chapter four. mint candy
𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐍𝐆
꒰ ۫₊˚ɞ chapter four .˚ׅ🏹 ຊ ҂
❝ mint candy ❞
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—¿Dulce de menta?— le ofrezco a Carl.
Él asiente, tomando el dulce de colores blanco y rojo.
—¿Los encontraron cuando salieron?— se pregunta.
Asiento, sacando la bolsa de mi mochila y mostrandole la cantidad de dulces, son pocos pero es algo.
—Si me lo preguntas, es mejor que las barritas de fruta.
Las barritas por obvias razones dejan la boca seca o al menos a mi.
—Si querías agua me hubieras dicho— menciona.
También me he bebió toda mi botella de agua.
Niego —Estoy bien, los dulces de menta son mi salvación ahora.
Ambos nos detenemos junto a los adultos, quienes miran un letrero sobre el vagón de tren, el cual dice:
SANTUARIO PARA TODOS
COMUNIDAD PARA TODOS
los que llegan sobreviven.
—¿Qué crees?— pide saber Michonne a Rick.
—Vamos— responde él, con seguridad —Vamos.
Y así es, impartimos camino hasta el llamado Terminus, por ahora no hay muchas opciones o lugares a dónde ir así que, supongo que no queda de otra.
—Aún nos queda agua para un día— menciona Rick.
—Tenemos suerte de que haya hecho algo de frío, ¿No?— respondo.
Él asiente —Sí, pero...— se mantiene callado al ver que yo no lo miro.
Pues estoy muy ocupada viendo a Carl y Michonne intentando empujarse el uno al otro de las vías del tren.
—¿Qué hacen?— inquiero.
—Ganó una apuesta— me responde Carl.
Michonne niega —Sigue soñando.
—No me caí.
—Aún no.
Miró a Rick y él a mi, mientras yo me quedo en mi lugar y él avanza hacia ellos para regañarlos.
Finalmente Michonne pierde la apuesta y ha pagado por ella, luego de eso podemos seguir nuestro camino con más rapidez que antes.
Por la noche acampamos en medio del bosque apesar del frío, pues no hay otro lugar al cual ir y a decir verdad, el poco calor que emanaba del sol era mejor por la mañana.
—¿Cuanta hambre tienen? ¿Del uno al diez?— inquiere Rick, cuando esa mañana preparamos el desayuno.
Y por desayuno me refiero a una lata de frijoles que teníamos.
—Quince— responde Carl.
El adulto posa su mirada en mi y entonces respondo: —Un veintidós.
Está vez es a Michonne a quien ve —Veintiocho.
Sonrío levemente, evitando que la fogata se apagué frente a nosotros.
—Bueno, ya paso mucho tiempo, iré a revisar las trampas.
Este se levanta y aprovecho para sentarme totalmente en el suelo frío.
—¿Puedo ir contigo?— le pregunta Carl a su padre.
Él acepta, —¿Por qué no vienen los dos? Así aprenden ambos— Rick nos sonríe.
Levanto la cabeza hacia él y asiento, encogiendo mis hombros —Está bien, pero si no hay nada en la trampa y me caigo me recogen— señaló a ambos.
El adulto ríe ligeramente, apagado la fogata al mismo tiempo e invitando a Michonne.
Es así como los cuatro partimos de nuestro pequeño acampamento por el bosque.
—Nos quedaremos un día o dos más, descansen un poco más— indica Rick, en el camino mientras yo bostezo.
—¿Ya sanaste?— le pregunto —¿Totalmente, no te vas a desmayar dos días ni nada?
Él asiente —Falta poco.
—Estamos cerca, ¿No?— añade Carl junto a mi.
Ambos nos encontramos caminando en medio de los adultos.
—¿De Terminus?
—Sí.
Lo miro con atención y en espera de su respuesta.
—Así es.
Asiento, metiendo mis manos en mis bolsillos, pues ya comienza a hacer frío y en el bosque mucho más.
—Cuando lleguemos... ¿Vamos a decirles?— suelta Carl.
Lo miro con atención, sin perder de vista mi camino o me caería.
—¿Decirles qué?— inquiere Michonne antes que yo.
El chico se encogió de hombros —Decirles todas las cosas que nos sucedieron, las cosas que hicimos. ¿Les diremos la verdad?
Ninguno responde, en realidad es que ni yo me había hecho esa pregunta, porque ni Rick, Michonne o Carl me preguntaron algo sobre lo que había hecho anteriormente.
—Bueno, les diremos quiénes somos— Rick respondió.
—Pero, ¿Qué diremos? Es decir, ¿quiénes somos?
Formo una mueca —Carl, te hizo daño no comer, mejor calla antes de que me de una cris...—
Me interrumpo cuando escucho los gruñidos de un muerto, es uno que viene hacia nosotros. Saco el cuchillo de mi cinturón y lo tomo con fuerza, caminando junto a Carl hasta el muerto cuando Michonne se encarga de él en cuestión de segundos.
