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♥ Cuarenta y Ocho ♠

—No tengo culpa de que esa chica sea sobrina del director— me quejé mientras estábamos sentados en la dirección.

Detención.

—No tenías que haberle pegado, Harmieh.

—¡Me empujó la muy zorra!— exclamé enojada, provocándole un ligero sobresalto.

—Vale, vale, tranquila. Ya veremos que pasa.

—¿Tú qué haces aquí? Ni siquiera fuiste parte del problema— cuestioné curiosa.

—Fui la causa— se encogió de hombros— sé que soy irresistible, pero no pensé que pelearías por mí.

Abrí los ojos de más, y golpeé su hombro.

—No fue por tí, crédulo. Ella me empujó.

—Esa es la escusa— bromeó divertido y observó a su alrededor— Harmieh..

—¿Mande?

—No hay nadie aquí— informó.

—Descubriste el agua, que emoción— repliqué sarcásticamente— ¿y qué con eso?

—Acércate y te lo demuestro— indicó.

Alcé una ceja y una sonrisita traviesa no pudo evitar salir en mi rostro, sin miedo alguno me acerqué peligrosamente a él, hasta que atrapó mis labios en un movimiento esperado pero muy ágil.

¿Dónde está la chica tímida en mí?

Esa pelea realmente me hizo más... no lo sé.

Me separé un segundo de sus labios y observé a mi alrededor fijando mi vista en el techo de la dirección.

—¿Qué?— indagó curioso.

—Mira— señalé hacia una esquina del lugar— hay una cámara de seguridad.

Él giró su cabeza en dirección al dispositivo y al verlo le sacó la lengua y enseñó el dedo del medio.

—A tí realmente te gustan los problemas ¿verdad?

—Simplemente soy un chico fan de los retos y el peligro, aunque esto es una tontería— refiriéndose al gesto que había hecho previamente.

—Te gustan los retos. Interesante.

—¿A tí no?

—También— afirmé en acuerdo.

—Te reto a que te sientes sobre mí y que la cámara lo capte todo.

—¡No! No haría eso— negué rotundamente, proporcionándole una sonrisa.

Un corto silencio se adueñó del momento, el cual aprovechó para observarme fijamente, acción que me incomodó un poco.

—¿Por qué me miras?

Sin apartar sus ojos de mí, ni deshacer su sonrisa, se encogió de hombros divertido.

—No sabía que peleabas— comentó.

—De hecho, no peleo, nunca lo he hecho antes— aclaré con mi mirada fija en el suelo.

—¿En serio?— su expresión cambió, tornándose sorprendida.

Negué.

—Nunca lo he hecho. Tampoco hacía travesuras, ni fumaba, ni casi reprobaba un exámen por no prestar atención.. en fin— lo observé— digamos que, desde que te conocí, mi personalidad sufrió un par de cambios.

Él bajó su mirada, diría que apenado, no es agradable para cualquiera escuchar esas cosas, y menos si ese cambio era para peor, pero quería hacérselo saber.

He cambiado mucho.

—Pero está bien— tranquilicé.

—No lo está— negó y alzó nuevamente su mirada hacia mí— tienes razón, no te he guiado por un buen camino. No deberías juntarte conmigo— concluyó y se levantó de la silla dispuesto a irse, pero lo detuve.

Él me observó confundido y sin pensarlo dos veces me aproximé a sus labios, entregándole un beso que correspondería a continuación.

—Si de algo no me arrepiento..— susurré al separarnos— ..es de haberte conocido, Taehyung.

Luego de varios segundos en silencio, e intercambiando miradas intensas, decidió responder.

—Yo tampoco me arrepiento.

Estábamos a punto de volver a rozar nuestras bocas cuando..

—Kim, Finn,— entró el director, haciéndonos separarnos fugazmente— ya pueden irse.

Ambos hicimos una reverencia –claramente hipócrita– para salir completamente del salón y del área escolar.

♠ 착한 마음씨 ♠

Caminamos fuera del área escolar, sin decir una sola palabra desde que fuimos legalmente liberados.

Yo estaba a punto de fugarme.

—Bien— finalmente habló, parqueándose frente a mí para continuar— aquí es donde nuestros caminos se dividen.

—¿No quieres que te acompañe?

—¿Y hacerte el camino más largo? Estoy bien, Taehyung— explicó amablemente.

—¿Segura?— insistí.

—Sí, Tae, lo estoy.

Espera..¿cómo me llamó?

