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♥ Veintiséis ♥

Dedicado a bloomingstory6666 <3

Bastaron dos días para que mis heridas sanaran, no por completo, pero al menos podía asistir a clases. La gripe también se me había curado.

No había puesto un pie fuera de la casa, y cabe constatar que limité las visitas; no tenía muchos ánimos para hablar con Jungkook, principalmente porque seguía enojada.

Es cierto que me defendió, dándome a entender que siempre lo haría sin importar quién fuera el responsable del daño. Pero no creyó en mi palabra, y había generado un problema sin necesidad.

Bloqueé su contacto al notar la gran cantidad de mensajes que me había escrito, mas que me llamaba a toda hora e insistía demasiado en hablar conmigo. Necesitaba un poco de tiempo para organizar mis ideas, pero se negaba a dármelo, así que fueron esas las consecuencias.

Desgraciadamente hoy era el día en el que tendría por obligación un encuentro en persona con Jungkook aunque no lo quisiera; haría todo lo posible por encontrarme y hablar.

Ni siquiera sé cómo ha ido su relación de amistad con Taehyung, he estado desorientada desde entonces.

Bajé las escaleras, ya arreglada y lista para asistir a clases, encontrándome con mi prima quien estaba a punto de salir de casa.

—Ya no me impartirás clases— lloriqueé fingiendo tristeza.

—En parte me alegra— admitió— esos mocosos inmaduros son insoportables.

—¡Oye!— reclamé ofendida ya estando a su lado.

—Tú no, idiota— aclaró obvia— y Kim tampoco— añadió.

—Ah, sí, Kim— afirmé sin saber qué agregar, así que desvié mi mirada hacia el vaso de batido en la meseta.

—Hablando de él..— comenzó a decir, pero primero me observó de frente para su mejor comprensión— no ha visitado más la casa ¿no?

—No— negué cortante sin intención de continuar hablando.

—¿Discutieron?

—No, estamos bien— aclaré— espero verlo hoy en la escuela.

—Entonces ¿qué pasó?— indagó curiosa.

—No pasó nada. Aparte no tenemos esa confianza de visitarnos mutuamente.

—Ustedes dos se tienen cariño, Harmieh. Tengo ojos— aseguró.

—Lo que digas— comenté restándole importancia y acomodé mi mochila— no estoy para tus suposiciones, nos vemos más tarde.

—No fue una suposición— explicó y guiñó a continuación— ¿No te irás con Jungkook?

—No estamos bien— negué y me dirigí hacia la puerta— nos vemos luego— me despedí y la cerré detrás de mí.

• 착한 마음씨 •

Otro día más sin mis amigas presentes, nunca me había sentido tan sola y abandonada.

No tuve encuentro alguno con Jungkook al llegar, lo cual agradecí profundamente; pero aún quedaba la salida, que me preocupaba más.

Tomé asiento mientras los demás alumnos charlaban entre ellos, aprovechando la ausencia del profesor correspondiente. Me coloqué mis auriculares inalámbricos para reproducir Our Tears de Park Seo Joon, una canción muy tranquila y agradable para escuchar. Bajé mi cabeza apoyándola sobre mis brazos sobre la mesa y disfruté cada segundo de aquella canción, imaginándome bonitas escenas en mi cabeza de acuerdo con la letra.

Estaba tan concentrada que me sobresalté al sentir cómo me sacudían levemente y retiraban un auricular de mi campo auditivo.

Inmediatamente alcé la mirada para comprobar de quién se trataba esa falta de respeto.

No se interrumpe a una persona que escucha música tan tranquilita.

—¿Te encuentras mejor?— indagó atentamente, sonreí ante su preocupación.

—Sí— afirmé— gracias por preocuparte.

—No es nada— restó importancia para luego tomar asiento en su lugar correspondiente.

Lo observé atentamente, percatándome de un detallito.

