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Extra2: A Gift

Papi— llamé en un tono suave, mientras acariciaba su espalda.

—¿Quieres otra ronda?— cuestionó sin cambiar su posición.

Lo observé ofendida.

—¿Por qué me preguntas eso? ¿Acaso no puedo llamarte así cuando sea?

—No, no, no es eso— tranquilizó rápidamente— es que estando acostado, de pronto comienzas a acariciarme y acto seguido me llamas por mi apodo sexual ¿qué querías que pensara?

Blanqueé los ojos y suspiré pesadamente, evitando continuar con esa tontería. Sonreí, recomponiendo mi buen humor.

—¿Sabes qué día es mañana?

—¿Diciembre, 30?— asentí— sí, nací ese día.

—Lo sé, por eso quería proponerte algo.

—Soy todo oídos— afirmó, girándose quedando frente a mí.

—Bueno, los chicos quieren que regresemos a Seúl para reencontrarnos y–

—¿Has estado hablando con ellos a mis espaldas, señorita?— indagó fingiendo seriedad.

—También son mis amigos, señorito, tengo todo el derecho— afirmé con una sonrisita.

—¿Hmm?— pidió que continue.

—Pues sí, los chicos quieren reencontrarse y allí.. ya sabes.

—No, no sé— mintió.

—Ay, Taehyung, no me hagas decirlo.

—Vale, me quedaré con la intriga— volvió a girarse, quedado de espaldas a mí, por lo que decidí comenzar a molestarlo.

—Te quedarás con la intriga— besé su mejilla y me acerqué a su oído— pero no con las ganas— mis palabras provocaron que una sonrisa traviesa apareciera en su rostro, por lo que volvió a girarse.

—Suena tentador— afirmó.

Me levanté y posicioné sobre él, haciendo un inocente movimiento a lo cual respondió con una pequeña mueca torcida.

—¿Qué? ¿Por qué me miras así?— cuestioné divertida.

Quedó en silencio unos segundos y acarició mi cintura.

—¿Qué hice para que mi princesa linda e inocente se volviera tan–

—¿Ya no soy linda?— interrumpí sus palabras, fingiendo tristeza.

—No me dejaste terminar— rió— ¿Qué hice para que se volviera tan jodidamente sexy?— concluyó dándole una leve mordida a su labio inferior.

Alcé una ceja mientras una sonrisa pícara apareció sobre mi rostro, y es que no pude evitar sentirme deseosa por volver a intentarlo, pero esta vez, tomando yo las riendas.

Round two, baby.

♠ 착한 마음씨 ♠

Estaba cansado, realmente agotado, cuando regresemos a Seúl necesitaremos unas vacaciones para recuperarnos de este viajecito. No sé porqué, pero las casas de playa nos atraen mucho.

Harmieh no lo parece, y es extraño, soy más activo que ella, no sé qué me pasa. Anda, estoy viejo.

Le dije que regresaría a la cama, ella decidió quedarse leyendo un libro sentada en la playa. Este aire le hace bien para su salud, viviríamos aquí, pero la casa no es nuestra.

Cuando trabajemos podríamos comprar una de estas.

Comencé a sentirme perdido, mientras mis ojos se cerraban cada vez más, y más. Estaba quedándome dormido.

♥ 착한 마음씨 ♥

—Mierda, qué triste— susurré al terminar el capítulo que estaba leyendo.

El novio de la chica le dijo que no le gustaba su mano porque le parecía muy pequeña para masturbarle, por lo que prefería la de un hombre. No quiero imaginar la pobre situación de la chica. Lo leí y hasta me dolió.

Cerré el pequeño libro y suspiré aquel aire fresco de noche que.. ¡¿noche?!

¿Tanto tiempo había estado leyendo?

Encendí mi celular para visualizar la hora, dándome a conocer que faltaba menos de media hora para que el día llegara a su fin.

