chapter eleven. hostage
𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐍𝐆
꒰ ۫₊˚ɞ chapter eleven .˚ׅ🏹 ຊ ҂
❝ hostage ❞
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Todos vamos a morir, ¿No?
En algun punto, sí, pero no espero morir ahora, no con tan solo once años.
Una clase de explosión hace temblar el suelo del edificio, provocando que muchas cosas de aquí caigan y se rompan en pedazos, como aquella fotografía donde sostengo un globo color verde con una mano y en la otra un algodón de dulce rosa, con una gran sonrisa en aquel dia en el zoológico.
Como olvidarlo.
—¿Qué fue eso?— hablo, con un claro tono de miedo al no saber lo que pasará más adelante.
Mi padre siseo cuando termine de hablar, asomando su cabeza hacía la ventana mientras mi madre me abrazaba a mi hermana menor y a mi con fuerza. Había gritos en la calle, gruñidos muy extraños y constantes ruidos de balas. Las personas habían enloquecido o algo así, no tenía idea pero por las noticias dijeron que esperaramos en nuestras casas hasta que la ayuda de evacuación llegara.
Lo cual aún no sucedía y temía que jamas sucedería.
—Tengo... miedo— escuché susurrar a mi pequeña hermana.
La miré y luego a mi madre, ella estaba en una clase de shock que logre despertar cuando la moví con delicadeza. Ella está tan palida, su piel sudaba y su brazo sangraba con una cicatriz que parecían dientes.
—Mamá— llamé y ella me miro, parecio notar nuestras expresiones aterradas ya que nos tomo de las mejillas a cada una.
—Todo va a estar bien, haré todo por ustedes— aseguró, dandonos una sonrisa sincera.
—Haremos lo necesario— añadió mi padre, girandose a nosotras.
Sin embargo, solo fue cuestión de segundos cuando todo explotó. Sentí un gran peso sobre mi espalda que me lanzó entre tanta oscuridad, mis oídos se habían tapado y el humo inundo mis fosas nasales en cuanto pude abrir mis ojos.
Cuando me di cuenta, estaba sobre el suelo boca arriba, con un líquido saliendo de mi labio que reconocí como sangre. Mi madre estaba a centimetros de mi, con ambos ojos abiertos y mirando al vacío. Cuando la analicé me asuste demasiado, había un pedazo del techo sobre la mitad de su cuerpo, intenté gritar internamente pero no pude, no podía moverme y había perdido de vista a la mitad de mi familia.
Las cosas comenzaron a incendiarse, con ello parte de mi zapato, lo cual me despertó y me obligó a ponerme de pie lo más rápido que pude para correr entre todo el fuego. Patee una y otra vez hasta que el fuego termino, mi piel ardía hasta los huesos de mi pobre pierna pero solo podia estar en busca de mi hermana y mi padre.
—¡Annie!— grité con todas mis fuerzas, tosiendo debido al humo —¡Annie! ¡Papá!
No hubo respuesta.
Las cosas comenzaban a caerse en mi camino, quizá en señal de que debía irme y abandonar todo sí queria sobreivir un día más. No tuve otra opción, los muebles se quemaban, las fotografias se borraban y toda mi niñez era eliminada en cuestion de segundos.
Quizá eso hubiera querido mi mama y mi papa, que huyera, que me salvara antes de que fuera muy tarde pero ¿Cómo saberlo? Ni siquiera pude decirles adiós. . .
Las puertas se abrieron frente a mis ojos, o bueno, no frente, frente a mis ojos si no a centímetros de mi.
Poco a poco me abro paso junto a Carl, quien parece verse embobado mirando hacia atrás.
No le tomo mucha importancia, mi atención la tiene Aarón ahora mismo cuando se detiene frente a nosotros.
Lo que parece ser una breve introducción aproximada, se ve interrumpida cuando escuchamos algo sospechoso detras de nosotros. Daryl es el primero en disparar a lo que parece ser una zariguella.
La pobre tiene la flecha atravesada y de inmediato el adulto la toma de la cola, juro que le escucho murmurar: es mía.
—Trajimos la cena— menciona él hacía el otro chico junto a Aarón.
—Está bien, entren chicos— pide él.
Obedecemos a paso lento, miro a mi alrededor; hay casas por todos lados entre el gran pasillo de carretera lleno de árboles y un campo con un pequeño lago en medio, muros gigantes que nos rodean pero no veo a nadie más.
