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♠ Sesenta Y Cinco ♥

Salimos del hospital la mañana siguiente, afortunadamente no presentó gravedades.

La misma enfermera casi nos atrapa intentando hacer cosas de adultos mayores, por lo que nos reprendió mentalmente.

—Tae..

La observé.

—¿Sí?

Se detuvo, invitándome a hacer lo mismo.

—¿Me das un abrazo?

Sonreí levemente ante su petición.

—Claro, mi pequeña.

La envolví cariñosamente entre mis brazos, ofreciéndole un abrazo fuerte, que transmitiera sentimientos que no suelo expresar para no parecer hablador.

—Te quiero mucho, Taehyung.

—Yo..—detuve mi hablar, logrando que me observara con atención— yo siento algo más fuerte que eso.

Abrió sus labios, pero no emitió sonido alguno, como si hubiera quedado paralizada, asimilando la información.

—Sí, Harmieh, lo que siento es mucho más fuerte— reafirmé.

—¿Me amas?— cuestionó interesada en mí respuesta.

Sonreí levemente, preguntándome una vez más internamente.

—¿Así se le llama?

—Yo te amo, ¿es eso un problema?— indagó tiernamente.

—¿Me amas?

—No sé. Ya vámonos, ya quiero llegar.

Ella verdaderamente sabe cómo terminar una conversación.

♥ 착한 마음씨 ♥

—¡Déjame en paz!— rogué, una vez más, pero él parecía no escucharme.

—No quiero— negó y dió otro besito en mi cuello, causándome un cosquilleo.

Sentí un temblor en dicha zona, e intenté alejarlo, pero tomó mis manos con fuerza, evitándolo. Finalmente no puse resistencia, a lo que él se detuvo.

—¿Dirás que soy lindo?

Apreté mis labios intentando contener la risa.

—No.

—Está bien, entonces sigo..

Me recostó sobre la cama completamente, sin soltar mis manos y atacó nuevamente mi zona sensible, sabiendo que hablaría en cualquier momento; o quizás no.

Conectó nuevamente sus ojos con los míos.

—Dime— ordenó por milésima vez.

—No. No lo eres.

—Mentirosa.

—Jungkook es más atractivo que tú— me observó ofendido y apreté mis labios— y Jimin también— no pude contenerme más y estallé.

—Me ofendes, Finn, me siento verdaderamente ofendido— negó decepcionado por mi opinión.

—Es para que dejes de ser tan creído, Kim.

Quedó en silencio unos segundos para luego volver a hablar.

—Podrán ser más atractivos, guapos, tiernos, y todo lo que digas..— volvió a su posición anterior, suspiré al sentir su cálida respiración chocar contra mi piel— pero dudo que exista alguien te cause lo mismo que yo— aseguró, para atacar sin piedad mi zona sensible.

Un jadeo no pudo evitar salir de mis labios. Juntó mis muñecas en una de sus manos, y con la libre acarició una de mis piernas.

—¿Ya te he dicho que me traes loco?— alzó un momento su mirada, esperando ansiosamente mi respuesta.

Me mantuve callada, simplemente lo observé sin saber qué decir exactamente. Aún siento un poco de intimidación cuando me observa de esa forma tan intensa.

Sonrió pícaramente y acarició mi piel nuevamente, provocándome escalofríos por todo el cuerpo. Deslizó sus besos hacia mí clavícula, donde succionó más de una vez, hasta llegar a mis senos.

Se detuvo.

—Si quieres, puedo saltarme esta parte.

Es una ternura.

Sí, Tae. Gracias por recordarlo.

Asintió y continuó sus caricias sobre mi cintura, pero sus labios ya rozaban mis piernas. Suspiré, frunciendo el entrecejo y arqueé la espalda, sintiendo mi cuerpo cada vez más deseoso de él.

—¿Es esto lo que quieres?

—¿El qué?— pregunté con los ojos aún cerrados.

No pude evitar liberar un gemido fuerte al sentir sus dientes impactar en mi piel.

—¿Lo quieres?— indagó como si nada hubiera pasado.

—Sí.

—Lo que ordenes, princesa.

Reí levemente ante su doble sentido, y me dispuse a disfrutar de lo que quedaba pendiente.

Pude sentir cómo besó mi intimidad sobre la tela de mis bragas, ya que mi vestido había sido retirado en el momento en el que entramos a su habitación; ya no habían prendas de más.

—Daddy..— gemí.

Detuvo sus besos para observarme fijamente, bajé la mirada para conectar nuestros ojos.

—Perdón— sentí vergüenza por mi impulso e hice una pequeña mueca, remediándolo.

Negó con la cabeza y una sonrisa pícara apareció en su rostro.

—Me gusta— afirmó, para comenzar a desprender mis bragas, sin desconectar las miradas— seré tu “daddy”, princesita— su voz tan profunda y sexy, mas su mirada tan intensa, lograron hacerme perder la cabeza por ese instante.

Acomodé mi cabeza nuevamente para así continuar disfrutando de él.

Cerré mis ojos y un suspiro salió de mis labios al sentir la calidez que desprendía por la nariz sobre mi zona íntima. Comenzó a besar suavemente, logrando que perdiera todas mis fuerzas; quería más, y más, así que no dudé en pedirlo.

—Tae, ¿podrías–

Fui interrumpida por un gemido agudo, el cual liberé cuando sus dedos fueron repentinamente introducidos, pero gustosamente aceptados, dentro de mi cuerpo.

—¿Qué decías?

—Nada..

Sin más nada que agregar, reanudó sus caricias e hizo movimientos ágiles, y extraordinarios, en mi interior.

Gemía como si no existiera un mañana, hace un tiempo no sentía aquel placer que sólo él sabía ofrecerme.

No cambiaría a este hombre por ninguno.

—Dime, pequeña, ¿lo sientes?

—Sí, estoy cerca— afirmé de manera dificultosa, al no poder expresarme bien por aquel cosquilleo en mi interior cada vez más fuerte.

Sacó sus dedos de mi interior, provocándome molestia por cortar mi orgasmo.

—¡Taehyung!

—Calma, nena— me tranquilizó, subiendo sus besos a mis labios suavemente. Y de repente..

—¡Dios!

Introdujo algo más grande en mi interior, haciéndome soltar un gemido agudo y arquear la espalda.

Sonrió pícaramente y arqueó una ceja rápidamente.

—¿No es mejor, acaso?

—Sí— jadeé.

Aún con su miembro dentro, pero sin hacer un movimiento, juntó nuestros labios nuevamente.

—Te amo, Harmieh.

Lo observé directamente a los ojos, para corresponder aquel sentimiento.

—También te amo, Taehyung.

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