Agarré mis cosas y me levanté de la arena, llevándome también la manta que había colocado para no ensuciarme. Abrí la puerta de la casa, de manera silenciosa, y comencé a subir las escaleras con pasos sigilosos como siempre, no entiendo cómo no soy tan ruidosa siendo amiga cercana de Harin y SeeA; esas son como las sirenas de la policía.

Abrí cuidadosamente la puerta de la habitación donde se encontraba mi novio durmiendo tranquilamente. Sonreí enternecida al verlo, ni siquiera quise molestarlo –lo cual es demasiado extraño en mí–, así que salí de la habitación sin necesidad de cerrar la puerta del lugar.

Bajé las escaleras con dirección a la cocina, llevaba unas horas sin beber siquiera un vaso de agua, por lo que tenía la necesidad de mojar mis labios con este líquido frío y no con otro más espeso. Ya me había humedecido mucho la boca en el día.

Un gran silencio invadía la casa, nada más era audible el sonido de las olas y algún animal cerca. Tengo que cuidarme de las arañas y los saltamontes.

Encendí nuevamente mi dispositivo, viendo cómo esta vez solo faltaban minutos para que el reloj marcara las 12AM.

Llamé inmediatamente a Jungkook, todos estarían reunidos en su casa para hacernos una videollamada.

Oye, niña impaciente.

Calla, Post Malone— bromeé, ya que había cubierto su brazo derecho de tatuajes.

—¿Qué ocurre, princesa?

—¿Podrían llamar unos minutos después? Denme el chance para despertarlo y eso.

¿Está dormido? Pero ¿qué le pasa?

Hoy fue un día ajetreado, Kookie— dije aparentando inocencia.

Y luego me llaman conejo a mí, hormonales de mierda— reprendió en broma.

—¿Me dejan?

Vale.

—¿Y los demás?

Dentro, salí un segundo para responderte. Llamamos en un rato.

Gracias, Jungkookie, te amo.

Te amo, mejor amiga.

Finalicé la llamada, para comenzar a subir las escaleras con dirección a la habitación. Ya dentro, me aproximé a su rostro para así dejar un beso suave que consiguió despertarlo.

Hizo una pequeña mueca y talló su ojo izquierdo para así poder orientarse. Seguido de eso, me observó con una sonrisita pintada en su rostro somnoliento.

Me senté sobre la cama, y aprovechó mi movimiento para colocar su cabeza sobre mis piernas.

—No quise despertarte— hice un puchero.

—Igual iba a hacerlo— restó importancia, así que me tomé el atrevimiento de acariciar su cabello.

—Feliz cumpleaños, papi— jugueteé, lo cual hizo que sonriera.

Una llamada desde su celular nos interrumpió, así que lo tomó entre sus manos para así levantarla.

—Son los chicos solicitando una videollamada— sonrió y la aceptó.

Todos –con excepción de Jisoo y Jin– se encontraban sentados sobre el gran sofá, en casa de Jungkook, cada chico con su chica y todos con una expresión alegre sobre su rostro.

—¡Feliz cumpleaños!— dijeron al unísono.

—Lástima, fui la primera— intervine, más de uno me observó fingiendo molestia.

—Gracias a todos— agradeció tímidamente, sin saber dónde posar la mirada.

—¡Ya me alcanzaste, Taehyung-ah!— exclamó feliz su mejor amigo.

—Sí, ahora quiero ver cuándo me alcanzarás tú a mí— bromeó refiriéndose a su estatura, lo cual provocó que la expresión de Jimin se volviera seria mientras los demás reían de su broma— te quiero, Jimin-shi— remedió.

—Yo también Tae, pero no te pases— advirtió.

—Bueno, entre otras cosas, ¿a qué hora regresan mañana?

—Saldríamos a primera hora, no estamos tan lejos, nos veremos pronto, familia.

—Vale, dejemos a los chicos que duerman felices— Jungkook nos lanzó una mirada asesina, lo cual nos hizo reír.

