Final
Suspiró mirando el dibujo que acababa de hacer. El rostro sonriente de Park Jimin estaba reflejado allí, obviamente no podía irle bien en las asignaturas si se pasaba todo el día suspirando por su tutor. Al menos agradecía poder entender las explicaciones de Jimin, porque sino terminaría repitiendo el curso.
El timbre resonó, y como alma que lleva el diablo recogió sus cosas y se encaminó a la biblioteca, sentándose en la mesa de siempre, donde esperaba pacientemente a su tutor.
Con el paso del tiempo se habían vuelto muy buenos amigos, aunque al principio les costó un poco por culpa de su timidez, pero Jimin siempre se comportó de la manera más dulce y amable con él, por lo que poco a poco fue adquiriendo confianza suficiente como para hablarle primero o pedirle comer juntos.
—¡Hola Kookie!
Al escuchar su voz rápido se acomodó en la silla, abriendo los libros y fingiendo que ya había comenzado a estudiar. El mayor era serio con su trabajo y siempre lo sermoneaba por distraído.
—Ni finjas, ya sé que andabas suspirando —se sentó a su lado, revolviendo su cabello oscuro juguetonamente—. Me gustaría saber en que estaba pensando esta cabezita tuya.
—No era nada, hyung —murmuró apenado, mirando hacia otro lado para tapar su sonrojo.
—Está bien, te creeré por ahora. Empecemos a estudiar.
Pasaron un par de horas antes de que dieran por finalizado el repaso. Jungkook desde hace días estaba deseando invitar a Park a por un helado, pero los nervios siempre podían más y terminaba excusándose con cualquier otra cosa.
—Hyung...yo quería saber si...le gu-gustaría ir a tomar un he-helado conmigo —profirió entrecortadamente, casi siendo inentendible porque su voz salió extremadamente baja.
—¿Me estás pidiendo una cita? —se burló el mayor, viendo las mejillas rojizas del menor con ternura.
—Y-yo...si, hyung.
—¡Eres tan tierno Kookie! —chilló pellizcando sus mofletes mientras reía.
Salieron de la biblioteca, despidiéndose de la empleada que organizaba un par de libros en una estantería cercana. Caminaron en silencio hacia un parque cercano, donde un señor mayor bastante carismático tenía su puesto de helados. Los niños hacían fila para comprarle pues el señor siempre era muy gracioso y les contaba muchos chistes mientras esperaban su helado.
—¿Qué sabor le gustaría, hyung?
—Cualquiera está bien para mí Kookie —se encogió de hombros, sentándose en uno de los bancos a esperar al menor.
—Pero hyung... —infló sus mejillas cruzándose de brazos, haciendo berrinche como si fuera un niño de cinco años.
—Bien, quiero uno de vainilla, no te enojes con tu hyung.
Estuvieron un tiempo allí sentados disfrutando de su helado, la charla y el clima. La noche estaba haciendo acto de presencia, por lo que los últimas rayos de sol comenzaban a esconderse dejando el cielo de tonos rosáceos y naranja. Jungkook mordía su labio inferior nerviosamente, teniendo claro en su mente que quería pedirle al mayor una cita de verdad, pero los nervios impedían que su voz saliera.
—Te vas a lastimar si sigues así —sintió el tacto suave del pulgar de su hyung sobre sus labios y abrió los ojos sorprendido, si bien Jimin era un tanto cariñoso y confianzudo, jamás había hecho tal cosa, y que ahora estuviera mirando fijamente sus labios no ayudaba a sus nervios. Sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
Su corazón se disparó en su interior cuando el mayor soltó una risita. Era un idiota ¿en verdad creyó qué Jimin lo besaría? ¿Por qué alguien tan bonito y popular cómo él se fijaría en su persona? Era una locura pensar algo así. Bajó la cabeza suspirando, sintiendo su pecho doler ante la realidad que le imponía su mente.
Park era su amor platónico, algo como una relación era más que irrealista para él.
—Sé que te gusto desde hace meses, Jungkookie —lo miró de pronto, sintiendo sus manos temblar al tener los orbes de su hyung frente a los suyos—. Creí que prepararías algo bonito y te confesarías, pero al parecer eres más tímido de lo que pensé...y yo ya estoy cansado de esperar.
—¿Q-qué?
—¡Qué hiciste qué este hyung cayera por ti, tonto! —exclamó divertido observando la mirada incrédula del menor.