Cuando llegamos hasta la trampa mencionada por Rick, él corre hasta ella al ver al pobre animalito que sería nuestra cena.
—¡Eso es!— celebra —Servirá.
Cuando Rick se pone a explicar la trampa, pongo toda mi atención posible, tratando de no perderme ningún detalle sobre este, incluso cuando los gritos de un hombre a lo lejos me hace girarme.
Carl corre sin dudar hacia los gritos, siendo llamado por su padre, quien también corre tras él y lo esconde antes de ayudar al tipo rodeado de muertos.
Es demasiado tarde para él, está rodeado y sin escapatoria.
—Debemos irnos— murmura Michonne.
Asiento ante la indicación de la adulta, pues ya había muertos siguiendonos al escucharnos.
Aquellos nos siguen, no son los únicos que hay, la mayoría de las vías estaba rodeada de ellos.
—Pensé que podría haber un par de cosas por este lado— digo a los tres.
Los había guiado hasta una carretera totalmente sola que una vez recorrí antes de llegar a los suburbios.
—Creo que vi una tienda a unos metros de aquí— añado.
—¡Hey, miren!— señala Carl.
Hay un auto abandonado en medio de la carretera, nos acercamos a husmear dentro, pero no hay más que cobijas, ropa y papeles tirados por todos lados.
Cuando la noche cae, Michonne y Rick se encuentran afuera, habíamos terminado de cenar aquel conejo de la trampa que hizo Rick.
Las personas dicen que si cenas y te ibas a dormir tenías pesadillas, muy malas pesadillas.
No lo había tomado en cuenta, pues en cuanto termine de comer me sentí cansada y me fui a recostar en el auto, justo en el asiento del copiloto, mientras Carl se recostaba en el del piloto. Los grillos son lo único que se escuchan, mis manos titiritearon y mi cabeza se levantó al sentir una mirada.
Mis sospechas son ciertas.
Hay un obeso hombre en la ventana, mirándonos a ambos pero en especial a mi, con una sonrisa que me obligo a retroceder.
—¿Q-Quién es ese?— digo entre balbuceos a Carl.
Él niega, abriendo los ojos tanto como pudo. Mis manos temblaban al mirar a más hombres rodear a Rick y Michonne, ambos siendo apuntados con armas en sus cabezas.
Él murmura algo pero no logró escuchar.
—N-No podemos...— tartamudeo el chico —Ese... ese es...-
—¿Lo conoces?
Un hombre de cabello largo salió desde su lado del auto, hablaba con el otro tipo que parecía ser el líder y el que se encarga de apuntarle a Rick.
Me sobresalto cuando bajo su arma y en cuestión de segundos es golpeado por otro tipo. Las cosas se han descontrolado, hay demasiada sangre saliendo de él.
Me tardo un poco en procesar que el tipo de la ventana ha abierto la puerta en cuestión de segundos y me ha tomado del brazo. Pataleo con mi vida, mientras Carl le grita y sale al igual.
Por obvias razones es detenido también. El cuchillo amenaza mi cuello, que es tomado con fuerza, así que suelto quejidos de dolor y miedo al mismo tiempo, mientras le ruego a todo lo que exista que nada nos pase.
—¡Fui yo, solo yo!— exclama Rick.
—¿Ves? Eso está bien, tu no estás mintiendo— escucho —Podemos revolver esto, somos razonables.
Por las risas no logro escuchar nada más, mis piernas tocan el suelo en un fuerte golpe, no sé cómo, pero logro girarme al tipo y retroceder en el suelo, temblando y con lágrimas en mis ojos.
Sé lo que hará, mi madre me había hablado de esto desde que tengo memoria, del peligro, de la confianza que debo tenerle si este momento pasa.
Lo peor de todo es que ella no está aquí y aún así está pasando.
El tipo ríe por encima de mi, yo sollozo, peleando con todas mis fuerzas y sin rendirme, arañó su rostro con tal de quitármelo de encima pero es más fuerte que yo, sus manos toman las mías cuando escuchamos un disparo.
Todo se va tan lento y rápido al mismo tiempo, ahora Rick pelea, pelea por todos.
Mi cabeza toca el frío y rasposo suelo donde mi mejilla fue a dar, hay estas gotas de agua saliendo de mis ojos hasta mis mejillas, mientras veo a Carl a lo lejos, pataleando al igual pero muy acorralado para lograr huir. Nuestras miradas se conectan unos segundos antes de que cierre mis ojos y espero a que todo pase.
Cuando menos lo espero, hay un charco de sangre, disparos, incluso el tipo que está encima de mi se levanta a tomarme el cuello y amenazarme con el cuchillo.
