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♠ Cincuenta y Ocho ♠

17 de febrero de 2016

No siento que mi vida tenga sentido, siempre es lo mismo.

Me he vuelto enemigo de la monotonía.

No recuerdo la última vez que sonreí con honestidad.

A veces, creo que mi corazón es una legumbre.

Me encuentro de regreso a mi casa, con los ánimos de seguir caminando hasta llegar a algún lugar alejado de todo.

Giré el picaporte de la puerta principal, adentrándome en la vivienda.

Solté mi mochila, tirándola por un rincón del living y me senté en el sofá a fumar.

No solía hacerlo, pero una vez que empiezas es muy difícil soltarlo, y admito que me hace sentir bien.

Cerré mis ojos y relajé mi cuerpo en la cómoda. Exhalé suavemente toda aquella sustancia tóxica sintiendo paz interna mágicamente.

Pero..

Unas manos regalando caricias sobre mis hombros me hicieron sobresaltar.

—Tranquilo.

Respiré aliviado al ver de quién se trataba, luego me giré para verla.

—¿Planeas matarme de un susto?

—Prefiero matarte a cosquillas, hermanito— contraatacó y comenzó a hacerme cosquillas.

—¡Jisoo! ¡Para!— exclamé desesperado.

—¡Estoy tan feliz, cosita!— tomó asiento a mi lado, con una sonrisa radiante.

—¿Y eso por qué?

—Tae sabes que eres todo para mí ¿verdad?

—Sí.

—Y que nunca te cambiaria por nadie en el mundo.

Ay no, ya se por dónde va esto.

—Ve al grano, Jisoo.

—Tengo novio— soltó rápidamente.

Claro que no lo aceptaré.

No te lo permito.

Ella me miró ofendida y dispuesta a empezar a reclamarme.

—¡¿Quién diablos te crees?!

—Tu hermano mayor, Kim.

—¡No eres mi papá! ¡No tengo para que tú vengas a darme órdenes!

—Yo tampoco tengo, bonita. Así que mientras tanto, yo estaré al mando.

Se levantó furiosa del sofá y caminó hacia su habitación, no sin antes dejarle claro algo más.

—¡Haré lo que me de la gana! ¡No soy una niña!— subió las escaleras y cerró de un portazo su habitación.

Chasqueé mi lengua frustrado, era peor que una niña pequeña.

He perdido demasiadas cosas en la vida, definitivamente no la perdería a ella. El idiota que ose hacerle daño a mi única hermana morirá.

20 de febrero de 2016

Luego de tanta insistencia por su parte, me rendí y dije que intentaría aceptar a su novio, pero que tendría que presentármelo primero.

Tengo muy mala espina.

Como ya se había vuelto costumbre en mí, estaba sentado en el sofá, fumando un cigarrillo. Todo estaba tranquilo hasta que..

Abrieron la puerta.

Ya llegó.

Alcé mi mirada esperando a mi hermana y al delincuente que tiene como novio.

No me importa, es un delincuente.

—Taehyung-shi..— asomó su cabeza de manera traviesa— ya estoy aquí.

No me causó ni una pizca de gracia.

—Dejémonos de tonterías, Jisoo, déjame verlo— hablé con un tono autoritario.

Al parecer la asusté, pues su sonrisa desapareció y tragó saliva nerviosa.

—Ven— indicó que se acercara.

Clavé una mirada asesina sobre el varón.

Alto, delgado, cabello corto, y con apariencia de delincuente.

No me gusta nada.

—Hermanito, te presento a mi novio; Hwang Hyujin.

Me levanté de mi lugar y caminé hacia él.

—Hola, es un placer conocerte, cuñado.

Entrecerré mis ojos. No confiaba en él, desde el principio me dió mala espina y cuando eso sucede es que algo no anda bien.

Horas después

—Ese chico no me gusta nada, Jisoo.

—¿Por qué?

—Es mucho mayor que tú, incluso que yo.

—Es a mí a quien le tiene que gustar, no a tí, Taehyung— contraatacó enojada.

—¡Escúchame Kim!— alcé la voz, sintiendo como toda esa rabia interna estaba a punto de salir— ¡ese chico no es bueno para tí!

—¿¡Cómo lo sabes!? ¡Lo conociste hoy!

—No hablaré más sobre el tema, Jisoo.

—Ahora escúchame tú a mí, Kim— se acercó, a punto de explotar— ¡No soy una niña! ¡Saldré con él porque lo quiero! ¡Y si no puedes aceptarlo..— guardó silencio.

—¡¿Si no puedo aceptarlo qué?!

Inmediatamente retrocedió dos pasos atrás. Le aterraba cuando alzaba la voz de esa forma. Volvió a armarse de valor y clavó su mirada en mis ojos.

—Si no puedes aceptarlo entonces te jodes, porque haré lo que me de la gana ¿vale?

—Jisoo estás ciega por una persona que conociste hace poco.

—Lo conozco desde hace tiempo— aseguró.

Me lo ha estado ocultando.

Ahora todo tenía sentido.

—Con que reuniones de estudio ¡¿Eh?!

—¿Qué esperabas que dijera?

—Por Dios, Jisoo, eres una niña todavía.

—¿Sabes qué? ¡Te odio! ¡Siempre me verás como una tonta niña pequeña— declaró y caminó hacia la puerta principal para salir de la casa.