—¿No te molesta el flequillo en los ojos?— cuestioné simpáticamente.

—¿A tí te molesta que me moleste?— replicó, proporcionándome una risita.

—Era sólo curiosidad, Taehyung— me justifiqué.

—¿Ya no soy Kim?— indagó ladeando un poco su cabeza.

—Bueno, si prefieres "Kim" entonces te llamaré como tal— aseguré.

—No dije eso— negó rápidamente— sólo... haz lo que quieras.

—Vale, vale. Prefiero Taehyung— comenté y noté cómo sonrió levemente.

—¿No vendrá nadie a impartir clases?— preguntó rompiendo el pequeño silencio que se había instalado entre nosotros luego de mi comentario.

—Apuesto a que el próximo en entrar por la puerta será Choi— aseguré— él siempre es así de puntualista.

—Pues yo apuesto que será la profesora de matemáticas— contraatacó retador— ella siempre quiere impartir.

—¿Y qué si gano?— interrogué curiosa, ladeando mi cabeza y sonriendo de manera traviesa.

—¿Qué propones?

—Si gano te tiñes el cabello— propuse.

—Hecho. Y si gano yo debes–

—Buenos días alumnos, perdón el atraso— interrumpió nadie más que el profesor Choi, haciéndome ganar la apuesta improvisada de hace instantes.

Era primera vez que me ponía tan feliz verlo.

—¡Sí!— chillé emocionada y sonreí ampliamente.

—Demonios— maldijo al ver lo rápido que había perdido, así que lo observé burlonamente.

—¿De qué color te gustaría teñirte?— indagué conteniendo mis deseos de reír.

—Ya veré luego, es que no había pensado en esto, creo que me pintaré el cabello con spray— comentó.

—No harás eso— negué incrédula— ¿es el dinero el problema?

—No— negó— Jimin tiene tintes de sobre en su casa— explicó y desvió su mirada hacia mí— ¿por qué te empeñas tanto en que me tiña el cabello?

—No me empeño, tú hiciste una apuesta— rectifiqué— además, creo que te quedará muy bien— opiné.

—Estás afirmando que me veo mal ¿verdad?

—Claro que no— negué rotundamente.

—Entonces afirmas que me veo bien— replicó pícaramente con una sonrisa burlona en su rostro.

—No dije..— intenté justificarme rápidamente, pero al ver cómo sólo le causaba gracia mi actitud opté por callarme— ¿sabes qué? Olvídalo.

Dirigí mi mirada hacia el frente y cruce mis brazos.

—Anda, sólo estaba bromeando.

—Lo sé— afirmé intentando ser inexpresiva sin cambiar la dirección de mis ojos.

—¿Por qué te enojas?

—No estoy enojada, Kim— mentí, sí lo estaba, pero sólo un poco.

—Me llamaste Kim, estás enojada— aseguró.

—Presta atención a la clase, Kim— ordené firmemente y él sólo sonrió para finalmente guardar silencio.

• 착한 마음씨 •

Entre bromas y risas pasamos un buena jornada. Conocía esta faceta suya, pero no tan profundamente como hoy me lo dió a demostrar; aún así se notaba bastante reservado a veces.

Éramos los últimos en salir de la clase, pues no estábamos apurados en llegar a casa. Desde la puerta principal visualicé la motocicleta de Jungkook e inmediatamente me detuve en seco, dejando al castaño confundido.

—¿Vamos?

—No— susurré.

—¿Qué ocurre?— indagó confundido y observó la motocicleta al asomarse un poco— ¿ustedes dos no se hablan?

—Será inmaduro de mi parte, pero no quiero verlo, aún no quiero hablarle— confesé apartándome un poco de la puerta.

—¿Cómo pretendes salir entonces? Sabes que no se moverá de lugar— recordó.

—¿Ustedes tampoco se han arreglado?

