♥ Cuarenta y Siete ♠
—Buenos días, alumnos— se adentró entusiasmada –como siempre– la profesora de Matemáticas.
—Llegó la tormenta— susurró Harin detrás de mí, haciéndome reír.
—Definitivamente.
—Ah ¿no te conté de anoche?— cuestionó.
—¿Anoche..? No— negué y me giré un poco para verla, posteriormente sonrió.
—Bueno, ayer Hobi fue a mi casa, y estábamos solitos... ¿qué crees que pasó?— explicó mientras jugaba "tímidamente" con sus dedos.
Pero Harin..
—¿Ustedes..?
—Sí, no lo digas, eso— afirmó intentando contener su emoción.
Mi expresión se tornó sorprendida, y fingí secarme una lágrima dramáticamente.
—Mi Harin ya es toda una mujer.
—Pero tú aunque lo hagas, siempre seguirás siendo mi princesita— aclaró.
—Cuéntame los detalles al salir ¿va?
—Va.
Habían transcurrido dos días desde mi reconciliación con Taehyung, y la verdad, llevábamos una relación bastante estable.
Digo relación porque la verdad no sé cómo llamarla, no porque hayamos formalizado una; está claro que amigos no somos.
No lo había visto porque he estado ocupada, y un poco estresada intentando que todo salga bien con las chicas. Estamos haciendo promoción nosotras mismas, con la esperanza de que otra empresa quiera acogerlas.
Pero los mensajes nunca desaparecieron, siempre que podía desearme los buenos días lo hacía, al igual que yo a él. Hoy es día escolar, no estoy segura si lo veré, ya que suele desaparecer, pero tengo la esperanza de que asistirá a clases.
—En el encuentro anterior estudiamos todo lo relacionado con Geometría. Por lo que–
—Buenos días— interrumpió ese castañito hermoso que me volvía loca, ganándose nuestra atención y una fulminante mirada por parte de la profesora.
—Kim Taehyung, te lo estoy advirtiendo, no vuelvas a llegar tarde— habló amenazante.
—¿Qué puedo hacer para que me perdone?— preguntó sarcásticamente.
—Demostrar que usted es bueno en mi materia— retó.
—Ya verá.
—Pase.
Siguió su orden y se adentró en la clase. Caminó hasta su lugar, no sin antes verme y guiñarme un ojo coquetamente, a lo cual respondí con una sonrisa pequeña.
—Fastidiosa ¿No?— comentó Harin detrás de mí, haciéndolo girarse a verla.
—Tranquila, a mí me encanta que me reten— informó restándole importancia.
—Eres un crack, Taehyung.
—Lo sé— afirmó y le aventó un beso dramático, el cual ella simuló capturar en el aire.
—Y ya, no lances más, que Harmieh se pondrá celosa— agregó divertida, yo simplemente rodé los ojos.
—No, yo no le aviento besos— negó— yo se los doy— afirmó y besó suavemente mi mejilla.
Me sonrojé ¿verdad?
—Eres un encanto— halagó tiernamente.
—Bueno, como decía. Ayer estudiamos todo lo relacionado con la Geometría— intervino la profesora— así que hoy hay un examen sorpresa.
—¿¡Qué!?— exclamé desde mi lugar.
No sabía nada de geometría.
—Como oyeron, pero antes de comenzar, me gustaría cambiar algunos lugares para evitar el fraude. Empezando por Harin, ven para acá— indicó.
La odio.
Continuó cambiando lugares y yo rezaba mantenerme en las últimas mesas, aunque sabía que no iba a hacer nada del examen de todas formas.
—Bien, ahora les entregaré los exámenes.
Luego de entregar los exámenes varios suspiros fueron audibles por los estudiantes.
—Sin más nada que agregar, comiencen.
Todos voltearon sus hojas, interiorizando cada pregunta y observando las figuras en ella.
Maldije un millón de veces a esa bruja vieja que tengo por obligación como profesora por haberme separado de Harin, ella es una de las mejores alumnas en su materia.
Mi mirada vagaba por toda la clase, notando cómo todos sabían hacer al menos una pregunta de lo que estaba escrito.
Yo ni siquiera había girado el papel.
♠ 착한 마음씨 ♠
Muy graciosa que se cree esta mujer. Las preguntas eran adecuadas hasta para niños pequeños. Comencé a responder las preguntas y analizar las figuras, pero..
¿Por qué no puedo concentrarme del todo?
—Gira la hoja— susurré a la chica a mi lado.
Ella me observó y negó.
—Es inútil, no sé nada.
Quedé viéndola perdido unos segundos, mientras sus ojos quedaron fijos sobre su papel. Observé atentamente los movimientos de la profesora, percatándome de que estaba casi durmiendo en el asiento del profesor. Tomé la hoja de Harmieh, intercambiándola con la mía y comencé a resolver su examen.
Verdaderamente me sorprendí cuando me afirmó que no sabía geometría, pero luego recordé que ella no escribía cuando debía hacerlo en clases.
Lógico.
