Taehyung estaba jugando con sus lentes de realidad virtual cuando su hermana interrumpió en la habitación. Él casi le da un golpe en la cabeza con el mando. Elle le quito el casco y él la miró con mala cara. 

— ¿Qué quieres Jihyo?

Ella le sonrió complice. 

— Necesito dinero para ir a una fiesta. 

—Creía que mamá te lo había prohibido. 

— Lo sé... pero si tu me llevas a la casa de una amiga ella no se enterará. — Jihyo seguía sonriéndole cómplice — por favor, irá el chico que me gusta... ¡Vamos, Hyung no seas pesimista! 

— Pues te cagas. — le dijo volviéndose a poner los cascos de realidad virtual. — Tienes quince años, nena... ya sabes lo que dice mamá. 

— ¡Pero...!

— Ve a ver Netflix, no  molestes. 

— Que mal hermano eres... ¿Al menos puedes darme dinero? mamá y papá están enojados y me quitaron la mesada y las tarjetas... 

Taehyung se quitó los cascos y los dejó en la cama. Sacó de su billetera cuatrocientos dólares y se los acercó, pero cuando ella los quiso agarrar él puso fuerza. 

— ¿Qué vas a hacer con este dinero? No te tomarás un uber hasta la fiesta ¿o sí?

—En realidad lo quiero para comprar ropa mañana. — Jihyo le estaba diciendo la verdad. Taehyung puso los ojos en blanco y se los dio. — ¿por qué no me dejan ir a la fiesta? No es en la misma casa que la ultima vez. 

Taehyung se sentó en la cama para jugar Among Us. 

— Te recuerdo que la ultima vez tuvimos que llevarte al hospital por un casi coma etílico. ¿Quieres una fiesta? invita a tus amigas a casa y sin alcohol, fin del asunto. 

— Aguafiestas. — le dijo y le cerró la puerta con fuerza. 

Taehyung se acostó para comenzar a jugar pero en eso se le vino a la cabeza Jungkook jugando con los ojos brillosos y emocionados. Recordó lo feliz que se veía y lo entusiasmado que se puso cuando logró la victoria. 

Pero luego recordó lo mal que él había estado con su ex. Lo habían tratado como basura, le habían roto el corazón de mil y un formas. Él no podía permitir volver a sentirse miserable de esa manera. No quería dejar entrar a Jungkook a su corazón. 

Pero había un problema: el destino. 

Y eso era algo que Taehyung no podía controlar por más trabas y barreras que se esmerase en poner.