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♥ Sesenta Y Cuatro ♠

Escuché atentamente todas las explicaciones de Jisoo, las cuales creí. Confío mucho en mi instinto, y no detecté nada extraño en ella, al contrario, es muy relajada al hablar y responde sin miedo todas mis preguntas. Tampoco me cae mal.

Me disculpé con ella por aquel día, el malentendido que yo generé, con escenas montadas en mi cabeza sobre ella y Taehyung. Restó importancia y me dijo que no había problemas, que me entendía.

En un momento determinado, susurré para mí aquellos dígitos que se negaban a desaparecer de mi mente. Esto sólo logró sorprender a la menor. Extrañada le pregunté si conocía aquel número, asintió y salió casi volando de la habitación, dejándome desconcertada.

Luego ingresó Félix y charlamos un buen rato, acepto que me hizo reír mucho y cuidó de mí cuando sentí molestias, pero otra visita tocó mi puerta y el rubio abandonó el lugar por cuestión de privacidad.

—¿Puedo pasar?

Lo observé por unos segundos, para luego asentir lentamente.

—Ven.

—See you later, princess— se despidió mi amigo y respondí con una sonrisa pequeña; salió de la habitación, y dirigí nuevamente mi mirada hacia el pelinegro, quien tomó asiento a mi lado.

—¿Cómo te sientes?— cuestionó preocupado.

—Me encuentro bien, Taehyung.

—No vine antes porque fui a–

—Tranquilo. Ya Jisoo me explicó todo— bajó su cabeza y tomé su mano— y le creo.

Alzó la mirada, conectando sus ojos con los míos y una sonrisa pequeña apareció en su rostro, la cual desapareció casi instantáneamente.

—Harmieh, juro que quería contarte, pero temía que reaccionaras así o peor.

—Yo me disculpo contigo, Taehyung. Dije que, sin importar qué, seguiría estando de tu lado— apreté mis labios apenada— lo siento.

—No, no— restó importancia— es totalmente normal, es algo muy difícil de asimilar.

—Pero lo prometí..

—Ya— acarició mi mejilla con su delicado toque— dejemos eso atrás ¿sí? Es un error que no he vuelto a cometer, y esa oscuridad siento que ya no me persigue como antes.

—Es porque, primeramente, volviste a tu hermana.

—Y ver que ese desgraciado sigue vivo al menos no me hace sentir que soy un asesino— hizo una mueca torcida.

—No eres un asesino, Taehyung— negué con la cabeza— no lo eres.

Bajó la mirada nuevamente y respiró hondo.

—Harmieh..

—¿Sí?

—¿Seguimos siendo amigos?

¿Qué?

—¿Amigos?

—Terminaste conmigo, Finn— me miró mal al no recordar.

Reí mucho al verlo.

—No somos amigos, — puse mi mano sobre la suya— somos novios.

Sonrió ampliamente al escuchar mi afirmación.

—¿Sigues siendo mi princesita?

—Sí, Taehyung, lo soy— afirmé, y bajé la cabeza con un toque de timidez por su mirada tan fija.

Pero conecté nuevamente mis ojos con los suyos cuando acarició mi cabello.

—¿Puedo— tragó saliva— ...puedo besarte?

Me dió mucha ternura verlo tan tímido.

—Claro, Tae.

Acercó lentamente su rostro al mío, mi mirada quedó clavada sobre sus labios, así como sus ojos sobre los míos. Siempre me preguntaba cuándo volvería a sentir su roce con mi boca, a pesar de estar enojada y procesando todo lo ocurrido, lo extrañaba mucho.

No esperé más.

Junté nuestros labios creando un beso apasionado, quería transmitirle lo mucho que lo había echado de menos, y lo necesitaba conmigo; él correspondió sin pensarlo, estábamos preparando nuestras lenguas para formar una guerra pero..

De repente sentimos cómo giraban el picaporte de la puerta.

Mierda.

Nos alejamos fugazmente y simulamos nunca haber hecho nada extraño, hasta distanciamiento había entre nosotros.

Si algo bueno tenemos es que podríamos ganar más Óscars que Katherine Hepburn, somos demasiado buenos actuando.

Era la enfermera.

♠ 착한 마음씨 ♠

¿Existe persona más inoportuna que la enfermera?

Me levanté rápidamente de su lado y me coloqué junto a la pared.

Extrañaba mucho a mi chica; quería sentirla, tocarla, rozarla, besarla, acariciarla, escucharla, y asegurarme de que todo se encontraba bien con ella.

No puedo describir la emoción que sentí cuando declaró nuestra relación.

Me cuesta contener la sonrisa que tengo dibujada en el rostro, pues no puedo dejar de sentirme feliz.

Enfermera infeliz.

Ella nos observó, sospechando de nosotros, así que cuando dirigió su mirada hacia mí, simplemente desvié mis ojos hacia la ventana, evitando el contacto visual.

Carraspeó su garganta y respiró profundamente.

—Vengo a informar que mañana se le entregará el alta médica, señorita.

Mi novia sonrió emocionada al escuchar la noticia de la mujer de bata blanca.

No me cae tan mal, después de todo.

—Gracias por la información— hizo una pequeña reverencia a la mayor, ganándose una sonrisa de su parte.

—Bien, era eso, los dejo para que hablen— dijo y se retiró.

Volví a sentarme con mi preciosa chica, quien me observaba alegremente por la información, así que me contagió su sonrisa.

—Bien ¿dónde estábamos?

—Aquí..

Regresamos al beso tan exquisito de hace instantes, pero esta vez, aumentando poco a poco la temperatura, pese al frío del lugar.

—Tae..— susurró sobre mis labios.

—¿Sí?

—Cierra la puerta con pestillo— indicó.

Fruncí el ceño, para luego reír levemente.

—Harmieh, esto es un hospital, y mira tus condiciones, no podemos hacerlo.

—No era para tener sexo, alcornoque. Era simplemente para no volver a ser molestados— aclaró viéndome de mal modo.

Inmediatamente sentí mis mejillas calentarse.

—Vale— me levanté de mi lugar para colocarle el pestillo a la puerta y regresar a ella.

—Tae, me hace muy feliz verte— expresó antes de volver a juntar nuestros labios.

—Harmieh..— detuve un momento la muestra de cariño, ella simplemente me observó atentamente— ahora sí, podemos empezar de cero.

Sonrió levemente y asintió.

—Conociéndonos— enfatizó— mutuamente.

—Sí, hermosura.

Sin esperar nada, uní nuestros labios nuevamente.

—Te quiero, Tae— expresó entre el beso, haciéndome detenerme un momento.

La observé fijamente a los ojos para corresponderle con toda mi alma.

—También te quiero, Harmieh.

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