—Antes de que sigamos necesito que me entreguen sus armas— indica el otro chico —Quédense, pero entreguenlas.
Rick avanza con Judith en brazos —No sabemos si queremos quedarnos, si quisiéramos usarlas ya lo habríamos hecho.
Asiento con obviedad.
—Deja que hablen con Deanna primero.
—¿Quién es Deanna?— cuestiona Abraham, marcando la e al hablar.
—Les dirá todo lo que quieran saber de este lugar— Aarón mira al líder —Rick, ve tu primero.
Él nos mira a todos, clavando la mirada justamente sobre la entrada de donde venía un muerto siguiendonos fuera de los muros.
—Sasha— llama él.
La mencionada se gira, apuntando con su arma y en cuestión de segundos deja al muerto justo sobre el suelo.
—Que bueno que llegamos.
Cuando pasan algunos minutos y nos arrastran por las calles de la comunidad, es bastante extraño ser el centro de atención de todo el mundo. Como un circo donde nosotros somos los payasos.
Rara explicación.
—Aún son sus armas— dice la mujer que antes se mencionó: Deanna. Una adulta de cabello cobrizo con canas y de estatura baja. —Pueden pedirlas cada vez que quieran cruzar el muro, pero aquí dentro, las guardamos por seguridad.
Finalmente avanzo cuando Maggie se quita las armas que lleva, saco el arma que Rick me había dado y la pongo sobre aquel carrito, poco después de tomar mi propia arma aún vacía, dejándola junto.
Retrocedo mis pasos hacia mi lugar, colocando ambas manos sobre mi cintura una vez que Carol avanza.
—Debí traer otro más— bromea la joven con lentes, encargada de todos los suministros.
Le sonrió ligeramente, cruzandome de brazos en medio de los Rhee.
—Aarón los llevará a sus casas, en unos minutos nos vemos— se gira a nuestro líder.
Da la indicación de que Rick será el primero así, él obedece y Aarón nos lleva. Poco a poco nos lleva a diferentes casas, cuando nos separan, me pego a Maggie y Glenn, pues son los últimos en quedarse ya que Carl se quedó a esperar a su padre junto a Judith y Michonne.
Cuando camino por las calles para ir devuelta a la casa que nos han dado escuché unos pasos apresurados, los cuales poco después me dejan ver a Carl.
—¿Dónde te vas a quedar?— me pregunta.
Encogí mis hombros —Eh, bueno, no quería ser un estorbo para ustedes, ya me soportaron todo el camino así que Maggie me dijo que estaba bien si me quedaba con ellos.
Frunce ligeramente su ceño —No eres un estorbo, Bonnie.
—Dilo sin mentir— pido con una leve sonrisa —De todas maneras, ustedes deben estar cómodos, no quisiera que eso se rompa solo por mi.
—Bueno, sí insistes— desvía la mirada, sonriéndome de lado a lado —Solo bromeo, puedes venir a visitarnos cuando quieras.
—Gracias, aunque intentaré ubicarme con todas estas casas del mismo color.
—Hablando de eso...— hace una pausa, entregandome el pedazo de papel arrugado en sus manos —Esto es para ti, es un mapa, para que no te pierdas.
Miro los dibujos de los árboles, las casas, el lago e incluso el bosque fuera de los muros.
—Esto me va a servir de mucho— aseguro —Gracias, Carl.
Él asiente, deteniéndose conmigo a medio camino —¿Te veré luego?
Encogí mis homnros —Tal vez, tengo mi entrevista con Deanna y estaré libre.
—Bien, le pediré a Michonne que nos prepare algo.
Sale corriendo entusiasmado, a decir verdad yo también lo estoy, todo esto, me trae viejos recuerdos de donde solía vivir pero también de mi nueva familia.
He sido la siguiente en hablar con la líder de la comunidad y, a decir verdad no puedo concentrarme en otra cosa que no sea en la casa... es tan... familiar.
La cocina me hace sentir incómoda por alguna razón y me siento nerviosa, tan adentrada a mis pensamientos que ni siquiera me percato que llevo media hora mirando la casa de pies a cabeza.
—¿Es bonito, no?— la voz de Deanna me obliga a despegar la mirada del florero.
Asiento, —Es un florero bonito.
—Bonnie, a decir verdad me encantaría seguir viendo todos los arreglos de mi casa pero... me encantaría más conocerte a ti y a tu grupo— sonríe de lado a lado.
