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♥ Séis ♥

-¿Jimin?- observé confundida y de cabeza a pies al chico que salía de la dirección- ¿Tú defendiste a mi amiga?

-¿Es tu amiga? Ni siquiera sabía que estudiabas aquí- preguntó totalmente perdido.

-De hecho, creo haber dicho ayer que estudiaba en la misma clase que Taehyung- recordé.

-¿Sí?

-¡Jimin!- lo llamé en un tono de reproche.

-Lo siento, estaba pendiente a tus pechos, no a lo que decías- confesó honestamente.

-¿Es...normal decirlo así de fácil?- indagué algo impactada ante su confesión.

-Yo soy una persona directa y sincera, no me ando con rodeos. Y sí, si es fácil, que ustedes los seres humanos lo hagan difícil es su problema, pero aquí nadie corre peligro por ser sincero- explicó con seriedad.

-Entiendo- afirmé y nos alejamos de la puerta de la dirección- no sabía que tú estudiabas aquí, nunca te he visto antes.

-Eso es porque no asisto mucho, y si vengo no salgo del salón- aclaró.

-¿Y cómo defendiste a SeeA?- cuestioné.

-Sentí la voz de una chica llorando desde mi salón y me asomé por la ventana, viendo a aquella rubia con el chico de cabello azul; él le decía cosas horribles- contó.

-¿Cómo qué?

-Razones de la ruptura, o eso me dió a entender desde mi posición como chismoso- habló burlón.

-Pero agradezco que hayas escuchado y le hayas defendido, yo estaba algo perdida en ese momento. Gracias- agradecí sinceramente.

-No es nada. Odio el abuso tanto mental como físico y esa chica se veía que sufría cada palabra de ese idiota, quizás por eso es que soy como soy- comentó con rabia.

-¿Cómo eres?

No mencionó más nada, tan sólo respiró pesadamente y desvió su mirada hacia otro lado, intentando evadir el tema y de paso dejándome con la intriga.

-Olvida lo que dije- pidió evitando el contacto visual.

-Entiendo- me limité a decir.

No supe cómo romper el tenso ambiente que se había generado entre nosotros, pero una sonrisa se me escapó al recordar su declaración anterior.

-¿De qué te ríes?- cuestionó viéndome.

-¿Te gustaron mis pechos?- hablé burlonamente, fingiendo perversión.

-Ah eso- recordó riendo- sí, son lindos.

Inmediatamente sentí el calor agrupado en mi rostro.

-¿Cómo puedes ser tan directo, Jimin? Es admirable- investigué curiosamente.

-Aprendí que en la vida no se puede perder tiempo, y que cada segundo cuenta. Los seres humanos no debemos temer a las reacciones de los demás; es por eso que soy así de directo- expresó.

-Interesante. Me preguntó qué te hizo ser así- me dió por curiosear.

-¿Park?- una voz femenina fue audible detrás de nosotros, nos giramos quedando frente a SeeA, quien venía a agradecerle a Jimin por defenderla.

-Quizás algún día lo averigües- concluyó antes de caminar hacia la chica y hablar con ella más discretamente.

Sin nada más que aportar en ese momento decidí comenzar a caminar, pronto acabaría el descanso.

Saqué mi celular mientras continuaba caminando y busqué entre mis contactos el de Heesun para escribirle un mensaje.

"¿Dónde están?"

No transcurrieron ni veinte segundos al conocer su respuesta.

"Tuvimos que irnos Harin, Yechan y yo; nos vamos a seguir ensayando. SeeA sigue con su "pie lastimado" así que hoy tiene el día libre. Te adoro, princesa."

Sentí un vacío en mi pecho al leer su mensaje, es que antes solíamos ser tan unidas que actualmente me cuesta dejarlas ir tan rápidamente. No puedo ser egoísta, no puedo pensar en lo mejor para mí, ellas estaban cumpliendo su sueño, significaba mucho para ellas su debut, así que más que nada debía apoyarlas y sentirme feliz.

Pero siendo honesta conmigo, no lo estoy; me duele.

Un choque con un cuerpo alto me hizo salir de mi trance, y de una vez girar mi vista hacia el frente; o en este caso, hacia arriba.

-Fíjate por dónde vas- le reclamé.

-Oh, perdón- respondió sarcásticamente - es que eres tan pequeña que no te ví.

-Tus bromas sarcásticas no dan risa, Kim- negué sintiendo nuevamente esa tristeza por dentro. Frunció el ceño al notar mi debilidad y decidió apartar las bromas a un lado.

-¿Estás bien?- indagó.

Asentí levemente, desviando mi campo de visión hacia el suelo.

-¿Dónde está Jungkook?- cambié el tema.

-Acabo de dejarlo en su clase como buen hermano mayor que soy- explicó y posteriormente el sonido del timbre se hizo presente- y creo que deberíamos hacer lo mismo- finalizó para continuar caminando, dejándome detrás.

• 착한 마음씨 •

-Cuando mezclamos hidrógeno con la sustancia antes mencionada..- explicaba el profesor de química, dándose a notar el aburrimiento que compartía la clase con él.

Sentí un chasquido de lengua a mi lado y luego un bufido, pero no estaba segura si era estrés, fue o deseos de acabar con la jornada.

El profesor Lee es bastante despistado, rasgo que se agradece en parte, al menos puedo sacar mi celular sin que se dé cuenta.

Revisando el Instagram me percaté de las historias que habían añadido personas a las cuales seguía.

Entre ellas se encontraban mis amigas.

Eran dos selfies, donde explicaban mediante un pequeño escrito lo duro que comenzarían a entrenar y que por favor apoyaran al grupo.

Revisando fotos random hubo una que se ganó mi atención, haciéndome sonreír con nostalgia al ver aquellas palabras debajo de ellas.

"Ella es mi motivo de existencia, mi chica favorita y de la cual siempre estaré orgullosa. Mi hermosa hijita, cuídate mucho y ojalá nos veamos muy pronto, princesita. Te amo"

Era mi mamá.

Fue inevitable que mis ojos se cristalizaran y que un pequeño sollozo se escapara de mis labios. Cubrí mi boca intentando no llamar la atención de nadie, y gracias al cielo todos seguían atentamente en su clase. Respiré profundo intentando resistirme y tranquilizarme, aunque me resultaba demasiado difícil.

Nunca me había sentido tan sola.

-Oye ¿estás bien?- cuestionó el chico a mi lado, provocándome un pequeño sobresalto.

-Sí- afirmé sin fuerzas, sin desviar mi mirada de la mesa.

-¿Segura?

Apreté mis labios al sentir que más lágrimas brotarían de mis ojos, así que no aguanté más, tenía que salir del salón. Llamé discretamente al profesor, alzando mi mano desde mi lugar. Se acercó a mí y murmuré si me daba permiso para ir un momento al baño. Asintió y rápidamente me levanté para caminar hacia este.

Asegurándome de que no había nadie presente decidí desahogarme, descargando todo mi dolor entre aquellas cuatro paredes. El ambiente era silencioso una vez que la puerta era cerrada, sólo podía sentir mis sollozos frágiles.

El sonido del picaporte girándose me hizo detener mi desahogo, rápidamente me volteé quedando de espaldas a esa persona desconocida que entró. Sentía sus pasos cada vez más cerca, pero me negaría a contar lo que me ocurre, esas cosas me las reservo. Unas manos sobre mis hombros me hicieron girar hacia..

-Harmieh ¿qué te ha pasado?- cuestionó alarmado.

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