♠ Setenta y Uno ♠
Sentados en la orilla del mar, comenzó a llorar desconsoladamente, pues las palabras de la prima verdaderamente la habían afectado.
—Ven aquí— la envolví rápidamente entre mis brazos, transmitiéndole esa fuerza que necesitaba en aquel momento.
—Tae— sollozó con su cabeza apoyada sobre mi pecho— tú oíste todo..
—Lo hice, pero realmente no creo que esté hablando en serio.
—Cuando las personas beben, se vuelven sinceras.
—Cierto, pero ustedes tienen que hablar.
—Si la vuelvo a ver la dejaré sin cuero cabelludo— advirtió molesta.
—Harmieh— apliqué un tono autoritario.
No me gustaba verla pelear, y esa escena sería una que nunca se borraría de mi mente.
—Taehyung— alzó la mirada— no es primera vez que me ves pelear.
—Ya, pero no es lo mismo, Nathalie es tu familia— aclaré.
Liberó una sonrisa sarcástica.
—Sólo porque compartimos la misma sangre.
—Harmieh, ella te quiere— ella se levantó, soltándose de mi agarre.
—¡No lo hace!— su tono de voz y párpados tensos me dieron a entender que el enojo había vuelto a poseerla.
—¡Sólo discúlpate con ella!— exclamé frustrado, y también me levanté de la arena.
—¿¡Que me disculpe yo!?— parecía que iba a perder la voz, no quería contener sus emociones, si tenía que gritar, gritaría muy alto, no para llamar la atención, sino para liberar toda aquella rabia interna.
—Harmieh, tranquila— dí un paso atrás y elevé un poco mis manos.
—¡¿Ahora la mala soy yo, acaso?! ¡Fuiste testigo de toda la basura que dijo! ¿¡Tengo la culpa de todo lo que ocurra a mi alrededor!? ¡¿Siempre soy yo quien está mal?!
Se estaba pasando, ¿puedo llamar a un psiquiatra? Vale, fuera de bromas.
Me siento un tanto desesperado, no sé qué hacer o decir para relajarla y no alterarla más.
—No, no fue eso lo que dije.
—¡Tú no, pero ella–
—¡Ella no sabe lo que dice!— la interrumpí, con su mismo tono de voz alto que aplicaba cuando hablaba, haciéndola callar completamente.
—Tae..— articuló sin emitir sonido alguno.
—No eres mala, no eres la culpable de nada, no estás mal, todo lo contrario, y ella lo sabe, ¡Lo sabe! Porque te conoce mejor que todos nosotros aquí ¡No voy a permitir que te castigues de esa forma!— empuñé mis manos, sintiendo la rabia invadir mi cuerpo, realmente no merecía escuchar todas esos insultos por su parte, más cuando ella era la culpable de su soledad emocional; no podía echarle nada en cara.
Ella quedó paralizada, asimilando todas mis palabras, pero cuando noté cómo comenzó a bajar su mirada, supe lo que sentía, quería llorar mucho, liberar ese dolor interno que la atormentaba, porque no existe nada peor que alguien que ames se ponga en tu contra.
Me acerqué, acortando aquella distancia que había entre nosotros y sin rechistar envolví cariñosamente entre mis brazos su pequeño cuerpo, ofreciéndole un abrazo fuerte, para que sintiera esa protección y paz que tanto necesitaba en el momento. Mi acción fue suficiente para que comenzara a debilitarse emocionalmente.
—Ya, pequeña..
—Tae, tú eres una persona maravillosa.
—No, sólo me preocupo por quienes quiero, o amo, en otros casos.
Alzó la mirada, conectando sus ojos con los míos.
—¿A quién amas?— indagó atentamente.
Sonreí enternecido por su pregunta tan inocente, llevé un mechón de su cabello detrás de su oreja y acaricié su mejilla delicadamente.
—A mi hermana, a mis amigos, y a mi novia.
Sonrió ampliamente, a pesar de su vulnerabilidad, y me abrazó fuertemente, transmitiéndome toda la alegría que le hizo sentir mi declaración. La tomé por la cintura, elevándola un poco del suelo y bajándola segundos después.
—Yo también, te...
—Si no lo sientes no es obligatorio decirlo— dije para tranquilizarla.
—¡No! Es que no estoy acostumbrada— bajo su mirada y suspiró para volver a unir nuestros ojos— te amo, Tae.