—¡Voy a matarla! ¡la mataré!— exclama en mi oído.
Michonne se encuentra apuntándole con el arma, —¡Déjala ir!— le grita.
—Michonne...— susurro en ayuda, con la voz entrecortada.
Rick se levanta del suelo con el rostro lleno de sangre, mira el tipo con tanto coraje que me asusto. Él susurra algo que no logro escuchar y caigo al suelo cuando me deja caer de golpe.
Me arrastro sobre el suelo hasta refugiarme en los brazos de Michonne, mi rostro pegado hacia ella mientras Carl se nos une. No quise ver y me evite de todo al solo escuchar los quejidos y luego... silencio.
El resto de la noche no puedo dormir, he estado llorando hasta cansarme con Michonne acariciando mi cabello con lentitud. A este punto sufro hipo saliendo de mi boca, había logrado tranquilizarme y tranquilizar mi cabeza de lo que paso.
Cuando partimos de nuevo a la carretera, tomo mis cosas y camino detrás de todos. Carl intenta hablar conmigo pero le niego con la cabeza, tratando de decirle todo solo con eso.
—Estamos cerca, llegaremos de día— escucho decir al amigo de ellos, Daryl.
—Ahora iremos por el bosque, no sabemos quiénes son— idea Rick.
En cuestión de segundos, estamos caminando por el bosque hasta llegar a la reja, miro un poco a través de ella hacia el letrero que dice Terminus en mayúsculas.
—Separemonos, vigilemos un rato y veamos qué hay, preparémonos— se gira a Carl y a mi —Manténganse cerca.
Camino apunto de seguir a Michonne cuando Carl se me adelanta, me quedo de pie frente a Rick.
—Supongo que podrás ayudarme— me sonríe —¿Quieres hacer los honores?
Miro la pala que me ha puesto frente a los ojos, la tomo con delicadeza y camino por el bosque.
Entierro la pala y la desentierro con tanto coraje que he hecho algo de polvo. Mis manos siguen temblando, pero no me detengo, estoy apunto de tropezar cuando Rick toma la pala.
Me siento mal, creo que eso es algo que se nota a kilómetros, siento aún como si las manos de aquel hombre siguieran tocando las mías cuando no es así.
Ya no hay peligro alguno, pero yo siento que sí.
Él está muerto, no puede hacerme daño.
—Está bien, yo le sigo— murmura Rick.
Suspiro, alejándome y simplemente aceptando. Poco después Daryl vuelve, tiro la tierra encima de la maleta con las armas y todas las municiones, adentrándonos poco después a la comunidad.
Parecía estar vacía, pero aún así sostengo el arma con fuerza.
—... Terminus, santuario para todos, comunidad para todos— escuchamos la voz de una mujer.
Rick saluda como si nada, con un simple hola, llevándonos miradas de todos los presentes.
—Bueno, supongo que Albert está cuidando el perímetro— refunfuña un tipo —¿Vinieron a robarnos?
Rick niega —No, queríamos verlos antes de que ustedes nos vieran.
—Tiene sentido— sonríe —Solemos hacer esto en los cruces, eh, bienvenidos a Terminus, soy Gareth... parece que están viajando hace mucho.
—Así es— nos señala —Soy Rick, ellos son Carl, Bonnie, Daryl y Michonne.
Él nos saluda con un ademán —Están nerviosos, lo entiendo, todos lo estuvimos.
Él avanza, pero no me muevo un centímetro.
—Vinieron aquí por el santuario, nosotros también— menciona —Lo encontraron, hey, Alex...— el castaño a quien llamo avanzó —Esto no es tan bonito como el frente, no tenemos nada que ocultar, pero el carro de bienvenida es mucho más bonito. Alex los llevará y les hará unas preguntas, uh, pero primero necesitamos ver sus armas, póngalas enfrente.
Miro a Rick y él a nosotros, cuando da la indicación sacó el cuchillo de mi cinturón y lo colocó junto la pistola frente a mi.
Levantó mis manos, bajandolas cuando noto que me pasa de largo y se va directo a Carl.
—Para que lo sepan, no somos ese tipo de gente pero tampoco somos estúpidos y espero que ustedes no hagan ninguna estupidez. Mientras tengamos todo en claro no habrá problemas, si no soluciones— termina de explicar.
Finalmente puedo tomar mis cosas y seguimos al mencionado Alex hasta fuera del lugar, con un par de preguntas de los demás.
El lugar es muy grande, con suministros, cosechas y una extraña mujer cocinando al aire libre.
—Mary, ¿Podrías darme un plato para estos nuevos amigos?— pide Alex.
La mujer asiente con una sonrisa macabra.
—¿Por qué lo hacen?— hablo, me sorprende aún tener voz —¿Por qué nos dejan entrar?
