𝚇𝙸↬мoмenтo ιneхoraвle
Solo había un adjetivo capaz de descubrir esta situación: Inexorable. Era sin dudas así. No había manera ya de evitar esto. Estaba demasiado avergonzada para mirarlo a la cara pero a la vez algo exitada. De alguna manera la escena me agradó. El hecho de que fuera por mí, por MÍ, me complació.
Yeonjun volvía a tomarme de la barbilla, alzando mi cabeza, decretando que lo mirara a los ojos. Algo realmente difícil, al simple movimiento que hizo su legua por sus labios, mojandolos y haciéndolos ver a más apetecibles de lo que por sí son, mis ojos cayeron ahí. Luego sus comisuras se alzaron, la sonrisa se volvió osada y torcida.
– Ay pequeñita Malía. Te has metido en la boca del lobo.
Y valla que sí. Si me hubiese imaginado solo un tercio del porque había impuesto el tiempo. Habría pensado dos o tres veces antes de entrar en la hora límite. Probablemente no lo hubiera hecho. Me abría ahorrado este incómodo momento.
Pero como siempre, metí la pata y ahora estoy aquí.
– Y–yo no... no debí entrar... lo siento.
– Lo sé, lo sé, ¿pero qué se puede hacer? ¿Disculparte? Claro que no. Eso no significa nada.
– Lo siento...
– ¿No dije que no quería disculpas? – Acercó su rostro al mío, lo suficiente para provocar el roce de nuestros labios – Porque no recompensas.
– ¿Cómo po–podría? – Inquirí acojonada. Sí, definitivamente de esa forma. Ya ni la palabra "temerosa" podría darme justicia.
– Hay muchas formas, pequeña, muchas formas.
En un rápido movimiento lamió mis labios, y en otro, empotrarme contra la pared del cubículo. Mi respiración se comenzó a acelerar, la mismísima falta de contacto con Yeonjun me estaba torturando.
– ¿Sabes lo que quiero hacer contigo, Malía? – Su aliento chocó con mis labios, tirando mi dignidad por la ventana.
– ¿Follarme?
– Eres una pequeña muy inteligente, Malía – Su sonrisa se ensanchó – ¿Quieres añadir algo más?
– ¿Por qué no lo haces? – Pero por más que intentara hacerme la valiente, las palabras salieron temblorosas y tensas.
– ¿No es obvio? – Mofó acariciando mi labio inferior con su dedo mientras aún sostenía mi barbilla – No estás lista para eso aún – Su mirada bajó de mis ojos, hasta la presión que hizo con su dedo justo donde acariciaba – Pero podemos ampliar tus horizontes hasta llegar a eso...
Dos de sus dedos inrrumpieron en mi boca. Al instante me ruborice pero no manifesté objeción. Estaba segura que su mirada oscura e lujuriosa no era porque precisamente quería que fueran sus dedos los que habían penetrado ahí.
Tomé un poco de iniciativa, así que por mi cuenta, jugueteo con mi lengua en ellos y luego los chupo. El chico suspira, cierra los ojos, exitado, disfrutando de la sensación. Y con su mano libre, dirige la mía hasta su polla.
Sus dedos callan el jadeo que suelto entrecortado mientras se unden más adentro de mi cavidad bucal. Ahí, presa, sumisa, exitada, soy consiente de lo grueso y recto que se encuentra. No soy lo suficiente valiente para verlo, pero si para aceptar y continuar el trabajo.
Lo acarició al principio tímida, inclusive con la mano temblorosa. Pero me deleita ver su reacción, tal que la forma como gruñe "pequeña" y aprieta más los ojos. Entonces, solo entonces continuó.
Libera mi mano, dándome la libertad de continuar como desee, sin embargo, la libre suya utiliza para bajar el zíper de mi bestido, liberando la mayor parte de mi piel. Lo hace a un lado procurando al máximo no interrumpir nada, adhiere nuestros cuerpos y cuando pienso que es todo. Saca sus dedos de mi boca y los desliza por la tela de mi pantis, introduciéndose, pero a la par, moviéndose al mismo ritmo que mi mano en su polla.
Me siento aturdida. Ni soy consciente de que me tengo que recomponer en él hasta que lo hago. La cabeza me descansa en el hueco de su cuello, mientras él respira pesadamente contra mi oído.
– Más rápido, pequeña.
Obedezco, él me imita. Siento un nudo en mi vientre, los músculos se tensan e como era de esperar, la primera en tener el orgasmo soy yo.
– Yeonjun... – Suspiro.
– Un poco más pequeña, un poco más.... pequeña... ah...
Él por fin se corre. Sin embargo, en vez de que las cosas se enfríen, sus manos van a mis piernas y las envuelve en su cintura. Vuelve el calor a mi cuerpo al su boca invadir la mía. Quizás esto apenas acaba de empezar.
– ¿Hay alguien allí dentro?
Un toctoc nos separa. Mientras Yeonjun se relame los labios inchados, yo me alarmó ya que la voz era nada más y nada menos que la de Taeyong ¡Esto tiene que ser una maldita broma!
– Yeonjun – Susurro poniéndome alterada.
– Tranquila, pequeñita, no pasa nada. Ya se irá – Ataca mi boca con más intensidad que antes.
– ¿Malía estás ahí?
