Capítulo 03
—Ya llegué.
Me removí en mi cama cuando escuché la gruesa voz de Harry desde la sala. Gruñí, mi cabeza me daba vueltas y todo mi cuerpo se sentía tan entumido dejándome en claro la buena cruda que traía encima, pero eso no evitó que una pequeña y alegre sonrisa se dibuje en mi rostro cuando repasé mentalmente que Hazz me había avisado que acababa de llegar, esa era una rara costumbre nuestra, imitando familias caseras en su mayoría asiáticas, suelen avisar que llegan al lugar con un grito desde la puerta, nosotros hacíamos lo mismo.
Me senté en mi cama con la intención de recibirlo y preguntarle qué tal le fue en su clase larga de ese día, al parecer, por la poca luz que entraba por la ventana, había tardado más de lo debido porque ya era de noche. Me maldije mentalmente al no haberme despertado para irlo a recoger cuando un pensamiento fugaz cruzó por mi mente.
Harry y yo terminamos ayer.
Apoyé mis pies en el frío suelo y pasé mis manos por mi rostro con cierta hostilidad, quizás me iba a costar un poco más de tiempo el acostumbrarme a llamarlo "ex", aunque él parecía más que tranquilo al respecto.
Negándome a perder la amistad con la maravillosa persona que Harry es, me coloqué mis zapatillas y no fue hasta que quise levantarme de la cama que noté mi completa desnudez apenas las sábanas se quedaron sobre el colchón y abandonaron mi cuerpo.
¿Qué demonios? ¿Cuándo?
—Mmm.
— ¿Qué?
Escuché un gemido de molestia de dentro de mí misma habitación, seguro habría pegado el grito al cielo de no ser porque sonó como un gemido femenino, de chica. Puedo haber estado con un hombre por tres años, pero no por eso le temeré a un fantasma con voz de mujer, venga, soy más hombre que eso. Me giré lentamente, sorprendiéndome al ver mi cama moverse mientras mis sábanas eran jaladas por unos pálidos y delgados brazos.
Madison.
Rodee la cama hasta asegurarme que era ella, con todos sus cabellos despeinados, apoyando su cabeza en mi almohada —Donde, cabe aclarar, antes dormía Harry— y su otro brazo totalmente estirado, no tenía que sumar ni dos más dos para darme cuenta que estaba tan desnuda como yo.
Los recuerdos de lo que sucedió llegaron a mí en segundos, aturdiéndome lo suficiente para que apoye una de mis manos contra la pared, ganando estabilidad y comprendiendo como fue que tras ir a un bar en pleno medio día, saltándome las clases, bebí hasta casi no pensar en nada y luego Madison y yo vinimos directo a mi departamento, que compartía con mi ex.
Quien estaba ahora en la casa.
Bueno, definitivamente podía mandar mi caso a algún programa o a los Records Guinness, apuesto a que ellos disfrutarían riéndose a carcajadas por gran mala suerte.
Mientras mi mente maquinaba exactamente qué hacer, qué decir o con qué objeto acabar con mi vida, escuché fuera de la habitación como Harry soltaba variedad de maldiciones y no tardé ni dos segundos en ponerme unos bóxers para salir, asegurándome de que todo esté bien con él.
Tal fue mi sorpresa cuando lo vi tirando de una bolsa de basura gigante, sacándola de la cocina, con la puerta de la calle abierta ¿Había limpiado apenas la cocina o ya solo estaba tirando la basura semanal? Porque no creo haberme tardado tanto desde que entró al que se supone era nuestro hogar.
—Hey. —Me saludó con un movimiento de cabeza, continuando con su lucha contra la inmensa bolsa.
Sonreí al admirar aquella imagen tan adorable, normalmente era yo quien me encargaba de pelearme con la basura semanal, pero al parecer Harry tenía planes de ser autosuficiente, así que, apoyándome en el marco de mi puerta, la junté lo suficiente como para casi cerrarla y aún en solo bóxers y zapatillas me mantuve mirándolo, sabiendo muy bien que él era consciente de lo que yo estaba haciendo.
— ¿Qué pasa? —Me habló después de notar que no había podido mover la bolsa más de veinte centímetros. — ¿Te divierte verme siendo más débil que los nerds de la tele o qué?
Su claro tono disgustado me dejaba en claro lo cabreado que estaba, y yo no podía disfrutar más de aquella faceta suya. De hecho, me costaría admitir como tuve que tensar mis músculos para no ceder ante el deseo de dar unos pasos más, tomar sus mejillas y devorar sus labios como hacía cada que me mostraba pucheros como el que marcaba ahora su bonito y tierno rostro.
—No lo sé ¿Quiénes mi ayuda? —Aclaré mi garganta después de notar lo grave que salió mi aguda voz. Irónico.
—No.
—Bueno, entonces solo te veo partirte la espalda, no lo sé, deberías protagonizar alguna propaganda contra el calentamiento global, parece que esa bolsa te comerá pronto.
—Idiota.
Rodó los ojos y continuó con lo suyo, mientras yo también me dediqué a admirar cada detalle de su precioso cuerpo. Habiendo terminado o no, Harry no tenía nada que envidiarle a ninguna mujer o a absolutamente ningún hombre, jamás. Sin ego de más, admitiré que gran parte de eso se debe a que el único o mayor deporte que practicaba Hazz era el aprender el kamasutra completo conmigo en la cama, porque sin mentir, no había posición desconocida para nuestra animada vida sexual.