—Entre más gente, podemos ser más fuertes, por eso ponemos los letreros e invitamos a todos, así sobrevivimos.
Aquel chico me entrega el plato, así que lo tomo, observando la carne y apunto de arrancar un pedazo cuando Rick avanza junto a mi, le tira el plato que le ofrece el chico y lo toma del cuello.
Retrocedo mis pasos cuando todo se desata, dejando caer el plato y tomando mi arma también.
Hay personas apuntandonos ya.
—¿Dónde conseguiste este reloj?— le insiste Rick.
—¿Quieres respuestas? ¿Quieres algo más? ¡Lo obtendrás cuando bajes el arma!
—Veo que el tipo del techo tiene un rifle, ¿Tendrá buena puntería? ¿De dónde sacaste el reloj?
Gareth tiene que intervenir, mientras se pelean entre ellos. Al parecer hay muchos más amigos de Rick por ahí y él quiere saberlo.
Los disparos se esparcen en cuestión de segundos.
—¡Carl, Bonnie, abajo!— nos grita Rick, mientras nos protege entre él y Michonne de los disparos.
Finalmente nos adentramos a una sala con la letra A, saliendo de inmediato y corriendo hasta los vagones de un tren a lo lejos de los demás.
Cubro mi cabeza de los disparos, escuchando gritos de personas que parecen estar en los vagones.
Me detengo un segundo, asombrada y asustada al mismo tiempo. Rick toma mi brazo al regresarse por mi
—¡Sigan adelante!— ordena.
Así es, nos adentramos a una sala donde hay velas por todos lados y frases en grande.
—¿Qué diablos es este lugar?— masculla Daryl.
—Estas personas... no están tratando de matarnos— añade Michonne.
—No, apuntaban a nuestros pies— recuerda Rick.
Tenemos que salir rápido por la primera puerta que encontramos abierta y seguimos nuestro camino hasta la reja por donde entramos.
Respiro con pesadez, después de haber corrido tanto pero sigo, obligándome a correr mucho más y casi resbalando con Daryl al detenerse a medio camino.
Hay muchos más de ellos con armas en la única salida que tenemos, de nuevo, estamos rodeados.
—¡Bajen sus armas ahora!— grita Gareth desde el techo.
Ninguno se mueve.
Hay demasiados de ellos que no me puedo mover, me quedo quieta en mi lugar, bajando el arma junto a los demás.
—Cabecilla, a tu izquierda— le dice a Rick —Vagón del tren, adelante.
Duda un poco, lo noto por la forma en la que nos mira a todos.
—Si haces lo que te digo los chicos irán contigo y si no, ambos morirán y ustedes acabarán allá dentro— añade.
Ese es el pase para Rick y avanzar.
—Ahora el arquero— hace una pausa, en la cual Daryl se mueve —Ahora tu samurai.
Michonne me mira y avanza, Carl y yo nos quedamos ahí, dándola la espalda ambos a Gareth.
—Parense en la puerta, cabecilla, arquero y samurai, en ese orden.
Rick se gira un segundo —¡Los chicos!
Mi respiración se ha ido y regresa cuando escucho a Gareth gritarnos: —Vayan.
Sin dudar, me muevo lo antes posible de ahí, con la instrucción de entrar en el vagón oscuro. De puro milagro logramos entrar, al principio me cuesta trabajo acostumbrarme a la poca luz que hay.
Al entrar Rick abraza a su hijo y yo me hago a un lado cuando la puerta se cierra, respirando con pesadez y nerviosismo. Mis manos tiemblan a mis lados, sin embargo, me sobresalto al ver una sombra acercarse hasta aquí.
—Padre nuestro que estas en...— brincó, tomando mi pecho.
El joven ha dicho Rick, en un tono confuso.
Pero no es el único ahí, hay una muchacha de cabello castaño acercándose y pronto me doy cuenta que no somos los únicos aquí, si no que hay muchos más.
—Está... aquí— afirma Rick, como si no pudiera creerlo —Están aquí.
Doy unos pasos hacia atrás, quedando junto a Daryl.
—Son nuestros amigos, ayudaron a salvarnos— dice la chica de cabello corto, refiriéndose a los demás que están detrás de ellos.
Rick asiente, girándose un segundo a verme —Y ella es nuestra amiga... nos salvo.
Asiento, tratando de parecer lo más amigable posible.
—Sí, ahora son nuestros amigos— añade Daryl.
—Solo mientras estemos con vida— le responde el más alto, alejándose un poco.
Rick niega —No. Van a sentirse bastante estúpidos cuando lo sepan.
—¿Saber qué?
Hay una larga pausa, en la que Rick se mueve de su lugar y se coloca junto a la puerta para intentar ver algo sobre el pequeño orificio.
—Que se metieron con las personas equivocadas.
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