Mierda. Mierda. Mierda.
De un empujón por los hombros me separó de Yeonjun. El de cabello veteado me mira enalteciendo una ceja mientras que yo corró a ponerme el vestido.
– ¿Qué haces? – Inquirió raramente.
– ¿Cómo que hago? – Chilló exasperada tratando de mantener un tono bajo – ¡¿Nos puedes pillar?!
– Claro que no. Apenas tienen una puerta cerrada.
– Me están buscando – Obvio recordando como hoy era "la presumida de papá", probablemente llevan ratito haciendo de detectives por mí.
– Y aunque sea así, ¿por qué te buscarían en el baño de chicos? No hay ninguna razón para que estés en uno – Niega con la cabeza – Bueno ninguna excepto yo, claro está.
Tenía razón. En cierto punto es improbable. No tengo razón para entrar en pánico, ¿no?
– Conseguí la llave de la puerta – Escuchamos a Taehyung también afuera – ¿Creés que Malía esté dentro, en serio?
– ¡Por Dios, Hyung! Estamos hablando de Malía, nuestra hermana. No me sorprendería que con lo patosa que es se haya quedado encerrada en el baño.
Okey, eso ofendió más de lo que parece.
– O puede que sí entren.
Los labios de Yeonjun se hacen una línea mientras los aprieta, le miró más alterada aún. El aspecto de ambos era obvio. Con solo vernos juntos no había que ser un genio para deducir lo que estábamos haciendo.
– ¡¿Qué carajos hacemos?!
Una pequeña sonrisa se alza en sus labios. Su mirada era obvia "había dicho una mala palabra". Y tal vez eso fuera lo que iba a decir, no obstante, el ruido de la puerta nos devuelve a la realidad. La estaban abriendo.
– Tengo una idea, tú quédate aquí. No hagas ruido.
Se viste a una velocidad de la luz mientras yo me dirijo a la puerta, rezando porque esto salga como planeo. Porque si esto sale mal, todos se enterarán que me estoy acostando con mi psiquiatra.
No quiero ni imaginarme cómo sería si pasara eso.
– ¡Oppas estoy aquí!
Yeonjun se asoma por la última puerta del cubículo, me mira como si me hubiera vuelto loca. Probablemente unos cables se me cruzaran después de haber planeado esto.
– Ya vamos, Malie ¿Te encuentras bien? – Inquieren preocupados desde el otro lado, y en un dos por tres, abren la puerta y se abalanzaron a meterme en sus brazos.
– Sí, no es nada – Mentí con perfección mientras me caía de hombros.
– ¿Por qué tienes ese mal aspecto? – Los ojos de Taehyung se entrecierran mirándome.
– ¿Y por qué estabas encerrada en el baño de los chicos? – Su gemelo, por otro lado, le da una mirada de soslayo a los cubículos antes de empezarse a alejar de mí para ir hasta ellos.
Modo Jude Derry activado.
– Verán es que... ay, me da un poquito de pena – Empiezo actuando perfectamente, pero muriéndome por dentro ya que Taeyong estaba abriendo los cubículos uno por uno, ya hiendo por el segundo – Tomé una bebida en la fiesta. Sé que ustedes me dicen que no puedo beber pero no hice caso. Ahora entiendo porque tienen razón – Taeyong estaba a solo un cubículo de Yeonjun, joder, esto no puede estar pasando. No puedo ser descubierta así por así – Luego de tomarlo me dieron arcadas, así que corrí al baño para bomitar. Ni siquiera me fije que era el de chicos, cuando entré me percaté de ello y cerré, no quería que ningún hombre entrara y me viera aquí ¡Qué vergüenza! Así que cerré la puerta y fui a bomitar. Y luego descubrí que no tenía idea de cómo abrir. Estaba a punto de llamarlos por teléfono para que vinieran a ayudarme justo en el momento que aparecieron. Son mis ángeles de la guarda.
Taeyong se detiene frente al cubículo de Yeonjun, ladeando la cabeza para mirarme. Mi hermano sonreía pero no a mí, si no a su gemelo.
– ¿Ves? Te lo dije. Es Malía, sabía que algo así era lo que pasaría.
Se aleja de la puerta y ya puedo respirar tranquilamente. Con la misma se detiene enfrente de mí y me hace una seña para que suba a su espalda.
– Sube. Sabrá Dios qué demonios bebiste. Lo mejor es volver a casa.
– Sí, vasta de arte por esta noche – Continúa Taehyung saliendo enfrente.
Mientras salíamos, sin que ninguno se enterara, le lanzó un vistazo al cubículo con mi psiquiatra. Este miraba por una pequeña abertura de la puerta entreabierta, lo veo sonreír y lanzarme un guiño.
Joder, no puedo creer lo cerca que estuve de ser descubierta.
¿Se imaginan que algo así llegara a pasar?
Holis, gracias a todas las personitas que están botando por mi historia. Eso me está ayudando muchísimo a escribirla.
Por cierto, como han notado soy gran fan de la saga de Harry Potter. La amo. Me siento una Slytherin, y ¿ustedes qué casa son?
El otro punto que quería llegar es que quiero después de terminar esta historia, comenzar una loca idea, sí, bastante alocada.
TXT en Hogwarts, ¿qué les parece?🤭
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