—Sí, lo siento, adelante— pido, acomodandome sobre mi lugar.
—¿Hace cuánto estás afuera?— inquiere con delicadeza.
—Desde que todo empezó, bueno, algo así.
Ella entra en más curiosidad —¿Qué quieres decir?
Niego —No estoy exactamente desde que todo empezó, mis padres esperaron la ayuda de evacuación pero... nunca llego.
—¿Te refieres a los dos jovenes, Maggie y Glenn?
Mi ceño se frunce —No, no, ellos solo son... mis amigos.
—Entiendo, lamento lo de tus padres, querida.
Miro a la cámara frente a mi, intentando peinar un poco mi cabello en el proceso.
Aún no he tenido tiempo de bañarme o de cambiarme de ropa pero espero no verme tan, tan fatal.
—¿Y desde cuándo conoces a Rick y a su grupo?
Recuerdo, parece haber sido algunos días pero ya han pasado algunos meses desde eso.
—Hace unos meses, yo estaba vagando sola después de... haber perdido a mi madre adoptiva— suspiro con tristeza —Ellos prácticamente me rescataron, en especial Rick, él es un buen hombre, generoso y algo chistoso si me lo pregunta.
—No he tenido el placer de conocer a ese Rick que me describes, Bonnie, ¿Podrías hablarme más sobre él?
Asiento con la cabeza, acomodandome sobre el sillón. —Bueno, no sabe contar chistes, pero me ánima cuando me siento mal y procura darme de comer, me trata como si fuera su hija incluso cuando no sabía nada de mi.
—¿Crees qué tú grupo merece estar en mi comunidad?
—Sí— hablo de inmediato —Todos ellos merecen algo mejor, un lugar donde vivir y... aunque puede ser difícil para algunos, estoy segura de que todos confiaran en algún punto.
La mujer frente a mi se mantiene en silencio unos segundos, con esa sonrisa de sorpresa y alegría que me hace sentirme orgullosa por mis palabras.
—Wow... bueno, me alegro de saberlo— ella se levanta —Muchas gracias.
Imito su acción, tomando su mano cuando la tendió en mi dirección para estrecharla en forma de saludo.
—Es un honor conocerte, Bonnie.
Sonrió —A mi también y gracias, por darnos una oportunidad.
—¿Estas seguro que esta fue la que indicó Aarón?— Maggie coloca ambas manos sobre su cintura.
Glenn asiente —Es esta, él dijo que es la número veinticuatro.
—Glenn, está es la número catorce.
El chico frunce su ceño —¿Qué? No, no, ahí dice dos y cuatro.
—Ese es un uno— intervengo, mirando el mapa que Carl me había entregado —Aquí dice, uno y cuatro.
—Genial, estamos perdidos.
Maggie se acerca hasta mi, tomando el mapa con ambas manos.
—No está tan lejos, está al otro lado de la calle— dice ella y comenzamos a caminar.
—Den gracias al señor que me tienen a mi ¡Ja!— me burlo, mientras la castaña sonríe y el chico forma una mueca.
No tardamos demasiado en darle toda la vuelta a la calle y, casi a toda la comunidad, cuando nos adentramos a una hermosa casa de dos pisos con una bella cocina y una bella sala.
¿Cómo no traer tantos recuerdos?
Cerca de la puerta hay cuadros para colocar fotografías listos para nosotros, todo está tan ordenado que incluso dejaron algunas sábanas sobre los sofás y ropa sobre la mesa.
—Bueno, ahora no me podrán sacar de aquí— miro a mi alrededor, girandome a los adultos —¿Puedo tener la habitación con ventana al patio de enfrente? ¿Sí? ¿Puedo, puedo?
Maggie sonríe, mientras Glenn se cruza de brazos. —Con una condición.
Asiento al chico —¿Cuál?
—¡De quién la gana primero!
Sale corriendo hasta las escaleras, por suerte, mi cerebro actua rápido y logro seguirlo para empujarlo sobre las escaleras y correr con toda la rapidez que mis piernas me permiten.
Finalmente caigo al suelo de la habitación con la ventana hacia el patio de enfrente, soltando un fuerte bufido al caer.
—¡Ay! Sí me dolió— formo un puchero, tomando mi brazo debido a que he caído encima de este.
De inmediato ambos adultos se preocupan y corren hasta mi para atenderme.
