Un asesino.

No podía evitar sentir miedo de su persona.

Juro que eso nunca había pasado por mi mente antes.

Esa chica. No sé quién es, pero no tengo porqué confiar en ellos.

Por un momento quise desconfiar de la palabra del policía, pero el silencio de Taehyung lo afirmó todo.

Él verdaderamente había intentado asesinarlo.

Las gotas de lluvia caían sobre mi cuerpo, mientras intentaba correr dejando atrás aquella casa; no me detuve a mirar hacia atrás.

La iluminación de las calles algo baja, más el clima no ayudaba en esos momentos, sencillamente podía resbalar y caer si me descuidaba.

Una mano encerró mi muñeca, lo cual me hizo gritar atemorizada.

—¡Suéltame!

—Tranquila, por favor.

—¿Por qué estaría tranquila sabiendo que eres tú?— contraataqué alejándome de su cuerpo.

—¿Acaso confiarías en una persona que acabas de conocer?— cuestionó con frustración.

—Pero tú no lo negaste en ningún momento, Kim.

Silencio.

—¿Ves?

—Harmieh, eso fue hace mucho tiempo ya— se acercó a tomar mis manos— te pido que por favor me escuches— suplicó desesperadamente.

Las alejé bruscamente y dí otro paso atrás.

—No te mentiré, Taehyung. Tengo miedo ¿vale? Miedo de lo que pueda pasarme.

—¿¡Ves porqué no quería contarte!?— ahora se escuchaba molesto.

—¿¡Cómo justificas el haber intentado asesi–

Cubrió mi boca rápidamente al percatarse del alto tono de voz que estaba usando en plena calle, eso llamaría la atención de los vecinos y podría armarse un problema.

—Eres una mentirosa— negó y soltó mi boca.

Ah, encima me llama mentirosa.

—¿¡Mentirosa yo!?— me acerqué a él, buscando que repitiera su afirmación.

—¡Lo eres, sí!

En ese momento había desaparecido cualquier tipo de temor existente en mí; me estaba provocando y no respondería por mí.

—¡Mentiroso eres tú!

—Eso no es verdad. En ningún momento te mentí sobre mi pasado, al contrario, te advertí sobre cómo podías reaccionar y tomártelo luego de saber— explicó con frustración, automáticamente la expresión de su rostro sufrió un cambio, volviéndose fulminante sobre mí— ¡y siempre dijiste que seguirías a mi lado sin importar qué tan grave fue lo que viví en mi pasado!— me alejó bruscamente de su cuerpo, dándome un empujón hacia atrás— ¡Por eso eres una mentirosa!

—Me estás lastimando, Taehyung.

—Ah, sí, claro, ahora no puedo ni tocarte un pelo porque te lastima— comentó sarcásticamente con un tono amargo en sus palabras.

—¿Ves? Prometiste que nunca volverías a hacerme daño, y te creí, confié en tí ¿Cómo puedo estar segura de eso ahora?

—Porque cambié, Harmieh, cambié.

—Mira, no quiero hablar contigo— corté fríamente la discusión.

—¿Estás terminando conmigo?

Suspiré pesadamente, pensando bien en lo que estaría a punto de hacer.

—Necesito un tiempo para asimilar todo esto; no me llames, no me escribas, no me busques, no hagas nada, finge que nunca me conociste. Además, ¿qué más quieres hacer conmigo?— sonreí sin gracia, sintiendo que en cualquier momento mis lágrimas saldrían— te ví muy amoroso con otra chica, y además diciéndole que la amabas, ¿acaso quieres seguir dañando mi estabilidad emocional? No te lo voy a permitir. Así que aléjate de mí— ordené y comencé a caminar.

—Ni siquiera confías en mí— negó y se posicionó delante de mí, evitando que continuara caminando— esa chica no es lo que tú crees.

—¡No quiero saber! ¡Carajo! ¡Deja de hacerme daño!— exclamé enojada, con las lágrimas humedeciendo mis mejillas, más de lo que la lluvia pudo.

Estaba destrozada, y no quería escucharlo.

¿Cómo sabía que decía la verdad?