—¿Me llamaste "Tae"?

—¿Yo? No— negó rápidamente.

—Te estás haciendo la desentendida— sonreí ante su ternura.

—No lo estoy, y basta ya— negó seria.

Reí en un tono bajo y acaricié su cabello.

Amo su cabello.

—Ay, pequeña.. mi pequeña.

Alzó su mirada para verme directamente a los ojos, con el ceño fruncido.

—¿Tuya?

—No lo dije en ese sentido— negué rápidamente y alejé mi mano— debo irme.

—Yo igual— indicó.

—Hasta luego.

—Adiós— se despidió y comenzó a caminar.

—¡Hey!— la detuve y se giró para verme— en cuanto llegues házmelo saber— pedí.

—Lo haré— aseguró y sonrió levemente para continuar caminando hacia su casa.

Ella es un encanto; me encanta.

Sonreí como un tonto y dí media vuelta para regresar a casa, ya estaba anocheciendo y Jimin debía estar preocupado.

No pasaron ni diez minutos cuando sentí mi celular vibrar, ella es realmente rápida.

"Llegué bien, ojalá que tú igual"

Al leer su mensaje, asentí inconscientemente y guardé el dispositivo nuevamente para continuar caminando.

Las calles se veían desanimadas, ya no son tan aglomeradas como hace unos meses atrás. Ver los autos pasar me hace recordar inmediatamente a Jin hyung.

Ella murió trágicamente en un accidente.

Es doloroso para cualquier humano en el planeta perder a un ser querido, de manera trágica y ante tus propios ojos. Así le pasó a él, y desde entonces no ha vuelto a enamorarse.

Él planeaba proponerle matrimonio esa misma noche, pero lamentablemente no pudo lograr su objetivo y dice que jamás volverá a sentir lo que un día sintió por ella.

Iba tan sumido en mis pensamientos que olvidé incluso por dónde caminaba.

—¡Hey!— una voz masculina –raramente conocida– llamó mi atención, me volteé viendo a aquel anciano, víctima de un desorden en la parte trasera de su casa, al parecer recordó mi rostro— ¡tú fuiste quien pintó mi casa!— gritó molesto y se acercó corriendo hacia mí— ¡ven acá! ¡Te mataré!

No podía dirigirme hacia mi casa porque me atraparía, así que di media vuelta y comencé a correr, dejándolo bien atrás.

En una situación normal no habría corrido, pero cuando el adversario trae consigo una navaja en la mano hay que hacerlo.

Corrí, corrí y corrí, hasta que me detuve un momento a regular mi respiración.

Cuando pensé que había desistido me sorprendió en otra calle, por lo que tuve que retomar la carrera.

Al doblar la esquina aceleré el paso y estando frente a frente con su puerta la toqué desesperadamente, observando todo a mi alrededor.

Cuando sentí el sonido del picaporte girándose no esperé una invitación, sino entré fugazmente para esconderme. Ella me observó desconcertada. Cuando al fin detuve mi mirada en ella, me percaté de que tenía unos lentes que la hacían parecer más inocente.

—¡Taehyung! ¿qué haces aquí?— cuestionó totalmente confundida.

Alcé mi mano, indicando que esperara un segundo a que regulará mi respiración. Inhalé y exhalé con fuerza antes de continuar hablando.

—Perdón, me estaban persiguiendo con una navaja— informé y me miró alarmada.

—¿Quién?— se acercó a comprobar mi estado físico, tocando mi pecho y hombros sin aire de perversión alguno— ¿Te hizo daño? ¿Te sientes mal? ¿Necesitas algo? ¿Está ahí fuera?— cuestionaba preocupada, sin detenerse a tomar aire.

Detuve sus manos, haciéndola observarme y luego reaccionar de lo que estaba haciendo.

Se sonrojó.

—Lo siento, estaba un poco nerviosa— explicó y desvió la mirada.

Con mi mano hice girar lentamente su rostro, posicionándola sobre su mejilla. Cuando nuestros ojos conectaron, un silencio se adueñó del momento; las palabras sobraban.

Deshice aquella conexión ocular para desviar mi mirada hacia sus hermosos y finos labios. Ella imitó mi acción cuando relamí los míos.

—Harmieh— susurré.

—¿Taehyung?

Me acerqué más, haciendo que nuestras bocas rozaran. Cerró los ojos, esperando aquella muestra de cariño o deseo que próximamente le daría, pero no sin antes dejarle saber algo..

Te quiero.

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