Jeon solo salió de su ensimismamiento cuando sintió unos suaves belfos posarse con confianza sobre los suyos. Pasaron unos segundos antes de que lograra corresponder el afable movimiento que imponía el mayor, sintiendo las caricias de sus pequeñas manos en sus mejillas.
[...]
El pelirrojo suspiró, desechando el recuerdo de su primer beso con su esposo en aquel bonito y tranquilo parque. Observó la lápida frente a él, sintiendo como dos gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.
Las limpió bruscamente, sintiéndose un poco idiota por seguir llorando después de cinco meses de su partida. Al menos ahora no rompía en llanto maldiciéndolo por poner la vida de alguien más sobre la suya propia. El dolor de la noticia había sido tanto que en un principio terminó culpándolo por no haber hecho hasta lo imposible por volver a casa, por abandonarlo junto con su pequeño.
Sintió la pesada mirada de alguien sobre su persona por lo que volteó, observando a un par de metros un chico de cabellos azules. Era él, el jovencito al que Jeon había salvado de ese jodido "accidente" en el que perdió la vida.
Yeonjun se acercó, cojeando un poco, pero no queriendo apoyarse en su muleta. Aún seguía en rehabilitación pues el accidente había dañado sus piernas. Al principio no podía caminar, pero ya había avanzado mucho y ahora casi volvía a la normalidad.
—Buen día, señor Jeon —saludó cordialmente una vez estuvo a su lado.
Él y Jimin habían tenido un par de encuentros, pues los dos solían visitar mucho el cementerio. Yeonjun sentía una completa gratitud hacia Jungkook, ese hombre sin siquiera conocerlo le había salvado la vida en aquella catástrofe, y no había podido evitar decirle a Jimin lo mucho que agradecía a su esposo.
—Buen día —musitó, depositando el ramo de flores blancas que llevaba sobre la tumba.
—Hoy es su cumpleaños ¿cierto?
El mayor asintió mordiendo su labio inferior. Dolía tanto no tenerlo junto a él, celebrando juntos como hacían cada año, con una copa de vino y bailando juntos por todo el salón de la casa. Lágrimas volvieron a escurrirse y solo pudo llevar una mano a su boca para retener los sollozos. Era el primer cumpleaños de Jungkook que no pasaban juntos desde su noviazgo hacía varios años atrás.
—Se supone que tendría que estar en casa, celebrando sus 28 años. Comiendo pastel mientras Mingyu y yo llenamos su rostro de crema y cantamos "Feliz cumpleaños".
—Lamento mucho su muerte, Jungkook fue mi héroe. No estaría aquí de no ser por él. Me gustaría haber podido tener la oportunidad de agradecerle en persona —murmuró, dejando el lirio blanco que tenía en sus manos.
—Al principio te odié ¿sabes? Te culpaba a ti, me costaba creer que Jungkook había preferido salvarte a ti antes que a sí mismo, siendo consciente de que tenía un esposo y un hijo esperándolo en casa —confesó, sintiéndose la peor persona del mundo por ello—, pero ahora te veo y comprendo su desición...eres un buen muchacho, Yeonjun, tienes un gran futuro por delante.
—Aunque no lo creas, esas palabras viniendo de ti me dan algo de consuelo. También creía que su muerte había sido mi culpa —tomó la mano del pelirrojo, dejando un pequeño dulce allí—. Para Mingyu —aclaró al ver la mirada confundida del contrario—, puedes contar conmigo para lo que sea, incluso si necesitas un niñero, puedes avisarme y te ayudaré, lo prometo.
—Gracias —sonrió con tristeza, observando el dulce en su mano.
El peliazul asintió, para comenzar a caminar hacia la salida después. Dejaría a Jimin despedirse con tranquilidad de su esposo.
—Perdón por haberme comportado como un estúpido, sabes que jamás podría odiarte, no cuando a pesar del tiempo que pasó sigo amándote con la misma intensidad que el primer día. Eres una gran persona, Jungkookie, y estoy agradecido por haber tenido un esposo tan maravilloso como tú —tragó saliva respirando hondo—. Siempre fuiste muy creyente de esas tonterías y siempre me burlaba de ti por ello...pero ahora elijo creer. Ya sea nuestra reencarnación o en el cielo, no lo sé, solo espero que nos volvamos a encontrar en nuestra próxima vida, mi amor.
Fin
Este es el final, espero que hayan disfrutado la lectura a pesar de lo triste. Quienes ya me han leído antes sabrán que me gustan mucho este tipo de historias, no sé, soy mejor escribiendo Angst que Smutt 😅
Eso es todo, espero verl@s por otras historias ^^
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