—Yo realmente me enamoré de tí, Kim— le hice saber una vez más, caminé rápidamente tras haberlo esquivado y esta vez no planeaba detenerme.

—¡Yo aún te sigo queriendo, Finn!— gritó desde su posición, pero no me detuve, como él tampoco quiso insistir en detenerme.

♠ 착한 마음씨 ♠

No podía explicar todo lo que sentía en esos momentos.

Rabia, enojo, dolor, frustración, desesperación.. pero sobre todo tristeza.

La quiero, y mucho, la verdad. Y a pesar de que sabía que podía reaccionar de esa forma, siempre tuve la esperanza de cuando me decía que estaría conmigo sin importar nada era cierto.

Era mentira.

Claro, ¿qué más podía esperarse? ¿Una chica frágil, dulce, inocente y con problemas de salud con un chico malo, callejero, delincuente y con un pasado perturbador? ¡Eso es sólo un cliché!

Quise alejarla, lo más pronto posible de mí, evitando hacerme daño a mí también. Pero se negó rotundamente a dejarme, no hasta conocer ese detalle que tanto quería saber.

Es una caprichosa.

Ahora ¿qué quiere que haga? ¿qué se supone de debo hacer? Quiere alejarme a toda costa de ella. No puedo evitar sentirme molesto.

Tengo defectos, soy egoísta. Sólo puedo pensar en mí en estos momentos, sabiendo que por dentro ella también la está pasando mal. Pero justamente ahora, no me importa.

“No me llames, no me escribas, no me busques, no hagas nada, finge que nunca me conociste..”

¿Crees que es tan fácil así, Finn? Definitivamente no lo es.

Quería evitar que esta historia se repitiera. No volvería a sufrir por otra chica, como hace tres años atrás. Realmente acabé conmigo mismo, y no ocurriría nuevamente. Me dolía, demasiado, pero no podía recaer en aquel turbio episodio de mi vida donde morir era mi deseo diario.

¿Quieres paz? Paz te daré.

♥ 착한 마음씨 ♥

Toqué la puerta principal, esperando a ver la figura de ese chico que tanto necesitaba.

—¿Harmieh? ¿Por qué te estás mojando sabes que–..

Detuvo su hablar al verme llorar.

—¿Puedo hablar contigo?

—Ven aquí, pequeña— sin importar lo empapada que estaba, me envolvió entre sus brazos.

No pude evitar llorar con más fuerza.

—¿Qué ocurrió, pequeña?— cuestionó con un tono de preocupación— ¿acaso discutiste con Taehyung?

Negué.

—Lo sé todo— afirmé y se separó para verme— ya me enteré de todo, Jungkook.

Se mantuvo en silencio por unos segundos y asintió lentamente.

—Ven, cámbiate y explícame todo— indicó.

♠ 착한 마음씨 ♠

—¿Pudiste encontrarla?— cuestionó mi hermana en cuanto entré en la casa.

Negué con la cabeza.

—No quiso escucharme, Jisoo.

Ella bajó su mirada, viéndose apenada.

—Lo siento, Tae.

—¿Por qué te disculpas?

—No quería causar problemas en tu relación.

Mi pequeña tonta.

—No, tontita, no es tu culpa— no pude evitar sonreír por su ternura e ingenuidad.

Acaricié su cabello y la acerqué a mi cuerpo.

—¿Dónde está Hwang?

—Se marchó a un lugar que desconozco— se encogió de hombros— posiblemente a una línea de trenes, esperando que alguno lo mate— bromeó sarcásticamente.

—Jisoo, realmente creo que eres una psicópata— opiné aterrado.

Se separó de mí, observándome ofendida.

—O sea, que tú rompes una botella y entierras el cristal en el cuerpo de un hombre con intención de matarlo y ¿yo soy la psicópata?

Blanqueé los ojos y no pude evitar sonreír.

—¡Y encima sonríes!— bromeó nuevamente— Tae, ¿quieres que consiga a un psicólogo?

No pudimos evitar estallar en risas con sus bromas sarcásticas y pesadas.

—Haces que suene más leve de lo que realmente fue. Te juro que sentí miedo de mí mismo— confesé regresando a la seriedad.