¿Por qué mi corazón actúa así? ¿Por qué se agita sólo por escuchar esas dos palabras? Definitivamente soy un tonto enamorado.
—Soy un tonto, ya te lo digo— avisé.
—¿Por qué, Tae?— alzó la mirada.
—Eso es lo que mi corazón dice, estoy estúpidamente enamorado.
Sonrió negándose y llevó una de sus manos a mi cabello.
—Entonces, ambos somos unos tontos enamorados— declaró.
No pude evitar sonreír por su comentario, como tampoco pude contener las ganas de besarla y transmitirle todos mis sentimientos a través de la muestra amorosa.
—Dime, Harmieh— me detuve a apreciar sus labios por unos segundos— ¿besarías a este tonto?
—¿Aceptarías un beso de esta tonta?— cuestionó de la misma forma, haciéndome sonreír y asentir.
—¿Qué más quisiera yo?
Elevó sus talones, bajé un poco la cabeza, hasta unir mis labios con los suyos y crear un beso lleno de sentimientos.
Ella es demasiado especial, no la dejaría ir.
Luego de varios segundos llevando un ritmo perfecto, la pelinegra optó por atrapar mi labio inferior con sus dientes, lo cual provocó en mí un calor interno.
Su dualidad me llevaría al manicomio.
—Atrevida— susurré, deshaciendo el beso, ambos reímos bajo, y creamos un nuevo roce de labios.
Un carraspeo detrás de nosotros nos hizo detenernos un momento. Ambos giramos quedando frente al mejor amigo de mi novia, quien estaba de brazos cruzados y con una sonrisa pícara.
—Jungkook, ¡qué sorpresa!— el varón rió ante su vergüenza— ¿Y Yechan?
—Está adentro, hablando con SeeA y Jimin, le dije que iba a venir a verte. Insistió en venir conmigo pero le dije que a lo mejor querías estar un rato sola, por supuesto, con excepción de Taehyung, así que vine solo.
—Bien que me conoces— afirmó e hizo una mueca torcida— pues.. lo que acabas de ver aquí–
—No, no, tranquila— interrumpió, restándole importancia— vine a preguntar cómo estabas, pero creo que esa pregunta está de más— habló mientras se acercaba.
—Ah, es que–
—Es que la estoy cuidando— interrumpí sus palabras, mientras abrazaba su cintura detrás de ella.
El pelinegro hizo un puchero fingiendo tristeza.
—Yo era quien te cuidaba, ya me cambiaste por este idiota— se quejó dramáticamente.
—¡¿A quién le llamas idiota, mocoso?!— intervine burlonamente sintiéndome ofendido, haciendo que el menor diera unos pasos atrás.
—A tí, idiota— reafirmó a punto de comenzar a correr.
—Dame un segundo, linda— susurré, ganándome una risita de su parte— ¡Hey, Jeon! ¡Ven acá, si eres valiente!— fui detrás de Jungkook, pero le alcanzó el tiempo de correr hasta entrar a la casa nuevamente.
—¡Te quiero mucho, hyung!— gritó divertido desde la entrada de la casa, haciendo un corazón con sus manos.
Reí ante su estupidez y regresé con mi novia, quien no estaba tan lejos.
—Ustedes dos son unos tontos— negó divertida.
Tomé sus manos entre las mías, calmando un poco su humor.
—¿Eso crees?
—Definitivamente.
—Bueno, este tonto tiene algo que mostrarte— informé, señalándome a mí mismo.
—¿Es fuera de aquí? La noche de hoy es pacífica.
—Pacífica ahora porque Nathalie se fue a dormir— recordé, ganándome una rodada de ojos por su parte— lo siento.
—Tranquilo.
—Bueno, ¿quieres ver lo que quiero mostrarte o no?
—¿Es bueno?
Sonreí ilusionado.
—Ven— indiqué, sin alejar nuestras manos y caminé hacia el despacho con ella.
Abrí la puerta, dejándola pasar primero, y luego la cerré detrás de mí.
—Bien, ya estamos aquí, ¿qué me mostrarás?— preguntó curiosa mientras caminaba por la habitación.
Detuve su caminar, tomando su mano y guiándola nuevamente a mis labios, los cuales besó con la misma intensidad que yo.
—Te mostraré lo mucho que te quiero.
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