Capítulo 7.
Ambos estaban en el sofá, Jimin estaba apoyado en el hombro de su mejor amigo, quien le acariciaba su cabellera rubia.
Definitivamente Taehyung le ayudaba a calmar los nervios y el estrés con tan solo darle esas pequeñas muestras de cariño.
—¿Todo bien? —preguntó Taehyung luego de un buen rato en silencio.
—Sí...
—¿Seguro? No quiero que te afecte si tu mamá dijo algo raro.
—Realmente no dijo nada malo, fue extraño su comportamiento pero no dijo nada innecesario.
—Bien, me quedo tranquilo entonces —le dejó un pequeño beso en su mejilla— Vamos a preparar algo que muero del hambre y estás muy delgado Mimi.
—Lo sé.
—¿Vino Jungkook? —preguntó sin poder contener las ganas de querer saber todo el chisme.
Jimin después de lo que parecía una eternidad, sonrió.
Taehyung sintió que por fin su amigo volvía a la vida, no había visto esa hermosa sonrisa en tanto tiempo que ya hasta había olvidado que era simplemente perfecta.
—Ya sabes que sí... —sus mejillas se volvieron de un hermoso tono carmesí.
—Te cuidó bien por lo que veo —sonrió.
—Lo hizo —afirmó.
—Me alegro mucho. Yo realmente lo siento por no haber estado aquí, tenía controles con osito bebé y no podía dejarlos pasar, andaba algo enfermito.
—No pasa nada, ¿por qué no lo trajiste? No he ido a la academia y lo extraño —hizo un puchero.
—Él también te extraña, me preguntó por ti y le dije que te vería así que te mando muchos besitos.
—Es tan lindo...
—Claro que lo es, salió a mí, ¿qué esperabas? —dijo orgulloso.
—Tonto —solto una risita— Pero sí, es hermoso.
—Bien, basta de hablar de mi osito y vamos a comer, tengo hambre.
Se fueron hasta la cocina, pero entonces Taehyung miró a Jimin y lo mandó lejos.
—Estas hecho un desastre. Ve a bañarte y ponte algo bonito, arregla ese cabello, lava tus dientes que hueles a medicina y luego vienes a comer.
—Sí mamá —dijo bajito mientras salía de la cocina.
—¡Te escuché! —desde el pasillo se pudo escuchar una hermosa risita del rubio y eso fue como música para Taehyung. Finalmente Jimin estaba volviendo a reír.
Luego de media hora, ambos comieron unos megas sándwiches de Jamón y queso derretido en pan molde con un chocolate caliente. Comían mientras veía que ponían en la televisión, luego de un rato Jimin la dejó en "Love, Rosie".
—¡Me encanta esta película! —exclamó Jimin, quien no la veía desde hace mucho tiempo.
—Es buena, pero... ¿Realmente tenemos que ver algo así? Ando sensible y me pondré a llorar
—Lloraremos juntos —ambos se rieron.
Luego de un rato y casi al final de la película, Taehyung dejó los platos en la cocina y fue por una manta, llegó al sofá y se sentó nuevamente al lado de su amigo, quien se acurruco de inmediato, dejando su cabeza en las piernas del castaño. Él lo abrigó con la manta y se tapó también, una vez que ambos quedaron cómodos, se sumergieron en la película, perdiendo por completo la razón del tiempo.
Después de que acabo "Love, Rosie", Jimin puso "Te amaré por siempre" y así estuvieron mirando en silencio, hasta que un sollozo hizo volver a la realidad a Taehyung.
—Hey... —lo miró preocupado— ¿Qué pasa? ¿Te duele algo? —Jimin negó con la cabeza— ¿Es por la película?
—No... —se levantó y lo miró— Es solo que... —hizo un puchero y abrazó a su amigo.
—Tranquilo, estoy aquí y sea cual sea la razón por la cual te sientes así, puedes hablarlo conmigo sin problemas.
—Lo sé... pero, mejor no quiero hablar de eso. No ahora —dijo mientras se acurrucaba en el pecho de Taehyung.
En algún momento, quizás Jimin le contaría a su mejor amigo lo que intento hacer, lo que intento por unos cinco meses y fracaso en cada intento. Porque necesitaba consuelo y que alguien ya experimentado en la paternidad le dijera que no se perdía de nada, que ser padre no era la gran cosa, que cambiar pañales era lo más horrible del mundo, que crecen tan rápido que todo el dinero se va en ropa, que comen, lloran y hacen popó todo el maldito dia y que te olvidas de lo que es tener una vida relajada y pacífica.