—¿Estás bien? ¿Te duele mucho? Del uno al diez, dime— pide saber Maggie.
Me siento sobre el suelo con ayuda de Glenn, sosteniendo mi brazo inmóvil. Realmente ha sido una caída fea.
—Cuatro, creo— suelto otro quejido —Olvídalo, es un ocho.
—Debe haber una enfermería— responde Glenn.
La castaña asiente —Vamos, ¿Puedes pararte, Bonnie?
Asiento —Sí, eso creo.
Si puedo, de milagro.
Encontramos la dichosa enfermería y todos los demás del grupo llegan con preocupación debido a la noticia de que estoy en la enfermería.
Realmente me asombra mirar a todos dentro.
Lo bueno es que sólo se trató de una contusión simple o como el doctor de la comunidad lo llamó: equimosis no sé que cosa. Ahora tengo una venda sobre el área que ha dejado en hielo y me obligo a mantener mi brazo elevado un buen rato, todo compensado con una paleta.
Por suerte logro huir de la casa en la que nos estamos quedando luego de un baño, para así salir y ver a Carl tal como habíamos quedado antes de mi caída. Él no lo sabe, pues estaba en la entrevista con Deanna en ese momento.
Cuando termino de golpear la puerta con delicadeza, un hombre sin barba de gran estatura me abre la puerta, provocando que me paralice.
Él no es Rick, ni Carl.
—Uy, lo siento, debí haberme equivocado de casa— saco con rapidez la hoja arrugada que Carl me ha dado —Cinco casas después... dos... tres...-
—Soy yo, Bonnie— dijo él.
Subo la mirada, analizando su rostro unos segundos con los ojos entrecerrados.
—¿Rick?— frunzo mi ceño boquiabierta —¿Rick? ¿Ricky? ¿Ricardo, qué te paso? ¿Qué te hicieron?
Forma una línea en sus labios —Sólo me corte la barba.
Asiento —Y el cabello, lo noto, casi te cambias la cabeza completa— sonrío —En fin, ¿Está Carl?
Asiente, haciéndose a un lado para dejarme pasar.
—Cambiaste demasiado, creí que eras otra persona— añado.
Rick cierra la puerta detrás de él —¿Cómo sigue tu brazo?
Miro la venda que pegaba mi brazo hacía mi cuerpo, asintiendo un poco.
—Duele menos, pero me acostumbré a los golpes así que— encogí mi único hombro sano.
—Que bueno que estes bien, Carl esta arriba— señala.
Me despido de él con ademán y salgo corriendo al piso de arriba hasta que recierdo la causa de mi moretón, por lo que camino con más y más lentitud.
—Oye, tu papá se ve más raro que de costumbre— menciono en cuanto entre.
Carl despega la mirada del techo, provocando que yo también mire el techo con curiosidad.
—¿Qué le pasó al techo?— inquiero, incluso cuando no hay nada ahí.
Carl niega, formando una línea sobre sus labios —Nada, estaba pensando sobre este lugar.
—¿Qué tiene?
Vuelve a negar —Nada, ¿Qué decías de mi papá?
—Que su cambio de look me asombro.
Me siento sobre el suelo, mientras Carl imita mi acción y mira mi brazo, muy confuso.
—¿Qué te pasó? ¿Cómo?
Miro mi vendaje —¿Esto? No es nada, solo me caí.
—Acabamos de llegar, ¿Te caíste ya?
Asiento —Oye, las escaleras son peligrosas.
Él también se ve diferente, no me he dado cuenta de cuan largo está su cabello sin su sombrero, los lacios cabellos castaños caen sobre su rostro limpio y sus ojos azules. Me quedo un buen rato observándolo cuando su mirada confusa me hace despertar.
Abro los ojos tanto como puedo, sacudo mi cabeza y vuelvo a la tierra.
—Como decía— aclaro mi garganta —Rick parece salido de la televisión.
Carl ríe un poco, siguiendo así nuestra conversación que termina en una pelea en broma debido a las cartas del uno que han dejado en la casa del chico.
Cuando la noche cae, concordamos en el grupo en quedarnos a dormir en la misma casa, yo no vi problema en eso, al contrario; siento que finalmente dormiría como un oso invernando.
Es así como me recuesto sobre el suelo con la cabeza hacia el techo, suspirando en paz.
—Yo nunca... nunca te vi el rostro así— escucho que le dice Michonne a Rick.
