, bajando la mirada unos segundos y luego extendiéndose la mano para ayudarme a ponerme de pie.

—Ven, vamos a volver.

Niego —No puedo.

Frunce su ceño —¿Por qué?

Tome su mano entonces, poniéndome de pie con su ayuda mientras al hacerlo me percato de que hemos quedado demasiado cerca del otro.

Al principio me atareo, no he estado a tan poca distancia con él, mucho menos con mi mano sobre la suya, su tacto se siente como si quisiera hacerme explotar y su mirada me intimidaba un poco, lo que hizo que mis mejillas tornarse rosadas al quedarme frente a él.

—Ya lo dije...— susurro un poco ajetreada —Lo hago cuando alguien va a morir.

Me doy vuelta, soltando su mano con delicadeza mientras él sale de dicho transe que nos conecta.

—Oye...— me giré a él un segundo —¡Las traes!

Toco su hombro y salgo corriendo por el bosque, soltando leves carcajadas al verlo tropezar y haciendome a un lado cuando está apunto de tocar mi hombro.

Entonces me detengo y Carl choca conmigo frente a ese grupo de muertos que pasa frente a nosotros.

—Ah, que mal— formo una mueva y mi sonrisa se va.

Carl vuelve a tomar mi mano, asustandome por completo cuando lo hace.

—Vamonos de aquí— pide, mirándome a los ojos.

Es como si aquel gesto me hinoptizara por completo, mi cuerpo se mueve antes que mi mente, así que empiezo a seguirlo en silencio hasta un tronco con un hueco enorme, perfecto para ambos.

—¿A qué te... referías con eso?— susurra Carl.

Lo miro, frunciendo ligeramente mi ceño, volviendo a subir mi alma a mi cuerpo —¿Qué quieres decir?

—Con que haces esto cada vez que alguien va a morir.

Asiento con poco aliento —Ah, eso... bueno, suelo huir antes de que la otra persona lo haga.

El chico me observa con curiosidad, muy interesado en lo que le digo.

—Han sido demasiadas personas, Carl— niego —Noah... antes hemos perdido a Bob, Tyresse, Beth, Phoebe, mis padres, mis hermanos... no sé si podré con más.

—¿Esta es otra crisis existencial?— se pregunta y ruedo los ojos —Lo siento, tienes razón, si fuera tu entraría en crisis también pero, hay personas que seguimos aquí y que te quieren.

Sonrió ligeramente —A veces me pregunto cuanto tiempo será eso.

—Mucho— se apresura a responder —Vamos a estar aquí mucho tiempo.

—¿Sabes? A veces me gusta que seas tan positivo, pasame el tip.

Sonríe, desviando la mirada de la mía.

—Nada es perfecto— acepta —A veces también tengo esas pesadillas en las que estoy en el bosque, como uno de ellos.

Mi ceño se aligera —Yo... yo suelo soñar con mis padres y... ese incendio, los veo— confieso.

Me quedo callada cuando escuchamos los gruñidos de todos esos muertos que nos han estado siguiendo.

—Volvamos, son demasiados— propone el chico.

—Nos alcanzarán— aseguro —Es... es mejor escondernos.

—¿Es una excusa para quedarte aquí conmigo?— bromea él.

Bufo con sorpresa ante su comentario —Ya quisieras, Carl.

Él ríe un poco —¿Te molesta que te siga?

Niego —No, solo me sorprende.

Frunce un poco el ceño —¿Por qué?

—Porque nadie antes lo había hecho por mi— admito —Y tu... es raro que lo hagas tu.

Encogió sus hombros —Solo digo lo que pienso, al menos la mitad de eso.

Lo miro, sin mirarlo a los ojos porque siento que si lo hago volveré a desorientarme como hace unos momentos.

Me mantengo en silencio, sin sacar otro tema de conversación más en realidad, no tengo nada que decir y el silencio es cómodo, al menos para mí.

El silencio se hace más profundo cuando los muertos se van por completo y nos ignoran también, así que me asomo un poco para mirar a todos lados y luego volver a mi antigua posición.

—¿Ahora si volveremos?— se preguntó el chico.

Asiento con una sonrisa en mis labios —Sí, ahora si volveremos, señor miedoso.

Él ríe al seguirme el paso —¿Quién es la que huyo en primer lugar?

—Tenía mis razones.

Carl está apunto de hablar, no obstante, los jadeos de caminante lo hacen callar y a mi también, así que sin dudar dos veces salgo corriendo del lugar, escuchando los pasos apresurados del chico poco después.

—¿Qué está pasando?— escucho un murmuro por parte de Carl.

Lo miro y después a la comunidad, hay personas yendo y viniendo por todos lados, pero en la misma dirección.

—¿Qué pasa?— frunzo el ceño.

—Creo que...— Carl suspira —Creo que es sobre mi padre.

Entonces se echa a correr, por lo que le sigo el paso hasta llegar a los demás. Había gritos, muchos gritos. Golpes, cosas rompiéndose. Suena como algo que había vivido pero no recuerdo dónde.

—¿Ese es...?

—¡Rick! ¡Basta!— me adelante, corriendo hasta la escena.

No entiendo nada.

Rick y Pete, el esposo de Jessie se golpean entre sí, llenos de sangre y sin detenerse.

Jessie intenta detenerlos tomando a Pete que se encuentra encima de Rick pero, ella simplemente sale disparada al suelo debido al golpe que su esposo ha lanzado hacia ella.

Observo como Meredith corre hacia ella, ayudándola a ponerse de pie. Me le uno entonces al tomar a Jessie del brazo para terminar de levantarla.

—Papá, suéltalo— pide Carl, intentando tomar a Rick pero también es empujado.

—¡Basta! Ya basta— exclama Deanna, pero ninguno se mueve —¡Diablos Rick, te dije basta!

—¿O qué?

Retrocedo cuando saco su arma, apuntando a todos a su alrededor.

—¿Me van a echar?

—Baja el arma, Rick— pide la líder de la comunidad.

Rick no se mueve en ningún momento, ni siquiera yo puedo moverme, me he quedado plantada sobre el suelo junto a Jessie.

—¿Aún no lo entienden?— se gira a los demás —¡Ninguno! Sabemos lo que hay que hacer y lo hacemos, somos los que sobrevivimos. Ustedes se quedan sentados, planean y vacilan, y fingen que lo saben ¡Pero no! Desean que las cosas no fueran como son, ¿Quieren vivir? ¿Quieren que este lugar siga en pie? ¡No podrán hacerlo a su modo, las cosas no se arreglan solo porque ustedes lo desean, desde este momento tenemos que vivir en el mundo real! Debemos controlar quien vive aquí.

—Eso jamás había sido tan evidente como ahora— le responde Deanna.

—¿Por mi? ¿Te refieres a mi?— se señala a sí mismo —Ustedes destruirán este lugar, harán que mueran personas ¡Ya hicieron que mueran personas! Y no voy a quedarme parado a ver cómo pasa, él que no pelea, morirá, ¡No me quedaré al marg-

Se queda callado cuando Michonne llega e impacta un golpe sobre su cabeza. Solo así, sin aviso, el pobre Rick queda inconsciente.

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