—¡Kim Jisoo! ¡Vuelve aquí!— grité, pero sólo pude escuchar como cerró de un portazo la puerta— ¡Joder!

No podía sentirme peor.

El único motivo de mi sonrisa diaria era la felicidad de mi hermana pequeña; la única persona que amo con todo el corazón.

Escuchar su risa y ser testigo de su bienestar era mi motor para continuar, no la dejaría sola.

La quiero como una hija. Quiero darle ese amor que no pudo darnos nuestro padre, pero ella no acepta mi actitud.

No quiero que se enamore. Soy consciente de lo dañino que es el amor con quienes suelen aferrarse más a su pareja; me destruiría verla llorar.

Y repito una vez más que ese muchacho no me da buena espina.

Pero ella no me escucha ¡No me escucha! ¿Existe algo más frustrante en la vida? De todas formas, no la dejaré sola, nunca lo haré.

Seré sus ojos, ella ya se está quedando ciega.

4 de abril de 2016

Dos meses; un infierno total.

Se nos había hecho costumbre discutir cada vez que volvía, eso por no decir que casi no pasa tiempo en casa.

Ese chico la está transformando, ella no era así.

Sentí como unas llaves abrían la puerta principal, así que salí de la cocina y caminé hacia esta.

Hermanita..

Sus ojos inyectados en sangre y su cabello mojado por la lluvia.

Ese idiota morirá.

—Jisoo ¿estás bien?— me acerqué a ella.

—Sí— habló seria.

No me convencía en lo absoluto.

—¿Qué carajos te hizo ese hijo de puta?

—Nada, ¿vale? No te metas en mis asuntos— caminó hacia su habitación.

Siento tanta rabia que expulsaría fuego por los ojos si me lo propusiera.

¡Cuando encuentre a ese hijo de puta lo mataré!— exclamé furiosamente.

Cuando de mi hermana se trata, puedo perder la cabeza.

18 de abril de 2016

El reloj marcaba las 11:00PM y mi hermana no regresaba.

Llamé numerosas veces, pero no contestaba; sin embargo, no estaba apagado.

Tampoco me convenció su actitud antes de salir nuevamente de casa.

Algo andaba mal.

Agarré una chaqueta, las llaves y salí casi volando de la casa.

No conocía la dirección exacta donde se encontraba Jisoo, pero afortunadamente siempre tenía encendido la locación, así que no sería tan complicado.

Caminé, mucho de hecho, hasta que finalmente dí con la dirección enviada.

¿Tocar la puerta? No soy uno de esos.

Pero..

Estaba abierta.

Entré sigilosamente, escuchando cada vez más fuerte los gritos por parte de ambos. Al parecer estaban discutiendo. Asomé la cabeza por la puerta de una habitación desastrosa, viendo una de las más terribles escenas que había visto en la vida.

Y se arrepentiría su vida completa.

Tuvo el coraje de golpear a mi hermanita.

Me adentré completamente y le proporcioné un puñetazo en el rostro, logrando que su cabeza girara y tronara el cuello por el impacto. Hice a Jisoo a un lado para evitar que saliera lastimada y no me detuve.

—¡¿Cómo te atreves?!— llevé toda aquella rabia a mi puño y lo descargué sobre él, haciendo su boca sangre, segundos después.

—Es una perra— se atrevió a ofenderla además.

No había que decirlo, estaba alcoholizado.

Te metiste con la chica equivocada— dicho esto lo ataqué nuevamente.

Jisoo no dejaba de gritar y llorar desesperadamente que lo soltara, que tuviera piedad con él.

Pero esta vez el ciego era yo.

A mi lado había una botella de cristal, la cual ya no contenía líquido dentro. Lo agarré e hice que impactara sobre su cabeza y rompiera.

Insatisfecho, clavé aquel cristal filoso en su estómago. Soltó un fuerte quejido una vez que penetró en su piel y perforó esa zona.

Vulnerable, así lo quería ver.

Clavé una vez más el cristal, y otra, y otra, y otra, y otra..

—¡Taehyung detente!— gritó al borde de las lágrimas mi hermana, y ahí fue cuando reaccioné y me detuve.

¿Qué es lo que estoy haciendo?

Solté débilmente el objeto filoso, haciendo que cayera al suelo. Mis manos comenzaron a temblar cuando ví su cuerpo caer de la misma forma.

No, eso no podía haber pasado.

—¡Hyujin!— se acercó rápidamente mi hermana y examinó desesperadamente su estado, con una pizca de esperanza de que estuviera vivo. Me mantuve estático por un momento en mi lugar, asimilando rápidamente lo sucedido.

No me lo perdonaría en la vida.

Mis lágrimas no pudieron evitar salir.

Me alejé lo más rápido posible de aquel lugar, dejando a mi hermana y al chico que tanto odiaba solos.

Podía escuchar cómo Jisoo gritaba mi nombre; frustrada, desesperada, asustada, y sin saber qué hacer. Pero no tenía suficiente como para volver a verla a los ojos.

Necesitaba estar sólo, lo merecía. Merecía cualquier tipo de castigo, incluyendo la mismísima muerte.

“Más y más profundo, tu herida sólo se hace más profunda, como piezas de un vidrio que no pueden volverse a unir. Mi pecho duele; tú tan frágil, recibiste el castigo por mi crimen. Todos los días, quiero morir aún más. Déjame tocar el castigo, concédeme la absolución de mis pecados.”

Un error irreversible.

Asesiné a un hombre.

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