Reí en mi lugar —¿Verdad que parece otra persona?
Rick me mira mal mientras Michonne concuerda conmigo.
—Eso sentí en el antes y después— forma una mueca, acercándose a la adulta.
Deje de prestar atención a decir verdad, pues quiero relajarme lo más posible. A pesar de eso, se ve imposible, pues en cuanto pego ambos ojos escucho la puerta ser llamada.
Me levanto con rapidez, tomo la almohada a mi lado para defenderme y me coloco junto a los demás.
—Rick, yo... wow.
Río ligeramente, llevándome una mirada rápida de Rick así que borro mi sonrisa a una expresión de seriedad.
—No me reí, lo juro— niego.
Él rueda los ojos, girandose de nuevo a Deanna.
—No sabía lo que había allí abajo— admite ella con una sonrisa.
Niego hacía ella —Nadie, nadie sabía.
—Eh, bueno no quería interrumpir— admite Deanna —Pasaba para ver cómo se estaban acomodando.
Nos mira uno a uno con una expresión de asombro y una ligera sonrisa en sus labios.
—Vaya, no se separan, que listos.
—Nadie nos lo prohibió— responde Rick.
—Dijiste que eran una familia, eso dijiste, me asombra que personas tan diferentes y con nada en común pueden llegar a ser tan unidos, ¿No les parece?
Asiento levemente, Deanna les había entregado trabajos a todos, a excepción de Michonne, Sasha y Daryl, incluyendo a Carl y a mi, al parecer podríamos quedarnos en casa todo el día.
Al día siguiente, espero quedarme en casa como he dicho, mi plan era dormir todo el día.
O eso quería pues, Maggie me forzó a acompañar a Carl a la casa de una tal Jessie para conocer a sus hijos que son de nuestra edad.
—Será divertido— insiste ella —Podrás hacer nuevos amigos.
—Mi brazo no sirve, si me atacan no podré defenderme— formo una mueca.
Ella acaricia mi cabello, está haciendo dos trenzas en mi cabello pelinegro, estando sobre el patio de la casa al aire libre.
—Nadie va a atacarte, Bonnie— ella sonríe —Te distraeras, además irá Carl.
Suelto un quejido —Está bien, esta bien, ya entendí que se quieren deshacer de mi.
Maggie niega —No lo digas ni de broma, solo creo que será muy divertido que tengas amigos, cuando tenía tu edad era muy social.
—Entiendo, ¿Pero si me da un ataque de pánico prometes venir por mi?
—Sí— responde sin dudar.
No es un secreto que le tema a las personas, más especifico el socializar con ellas, me aterra la idea y mi mente se pone en blanco, no se cómo actuar sin el miedo a qué vayan a pensar de mi.
—Venimos aquí después de la escuela así que vengan cuando quieran— asegura Ron.
El hijo mayor de Jessie y Pete, el doctor que me ha atendido anteriormente en la enfermería.
Mi ceño se frunce —¿Dijiste escuela?
Él asiente —Sí, es una cochera, los más chicos van en la mañana y nosotros por la tarde, quizá también vengan, ¿No?
Carl asiente —Puede ser.
Encogí mis hombros —No tengo nada que me lo prohíba, a excepción de mi.
Ron sonríe, adentrándose a la habitación donde había exactamente tres adolescentes.
Muchas personas. ¿Y si empiezo a correr?
—Chicos, ellos son Carl y Bonnie— nos señala.
Saludo con un pequeño ademán a los tres.
Ron se gira a nosotros —Chicos, ellos son Mickey, Enid y mi fastidiosa hermana, Meredith.
La castaña se levanta de su lugar —Sigue diciéndome fastidiosa y te quedaras sin un dedo— nos sonríe a Carl y a mi —Bienvenidos, espero que mi hermano no los haya espantado.
Niego ligeramente, riendo en el proceso, en cambio Ron rueda los ojos.
—Hola— Mickey saluda con un ademán que correspondo.
Sin embargo la castaña con nombre si no mal recuerdo Enid, suelta un suspiro de cansancio.
—Hola— le escucho murmurar sin muchas ganas.
—Enid también es de afuera— cuenta Ron, observandonos a ambos —Llego hace ocho meses.
—Uh, eh, ¿Esto es... de ustedes?— Carl saca el cómic que lleva escondido.