Su sonrisa desapareció al escucharme.

—Ven aquí— unió nuestros cuerpos en un cálido abrazo el cual acepté gustosamente.

—Te extrañé muchísimo, Jisoo. Perdóname por haber sido un idiota contigo.

—Eres mi hermano, Tae. Hagas lo que hagas siempre voy a perdonarte.

Adoraba esa cualidad de ella, nunca fue rencorosa, aunque lo mereciera porque fui una mierda.

—Además, no te dejaría sólo ahora.

—Gracias, hermana. Juro que nunca estarás sola de nuevo.

—Y confío en tí. Discúlpame tú a mí por no haberte escuchado antes.

—Está bien; el amor es ciego— resté importancia.

—Tú quisiste cuidarme y yo nunca valoré eso. Creo que hiciste bien en dejarme sola, para darme cuenta de que era yo quien estaba actuando mal.

—Tranquila. Han pasado los años, somos otros.

—Lo somos, mejores o peores, lo somos.

Un pequeño silencio se adueñó del momento, lentamente fuimos separando nuestros cuerpos.

Observé a esa preciosa hermana que tenía. Era cierto que no estaba cuidada del todo, pero conservaba aquel gran corazón con el que nació, y eso era lo que importaba.

Acaricié su mejilla derecha, sin poder evitar sonreír.

—¿Recuerdas cómo te llamaba cuando era pequeña?

—No— fingí no acordarme y me observó insultada.

—¡¿Cómo que no?!

Reí ante su reacción.

—Sí, sí recuerdo. Y ¿tú recuerdas cómo te llamaba yo a tí?

—Me decías ratita.

—Y tú me llamabas TaeTae.

—Es que sonaba muy lindo y tierno.

—Vale, vale, pero ya detente que estamos grandecitos, ratita.

—TaeTae ¿ya maduraste?— interrogó burlonamente, sabiendo que me incomodaría un poco el apodo.

Iba a responder, pero una llamada entrante interrumpió nuestra conversación.

Desconecté mi celular del cargador, y levanté la llamada.

—¿Jimin?

—¿Cómo estás?

—¿Harmieh está ahí contigo?

—No. Estoy sólo con Yoongi.

—¿Qué ocurre?

—Quería saber que cuándo podía regresar a mi casa— acentuó fuertemente el pronombre posesivo, haciéndome alejar el dispositivo de mí oído por un momento.

—Perdón, Jimin-shi. Ahora mismo soy un desastre y lo había olvidado. Adelante, ven.

—Estás perdonado, Taehyung-shi. Voy para allá.

Colgué la llamada y regresé mi celular a su lugar.

—¿Quién?

—Mi mejor amigo.

—¿Está guapo?— alzó una ceja y reí ante su cuestión.

—Tiene novia, Kim.

—Me siento muy solitaria— lloriqueó bajando la mirada dramáticamente.

—No, no— tomé su barbilla, e hice que nuestras miradas conectar— me tienes a mí, ¿vale?

—Te quiero mucho, Taehyung.

Abrazo número mil.

—You never walk alone.

Alzó la mirada confundida.

—¿Eso es inglés?

—Sí.

—¿Qué significa?

—Nunca andas sólo.

Asintió complacida y sonrió levemente.

—¿Quién te enseñó inglés?

Suspiré.

—Harmieh es británica, de vez en cuando hablaba algunas cosas— expliqué.

—Vaya chica interesante conociste ¿quieres contarme más acerca de ella?

Me encogí de hombros.

—Me lo tomaré como un sí, vayamos arriba y me cuentas todo— indicó y la miré sorprendido.

—Tú si que sabes acoplarte rápidamente. Es primera vez que pisas esta casa, Jisoo— reí.

—Es la casa de mi hermano y su amigo sexy, no es algo tan difícil— restó importancia y continuó subiendo las escaleras— aparte, dormiré contigo, ni siquiera notaran mi presencia.

Negué con la cabeza portando una sonrisa, sin que pudiera verme y subí las escaleras tras ella.

Extrañaba demasiado a esa ratita.