—No— negó serio— Jungkook nunca había osado a golpearme, y no es algo que se arreglará de la noche a la mañana. No digo que nunca lo perdonaré, pero que se aguante.

—Comprendo— afirmé— ¿qué haces cuando quieres evitar a alguien?

—Normalmente lo ignoro completamente, pero sé que no quieres hacer eso, así que no sé— replicó y pensó unos segundos— ¿no tiene alguna otra salida la escuela?

—Sí, la trasera— afirmé— dicen que en las noches las parejitas trepan las cercas para así entrar al patio escolar— expliqué— en conclusión, esta escuela necesita más seguridad.

—Vamos— indicó y tomó mi mano llevándome nuevamente hacia atrás.

—Pero eso no se puede— negué preocupada— podríamos meternos en problemas.

—Le temes demasiado a las consecuencias de una travesura— opinó— aprende a divertirte un poco.

Sin pronunciar una palabra más nos dirigimos hacia el patio –ya estando la escuela libre de estudiantes– no sin antes ser detenidos varias veces por profesores.

—¿Dónde van, alumnos?— interrogó uno de ellos.

—Perdón— actuó el castaño— es que mi novia perdió una pertenencia en el patio escolar— mintió.

Lo observé de reojo, notando su expresión falsa delante del mayor y asentí con una mirada suplicante, dándole la razón que no tenía.

—Vale, vayan— permitió y continuamos nuestro camino, alejándonos del superior.

—A que soy un gran actor— susurró cerca de mi oído, con un tono burlón.

—Y mucho— afirmé y me coloqué frente a él, deteniendo su paso; donde ya no había nadie— pero creo que te excediste un poco al decir que era tu novia— opiné con sinceridad.

—¿Qué tiene de malo? Ambos sabemos que no es cierto— aseguró con una sonrisa de confusión.

—Nada más dije— comenté y continuamos con nuestro andar.

Una vez en el patio, le señalé el camino a Taehyung para poder salir de una vez.

—Por aquí— esta vez fui quien tomó su mano para llevarlo hacia la cerca.

Frente a dicho lugar se detuvo a observar y a calcular la altura de la barrera.

—He saltado cosas más altas— comentó quitándose su mochila de encima y entregándomela.

—¿En serio lo harás?— interrogué asombrada.

—Sí, y tú también— afirmó comenzando a subir.

No tenía ni una visualización sobre mí saltando la cerca, así que admito que estaba aterrada. Cuando se encontraba en la cima ví que desapareció de mi campo de visión, hasta llegar al suelo.

—Hace un tiempo no hacía esto— comentó con una sonrisa plácida— anda, te toca— indicó desde el otro lado.

Tragué en seco preocupada y observé la altura de aquella barrera.

—Ánimo— se burló divertido.

Puse los ojos en blanco con una sonrisa pequeña en mi rostro y comencé a subir cuidadosamente. Ya estando en la cima sentí un mareo repentino a causa del miedo, y me sujeté fuertemente para no caer; al parecer el castaño se percató de eso.

—Salta— indicó— yo te atraparé.

—No— negué aterrada— me dejarás caer.

—Prometo no dejarte caer— aseguró y estiró sus brazos— confía en mí.

Luego de habérmelo pensado cincuenta veces al menos decidí hacerlo. Cerré mis ojos por inercia y me dejé caer.

Sentí un inmenso alivio al no haber tocado el suelo.

Abrí lentamente los ojos, encontrándome con aquella mirada tan expresiva y burlona en este momento; admito que quedé desorientada por un momento.

—No te dejé caer— murmuró con su característica sonrisa divertida.

—Ya veo— repliqué por inercia.

—Bueno, sé que mis brazos sin cómodos,  pero debemos irnos y no te llevaré cargada— indicó.

—Sí, sí— afirmé nerviosamente y aclaré mi garganta para luego bajarme y comenzar a caminar hacia mi vivienda.

¿Es normal pensar que es una ternura?

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