Era lo que quería escuchar.
Pero en el fondo de su dolido corazón, lo deseaba aún sabiendo todo eso.
—Bueno, no lo hagas —acarició su espalda— Cuando estés listo y quieras hablar de ello, te escucharé —Jimin asintió con su cabeza y luego de que se calmó, siguieron viendo la película.
Taehyung de vez en cuando repartía pequeños besos en todo el rostro y acariciaba con delicadeza su cabellera rubia.
Cuando llegó la hora del almuerzo, Taehyung se levantó del sofá y fue a preparar arroz blanco, kimchi y pollo apanado, acompañado de una fría gaseosa y todo estaba increíblemente rico.
Sin darse cuenta de que ya eran más de las seis de la tarde y que ellos habían estado sumergidos en mimos, caricias y abrazos llenos de amor, hablaban de vez en cuando y luego volvían a mirar la televisión para concentrarse en la película que estaban viendo. Cuando a mitad de "Votos de amor" el sonido del timbre los hizo volver a la realidad y Taehyung se levantó para ir a ver quien era.
—Jungkook —sonrió al verlo.
Jimin inmediatamente se sentó y miró a la puerta.
—Hola, Taehyung, no pensé que estarías aquí —habló nervioso.
—Claro, pero ya me iba así que no te preocupes. Ven entra no te quede ahí —lo jaló hacia dentro y Jungkook pudo ver a Jimin, quien lo miraba con cierta emoción.
—Hola —lo saludó y se acercó al rubio para luego tocar sus mejillas.
—Hola... —le sonrió de vuelta.
Taehyung carraspeó su garganta para que no se les olvidara que él seguía ahí.
—Bueno, es mejor que me vaya —se acercó a tomar sus cosas— Que se tome la medicina —le habló a Jungkook para recordarle— Cualquier cosa me avisan y se portan bien —los miró divertido.
—T-Tae...
—Te quiero —besó una vez más la mejilla de Jimin - Mañana te llamaré.
—Está bien y también te quiero.
—Nos vemos, Jungkook, y muchas gracias por todo.
—No me agradezcas. Cuidate.
Cuando quedaron completamente, Jungkook se sentó a su lado y lo abrazó, pegando el frágil cuerpo del rubio al suyo.
—Lamento llegar tan tarde, tenía un montón de trabajo y no pude escapar antes de la oficina.
—No importa, Tae estuvo todo el día conmigo —sonrió— Así que me divertí con él.
—Que bueno, ¿tienes hambre?
—Creo que he comido demasiado el día de hoy
—Y seguirás comiendo. ¿Que quieres comer? —preguntó con su rostro cerca del cuello del rubio.
A ti. Pensó Jimin y sonrió ante aquello.
—Qué está pasando por esa cabecita —preguntó Jungkook al notar el sonrojo del menor.
—Nada —negó rápidamente— No quiero comer nada realmente, no tengo hambre.
—¿Seguro?
—Sí. ¿Tú tienes hambre? Hay arroz y pollo apanado en la cocina.
—No tengo hambre, me llené de donas en el trabajo, Jin las compró y me dejó varias. Te iba a traer pero se me quedaron allá y mañana lo más seguro es que no estén —depositó un corto beso en el cuello del rubio— Pero mañana te traeré si quieres, del sabor que quieras y todas las que quieras.
—Si voy a querer y muchas.
—Muchas serán.
Estuvieron un rato en el sillón, hablando de lo que ambos hicieron en el día, Jungkook lo tenía abrazado sobre sus piernas y acariciaba uno de sus muslos, mientras Jimin tenía su cara en el pecho del mayor, donde podía escuchar cada latido de su corazón.
Era simplemente increíble.
Cuando se hizo lo suficientemente tarde, ambos fueron hasta el baño, cepillaron sus dientes, lavaron sus caras y finalmente fueron a la cama, donde durmieron abrazados el uno con el otro.
Después de tantos años, finalmente podrán disfrutar de lo que se privaron por malas decisiones. Errores que ambos cometieron, aunque claro, cada uno pagó un precio diferente por ello.
Pero ya nada importaba, finalmente estaban juntos.
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