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Capítulo 2

~•••~

El dormir en una habitación llena de otros niños era algo sumamente extraño para ambos... Estaban acostumbrados a descansar juntos desde hace años, pero siempre habían sido ellos dos y nadie más.

El joven azulino se acostó en la que ahora sería su cama, la cual estaba junto a una enorme ventana, y del otro lado, separado por una mesa de luz, estaba la cama de su compañero McMilliam. El lobo se subio con él, haciendo que el niño se acomodara y lo abrazara para descansar, por su parte, el animal mantenía las orejas arriba para estar atento ante cualquier situación.

-Duerme un poco... ¿De acuerdo?- Le pidió el azulino antes de dejarle un beso arriba del hocico.

-Dormire después que usted ya duerma... Ahora descanse, mañana será un día largo.- Mencionó con voz tranquila el canino, lamiendo la mejilla del señorito.

Sus compañeros aún se sorprendían al escucharlo hablar, algunos incluso llegaban a temblar debido al pánico que les causaba aquella voz... Más debían acostumbrarse a la situación tan confusa.

La luna estaba en un punto sumamente alto cuando la habitación entera estuvo en silencio, todos los niños ya dormían profundamente y no parecía haber peligro cerca. El lobo acomodó su cabeza en sus patas, movió las orejas una vez más para confirmar que no haya nadie cerca, y poco a poco cerro sus ojos.

Apenas sonó la campana para indicar que el día de los estudiantes debía comenzar, y el animal ya estaba estirándose para ayudar a su amo en lo que necesite. El niño se sentó en la cama, estirándose lentamente para despertar bien... Colocó su parche en su ojo derecho, y después acarició la cabeza de su amigo.

-Buenos días, Sebastián...

-Buenos días.

Los estudiantes se apuraron en vestirse para comenzar el día. Lo primero que tenían, era el té de la mañana... Después tendrían sus clases... Le seguía el desayuno... Y finalmente la hora del famulo.

-¿Que es la hora del famulo?- Pregunto el azulino mientras comía unos paquetes en el desayuno.

-Es como un hermanito menor que se le asigna un alumno superior... Para que lo ayude y lo asista.- Respondió McMilliam, quien estaba sentado frente suyo.

-¿Lo asiste?

-Plancha su ropa, limpia sus cuadernos y por la noche deja una bolsa con agua caliente en su cama.

-Son como pequeños mayordomos...- Se burló el lobo, quien permanecía sentado junto a su dueño.

La sonrisa del animal solo provocó que el niño de azul cabello frunciera el ceño mientras lo miraba mal.

-No exactamente... Es más bien como una relación de hermanos, ya que los superiores suelen ayudar también a sus famulos con tareas o cosas asi.- Explico nuevamente el joven de pecas.

Siguió comentando de algunas cosas de la escuela... Como quienes eran los famulos de los P4 y los privilegios que estos tenían, el niño parecía ser un gran admirador de los perfectos. Antes de poder seguir charlando, un muchacho de cursos superiores llamó al joven McMilliam, ya que este era su superior encargado.
Por parte del dúo, a ellos de les asignó la limpieza del comedor hasta que al joven Phantomhive lo tomen como famulo de alguien.

-Parece tener trabajo por adelante... ¿Necesita una mano?- Pregunto el lobo de manera juguetona, mientras a su lado aparecía flotando una mano completamente negra hecha de lo que parecía ser solo humo. -¿O dos?- Terminada aquella consulta, apareció otra mano más a su otro costado, está tenía una extraña marca de color morada.

-Suficiente de bromas, ahora ayúdame- Le dijo el niño, al tiempo que levantaba alguno de los libros que se encontraban dispersos en las mesas.

El animal se puso en marcha, caminado siempre cerca de su amo... Otras varías manos flotantes aparecieron en la escena, limpiando con precisión y elegancia, especialmente las zonas donde el niño no llegaba, como partes altas de los estantes.

La bestia con forma de lobo contaba con varios secretos y habilidades... La mayoría de estos el niño ya las conocia desde hace varios años, pero siempre tenía uno o dos cosas para sorprenderlo.
Aquellas extremidades separadas de su cuerpo eran sin dudas unas que les facilitaba la vida a ambos... Sebastián contaba con 35 pares de manos extras, las cuales tenían el aspecto de unas manos humanas... Podía moverlas a dónde quisiera, siempre que él pueda verlas, por lo que si límite era solo hasta donde llegaba su vista... También podía usarlas todas al mismo tiempo, más debido a problemas que había tenido en el pasado, sobre esforzarse lo cansaba mucho, por lo que solo usaba unas cuantas para tareas domésticas.

-Las reglas y las tradiciones de este lugar son molestas...- Se quejó el joven.

-Lo sé... Pero aguante, por favor. La mansión no es segura en este momento.- Pidió el mayor, al tiempo que una de sus manos acariciaba el rostro de su amo. -Solo hasta que las aguas se calmen.

El niño no le quedó otra opción que conformarse, de cualquier forma, lo prefería entes que exponer a su Sebastián al peligro, no estaba dispuesto a aquello... No otra vez.

Al cabo de un rato, el lobo había hecho varias mejoras al comedor... Ya que le resultaba aburrido, antiguo y anticuado... Y para ser un animal, sus gustos eran exigentes y excéntricos, por lo que dejó el lugar deslumbrante, casi irreconocible. El niño había ayudado, más no demasiado, no era muy bueno en las tareas domésticas como lo podía ser su compañero... Solo sabía algunas cosas básicas y con eso aportaba algo.

-Creo que con eso terminamos...- Dijo el menor, mientras tomaba asiento para descansar un poco.

Su amigo azabache se sentó junto a él en el suelo, agachando la cabeza para poder acomodarla en las delgadas piernas del infante... Las manos extra desaparecieron mientras la cola del animal se movía lentamente y el jovencito acarició las orejas del canino.

No pasó mucho para que otros estudiantes llegarán al lugar, quedando sorprendidos por lo hermoso que se veía aquel comedor... Incluso el superior Clayton quedó encantado con el trabajo que aquel niño había hecho, claro, nadie sabía que había obtenido ayuda de su mascota... Prefirieron dejarlo así, ya que era demasiado largo para explicar...

Un lobo que habla y pueda hacer aparecer manos de humo...

Si, era demasiado extraño para empezar... Lo mejor sería entrar en confianza y esperar un poco antes de mostrar que otras cosas podía hacer Sebastián.

Por el momento, el joven se terminó llevando todos los elogios del muchacho mayor... Lo que hizo que el azulino se arrepienta de haber permitido que su lobo se excediera tanto en la limpieza, ya que no disfrutaba de aquel trato, especialmente sabiendo que su amigo se reía de forma interna de él.

Finalmente pudo salir de aquella incómoda situación, volviendo a encontrarse con el joven de pecas.

-Buenas tardes, joven McMilliam...- Saludo alegre el lobo, lo que hizo que el joven se sobresaltara al oírlo.

-Hola... Perdón, aún no me acostumbró- Se disculpo de haberse asustado del animal, al tiempo que rascaba su nuca de forma nerviosa. -Sigue siendo un poco extraño... ¿No crees?

Esa podría ser otra excelente pregunta que el niño debería resolver.

"¿Cómo reaccionaste la primera vez?"

~•••~


Hola a todos!
¿Cómo están?

Paso aquí para mostrarles algunos de los dibujos que mí hermano realizó de Ciel Phantomhive.
Para los que les interese seguirlo, les dejo su cuenta... Tiene dibujos hermosos. TheScarRocio93

Son preciosos 💙

Eso es todo...
Muchas gracias por su atención.

Bye bye ~

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