—Los amamos.

—¡Los amamos!— expresaron al unísono— hasta mañana.

La videollamada llegó a su final. Taehyung apagó su celular y lo colocó sobre la mesita de noche, pero en cuestión de segundos volvió a vibrar, indicando que un mensaje había llegado.

—¿Quién es?

Sonrió al leer.

—Jisoo. Dice que su felicitación debía ser aparte, como buena hermana que es. Que está ansiosa por verme y que me quiere. También que Jin manda saludos.

—Es una ternura.

—La veo mañana— apagó nuevamente el dispositivo para acomodarse.

—¿Y bien? ¿Qué desea hacer, señorito?

—Saber qué es lo que me escondes.

—Muy inteligente de tu parte, pequeño— negué— pero eso lo sabrás en unas horas.

Hizo un puchero, fingiendo tristeza, no pude evitar dejar un besito en él.

—¿Qué puedo hacer para saberlo antes?

—Nada.

—¿Y si no lo quiero?

—No rechazarías un regalo así, créeme.

—¿Tú en lencería?— cuestionó con una voz curiosa, lo cual me hizo reír.

—Eso es demasiado fácil, Tae— me recosté a su lado, posicionando mi brazo sobre su pecho y una de mis piernas sobre su cadera, su mano quedó sobre mi cintura— algo que me comentaste hace unos meses que te gustaría tener pero no habías tenido tiempo.

Abrió sus ojos y pude notar cómo comenzaron a brillar, había adivinado mentalmente.

—¿No será un cachorro?— su voz se volvió melosa de la ternura.

Mi silencio dijo todo.

—¿De verdad?— asentí, provocándole una sonrisa amplia. Estiró un poco mi brazo para colocarme sobre él y abrazarme fuertemente, conozco este sentimiento, amaba los perros— ¿puedo verlo?

Aún sobre su cuerpo tomé mi celular y busqué una foto del cachorro que Jimin y yo habíamos encontrado para él. Me apoye en su mejor amigo porque conocía sus gustos mejor que yo, aparte, teníamos la misma idea, por lo que decidimos hacer un regalo conjunto. Jimin lo escondió y yo me fui de viaje con Taehyung por dos días. Nos preparamos muy bien para eso. Teniendo la foto en pantalla se la enseñé.

—Aww Dios, es tan pequeño— sonrió enternecido por lo que estaba viendo— ¿en qué momento?

—Digamos que el regalo es de parte mía y de Jimin— hice saber.

—Ese enano se acordó de mí— fingió indignación.

—Estos dos enanos te amamos mucho, Tae— rectifiqué, haciéndolo sonreír ampliamente.

—Lo sé, lo sé— me observó por unos segundos, sin decir nada y alejó mi celular luego de haberlo apagado. Con suma delicadeza acarició mi brazo derecho, hasta tomar mi mano y acercarme a él sin jalarme con fuerza. Me acerqué hasta unir nuestros labios, creando un beso suave lleno de ternura y amor— Gracias. Gracias a los dos— susurró para luego volver a fundirnos en un roce.

—Te amo, cielo.

—Te amo más, princesa.

Sonreí, sintiéndome feliz por todos estos días que hemos estado juntos, han discusiones pero siempre hemos sabido remediarlo inmediatamente.

—Dime, ¿quieres dormir?— cuestioné inocentemente.

Me observó incrédulo.

—Estuviste unos segundos sobre mí ¿y piensas que voy a dormir?

—¡Te estaba enseñando al cachorro!— me quejé dramáticamente.

—¡Harmieh, soy hombre!— rió divertido.

—Pervertido.

—Sí, el pervertido que te enciende— susurró cerca de mi cuello, lo cual me hizo erizar— así que póngase en cuatro, señorita, hoy no vamos a dormir— comenzó a besar mi cuello mientras suspiraba del placer.

No puedo con este chico, me trae muy mal.

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