Ron asiente —Sí, lo siento, no sabíamos que tenían esa casa.
—Solemos ir allá a escuchar música— menciona Mickey.
Meredith toma el cómic con rapidez —Esto es mío, es mi favorito, espero no pensaras robartelo.
Carl niega, soltando una leve risa mientras yo me encogía con la esperanza de que la pared me tragara.
—Oigan, ¿quieren... jugar algún videojuego?— propone Ron —Bonnie, ¿Sí juegas videojuegos, verdad? Me voy a sentir muy mal si dices que no.
Reclamo mis labios mientras asiento, pues el chico parece ser el único en darse cuenta de que estoy apunto de cavar un hoyo en el suelo y enterrarme viva.
—Eh, bueno...— formo una pequeña línea en mis labios.
No sé qué decir, no sé cómo actuar. Con Rick y los demás, había sido lo mismo, no sabía, ni siquiera pude terminar de socializar con los demás del grupo.
No sé por qué me resulta tan difícil.
Solo es cuestión de hablar sobre un tema, decir sí o no ¿Por qué me resulta tan difícil? ¿Por qué todos los demás pueden y yo no?
Tengo pesadillas sobre esto todo el tiempo, sobre cómo actuar frente a los demás, sobre cómo dar buenas impresiones, sobre cómo hacer que los demás se sientan orgullosos de mi.
—Lo siento...— la voz de Ron me trae a la realidad —No quería... no queríamos abrumarlos, a ambos, podemos quedarnos solo aquí.
Mickey asiente —No tienen que hablar si no quieren.
—Sí, a Enid le tomó tres semanas decir algo.
Meredith levanta la mirada de inmediato —Podemos quedarnos en silencio— propone ella —Menos Ron, ese habla hasta por los codos.
Sonrió ligeramente, recién me he dado cuenta que incluso Enid nos mira.
—Bueno, podemos... ver qué juegos tienes— señala Carl y asiento.
—Sí, y sí me gustan los videojuegos— señalo a Ron.
Él sonríe mientras festeja —¡Vamos! Eso es una buena noticia.
Después de socializar un buen rato, mi batería social se había terminado por lo que me alejo de todos y me planto como un árbol frente al lago de la comunidad.
Con mis pies vuelan sobre el lago ya que estoy sentada sobre la madera donde finaliza un pequeño puente.
Solo puedo pensar y pensar, sin parar y lo odio.
Agradezco a Carl cuando llega, haciendo que sus pasos llamen mi atención.
—Hola— saluda, luego de sentarse junto a mi.
—Hola— le sonrió pero esa sonrisa se intercambia cuando lo veo preocupado —¿Estás bien? Tienes tu cara de dame un abrazo o lloro.
Él asiente, mirando el lago frente a mi —¿Te gusta este lugar?
Encogí mis hombros —No lo sé, me... me hace pensar demasiado.
—A mi me gusta— admite —La gente es buena, pero... sabes, son... son débiles.
Lo observo, el chico sigue observando el lago con atención, intentando formular sus oraciones sin que se escuchen mal.
—No quiero que nos pase lo mismo.
Asiento —No, no creo que pase.
—¿Por qué lo dices?
—Porque bueno, todos hemos pasado demasiado tiempo allá afuera— encogí mis hombros —Aunque admito que puede que nos olvidemos de cómo era, pero eso es bueno, significa que ya avanzamos.
Niega —No quiero olvidarme de eso, no quiero ser alguien débil.
—No lo serás, Carl— aseguro de inmediato, lo cual lo hace mirarme —Eres el hijo de tu padre, si Rick es fuerte entonces tu también lo eres, deberías estar orgulloso de eso.
Se mantiene en silencio unos segundos, en los cuales sin pensarlo coloco mi mano sobre la suya, dándole una sonrisa, la más sincera que puedo.
—No seremos débiles— susurro bajito, mi tono de voz demuestra más seguridad que cualquier otra cosa.
—No lo somos— añade y niego con la cabeza —No lo somos.
Vuelve la mirada al lago y yo también, siento cómo su mano toma la mía con deprisa, apretandola sin mucha fuerza.
Nada duele cuando estoy con él y por alguna razón me siento segura.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: holaa, espero les guste el cap como a mi.
¿Estamos de acuerdo que Bonnie se carga la mala suerte de la escritora? ¿Sí? ok.
En fin, dejaré esta meta por aquí y me iré... lentamente...
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