Unas buenas caderas, cintura y un trasero para morirse, además de su abdomen firme y plano, brazos largos y delgados, cuello con las clavículas sin marcar demasiado, simplemente un chico delgado con ligeros músculos y todo en su lugar, además de, claro, sus preciosos rizos chocolate, sus labios apenas gruesos, tu tez clara, tus ojos verdes, su nariz perfecta, incluso sus orejas apenas un poco más grandes que lo avergonzaban tanto. Tan perfecto como un Dios griego, se lo había dicho muchísimas veces.
— ¿Me estás mirando el culo, Louis?
Ni siquiera noté el momento en que había dejado de luchar contra la bolsa y simplemente me mirada, perfectamente parado, con un gesto serio y una de sus cejas alzada. Sonreí, pensando que un poco de coquetería no vendría mal a la situación y cuando estaba a punto de soltar mi primer comentario, sentí como la puerta se abría detrás de mí, y el aliento de alguien chocaba contra mi desnuda espalda.
— ¿Louis?
El ambiente se puso tan tenso que seguramente habría sido capaz de cortarlo con una tijera y todo fue peor cuando me alejé de la puerta para que tanto Harry como yo admiráramos el cuerpo de Madison perfectamente cubierto por mis sábanas, otro detalle que dejaba en claro que la chica estaba muy bien acostumbrada a cubrirse de esa forma. Puta, pensé, pero no lo dije, esos comentarios al aire eran más cosa de Harry.
Ella nos miró también, al mismo tiempo que me preguntaba con sus gestos que sucedía, yo no tuve intenciones de tomarla en cuenta, me enfoqué en Harry y en como su expresión cambió completamente, de la casi sonrisa anterior, su gesto se volvió tan neutral que me causó escalofríos.
—Hazz, yo...
En ese instante no comprendí porque deseaba darle explicaciones, se supone que había terminado con él para esto, para ser alguien libre que pudiera tener a quien quisiera y disfrutar de sus años Universitarios, sin embargo, el verde brillante de sus ojos se había apagado tanto que mi primer impulso fue dar un paso al frente, estirando apenas algo una de mis manos.
—No. —Dijo él, retrocediendo un paso.
— ¿Qué sucede aquí? Lou, bebé, pudiste haberme despertado.
La condenadamente chillona voz de Madison se encargó de joder absolutamente todo, y estaba seguro que de no ser porque era una chica, la hubiera tomado de los cabellos y sacado de la casa para que no interrumpa mi explicación pero ¿Qué podía decirle a Harry?
«Oye, Haz, pasa que me la encontré en la calle, la chica estaba drogada, se vomitó encima y cuando la traje para que se bañe, se quedó dormida en mi cama.»
«Haz, esto es un sueño, bebé, despierta cuando chasquee los dedos.»
«Ella no es nada, Harry, siento mucho hacer esto, es que estaba tomado y no pensaba en nada y... Soy un idiota, pégame, pero no me odies, pequeño.»
—Haz. —Aclaré mi garganta, mordiendo mi labio inferior antes de soltarlo para continuar hablando. —No sé si la conoces, ella es Madison, está en la Universidad también.
—Sí, un placer.
— ¿Qué hay, Harry? —Madison saludó y se acomodó la parte superior de mis sábanas, las mismas que cubrían su busto. —Louis no me avisó que vivías con él, creí que después de terminar...
—Es solo por un tiempo. —Aclaró Harry. —Necesito dinero para mudarme, lo haré pronto.
—Sí, no te preocupes, solo iba a disculparme por hacer mucho ruido, eh. —Ella se rió y fue apagando su risa cuando ni yo ni Harry la acompañamos, imagino que no es una persona tan tonta como para no notar que ese intento de chiste no tuvo ni la más mínima gracia. —En todo caso. —Volvió a hablar. —Es increíble, quiero decir, me alegra que sean tan de mente abierta para continuar viviendo con su ex.
—Gracias. Quédense el tiempo que gusten, yo tengo que sacar esto.
Harry nos regaló una pequeña sonrisa antes de tomar la bolsa de basura y comenzar a tirar de ella con tanta fuerza que me sorprendí el material no cediera y se rompiera, más bien, para suerte de Harry, logró sacarla del lugar sin hacer más ruido que no fuera del arrastramiento del pesado objeto.
¿Y yo? Yo no comprendía porque sentía un agujero en mi corazón tan grande como si algo pudiera traspasarme y ya no doliera. Un vacío y una incertidumbre, además de unas jodidas ganas de seguirlo, de asegurarme de que esté bien.
Quizás es solo la culpa, apenas terminamos ayer, así que... Es eso, fue algo incómodo pero salió mejor de lo que me hubiera esperado, si me preguntaban antes como enfrentaría una situación así, estaba seguro que juraría por mi vida que Harry se habría puesto a llorar.
En cualquier caso, con unpoco más de cerveza, de días y de chicas, la situación mejoraría, tanto paraHarry como para mí, al final él también podía traer a quien quisiera, cuandoquisiera y como quisiera a nuestro ex hogar.
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