𝚇𝚅𝙸↬нe caído en yeonjυn
Estoy viva. Era la primera frase que concibió mi mente al despertar sobre la cama del hospital. Toda mi familia estaba a mi lado, incluso Jeno se encontraba cerca de ellos relatando los hechos. Todos se encontraban muy alterados, Sunoo lloraba, Jin se comía las uñas, mis madres agradecían grandemente a mi pareja teatral y los gemelos caminaban de aquí para allá sin rumbo. Dejo a mi padre, Chris, para último porque él era quien se encontraba más alterado. Mi figura paterna reclamaba por teléfono la inutilidad de las autoridades para descubrir al culpable. El ambiente estaba apagado. Pero todo transmutó a la algarabía cuando me vieron despertar.
Todos, absolutamente todos los de la sala se abalanzaron sobre mí a hablarme. Tantas voces al mismo tiempo instauraban corto circuito en mis neuronas. No me daba tiempo para abrir la boca y responder una pregunta cuando ya había tres más en el aire. Por lo que escogí en permanecer callada con el ceño arrugado.
El doctor los botó a todos de la sala, fue angustioso en ver sus caras azoradas saliendo por la puerta, sin embargo, a la vez algo gratificante. Todavía estaba asimilando seguir con vida.
El doctor solo accedió a dos entrar para una conversación corta. El mayor y el menor de los hermanos Agreste fueron los escogidos por poseer las habilidades de estar más tranquilos. Hablamos un rato en calma, agradecí que no se aventuraran a hacer ninguna pregunta respecto a lo sucedido y se abstuvieron a los "cómo te encuentras".
Finalmente el mismo médico decidió darme un sedante para dormir tranquila, alegando mi necesidad de descansar.
A la mañana siguiente mis buenos días fueron proporcionados por un grupo de policías. Esos uniformados me hicieron varias preguntas, haciéndome relatar los hechos de poco en poco, cuidando de no hacerme entrar en ansiedad. Para cuando se fueron me metí a la ducha sola, asegurándole a Cora que podía ducharme sola sin ningún problema.
Evité al máximo tocar el vendaje que se encontraba alrededor de mi cuello mientras lo hacía. Aún podía poner mi mano sobre la herida y sentir el filo de la cuchilla enterrarse mientras cerraba los ojos. Fue como la escena se volviera a repetir. Y de algo estoy segura, sea quien sea ese individuo, nunca tuvo verdaderos intereses de matarme. Si lo hubiera querido bastaba con enterrarla un poco más, creo que solo quería causarme el daño que hizo, tuvo mucha precisión al hacer la cortada. Esa idea tampoco es muy positiva que digamos.
Como el alta me seria proporcionada en un par de horas no me vestí con la bata del hospital, usé un vestido veraniego adornado con mariposas que me facilitó Sarah y una simple trenza de lado.
- Malie mira quién vino a verte - Contó Jinie con una gran sonrisa.
Eva fue la primera persona que apareció en mi cabeza, pero la eliminé al santiamén, ella había dicho que me iría visitar a casa porque no soportaba los hospitales.
Mi hermano mayor se movió a un lado, dejando ver una carita sonriente detrás suya con las manos abiertas.
- ¿Qué tal, pequeña?
Y no sé la razón, realmente no entiendo porque lo hice. Pero percibir su voz llamándome alcanzó a desestabilizarme emocionalmente. Como si algo en él me estuviera llamando a abrirme.
Desde que desperté no he hecho otra cosa que mantenerme impasible. Y con una tonta sonrisa en un mar de lágrimas, me lance al resguardo de sus brazos como una niña pequeña a los de sus padres.
Quizás haya encontrado ese "uno en un millón" que tanto especulan los románticos.
- Yeonjun... - Sollocé hundida en su reconfortante abrazo.
- Tranquila pequeña Malía. Todo está bien. Nada malo te pasará - Aseguró con calidez antes de agachar su cabeza para susurrar en mi oído - No consentiré que te pase nada. Desde pequeño soy tan avaricioso que no permito a nadie tocar lo mío, mucho menos dañar algo de mis pertenecías. Eres mía. Solo mía, pequeña.
Contrario a lo que alguien pueda pensar de esas palabras, me hicieron sentir bien.
También opuesto a las chicas que denigren a las princesas en apuros de Disney, probablemente no saben lo perfecto que se siente ese papel en una de estas situaciones, ese papel donde puedas dejar al caballero de brillante armadura hacerse cargo de protegerte.
Hay situaciones que no está mal dejar a otro salvarte, claramente que nunca acostúmbrate a ese sentimiento.
Mis pies se elevaron del suelo, entre sus brazos fui conducida a la cama y me acomodo sentada allí. Se intentó alejar por la mirada curiosa de Jin sobre nosotros e lo impedí sosteniéndome de su camiseta con mis puños.
- Quédate un poco más, por favor - Supliqué aspirando mi nariz.
- Esta bien - Accedió con una risilla. Se acomodó a mi lado y beso la parte de detrás de mi cabeza.
Su mano se adentró por las hebras de mi cabello, acariciando tal que si el mejor consolador que haya tenido en mi vida. Dejé de llorar, suspiré la fragancia de su perfume y cerré los ojos, degustando el tacto.
- Tienes buena mano, Doc - Le dice Jin algo sorprendido - Sabiendo eso te hubiéramos avisado desde un principio ¿Cómo le haces?
- Ética entre psiquiatra y paciente.
Ahora la que sonríe soy yo. Éticamente todo está mal en nosotros para utilizar eso como excusa. Sin embargo, su respuesta al parecer convenció al Agreste lo suficiente para marcharse y dejarnos a solas.
Una de sus manos busca mi rostro siendo suave con el tacto. Me hace levantar la mirada para verlo, conectando las miradas y se acerca lentamente para besar mis labios.
Ese fue el beso más romántico que hemos compartido. Duró apenas un minuto siendo tierno, sentimental y dulce. Luego se separó lamiendo sus labios, mirándome con intensidad. No, no hablo de la intensidad lujuriosa, si no de esa que usas para mirar a algo realmente importante para ti.
- Me gustas, pequeña - Admitió uniendo su frente a la mía.
- ¿A cuántas le dices eso?
- A todas...
- ¡¿A todas?!
- A todas les digo que me gustas tú - Mofó volviendo a besarme delicadamente.
Si había una forma de no cautivarse por Yeonjun, por favor manden el link del concejo porque he caído enamorada de ese hombre.
Si por favor, pasen ese link que me hace falta😫
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