Una vez terminada se la devolví y pude terminar la mía de una vez. Nos daban diez minutos para resolver las preguntas, y por mí, como si hubieran dado cinco, estaba sencillo.
—Listo. Voy a recoger— indicó levantándose de su asiento.
Recogía mesa por mesa, hasta dar con la mía, donde se detuvo un segundo a verificar las respuestas. Asintió impactada y sonrió complacida.
—Bueno, Kim, sólo decirte que tus respuestas son excelentes, realmente estoy sorprendida, no me esperaba eso— confesó.
—Dije que era bueno— me encogí de hombros.
—Bien, sigue así— animó, y recogió la de Harmieh para así continuar caminando hasta retirarse completamente. El salón quedó por un rato sin profesor.
—Gracias.
Mi vista se dirigió hacia ella cuando habló inesperadamente. A continuación, me observó con una sonrisa pequeña.
—Gracias por tu ayuda.
—No hay problema. Pero debes prestar más atención a clases.
Al escucharme una expresión de ofensa apareció en su rostro.
—Mira quien habla, el chico rebelde de la clase.
—Pero al menos sé matemáticas— contraataqué.
Entrecerró sus ojos aún insultada por mis palabras y me señaló con su dedo índice de manera amenazante mientras una sonrisa pequeña aparecía en su rostro. En respuesta a su acción, le aventé un besito burlonamente y guiñé un ojo.
—¿Trabajaste bien?— se acercó rápidamente su amiga y se sentó atrás, donde le correspondía.
—Uhm..— no sabía que decir.
—No lo hiciste ¿verdad?
—O sea, sí terminé, pero no yo exactamente.
—¿Qué?— indagó totalmente perdida mientras hacía un gesto exageradamente confundido con su rostro.
—Yo la ayudé— intervine al ver que Harmieh no sabía cómo decírselo.
—Sí, eso. Él me ayudó.
—Haberlo dicho antes. Muchísimas gracias, Taehyung, esta chica no sabe nada de matemáticas, pensaba que iba a suspender.
—Ya me dí cuenta.
—¡Dejen de meterse conmigo! Todos tenemos una materia que nos causa dificultad— reclamó ofendida y se cruzó de brazos desviando su mirada de nosotros.
Su amiga y yo no pudimos evitar liberar una risa al ver lo tierna que se veía.
—Taehyung-ah— me llamó coquetamente una chica de la clase y la observé seriamente.
—¿Qué se te ofrece?— cuestioné educadamente, pero con una actitud seca y sin intención alguna en responder a sus coqueteos.
—Quería preguntarte si eras bueno en matemáticas, porque yo presento muchas dificultades en la materia— explicó con un tono empalagoso.
—Ofrecida— desaprobó Harmieh.
Ambos giramos nuestros rostros para verla. Ella seguía cruzada de brazos y con su mirada perdida en algún punto del suelo mientras negaba en desaprobación.
La chica se acercó, quedando frente con frente a ella. Empujó la pared interior de su boca con su lengua y parpadeó dramáticamente enojada.
—¿Qué dijiste, Finn?— inquirió con una voz falsamente tranquila. Estaba claro que la había escuchado bien.
La pelinegra sin intimidación alguna se levantó de su asiento y se puso frente a ella, notándose la diferencia de alturas entre una chica y otra.
—¿No me escuchaste?— bajó un poco la mirada para verla y sonrió de lado— que eres una ofrecida ¿tengo que deletrearlo?
—¿Quién te dijo que yo era una ofrecida? No es mi culpa que estés celosa sólo porque yo soy mejor opción para Kim— contraatacó.
Patética.
—Eres muy buena en matemáticas, Rosé, le estás pidiendo ayuda a Kim. Eso a mí me parece que no es para solicitar ayuda, sino para abrirte como bailarina cuando estén a solas— dedujo sin temor alguno y se acercó más a su rostro hasta casi susurrar sobre sus labios— ofrecida.
—¡Cómo te atreves a llamarme así!— chilló enojada, para luego empujarla hacia atrás.
Rápidamente me levanté e intenté apartarlas, guiando nuevamente a Harmieh hacia su asiento, pero esta me empujó para que me hiciese a un lado y le soltó una fuerte bofetada a la chica rubia, tan fuerte que casi cae al suelo.
Esta agresión llamó la atención de todos los alumnos y muchos apoyaban a que se formara una pelea entre ambas féminas.
La rubia no se dejó, y en un movimiento desprevenido agarró el cabello de la pelinegra, jalándolo como si su vida dependiera de eso. Obviamente la adversaria no permitió que le faltara el respeto de esa forma, así que imitó su acción, en busca de su rostro, proporcionándole un golpe en la nariz que la haría sangrar segundos después.
—¡Harmieh!— chilló Harin intentando detenerla, pero esta fue ignorada.
Tantos fueron los gritos que llamaron la atención del superior.
—¿Qué está pasando aquí?
Cuestionó de manera autoritaria, haciendo que la rubia se detuviera inmediatamente y lo observara.
Acaban de meterse en un problema.
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